tag:blogger.com,1999:blog-16762680509236786422024-03-13T10:59:33.078-07:00Brujas' ClubMe llamo Rosalinda. Soy muy fea pero esto cambiará. Me convertiré en la tía más guapa de los Infiernos y me llevaré por delante a todo el que haga falta para conseguirlo. No tengo otra aspiración que vivir en el Paraíso. Allí está mi padre. Esta es mi historia.Rosa Choverhttp://www.blogger.com/profile/09312537269342054550noreply@blogger.comBlogger26125tag:blogger.com,1999:blog-1676268050923678642.post-89736288998759125972018-09-24T09:10:00.001-07:002018-09-24T09:13:10.560-07:00VEINTISEIS: LA CUENTA ATRÁS DEL FIN DEL MUNDO<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://3.bp.blogspot.com/-HJQ9BVun6pk/W6kMKE1lOlI/AAAAAAAAA6k/NqaXyCvHYI4B6DU1ZLwBx3htAMDz-QS8ACLcBGAs/s1600/RITZ.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="428" data-original-width="643" height="265" src="https://3.bp.blogspot.com/-HJQ9BVun6pk/W6kMKE1lOlI/AAAAAAAAA6k/NqaXyCvHYI4B6DU1ZLwBx3htAMDz-QS8ACLcBGAs/s400/RITZ.jpg" width="400" /></a></div>
<br /></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">Garci se resistía a volver a mirar
por su pantalla digital mientras esperaba el comienzo del espectáculo. ‘¿Qué
hora era?’ se dijo nervioso, ‘pues más de las ocho, las ocho y dos minutos,
¿qué estaba pasando? Preguntó a un garçon, que sudaba por todos los poros de su
piel, y le contestó que ‘siempre había un margen de cinco minutos para crear
expectación, monsieur’.</span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-¡Pues esta vez como sigamos
creando expectación vamos a salir nadando!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Certainment, monsieur.</span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">‘Desde luego que estos camareritos
venían de buenas escuelas de hostelería, porque no perdían la compostura ni con
estos calores en pleno mes de enero.’ No se podía seguir resistiendo a echar
una ojeada a la pantalla digital, y más le valdría no haberlo hecho. El Sena se
había desbordado por completo y las aceras tenían medio metro de agua por lo
menos, sin que pareciera que las tragaderas de las alcantarillas estuvieran haciendo
ningún papel esencial. Giró en dirección hacia las montañas y se quedó
estupefacto. Era época de invierno, los Alpes se suponían nevados y bien
nevados, y sin embargo sólo veía ríos de agua bajando por las laderas y
llevándose por delante niños, perros, casas y coches. ¿Pero qué espantoso juego
había en marcha? Era un deshielo en toda regla, solo que fuera de temporada y
en plan catastrófico. Los polos, no se hacía con los polos de la Tierra en
ninguno de los campos visuales, y por doquier se encontraban temperaturas
altísimas peores que las del Infierno; era como si el mismísimo Satanás le
hubiera dado a los mandos de jaque mate a la humanidad. Y De Angelis sin mover
ficha ni mostrarse en escena. ¿Podía ser que se la hubiera jugado él también?
Entonces sí que era el fin de los tiempos... <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">De repente, una voz en off anunció
a La Faraona. ¡Esa tenía que ser su Juana, vaya que sí! Se bebió el whisky de
dos lingotazos y se dirigió a la primera fila, que no se dijera que él no
estaba allí el primero de todos, aunque fuera lo último que hiciera en este
agotado mundo. Sin embargo, no pudo llegar porque le cortaron el paso dos
especie de orangutanes humanos. La primera fila estaba reservada en su
totalidad por un viejo jeque árabe y su séquito. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-¿Pero qué séquito? ¡Si está él
solo! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><span lang="EN-GB" style="line-height: 200%;">-Déssolé, monsieur Duciel, les instructions sont assez
précises. </span><span style="line-height: 200%;">Il ne peut pas être derangé.</span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">En estas
disquisiciones estaba Garci cuando salió la Faraona en todo su esplendor de
carnes y pelambreras. ¡Qué poderío, pero qué reguapa estaba! A la porra con la
humanidad y sus problemas, tenía que perder este exceso de responsabilidad tan
incómoda, ¡más aún si quería darse a la fuga con su novia!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-¡Bravo,
olé!- exclamó Garci, perdiendo absolutamente todas sus elegantes formas. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">El jeque de
la primera fila se giró, mirándole con cara de pocos amigos. Pero bueno, ¡si no
tenia ninguna pinta de árabe! A ése le tenía él visto, vamos, como que era uno
de los soldaditos comandados por Angelis. ¿Habría entonces guardado la primera
fila con el único fin de proteger a su amada? ¡Vaya embrollo! Lo que tenía que
hacer era sacarla de allí cuanto antes y buscar un lugar seguro para la huida.
Le haría señas como sólo él sabía hacer para que no se despistara con el jeque
y se le aproximara con disimulo. Pero voilà, el jeque se le volvía a adelantar
y le ofrecía una botella de champagne a su salud. Jota, que se ponía a beber a
morro de la botella sin ningún decoro. Ahora estaría como unas cabras de
contenta, si no había más que darle una copita de Moet Chandon y ya la tenías
bailando flamenco y por soleares hasta las tantas. ¡Con esto no la sacaban del
tablao ni con el agua al cuello. Estaban perdidos! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: center;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">*<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">Dea se
movía como un perro enjaulado de parte a parte del pasillo. Ese cabrón de
soldadito seguro que se había emborrachado, eran más de las ocho y cuarto y
seguían sin aparecer. Según sus cálculos no quedaban más que unos minutos para
que un torrente de agua inundara los bajos del hotel Ritz, así que, o venían
con más prisa que vergüenza, o iban a quedar todos como pollos en remojo. Y un
demonio mojado era más inofensivo que un gato sin uñas ni dientes. Al cuerno
con sus planes triunfales pues de apresar a la dichosa Energía oscura. ¿Sería
verdad entonces lo del efecto invernadero, que se estaba quemando el planeta
Tierra y todas esas mandangas que tantas risas les habían causado a él y al
jefe?<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">No sabía ni
qué hacer ni, lo que es peor, a quién recurrir. A Satán no podía venirle con
menudencias de este tipo, máxime cuando la había pifiado con él hasta el fondo
y tenía su honra de comandante por limpiar. A Garci no le podía contar sus
planes porque le tildaría de rastrero, lameculos, egoísta y traidor. ¿Y si
echaba para atrás y urdía un plan con él de conquista universal? Quizás era el
mejor momento de darse el piro los dos juntitos, y desde algún lugar lejano
preparar un golpe de estado comme il faut. ¡Sí! Esa podía ser una estrategia de
futuro. Además, ¿a quién quería engañar? ¡El no era más que un cero a la
izquierda sin el terremoto de Garci! Sus dos cerebros se complementaban, se
necesitaban y se repelían al tiempo, como la sal y el azúcar, o el aceite y el
agua. Nunca lo conseguiría dándole la espalda, ¿cómo había estado tan ciego de
protagonismo para no darse cuenta de tamaña evidencia? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">Así que se
apresuró al bar del hotel. Todavía llegaba a ver parte del espectáculo a su
lado, le contaría lo que había visionado por pantalla sobre catástrofes
naturales por doquier, y pensarían en una escapada conjunta fuera de los
confines del Bien y del Mal. El solo no podía hacer algo así, pero Garci tenía
poderes suficientes como para viajar por el Universo sin ser visto ni atrapado,
y si todavía estaban a tiempo, le convencería para llevarle con él. Lo malo era
que no querría alejarse de Juanorra así como así, o quizá cuando viera la
seriedad del asunto se le pasarían los amoríos de un plumazo. Notó como si los
pies se le hundieran en el fango al andar, y comprobó con horror que las
moquetas del primer piso ya estaban encharcadas por completo. Le rechinaron los
dientes al notar el agua calándose por sus calcetines, y comenzó a pegar
grititos como una rata asustada mientras corría hacia el bar. Las pestilencias
de las cloacas atufaban el pasillo tal que si estuviera paseando por Nowhere’s
land un día cualquiera; ¡desde luego que Juanorra debía de sentirse como en
casa! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: center;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">*<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-¡Tengo
miedo, mamáaaaa! Por Satanás que esa pareja de zafios me las pagará, ¿pero
quién nos manda a nosotros meternos en este fandango? Pero si tú y yo, querido
Archi, somos ratas de biblioteca, estudiosos del Cosmos, teóricos del Universo
y sus principios. ¡Por todos los maleficios, sáquennos de aquíiiiii! ¡Dale a
los botones otra vez! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-¡Anda que
vaya gallina estás hecho! ¡Mucho querer desbancar al general De Angelis, y mira
como te pones al primer contratiempo! Total, por un ascensor parado y unas
lluvias... Yo, si no fuera por estos calores, que los llevo fatal, pues me
hacía una siestecita incluso aquí en el ascensor, aprovechando la oscuridad...
Lo único que me tiene preocupado es si despierta la chiquilla, ¡anda que vaya
momento, desde luego! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Si tú
tuvieras estos dolores que me entran a mí con el agua, estoy que no doy pie con
bola, necesito aire acondicionado que me reseque o me va a salir un reuma de
tres pares de narices. Si continúo viendo agua me crujirán todas las
articulaciones... ¡es desesperante! ¡Quién lo hubiera dicho, en enero y contra
todas las predicciones metereológicas! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-De eso
nada, que ya habíamos advertido y requetedicho que el calentamiento global era
un fenómeno muy, pero que muy, serio. Y hala, los de arriba que si quieres
arroz... <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Pero
venga, Archi querido, ¿no me digas que a ti no te han venido a ver los
políticos del ala progresista para que extremaras tus teorías más de lo debido?
<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Bueno,
algún sobornillo me ha caído, pero digamos que un cincuenta por ciento de lo
que dije tenía buena parte de razón... y fíjate tú, ¡vamos que nos quedamos
cortos! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Tanto
teorizar, tanto teorizar sobre la energía expansiva, la vis atractiva de la
fuerza gravitatoria, el big bang y el big crunch... y ya sería triste que
pereciéramos sin ver el final, aquí, en un triste ascensor de técnicas
rudimentarias. ¿Y si nos evaporamos por arte de magia? Yo estoy perdiendo mis
poderes por momentos con tanta agua, pero tú...<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Podríamos
salir de este mundo terrenal en un pis pas, pero no me voy yo de aquí sin esa
brujita, ni mucho menos. Anda, que canta ella sobre nuestros propósitos, y date
por desterrado al país de nunca jamás, a vagar por el universo como si fueras
una pulguita en constante ir y venir. ¿Recuerdas lo que les pasó a los últimos
traidores? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Demasiado
bien. Tu jefe y mi boss se pusieron a jugar con sus cabezas a las canicas, y lo
mismo iban en una dirección que en otra, hasta que pidieron clemencia divina y
tu Dios les acogió, todo amor y virtud. Claro que para lo que quedaba de ellos,
quién sabe si les hizo un favor o no. Tienes razón, no podemos dejar ningún
cabo suelto. Aguantaré este dolor de articulaciones como un jabato y a ver si
nos sacan pronto de este trasto, como si fuéramos dos ciudadanos más de a pie.
Pero te advierto que me estoy haciendo pis.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: center;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">*<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">A Satán le había entrado una
tremenda modorra, con tanta cerveza y el aire acondicionado al mínimo, así que
se durmió, en medio del caos generalizado que había formado con su sed de
venganza. Si es que estaba volviéndose un viejo chocho, no había más que verle,
tirado en el sofá multimandos, con la baba caída y sorbiendo mocos entre
ronquido y ronquido. Y mientras, el panorama no era muy alentador. El mundo
terrenal agonizando: muertes por asfixia, incendios en los bosques, ríos que se
salían del tiesto... la gente amedrentada se apiñaba en los techos de las casas
o en los pisos más altos, hasta que una ola o un vendaval los arrastraba a
ellos y sus enseres engulliéndolos con voracidad. Por Oriente y por Occidente
se escuchaban plegarias desesperadas, rezos, ritos, invocaciones a Dios y al
Diablo, gritos de hosana y suicidios colectivos en nombre de la naturaleza... Y
no digamos las cosas por el Infierno cómo se estaban poniendo: allí se habían
echado los diablos y las brujas a la calle y estaban sembrando el terror de
esclavos y animales, sin concierto ni orden ninguno. Los rumores de que los
jefes habían desaparecido, y Satán andaba borracho otra vez en su alcoba,
habían despertado a todos los camorristas y eternos cuatreros de cuarta fila,
que se estaban haciendo con el mando de la jungla por primera vez.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: center;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">*<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">El único sitio donde se conservaba
la calma total era en Celeste. Aquí sí que ni muertes, ni guerras, ni
catástrofes naturales. El reino celestial es que no se había inmutado con tanto
padecimiento ajeno, y ninfas, hadas y espíritus benignos continuaban hastiados
en su armonía habitual. Brillaba un ligero sol nada molesto, las aguas placían
calladamente entre músicas de Mozart y los ángeles cantores entonaban risueñas
melodías. En cuanto a Dios, yacía cómodamente en una de sus tumbonas, con un
daikiri y un habano apagado, escuchando un partido de rugby y adormecido con la
brisa tan agradable que soplaba. Hoy se había despertado sin tanta artrosis
como otros días y había querido que le diera el solecito, y de paso mostrarles
a sus fieles que seguía al pie del cañón aunque le flaquearan las piernas de
vez en cuando. Le fastidiaba un tanto la ausencia de su mano derecha y chico
para todo, el bello Garcilaso. Sin embargo, bien sabía de los desahogos
seminales de ese golfillo, así que no debía preocuparse por una juerga más o
menos; ya volvería a presentarle sus respetos cuando se le acabaran los
escarceos amorosos, como siempre hacía. El ángel y primera guardia del reino
era una pieza clave en la defensa del orden cósmico, pero no se le podía atar
corto o se volvería contra El. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">En esas estaba cuando vinieron a
incordiarle, pero como era todo misericordia y oidos para los que gritan, se quitó
los auriculares dignamente y escuchó lo<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>que tenía que decirle una musa que mostraba cara de honda preocupación. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Mi Señor, ¿ha ordenado su Bondad
el fin del mundo? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">Dios le miró sin contestar, pero
visiblemente alterado por la pregunta. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Mi Señor, sobrevolaba cerca de la
Tierra para acercarme a una misión artística y he debido suspenderla con gran
dolor de corazón. El hombre que clamaba mi presencia ha perecido ahogado, y así
muchos más lo han hecho. Entonces decidí acercarme más para saber qué estaba
pasando allí, pero el sol está abrasando la Tierra con tal fuerza y
persistencia que, de acercarme otro kilómetro, me hubiera desintegrado. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">Dios no dijo nada, tan sólo miró al
siervo con infinita melancolía, quizá temiéndose lo peor, y se retiró con su bastón
hacia sus aposentos. Desde el principio de los tiempos en que todo fue creado,
y, más aún, desde que inventó a los hombres o sufrieron una forma evolucionada
tan racional, ya no sabía si fue el huevo o la gallina quien precedió al otro,
era consciente de que la humanidad tenía un principio y un fin. Sin embargo,
ahora se había hecho viejo en el mando y sentía frío. Le invadió un desasosiego
sordo, y echó de menos alguien con quien hablar antes de tomar una decisión.
Quizá Garcilaso hubiera sido su esperanza de continuidad. Pero estaba a sus
cuitas, se había vuelto mundano y no podía contar con él desgraciadamente para
hazañas bélicas de tanta importancia. Y lo mismo ocurría con la sucesión.
Ponerse a la cabeza del reino del Bien, en justo contrapunto con las fuerzas
del Mal, requería una dedicación exquisita y absoluta. Como había sido la de
El. No cabía más ni menos que todo el Amor con mayúsculas al servicio de su
reino, y en pro de los hombres que le mostraran la debida consideración. Y
siempre al acecho, no fuera a ser que al Maligno, ese viejo carcamal, se le
ocurriera alguna barbaridad. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">Una vez se enamoró. Se llamaba
Venus e irradiaba energía positiva. ¿Pero qué es el Todopoderoso si no se
dedica a todos sus súbditos por igual? ¿Cómo podía agasajarla sin perder el
control y cojear en su misión bíblica? Y así se había tenido que olvidar de
amantes singulares para concentrarse en la salvación del mundo. ¡Pero qué solo
se estaba en la cumbre! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">Invocó desde su santuario al único
ser sobre la faz del mundo que estaba tan solo como El, a su enemigo acérrimo
el Príncipe de las Tinieblas, porque tenía que saber si era el Maligno quien
había estado provocando estragos e incendiando el único planeta que se tenían
repartido entre las fuerzas sobrenaturales del Bien y del Mal, o bien la
dichosa Energía Oscura, de la que todos los sabios hablaban, se había destapado
en todo su esplendor. De uno u otro modo, le pillaba la catástrofe con pocas
ganas de combatir a quien fuera el artífice. Tanto habían hablado de un retiro,
voluntario antes que forzoso, que ya se había hecho a la idea de pasar a mejor
vida en otra galaxia donde no le conocieran como el Padre de todas las
criaturas, y pudiera desprenderse de la pesada carga de la responsabilidad por
el devenir humano. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">Satanás, el viejo cascarrabias,
debía estar tumbado a la bartola sin comunicación ninguna, porque no conseguía
conectar con él, claro que se había quedado sordo como una tapia últimamente,
así que bien podría ser que estuviera roncando después de alguna fechoría
monumental. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">Si el planeta Tierra se iba a hacer
puñetas, Universo habría claramente ganado la partida, con o sin aliados
extranjeros como esa extraña Energía, o las supernovas, que se habían puesto
tan de moda en el ciclo vital. El no entendía mucho de cosmología, para eso
tenía a los técnicos, pero lo que sí sabía cierto es que un hombre es igual a
un cliente potencial, a ganar o a perder frente a las fuerzas del Mal. Y sin
hombres con fe que potenciar, no hay eternidad que se resista a diluirse entre
consignas más inmediatas y pragmáticas, como ser feliz aquí y ahora, vive y
deja vivir, o haz el amor y no la guerra. Que no eran del todo equivocadas, y
orientadas correctamente podían incluso conducir a las creencias del Más Allá,
pero lo cierto es que se habían descuidado mucho de fidelizar a las gentes de
bien, y éstas se habían refugiado en convicciones que fueran palpables. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 200%;"><span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: large;">En fin, entonar el mea culpa, en
definitiva, y hacer examen de conciencia, eran todos ellos factores positivos
antes de retirarse, pero la verdad es que se estaba encantando en su propio
soliloquio, mientras había tanto que hacer allí abajo. Pues nada, a despertar,
manos a la obra y a arremangarse que venían curvas. Por El no iba a quedar. Si
se iba lo haría honrosamente, como correspondía a su misericordia infinita
harto proclamada. Puso el televisor de onda larga y se estremeció ante los
gritos de miles de familias que lloraban implorándole clemencia para sus almas
de bien. ¡A El! Se sintió tan mal que sólo le quedaba una salida, aunque le
fuera en ello la poca salud que le quedaba: despojarse de sayas y túnicas
doradas, para hacer lo que antaño le era tan familiar, el trabajo de campo. </span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></div>
<br />Rosa Choverhttp://www.blogger.com/profile/09312537269342054550noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1676268050923678642.post-34556451431062291172018-08-07T05:54:00.000-07:002018-08-07T05:55:51.783-07:00VEINTICINCO: Y POR FIN... CELESTE<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<img alt="Playa, Bebidas, Caribe, Cóctel, Beber, Exóticas, Vidrio" height="265" src="https://cdn.pixabay.com/photo/2013/02/21/19/06/beach-84533_960_720.jpg" width="400" /></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">¡Pero qué aspecto más estupendo
tenía todo! Era más de lo que había podido soñar jamás, vamos que no tenía
parangón siquiera con ninguna de las series de la tele, y es que, a fin de
cuentas, los hacedores de películas ni habían asomado el morro por aquellas
vistas celestiales jamás. Desde luego, lo que era venir con enchufe, nadie,
absolutamente nadie, le había cuestionado sus credenciales de entrada, ni
siquiera le habían pedido un carnet, ni una contraseña, ni nada de nada.
Simplemente se miraron el uno al otro, los guardianes de la puerta, y le
espetaron una sonrisa como si la conocieran de toda la vida. ¡Y el aspecto que
se traía! Ni en las mejores tiendas de París habia visto unas telas tan lujosas
como las que la arropaban ahora, ¡quién sabe por qué misteriosas razones se
había encontrado con ese atuendo y a las puertas de Celeste! Lo último que
recordaba era una habitación de un hotel en París y una ducha bien fría, pero
le parecía indescifrable el camino que había seguido desde entonces hasta aquí.
¿Quizá lo había deseado tanto que su ansiedad lo tornó posible? Y este aspecto
inmejorable, con la piel tersa de un hada, el pelo cobrizo y ensortijado como
el de Garci, las manos refinadas y con esos dedos largos de pianista, y las
piernas de gacela... no daba crédito a su suerte.</span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Nada más traspasar las ornamentadas
puertas de oro macizo se encontró con el paraíso. Su cuerpo material dejó de
pesarle y se le mostró transparente, mitad azulado mitad rosáceo. Esto casi la
molestó, con lo que se había empeñado en poseer una silueta de top model y
cintura de avispa, allí arriba parecía que lo corpóreo careciera de entidad y
las almas vagaran libres entre nubes, terrenos verdosos y ausencia de fuerza
gravitatoria. Poco a poco se le acopló la visión a las agualosas incertidumbres
de palacio. Las hadas, que tanto había imaginado como vedettes del mundo de la
moda, eran marmóreas y de una belleza tan gélida como perfecta. No eran formas
de silicona ni muslos carnívoros lo que las caracterizaba, sino que estaban
dotadas de una fuerza atractiva que la pobre Rosalinda no sabría cómo describir
a la vuelta, su vuelta, si es que había un retorno, claro. Pero de eso nada,
toda la vida, su eterna vida circular, ansiando este momento de exaltación, y
ahora no hacía más que temblar de miedo. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Ciertamente que no era como lo
había esperado, un circo de seres apetentes y fuentes de las que emanara
coca-cola y champagne francés, y bellos querubines haciéndole la corte con
románticos gestos, y tartas de trufa coronadas de nata para torsos estilizados
e inengordables... Hedonismo, culto al cuerpo, relax y vacaciones permanentes,
y corazones que no te la fueran a jugar apenas les hubieras dado la espalda... <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Celeste, sin embargo, resultaba ser
un lugar etéreo e infranqueable, de difícil descripción. Lo que no era, desde
luego, un espacio ruidoso, salvo por los sones de Bach y flautas que se
escuchaban de fondo, como en hilo musical. Preguntó si había alguna playa,
porque se pirraba por una cervecita mirando al mar, como en las películas otra
vez. Pero bueno, que ni había mar ni servían alcohol, le dijo un ángel
espantado de tanto mal gusto.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>‘Bueno
relájate, estás demasiado agitada todavía’, se dijo Rosalinda, ‘y estas cosas
digo yo que llevan su tiempo’. En realidad, la brujita no había salido nunca,
no ya del Infierno, sino de su barrio Nowhere’s, así que no era de extrañar que
la hubiera embargado un sentimiento de melancolía mezclado con secreta añoranza
por los lugares comunes. Si ya lo decía el refrán, que más vale malo
conocido... ‘y yo empeñada’, se dijo, ‘vamos emperrada, en salir de mi casa y
correr aventuras. Pues toma aventuras, aquí estoy, como un canario en medio del
océano y, lo que es peor, sin billete de vuelta’. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Se miraba y remiraba la piel, pero
transparentaba de una forma que no había manera de saber si era bella por fuera
o por dentro, todo colores y formas voluptuosas. Lo que sí, una sensación de
calma total y de sueño. Más que de sueño, de adormecimiento consciente. ¿No
habría ningún bar en la zona en donde le sirvieran un café frappé? Vaya, ahora
le había dado esta especie de antojo humanoide, ¿a santo de qué venían ahora
deseos tan materiales en medio de la delicia del paraíso? Preguntó a unos
ángeles que la rodearon haciendo volteretas en el aire, pero no supieron
contestarle y, como si hubiera dicho una tontería, se fueron corriendo entre
sonrisas y cantos de sirena. Desde luego qué gente más alejada de las cosas
terrenales. ‘Claro, también tú’, se dijo, ‘que estás en Celeste, ¿qué quieres?’
Según había leído era el reino de los deseos cumplidos, más bien de la ausencia
de deseos puesto que todo lo que se podía anhelar ya estaba al alcance de uno.
Vale, eso estaba bien, pero ella tenía ganas de probar un café helado y no
había Dios, por cierto de mentarlo, que le dijera cómo conseguir uno. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">‘Esta bien’, se dijo, ‘me
tranquilizo como sea. ¿Y si me doy un bañito en esa piscina tan apetecible que
se divisa desde aquí?’ Se quiso encaminar hacia allí, pero no sabía cómo
avanzar. Piernas no se veía ningunas, ni tronco ni manos, así que, ¿cómo se
movía uno en estas circunstancias? Observó el movimiento de unas hadas que
pasaban por allí y llegó a la certeza de que no había más que tener voluntad de
hierro y mirar hacia el lugar deseado. Primero fue avanzando a trompicones,
pero poco a poco recobró un paso virtual más relajado y apenas en unos
instantes estaba pegada a un bello lago repleto de cisnes. ¡Vaya, allí los
únicos que tenían una forma dibujada con precisión parecían ser los animales!
Pocos había, la verdad, pero eran bellos por fuera, como ella había imaginado
que sería todo en Celeste. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Entrar en el agua se le hacía más
difícil, y más que entrar, disfrutarla, porque, sin cuerpo que refrescar, ya me
dirás qué necesidad tenía de mojarse. Pero, más que nada, era por probar si
verdaderamente había perdido su condición brujeril y había mutado en hada de
todas todas. Si así era, al tocar el agua sentiría un placer refrescante, como
siempre había soñado. Pero si aún quedaban resquicios de su condición anterior,
le rechinarían los dientes invisibles de dolor al contacto con el elemento líquido
más odiado en el Infierno, tanto más cuanto más fría estuviera. Los demonios
huían del agua tanto como los gatos; sólo se lavaban en casos contados, con
agua caliente y preparada con cal, pero nunca en mar abierto, ni siquiera
piscinas naturales o lagos, y menos sin tocar fondo puesto que no sabían nadar.
¡Así se les quedaba la piel!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">En la ducha de su madre ya probó
con el agua fría antes de iniciar el viaje, y no le desagradó en absoluto, pero
no dejaba de ser agua calcárea. Y en el río, cuando fue a lavar la bata después
de quedar a tope de barro por culpa del general De Angelis, tampoco sintió
dolor, pero sólo se mojó las manos. Así que todavía no las tenía todas consigo
de haber mutado de veras, y la prueba le daba un miedo horroroso, pero tenía que
hacerlo. Se sumergió sin pensarlo más tiempo, y notó, para su regocijo, un
frescor inmediato. Nada, no sentía ningún dolor ni muscular ni óseo. ¡Bravo,
era un hada como la mejor! ¡Hurra, victoria, maravilla sexual de la naturaleza!
Quiso palmotear y chapotear como si fuera un pato, pero como le faltaba cuerpo,
o sea entidad física, se contentó con pensar en el sonido que daban las palmas
de las manos al chocar entre sí. Ahora, que se sintió un tanto compungida por
la falta de sensación táctil que experimentaba. Estaba visto que tenerlo todo
era imposible, aquí como en los Infiernos.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-spacerun: yes;"><br /></span></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">¡Uy, vaya atractivo angelote que le
había rozado la pierna derecha! Pero bueno, ¿qué pierna? Si ella no se veía
ninguna, y sin embargo, había notado aquel roce como si fuera pura
electricidad... <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Eres nueva por aquí, preciosa?-
le espetó de golpe. ¿Pero de dónde había surgido aquel ente gaseoso tan
apañado? Tenía la voz de un “castrato”, pero las formas de un gentleman y el
look interesante, aunque difuminado, como todos los seres que veía en Celeste.
Aún así, era el primer ser vivo que le dirigía la palabra por allí. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Soy un hada- probó a decir. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Y tu aura dorada? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Qué aura?- aquí se sintió pillada
por las circunstancias, ¿de qué le hablaban? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡Jah, vaya hada estás hecha! ¿A
quién quieres engañar? Eres una infiltrada, si lo sabía en cuanto te he visto
moverte como un pato mareado. Apuesto a que has llegado con el grupo de
turistas que entró ayer por la tarde y te has despistado de ellos para vivir la
experiencia por tu cuenta, ¿eh? Pues yo te puedo poner las pilas que
necesites...- dijo con tono socarrón y rozándole otra vez la pierna que no
tenía. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">¿Qué era mejor, seguirle la
corriente o mandarle a tomar viento fresco? Claro que, era su único amigo allí,
y digamos que andaba algo necesitada de contactos. Mejor entonces echarse el
rollo con él y utilizarle para unas cuantas lecciones prácticas de cómo moverse
en Celeste. Además, que era tan marmóreo como las hadas que había visto
paseando por los jardines, pero había química con él, le daba buen feeling
cósmico. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Eres muy hábil, comotellames. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Soy Cóndor, ¿y tú, bella turista
intrépida? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Soy Melanina. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡Anda, vaya nombre tan tonto, pero
si eso es un pigmento de las células animales! Aquí es muy apreciado porque nos
da un color de lo más chic. Ya sabrás que los habitantes de los cielos somos
paliduchos, entre violáceos y rosáceos según las alturas, pero básicamente nos
pirramos por coger colorcillo mundano, últimamente es muy fashion. En fin, yo
sólo digo que con ese nombre no llegarás muy lejos por aquí. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">‘Vaya, quería haber dicho Melanie,
como la actriz de la tele, pero demasiado tarde’. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Bueno, ¿y cómo debería llamarme,
según tú? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Ni nombre de diosa ni de hada, que
les cogen muchos cabreos, pero algo así como una actriz megafamosa, ¿qué te
parece Audrey? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Au qué? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Pero bueno, ¿es que no has visto
‘Desayuno con diamantes’? Audrey, ¡como Audrey Hepburn! Aquí hasta las diosas
la imitan, y le hicimos una estatuilla con aura dorada cuando murió y la
trajimos para el paraíso, ¡que ríete tú de los oscars de Hollywood!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Y qué tal Rosalinda?- dijo ella
tímidamente, esperando una risotada o algo peor. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡Me gusta! Es discreto, quizá un
pelín cursi, pero te va bien, te imprime carácter. Y otra cosa importante, no
está muy visto así que te mirarán con curiosidad cuando lo pronuncies. ¿Piensas
quedarte mucho tiempo por aquí? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Lo justo, ya veremos. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Claro, claro, ¿oye, no serás
periodista? Paparazzi, ya sabes. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Cada vez estaba más perdida con la
conversación. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Papa qué? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-No, ya veo que no. Es que yo me
pirro por salir en uno de esos programas de famoseo de tu tierra. Aquí estamos
enganchados, ¡vamos lo que daría yo por darme un garbeo por allí y salir en la
tele, aquí se morirían de envidia! Pero sólo las musas viajan...- suspiró
lamentándose. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Era un poco mundano este angelote,
pero aquí tenía una buena oportunidad para entrar en materia. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Las musas? Y tú, ¿no eres una
musa? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Uff, tienes que estar muy cerca de
Dios para eso, y qué quieres, yo soy corrientito, pero no como esos modelines
que le van detrás todo el día mariposeando, moviendo las alitas al viento...<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Que le hacen la pelota? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Eso cuando menos. Además, que es
muy cansado lo de ser musa, todo el día viajando de aquí para allá, con el bip
colgado de la oreja y al servicio de cualquier artista impertinente y
narcisista. Si llama la inspiración pues hala, ni que estés en medio de la
siesta o ligando con una pibita, tienes que salir disparado y ponerte al
servicio de las artes. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Sí, sí, ya será menos, seguro que
hay maneras de escaquearse y echar una canita al aire...- dijo ella, pensando
nada más que en el jeta de su padre.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡No, por menos de nada el Creador
te pega un sopapo y te baja el rango! ¡Anda que no hay disciplina en Celeste!
Solamente hay un príncipe que está a la derecha del Padre, y hace con El lo que
le viene en gana, pero los demás, anda que se van a desmelenar...<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Y quién es ése?- dijo Rosalinda
con orgullo, esperándose la respuesta. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Se llama Garcilaso, y es el
ejemplar más bello de todos los ángeles musa del reino. Lo parieron y rompieron
el molde, se dice por aquí. Mira, que se me eriza el vello de pensar en él. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Pensaba que te gustaban las
pibitas, como dijiste. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Y así es. Pero la erótica del
poder y la belleza es hermafrodita. El bello Garcilaso no tiene porqué ser solo
un macho o una hembra, es mucho más que todo eso, como Dios, como todos los
grandes. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Pero también tendrá un sexo, ¿o
no? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Sexo múltiple, así son las musas.
Y Garcilaso con más razón. Hasta a Dios lo tiene embobado con su labia, sus
maneras, su discreción; aunque, de un tiempo a esta parte, anda perdido por las
fuerzas del Mal, y eso no le traerá nada bueno... Pero estamos hablando
demasiado, ¡vaya confianzas, no sé qué me has dado, niña! Es que tienes unos
ojos que me han hipnotizado, ¡pero ni que fueras una bruja... buff... tiempo!
¿Quieres que salgamos del agua? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Está bien, pero me temo que no
tengo nada para secarme, y por poca consistencia que tenga creo que tendré
frío. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Claro, vamos corriendo a mi casa,
ahí enfrente, y te daré algo para secarte. Como veo que no te aclaras mucho con
el movimiento, si me permites te llevo en volandas. Después te doy alguna clave
sobre cómo desplazarse en este mar de nebulosas. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Siempre tenéis este paisaje tan
gaseoso?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Esto está muy alto, may dier, y
suerte tenemos de que se conserve este microclima que hace que ni llueva mucho
ni haga demasiado frío ni calor. Afuera de las puertas del paraíso hace una
rasca de mil demonios, con perdón. De todos modos, lo de las neblinas es
consustancial al medioambiente de estos parajes. Ahora, en los días señalados
del calendario santo se nos ofrecen claros y soles que da gusto vernos, todos
brincando por aquí con nuestros cuerpos materializados y desnudos. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Ah, ¿entonces lo de la pérdida de
materia no es definitivo?- Rosalinda pegó un respiro. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Pero pensabas que... no, claro, es
cosa del medioambiente, como te decía, miss. Verás dentro de casa como te ves
divina. Bueno, cuando te aclimates también gaseosa te encontrarás divina,
claro, pero lleva más tiempo acostumbrarse a los outdoors. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">‘Anda que no le gustaba ni nada a
este cursi hablar con anglicismos. En la Tierra casi era un descanso que
supieran inglés, porque el parisino era imposible de comprender, pero aquí como
que no hacía falta... ¿“outdoors” qué puñetas querría decir?’. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Bueno, ya estamos chez moi. Anda,
sécate esa bella cabellera con esta toalla. ¡Pero bueno, si pareces una
princesita! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Rosalinda se miró asombrada. De
repente a la luz artificial había recuperado su torso esbelto, y la mata de
cabello como los chorros del oro, y un cutis terso de porcelana... ¡y su
cintura de avispa! ¡Ahora sí que se sentía como la Cenicienta del cuento,
preparada para el baile de palacio! Y vaya con el angelote, pues no estaba nada
mal tampoco. ¡Sólo esperaba que no se deshiciera el hechizo con las campanadas
de la medianoche! <o:p></o:p></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Rosa Choverhttp://www.blogger.com/profile/09312537269342054550noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1676268050923678642.post-598050963432459922016-06-15T01:54:00.000-07:002016-06-15T01:54:30.101-07:00VEINTICUATRO: llegando el apocalipsis<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; tab-stops: 10.0cm;">
<b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 200%; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"> </span></b></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<b><a href="https://4.bp.blogspot.com/-iRFuVYHOCFc/V2EXlpHakEI/AAAAAAAAA20/AtieinvQGE8tOVpCMZBYeGLJyP8eEtH-ACLcB/s1600/PARISINUNDADO.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="223" src="https://4.bp.blogspot.com/-iRFuVYHOCFc/V2EXlpHakEI/AAAAAAAAA20/AtieinvQGE8tOVpCMZBYeGLJyP8eEtH-ACLcB/s400/PARISINUNDADO.jpg" width="400" /></a></b></div>
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 200%; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p></o:p></span><br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">El Príncipe de las Tinieblas había
retornado a su estado primitivo. Los suelos temblaron a cada una de sus
zancadas de vuelta a palacio, y nadie, absolutamente nadie, dudó ni por un
momento que había visto al Maligno cuando aquellos ojos encendidos se posaron
en cualquiera de los paseantes. Una traición como ésta no tenía parangón. No se
lo esperaba de sus mejores espadas, y menos aún de De Angelis que de nadie. El,
como un imbécil, se había conformado con unas cuantas mamaditas de tanto en tanto,
sin percatarse de que se estaba haciendo con todos sus contra-valores uno a
uno. Tanto es así que se las tenía que componer sin casi fieles. Los demonios
ya casi dudaban de obedecer órdenes que no vinieran del primer comandante.
¡Como si el Infierno fuera cosa suya, podría decirse! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">¿Qué había dicho aquel ser pequeño
e ignorante? ¿Que “el jefe” estaba en París? ¿París era aquella estúpida ciudad
llena de puentes y enamorados? ¡Pues inundada iba a quedar en menos de una
hora, por sus mismísimos, y con todos los demonios dentro! No hallarían ni una
pizca de compasión en el Príncipe de la Oscuridad. El preocupándose de aquella
maldita Energía oscura que les tenía sorbido el seso, y el general De Angelis,
mientras tanto, pegándosela con propósitos traicioneros. Ya ni la lepra era
suficiente castigo, porque con los favores que le debían por ahí es que le
venderían hasta un antídoto para evitar el contagio. Nada, nada, ¿qué es lo que
un demonio puede odiar más que todo? El agua, pues ración doble. Además, ningún
demonio podía nadar, ni los más espabilados habían podido aprender, tal era la
aversión que le tenían a las humedades. Así que serían los primeros en perecer.
No había peor castigo que un buen chapuzón por los tiempos de los tiempos, y
por su padre el honorable Lucifer que De Angelis no iba a salir del agua ni
pidiendo clemencia ni invocando ningún maleficio. ¡Y pobre desgraciado del que
contara con darle una mano! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">Nunca había conseguido ver París.
Por pitos o flautas, cada vez que se había acercado a esa ciudad para darse un
garbeo por el Folies Bergère, del que tanto le habían hablado, había surgido
algún inconveniente de última hora que le había apartado de su objetivo. Así
que odiaba esa ciudad por partida doble, con su Torre Eyffel y su Bois de Boulogne
lleno de guapos travestidos. Nada, nada, todo quedaría bajo las aguas
desbordadas del Sena y pasaría a ser historia. La cuestión que quedaba por
cerrar era si Dios no se metería en ese fandango para tratar de impedirlo. Vale
que estaba despistado, pero una perrería de esta dimensión llamaría su atención
seguro, y no tenía ganas de una batalla campal por la supremacía a estas
alturas. Particularmente cuando tenía que pelear más solo que un perro
abandonado. ¿Y si le llamaba para pactar antes la desgracia? Seguro que si le
contactaba, le tocaba hacer concesiones pre-catástrofe, como salvar a los niños
o alguna otra sensiblería. Pero mejor eso que perder por goleada, ahí estaba el
quid. Por otra parte, si se arriesgaba a emprenderla en solitario, pues luego
quizá podían pactar en medio del asedio, que siempre se siente uno más
presionado que por adelantado. Decidido pues, primero atacar y después pactar.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">Y una cosa más. Puestos a provocar,
por qué no un calentamiento global, no ya sólo de las nieves que iban a parar
al hermoso Sena, sino de todas las montañas del mundo mundial. ¿No decían las
previsiones de los ecologistas que el efecto invernadero estaba causando
verdaderos estragos? Pues él no había todavía logrado entender qué carallo
significaban esas palabrejas, pero de lo que sí sabía era de añadir calor al
ambiente. Si se daba prisa con los conjuros, en escasos minutos tenía toda la
nieve del planeta Tierra derritiéndose como si fuera nata líquida, y a las
personas más les valía ponerse unos flotadores estilo submarino, o acabarían
espantosamente mojadas. Es más, podía manejar ese trasto que le habían regalado
para ver la pantalla en tres dimensiones, y sentarse en su mejor sillón a
contemplar el hundimiento de un mundo que le había dejado de ser fiel. Sólo era
cuestión de esperar a que Dios viniera implorándole misericordia para los
suyos. Tenían un pacto de no agresión que era la única cosa que respetaba por
los tiempos de los tiempos, para preservar el Orden. Sin embargo, ¿qué era un
rey maligno si no sabía romper los pactos por sorpresa y a traición?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">Así las cosas, rodeó su endolorido
culo de almohadones, y le dio al botón de play, o jugar. Eran las siete de la
tarde en París, así que para antes de la hora de la cena ya les habría servido
un buen susto de aperitivo. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: center;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">*<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-¡Garçon cabrón! ¿Dónde se ha
metido todo el mundo en este jodido hotel? ¡Hace un calor de mil demonios, es
peor que Nowhere’s land en hora punta! ¿Es que no tienen aquí refrigeraciones
como está mandado?- gritó una Juanorra más enfurecida que un monstruo de siete
cabezas. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Señora, por decir algo, ¿pero no
ve que estamos escondidos en las cocinas? Ya se ha zampado usted siete
canelones, dos tartas de chocolate y tres botellas de vino, ¿y no quiere tener
calor? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Eso no es nada para este buche
serrano, soldadito imberbe...<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-¿Y no cree usted que, tanto
engullir, se le va a atragantar la noche de pasión con su amante? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-De eso nada, con unos pedetes lo
soluciono en un santiamén, y mi Garci tan contento. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-¡Puahhh, y yo que pensaba que los
ángeles eran seres exquisitos! En fin, manos a la obra que no queda nada para
el espectáculo. La verdad, que ahora que lo dice, sí que parece como si la
temperatura ambiente estuviera subiendo a marchas forzadas... Umm... Tome, se
me pone este atuendo de camarera y que Satán nos asista junto con todas sus
fuerzas oscuras, porque vaya hazaña que nos espera. Vamos, que esto lo cuento
yo en el regimiento y me toman por enajenado, tanto estudiar para acabar así...
<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-¿Eso me has buscado? ¡Pero si es
un mantel! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-¿Y qué quería? Acaso piensa que
hay alguna camarera en este hotel con su tallaje, ¿eh? Y, aún así, tendremos
que juntar dos manteles para darle la vuelta al tronco y atarlo bien. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Bueno, qué remedio, menos mal que
en cuanto entre mi Garci por la puerta yo me suelto los nudos con los dientes
si es necesario y le bailo una por soleares con las carnes al aire. ¡Se va a
quedar que ni pa respirar le dará! ¿Has conseguido la música? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Es para lo único que he podido
utilizar mis técnicas estudiantiles. Mi chip accedió al sistema informático del
hotel y para esta noche figura una petición muy especial de flamenco español
por parte de unos príncipes saudíes. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-¿Quiénes? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Ud. déjelo de mi cuenta. El hotel
se ha pensado que esta noche tiene unos invitados muy particulares de un reino
lejano, y como pagan con petrodólares cualquier petición suya es bendecida en
el país de los deseos. Así que tendrá flamenco para dar y vender. Ahora, que
príncipes saudíes sólo habrá uno, que seré yo. Esta performance no tiene
precio, y pensar que ninguno de mis mayores estará aquí para apreciarlo, tan
sólo ese absurdo ángel... <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-¿Eh??? ¿Cómo te atreves a hablar
de la primera figura de Celeste? ¡Mentecato, vete de aquí, que no quiero verte!
<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Será un placer, sí señora, por una
vez estamos de acuerdo. Me voy con viento fresco y la veré en el bar dentro de
cuarenta y cinco minutos. Usted será anunciada como “la faraona” a las ocho en
punto, así que no olvide rondar por allí y presentarse en el escenario a la
hora prevista. Yo estaré en primera fila vestido de príncipe saudí. Me estoy
afixiando, desde luego que vaya calores que me han entrado, debe de ser el
malestar general que arrastro... <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: center;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">*<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">Garci estaba que se subía por las
paredes. El hotel más lujoso de la ciudad y que tuvieran el sistema de aire
acondicionado estropeado, ¡era increíble! Claro que, bien mirado, el director
estaba en lo cierto al decir que las previsiones para un mes de enero no
avistaban, ni de lejos, temperaturas rondando los cuarenta grados centígrados.
¡Dios, ni en sus peores viajes por los bajos del Infierno había sudado tanto!
Iba por la cuarta muda en menos de media hora, y se acercaban las ocho sin nada
seco que ponerse, la ropa chorreaba humedad y él entraba y salía de la ducha
sin notar ningún cambio de ambiente. Con la de ropa provocativa que tenía en el
armario, pero estos calores reventaban cualquier expectativa de elegancia. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Sí, ¿quién es? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Servicio de habitaciones,
monsieur, ¿llamó usted? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Sí, pase enseguida y a ver si
consigue abrir esas malditas ventanas, que están atascadas. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Pero monsieur, le entrarán los
humos de los coches, el calor asfixiante del exterior... <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Abra, abra, quizá corra una brizna
de viento... ¡Ahhh, es aún peor, cierre, cierre otra vez! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Ya le dije. Si es que yo vengo de
la calle y no hay forma de resistirlo, es como si el sol nos estuviera cayendo
encima, la gente se ha metido en el río, y en los parques no queda una fuente
que no esté repleta de niños chapoteando. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-¿Me puede decir qué hora es? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Las ocho menos veinte de la noche.
¿Ve usted el sol? Parece una bola incandescente que fuera a devorarnos, ¿no lo
ve más cerca de lo normal? Además, a estas horas el sol tiene que dar paso a la
luna, y aún parece mediodía... Si ya lo dicen en la tele, que el cambio
climático está haciendo estragos...<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Gracias, es suficiente- Garci le
dio una buena propina a la camarera para que se marchara de una vez. Aquí estaban pasando cosas muy raras, estos
calores eran anormales, así que había gato encerrado. Llamó a Dea, pero nada,
fallo en la comunicación otra vez. Pues no había más remedio que avisar a Dios
y ponerle en alerta porque, o mucho se equivocaba, o aquí estaba pasando algo
gordo... Bueno, quizá antes podía echarle un vistazo a la situación climática
de distintas áreas geográficas de la Tierra, antes de alarmar innecesariamente
al jefe. Se quedó anonadado: en la pacífica Polinesia había comenzado un
maremoto, los caudales de los ríos del Sudeste asiático desbordados y comiendo
terreno... ¿Pero qué estaba pasando? Se frotó los ojos por si la pantalla le
había jugado una mala pasada y volvió a conectar el programa, pero no había
errores. Siguió pulsando, zona tras zona, y donde no había un desastre en
marcha había otro. Y lo peor, ¡ni rastro de los glaciares en los Polos! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">Tenía que hacer saltar las alarmas
de Celeste y poner rumbo hacia allí para tomar los mandos porque, a buen
seguro, que esto era una treta del Infierno, que nunca jugaba limpio. ¿Acaso
sabría algo Dea y por eso se había mostrado tan misterioso? El pensando que si
le habría descubierto sus planes, pero quizá iba desencaminado y a lo que se
refería con eso de “el fin justifica los medios” era a la catástrofe que se les
avecinaba. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">De golpe reaccionó de su acelerón.
Pero bueno, ¿y todo esto tenía que pasar justo ahora, que iba a abandonar el
reino y fugarse con su amada? ¿Y si era el final de los tiempos y no llegaban a
escapar? Pues él se saldría con la suya, y ni cien, ni mil glaciares derretidos
le harían cambiar de opinión. Es más, ahora o nunca, porque aquello podía ser
un apocalipsis, y por lo tanto el mejor momento para darse el piro sin que
nadie siquiera reparara en ellos. Y para cuando Dios le buscara ya no le
encontraría en estos lares. ¡Sí! Pensándolo bien, ¿qué informe ni qué puñetas?
Por once in his life sería un irresponsable y no alertaría a nadie, que
movieran el culo si querían enterarse en Celeste de lo que pasaba por sus
dominios, y sino es que les importaba un carajo, así que tanto daban unos
cuantos seres humanos más o menos. Desaparecidos todos los súbditos creyentes,
Celeste dejaría de tener adeptos que lo sustentaran con su fe y reinaría sin
sentido hasta su destrucción, como si fuera un sodoma y gomorra. ¿Y a él qué?
¡Que se preocupara Dios por una vez de los suyos!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">Salió a todo meter con unos
pantalones de naylon color beige y una camiseta estilo calvin klein que le caía
redonda. Sin zapatos, ni colonia, ni corbata... <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: center;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">*<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">Vaya, ¿quién establecía conexión
ahora? ¡Ahh, pero si era el jefe de todos los jefes, el mismísimo general De
Angelis! ¡Por fin! Igual le sacaba de todo aquel atolladero y podía contarle
los planes de aquella bruja loca... <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Sí, mi general, ¡soldado raso
Jones a sus órdenes! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Puñetero Jones, ¿dónde estaban
metidos? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Ehh... mm... es una larga
historia, mi general, esa bruja... <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-No importa, le necesito ipsofacto.
Tenemos que apresar a la vieja bruja, ¿está con usted todavía? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Pues... verá... como decía, es una
larga historia, pero el caso es que ahora mismo no está conmigo...<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-¿Ehhh, es posible que la haya
dejado usted marchar sin vigilancia? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-No, mi general. Verá, se empeñó en
montar un show para ese ángel que la trae loca, y es cosa de pocos minutos que
me reúna con ella en el bar del hotel Ritz. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Sí, algo he oido de eso. Necesito
que la aprese usted en medio del show y hay que llevársela de allí en volandas.
<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-¡Sí mi general!- respondió muy
ufano el soldado. Aunque pensándolo bien, vaya tarea, ¡era casi peor que
ejercer de príncipe saudí! Con suerte, bajo el disfraz de árabe multimillonario
los demás clientes y la dirección del hotel pensarían que era un capricho suyo,
y le dejarían raptarla como si tal cosa. Incluso podía conseguir que un
camarero le llevara una botella de champagne a “la faraona” antes de empezar la
actuación, y con eso tenían garantizado que perdía el sentido y se le iba la
fuerza por la boca... –No le fallaré, mi general. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Eso espero, yo les recojo a eso de
las ocho y cuarto con un vehículo blindado a las puertas de las cocinas. ¿Sabe
dónde están las cocinas? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Demasiado bien, mi general. Pero,
si me permite, necesitaremos que el ambiente se caldee un poco antes de actuar,
así que, ¿le parece si son las ocho y media?- estaba sembrado, ¡dándole ideas
al mismísimo De Angelis!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Ni un minuto más. Adiós. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">Dea temblaba de pensar en los
planes y en la dificultad de los mismos. A pesar de su voz resolutiva, su ánimo
estaba por los suelos, como si algo se le estuviera escapando. Siempre discutía
sus estrategias con Garci, y entre los dos ataban todos los cabos, así que esto
de no poder consultarle le fastidiaba por partida doble; por un lado,
desconfiaba de sus habilidades para trabajar en solitario, y por otro, le
asaltaba la congoja por la traición. ¡Al diablo! Quizá no eran más que estos
calores infernales que no le dejaban pensar. Iría a por el vehículo para
tenerlo preparado, y se metería un buen lingotazo que le acallara la conciencia
que no pensaba poseer. Además, estos sudores sólo podían combatirse con un
chorro de aire bien frío, así que pondría el motor en marcha y el aire
acondicionado conseguiría relajarle. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">Con estos pensamientos estaba
cuando salió por la puerta de los comedores del servicio, y de poco se pone a
meter alaridos como una ratita asustada. ¡Había medio metro de agua cubriendo
la calzada, y unos veinte pasos para llegar hasta el coche que les llevaría
hasta la nave! Era rarísimo, había requetemirado las previsiones climáticas
antes de partir hacia París, y anunciaban un frío que pela de invierno y un sol
de cortar. Pues sol sí, ¿pero el frío? ¿Qué estaba pasando? Volvió a consultar
su relojera digital, y esta vez sí que se quedó blanco de estupor: temporales a
diestro y siniestro, y más concretamente, ¡el Sena desbordado y arrasando la
ciudad! Tenía unos treinta y cinco minutos, como mucho, para salir escopeteado
de allí, eso si los motores de la nave no estaban calados hasta los huesos, y
sin contar con que ningún vehículo motorizado le podría conducir por la calzada
inundada. Tendría que utilizar un truco desintegrador de materia, para él y
para Juanorra. Porque, eso sí, mejor llevado por las aguas que juzgado por
Satán... ¡Qué hacer, y rápido!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: center;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">*<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-¡Aúpame más, viejo chocho, que se
me mojan las nalgas, vaya idea que has tenido de que nos fuéramos a dar una
vuelta! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-¡Calla, furcia barata! Tú no sabes
qué disgusto tengo, mis mejores sandalias de Charles Jourdan para tirar a la
basura. ¡Además, que me estás clavando las uñas, maldito diablo, eres peor que
un gato mojado! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-¡Pues claro que soy peor! No
quieras saber lo que nos ocurre a los demonios si nos pasas por agua, nos
duelen los cartílagos hasta decir basta por meses y meses, y el reuma te deja
baldado... eso sin contar con que no sabemos nadar... <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Vamos, que te ahogas en un vaso de
agua. Bueno, ya estamos a pocos metros del hotel, esa suerte que tienes porque
yo sino es que te dejaba caer aquí mismo, ya no puedo más... Veremos si la cría
ha despertado, y cómo... <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Pues espero que bien, porque si
sigue llegando agua yo me voy de estas tierras cagando leches, ¡con o sin ella!
<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-¡Pero qué mal hablado eres! ¿Y
nuestro experimento? Te recuerdo que me he dignado a dejar Celeste con el único
propósito de probar el éxito de mi elixir celular... Córcholis, sí que hace
calor, sí... cómo echo de menos a los abanicadores... Hala, qué descanso, entre
el sol, el agua fétida y lo que pesas estoy para pegarme un baño en la piscina...
<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-¡Qué piscina, qué piscina, vamos
directos a la chambre que aún se nos escapará el engendro ése! Si ha decrecido
lo justo y suficiente, será manipulable y podremos usarla sin más tardar como
moneda de cambio con su madre. Sus secretos serán nuestros secretos, y no
tendrá más remedio que pactar con nosotros un sucio y miserable trato...<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Prefiero no escucharte, qué
malvado resultas... Cojamos el ascensor que me flaquean las piernas. ¡Qué horas
éstas, las ocho menos cinco ya! ¿Pues no era a las ocho cuando nuestros amigos
se daban cita? Si vamos a por la chica aún nos perderemos el asunto, así que tú
subes a buscarla y yo me voy a ver cómo van los preparativos. ¿Eh, qué le pasa
a este ascensor? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-No lo sé, pero nos hemos quedado
sin luz alguna. ¿Tienes un mechero? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-Pues no, pero tengo una linterna
en el reloj. Dale a la alarma. Vaya, tampoco suena, ¿qué es esto, una
confabulación en nuestra contra? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: center;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">*<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">-¡Jua jua jua! En la vuestra y en
la de toda la sucia especie. ¡Vais a saber lo que es temblar de miedo,
malditos!- Satán paró el vídeo para irse a buscar una cervecita bien fría, antes
de manipular a su conveniencia el final del espectáculo. </span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></div>
Rosa Choverhttp://www.blogger.com/profile/09312537269342054550noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1676268050923678642.post-33876016387973376932013-11-11T03:54:00.001-08:002013-11-11T03:54:53.878-08:00VEINTITRÉS: Juana la novia<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-6ZYNQXnkrZY/UoDFad1RDQI/AAAAAAAAApE/CDPXF6cIm3c/s1600/NOVIACADAVER.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="http://2.bp.blogspot.com/-6ZYNQXnkrZY/UoDFad1RDQI/AAAAAAAAApE/CDPXF6cIm3c/s400/NOVIACADAVER.jpg" width="330" /></a></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">‘Dos horas para mi cita’, se dijo
Garci, ‘y no sé porqué, tengo una sensación de desasosiego nada habitual, está
el ambiente enrarecido. Vale que no he hecho nada para encontrar a la joven
impostora que me cameló con sus desmayos. Cierto. Pero tampoco es para tanto,
si los sabios locos se entretienen un rato con ella, pues nos dejan tranquilos
a los demás. Seguro que la querían para algún experimento de los suyos, pues
que les aproveche.’<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Guapa era, y más que guapa, lo que
le había dejado pillado era ese aire tan familiar que se daba, con los mismos
ojos que su abuela y esa melena... En fin, aire, que seguro que era todo un
engatusamiento tremendo, y, si me apuras, una treta de los sabios que se la
habían puesto como cebo quién sabe con qué fines. Ahora que se había librado de
ella, tenía que relajarse y pensar en <st1:personname productid="la fea Juana" w:st="on">la fea Juana</st1:personname>, su Juanita, que ya estaba bien de
intrigas de palacio. ¡Nada ni nadie le distraería de su semana de ocio y amour
fou! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="line-height: 200%;">Se puso un traje que parecía un
modelo del mismísimo Paco Rabanne, o de Dior. Pero quizá algo tan clásico
desentonaría demasiado con ella, que a saber con qué pintas se presentaba.
Desde luego que los dejaría a todos ‘épatés’ como nunca antes. ¿Mejor un
Armani? Le quedaba que ni pintado, con
sus cuatro botones y ese color crudo tan de moda. Pero pensándolo bien, estaba
hecho un señor de los años veinte, era también demasiado clásico, necesitaba
algo más innovador para una cita tan importante, y además no combinaba con la
camisa azulona preferida de Juana. ¿Entonces qué, Jean Paul Gaultier, Kenzo?
Tenía un fondo de armario que ni las vedettes de Hollywood, pero es que ser
musa tenía sus compensaciones, y los diseñadores no querían perder la
inspiración por nada del mundo. Bueno, que la suerte zanjara la cuestión y el traje
le escogiera a él. Hizo girar todas las prendas en el armario apretando todos
los botones de selección y marcha a la vez, y cuando soltó los mandos con los
ojos cerrados y frenó el cachivache en seco, el que quedó en portada fue un
modelo YSL de rayas, que con su camisa turquesa iría que ni pintado. Quizá extremado,
porque una cosa era epatar en las pasarelas, y otra muy diferente vestirse para
salir a la calle. </span><span style="line-height: 200%;">Pero nada, no había marcha atrás,
las decisiones del azar tenían estos riesgos. Además, bien mirado, Jota se
perdía por los colores vivos, así que quizá no era tan mala idea. Un cuerpo
como el suyo podía aguantarlo todo sin doblarse.</span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="line-height: 200%;"> </span><span style="line-height: 200%;">Un come come le seguía agujereando
el estómago y las ideas le bailaban confusas, pero quizá era todo producto de
la excitación que le producía ver a Juanorra, y nada más que eso. Le había
comprado en Chaumet, el joyero más reputado de </span><st1:personname productid="la Plaza Vendme" style="line-height: 200%;" w:st="on">la plaza Vendôme</st1:personname><span style="line-height: 200%;">, un
joyón que la volvería loca, un pedrusco del tamaño de un puño hecho de
esmeraldas, con un diseño de cortar </span><st1:personname productid="la respiracin. Y Juana" style="line-height: 200%;" w:st="on">la respiración. Y Juana</st1:personname><span style="line-height: 200%;">
muy exquisita no sería, pero las cosas buenas las distinguía de lejos.</span><span style="line-height: 200%;"> </span><span style="line-height: 200%;">Todo eso porque quería declararle su amor de
una vez por todas, y pedirle, vamos que no se atrevía ni a pensar en ello
siquiera, que se escaparan juntos. La Polinesia era un lugar privilegiado,
desde luego, pero además había tantos otros mundos por descubrir en el cosmos.
El se los mostraría todos a su novia. ¿Había dicho novia? Era la primera vez en
toda su larga existencia que esa palabra le sugería algo positivo. ¡Estaba más
enamorado que un colegial!</span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">¿Y si ella se reía de él? ¿Y si no
hacía más que mofarse de su propuesta y dejarle en ridículo por su osadía? Pues
tanto daba, por primera vez le daba lo mismo quedar como un ingenuo delante de
ella, y que pensara que era un sentimental y le acabara despreciando. De todas
formas, Juana tenía que tener su piel por debajo de la costra, y seguro que
estaba por sus huesitos, aunque no quisiera admitirlo. Y además, qué carajo,
llevaban por los siglos de los siglos con esta historia absurda de amantes
prohibidos. Que había sido divertido, no se podía negar, incluso lo más
divertido que había hecho nunca, pero ya no tenía ganas de seguir saltando de
aventura en aventura, cuando con la que estaba deseando pasar los días era con
ella. ¡Vaya acelerón que habían pegado las cosas! Por eso cada vez le
interesaban menos los planes de dominio del Universo urdidos por su buen amigo
Dea. Eran pasado, y se había hartado de constantemente tener que demostrar que
era la primera figura del reino. Y de Dios, también se había cansado de El, con
todos los debidos respetos. Cada día tenía más achaques y ya no sabía ir solo
ni al cuarto de baño, por no ser más soez, que su condición no se lo permitía.
La última vez le había pillado sin poder atarse los zapatos, con un enganchón
de espalda que no veas. A los demás les hacía creer que estaba en pura
levitación día sí día también, y por eso no podían verle, pero donde estaba es
en los balnearios, dándose friegas de vigorizante y baños con sales marinas, a
ver si le resucitaban las ganas de vivir y mandar. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Así que el bello Garcilaso, de un
tiempo a esta parte se le había hecho imprescidible a su Dios, y estaba mal que
él lo dijera pero, poco se equivocaba al pensar que le tenía en mente como
sucesor para Celeste. ¿Se podía saber qué les pasaba a los Jefes? ¡Estaban en
franca decadencia! El uno porque la artrosis, vaya vulgaridad para su
condición, le estaba dejando ko, y el otro pirrado por los culos de sus
súbditos, ¡desde luego que vaya temporadita! Esto sólo podía ser cosa de <st1:personname productid="la dichosa Energ■a Oscura" w:st="on">la dichosa Energía Oscura</st1:personname>
ésa que habían descubierto los científicos. Que les estaba haciendo la pascua a
todos y trastocando el equilibrio de fuerzas. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">El no quería quedarse a ver el fin
del imperio. Durante millones de años hubiera dado un brazo, o un pie, por <st1:personname productid="la sucesin. Todo" w:st="on">la sucesión. Todo</st1:personname> el
empeño que había puesto en ser la mano derecha del Divino, y ahora que le
llegaba la oportunidad de oro y se la ponían en bandeja, había perdido todo su
valor. ¿Estaría enfermando? Era otra de sus grandes preocupaciones, si con
tanto ir y venir de tierra de humanos, no se le fuera a pegar ninguna de esas
enfermedades tan raras que cogían de tanto en tanto. Mira Dios, ¿a santo de qué
se le ponían ahora esos dolores de viejo reumático? Pero bueno, sin distraerse
del tema, el caso es que se le habían evaporado las ambiciones como por arte de
birli birloque. Todo lo que quería y deseaba ahora tenía nombre de bruja; la
muy condenada lo tenía bien pillado por los cataplines. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">¿Y si le decía que no? Podía raptarla,
pero así no era como quería hacer él las cosas. Claro que Juanorra nunca fue
muy profunda; el joyón la volvería loca, y la semanita de pasión también, pero
más allá de esos amoríos, ¿cómo la convencía de seguirle en su fuga por el
infinito? Nunca la había oído hablar de inquietudes por viajar, o por conocer
el más allá o el más acá, así que, ¿cómo la podía embaucar? Pero bueno, ella
también tenía que estar harta de no poder escapar a su destino circular, ¿o no?
Por pocas vueltas que le diera al tarro, lo de la vida inmortal una y otra vez
la tenía que tener hasta el moño, como a todos. Entonces, ¿por qué no? Había
que tener confianza en uno mismo, y pensar que no todo iban a ser mofas y
risas, quizá por una vez lograra tener una conversación importante con su novia
–otra vez esa palabra- y la haría descubrir que ella también estaba loca por
él. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Por el que lo sentía es por su
amigo Dea. Se iba a quedar muy solito sin ellos dos, y lo peor era no poder
decirle nada de nada, no se podía permitir ningún riesgo, y además intuía que
no le haría ninguna gracia <st1:personname productid="la escapada. Por" w:st="on">la
escapada. Por</st1:personname> una parte, le dejaba el camino expedito para la
conquista del Universo pero, por otra parte, hacían un tándem tan exquisito que
le sabría muy mal perder a su compañero de contra-fuerza. Por eso mismo no le
podía contar cuáles eran sus planes, y bastante que se tenía que morder <st1:personname productid="la lengua. Despu←s" w:st="on">la lengua. Después</st1:personname>
estaba aquella frase que le había repetido antes de despedirse de él: “el fin
justifica los medios”. Era su consigna, pero a qué venía ahora esa insinuación.
¿Sería que se rumiaba algo? A Dea no se le escapaba una pero, ¡esta vez hubiera sido demasiado que le
hubiera adivinado el pensamiento! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Bueno, pues estaba decidido. Se
iría con su bruja al lugar más recóndito donde pudieran llegar, a uno donde ni
demonios ni ángeles pudieran jamás buscarles. Lo primero era salir de <st1:personname productid="la V■a Lactea" w:st="on">la Vía Lactea</st1:personname>, y después
sería pan comido porque allí fuera había mucho para elegir. Al menos eso decían
los libros prohibidos. Una vez que hubiera pasado la alarma inicial, digamos en
unos cuatrocientos años, podrían volver por suelos conocidos como si tal cosa,
y nadie se acordaría de ellos apenas después de varias vidas circulares sin
asomar el morro. Eso si quedaba un sitio donde volver, porque la hecatombe
final estaba por llegar y, desde luego, a él no le pillaría sin haber hecho los
deberes. Lo que sea que tuviera que acontecer, lo experimentaría bien pegadito
a su Juana del alma. Lo quisiera ella o no. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%;">
</div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Desde luego que se le había ido el
santo al cielo, como quien dice, y se habían hecho las siete de la tarde en un
pis pas. Qué las siete, ¡las siete y diez ya, cincuenta minutos para la
rencontre!</span><span style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></span></div>
Rosa Choverhttp://www.blogger.com/profile/09312537269342054550noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1676268050923678642.post-55004467528287178812013-11-04T03:15:00.000-08:002013-11-04T03:15:27.626-08:00VEINTIDÓS: Satán viejo chocho<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-ig4AYsITpuY/UneBhxWv4tI/AAAAAAAAAn8/cV0rlNcdPpU/s1600/viejojubilado.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="http://3.bp.blogspot.com/-ig4AYsITpuY/UneBhxWv4tI/AAAAAAAAAn8/cV0rlNcdPpU/s400/viejojubilado.jpg" width="261" /></a></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Pero dónde se han metido todos mis
infieles, ¡por mi padre Lucifer! Ni De Angelis, ni Valenciennes, ni la bruja
ésa de la que hablaba mi comandante, nada, ¿es que no hay nadie en este jodido
reino?- vociferó Satán, con un berrido tan sonoro que retumbaron los suelos de
Oriente hasta Occidente. –¡Es una conspiración, no hay ninguna duda, es un
complot para desbancarme! Pero no conocen la fuerza de la mano que mece la
cuna, ¡ni a mí ni a mis honorables antepasados nos desbanca una panda de
mequetrefes y cuatreros! Antes lo pongo todo patas para arriba y acabo con
ellos de un soplido que me dejo pisotear mis galones, ¡eso lo saben hasta los
putos príncipes de Celeste!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">El maligno estaba rojo de ira
maldita, se le habían inflado los carrillos y las venas del cuello se lo
pusieron tan grueso que ni siquiera se distinguía del tronco. Echaba espuma por
la boca y los ojos le brillaban a fuego lento. Pocas veces se ponía así, pero
bien sabían sus súbditos que los presagios que ese estado denostaba eran muy
poco halagüeños. Por otra parte, llevaba ya torturados a veinte regimientos y
ninguna información de valía les había extraído. Todo era muy confuso, un
posible viaje al infinito, otros hablaban de la Tierra, y los de Aduanas que si
se habían ido de estrangis al Cielo. ¿Pero qué burla era ésta? Ahora se daba
cuenta de que, lentamente, le habían ido comiendo el terreno de poder, y los
soldados temían más la ira y las venganzas del comandante De Angelis y del
sabio Valenciennes, ¡que la suya propia! Claro, tanto encerrarse en su puesto
de mando, tanto viajecito de alta política y tanto juego de cartas con el Bien,
habían hecho que se alejara de su pueblo esclavo, así que otros habían asumido
su puesto y habían sembrado el terror en su lugar. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Lo que más le aterró fue al salir a
dar una vuelta por los alrededores de palacio, y es que fue cruzar la verja
exterior, y ninguno de los ciudadanos de a pie le mostraba ninguna reverencia.
¡No le conocían, ni sabían que era el mismísimo Príncipe de las Tinieblas! Le
miraban con cara de pocos amigos, como miraban todos en el Infierno por otra
parte, y le apartaban de un manotazo como si fuera uno más en el desierto. Y él
no podía ir diciéndoles a todos quién era, eso le hubiera restado prestigio.
No, mejor era hacerse el loco y pasar a cuchillo a sus dos primeros espadas en
cuanto diera con ellos. ¡Las cosas iban a cambiar pero que mucho! Se
reciclaría, se pondría las pilas y volvería a ejercer de Jefe Supremo cuya sola
presencia hace temblar hasta a los ladrillos. Porque lo que es ahora, ni los
perros le tenían ya el más mínimo respeto. Uno se le había puesto a ladrar que
casi le arranca el manto púrpura y le deja el culo al aire. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">De pronto, se sentó en un banquito
de la calle y se sintió de lo más apesadumbrado. La adrenalina por los suelos.
¿Pero a quién quería engañar? Ya no era el apuesto Príncipe maquiavélico de
antaño. Sus jugadas maestras habían pasado a <st1:personname productid="la historia. Se" w:st="on">la historia. Se</st1:personname> le
nublaba la vista a partir de la medianoche y se quedaba dormido en los
conjuros. ¡Vaya rey de la Oscuridad que estaba hecho! A su padre ya le pasó lo
mismo a una edad parecida. El espíritu se le había cansado, decía. Satán se
mofaba de él sin entenderle, hasta que un día lo vio tan senil al viejo que no
le quedó más remedio que dejarse de putas y juergas y coger el mando que dejaba
su padre tristemente. Al principio le costó un poco asumir ciertas funciones,
y, más que nada, abandonar otras diversiones para las que no quedaba tiempo.
Pero poco a poco, el poder se había ido apoderando de él y sorbiéndole el seso,
hasta que no quedó minuto de su existencia que no consagrara al Mal y sus
éxitos. Hasta hace poco no había notado apenas achaques de consideración; algún
dolor de cabeza aquí y allá, pero nada que no se recuperara con unas horas de
sueño. Tanto era así, que pensó que sería diferente a su padre, y que su
reinado no tendría fin porque él era invencible. Así que los primeros síntomas
de senectud trató de obviarlos, pero ahora ya no había modo. Y una salida
furtiva a la rue acababa de confirmarle lo que ya era una evidencia: tenía que
retirarse del ruedo antes de que una fatal embestida le pusiera fuera de juego
y en evidencia delante de todos. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Estando las cosas como estaban, no
iría de un rato que tomara una u otra decisión, así que decidió aprovechar su
anonimato para tomar un chocolate con churros de los de antes. Quizá todavía
existiera aquella churrería en el barrio donde iba de jovencito a buscar
bronca, así que caminó camuflado entre el gentío, que a esta hora en que el sol
se había puesto salían como ratones de la ratonera, hasta que pudo dar con la
misma barriada de hace millones de años. Lo bueno del Infierno era que el tiempo
hacía girar las cosas y a las personas una y otra vez sin que se desvanecieran
del todo. Allí estaba la misma mujerona churrera, con los dedos como el
material que servía, todo bien calentito. Y el chocolate espeso, que se olía a
tres metros por lo menos de <st1:personname productid="la entrada. Decidió" w:st="on">la entrada. Decidió</st1:personname> hacer la cola como un vulgar
cliente más, y se sobresaltó al ver el cartel de los precios y comprobar que no
llevaba ni una moneda encima. No importa, como en los viejos tiempos también,
sustraería unos cuartos a la ramera que tenía delante. Llevaba unos prominentes
bolsillos en el trasero de donde asomaban unos billetitos verdes que serían
suyos en un abrir y cerrar de ojos. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Oiga pero, ¿qué hace restregándose
contra mí? ¿Qué quiere, abuelo? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Mocita, mocita, ¡pero qué rebuena
que estás! Esa raja me la comía yo toda con mermelada y a bocaos. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Vaya con el hambre que traemos,
¿no? Por qué no se calma, viejo verde, que mi novio le va a poner el culo morao
como se me siga arrimando, ¿pero no le ve, que mide tres veces usted,
chiquilicuatre? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Ay cómo te ponía yo la melena ésa
que te asoma por las nalgas...<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Satán ya tenía lo que quería, así
que se fue con viento fresco sin probar el chocolate, antes de que la muchacha
descubriera que le había birlado los billetes y la iba a dejar sin merienda.
Pensándolo bien, tanto daba el chocolate, en realidad tenía poca hambre; lo que
le había puesto de buen humor era ver que no había perdido todas sus
habilidades aún. Se dirigiría al puerto de aduanas, y haciéndose el longuis se
coscaría de lo que se cociera por allí. Mejor eso que las habladurías de cuatro
paletas marujonas de barrio. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Mientras caminaba por entre las
callejas, se dio cuenta de lo descuidado que estaba todo. Ni flores, ni
parques, ni agua limpia, ni música... desde luego que vivir allí debía de ser
un infierno, claro que... por otra parte, ¡de eso se trataba! Bueno,
decididamente estaba caduco. De pronto, se sintió inmensamente solo. ¿Por qué
no se había procurado alguna acompañante que le diera descendencia? Con eso de
que le ponían los culos masculinos más que a un tonto un caramelo, se había
despreocupado completamente de los asuntos de familia, y ahora cualquiera se
ponía a manejarse en mandangas, ¡bueno estaba él! Con estos soliloquios en dos
zancadas se plantó en <st1:personname productid="la frontera. Tomaría" w:st="on">la
frontera. Tomaría</st1:personname> un chupito de anís en el bar de Julepo que
le reanimara el estómago, que a falta de pan buenas son tortas. En ésas que se
sentó en un taburete y puso la oreja a ver qué habladurías había por allí. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡Eh, deja eso, viejo borracho, o
te llevarán los dioses a su reino celestial,
jua jua jua! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡O mejor, te llevará Satán a su
partida de cartas y te dará un chupetón en la entrepierna! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Todos rieron al unísono, menos él,
que de todos modos hubo de mostrar una medio sonrisa para disimular su estupor.
‘¿Pero qué habían hecho con su dignidad? ¡Pisoteado y enterrado cualquier
respeto por la autoridad!’. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Callad desgraciados, ¿estáis
locos?- se atrevió a espetarles. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Como se nota que vienes de alguna
zona apartada, pueblerino, no tengas cuidado que aquí se han quedado sordas
hasta las urracas.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Y el Príncipe, no puede castigarnos
por mofarnos así de él? En mis tiempos tenía una oreja en cada milímetro del
Reino. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Eso era antes, abuelo. Ahora está
chocho, y sus sabuesos se han ido de vacaciones, ¡así que no hay más ley que la
nuestra! ¡Venga, brindemos, pon otra ronda, Julepo!- gritó uno de los
guardianes, para acto seguido caer redondo todo lo largo que era en el suelo. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Bueno, amigo, no se asuste, que de
ahí no pasa. Desde esta mañana que lleva bebiendo, hasta que ha reventado. Me
llamo Marciano, ¿y usted? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Soy Maquiavelo, ¿qué tal? ¿Estaban
ustedes celebrando algo?- dijo Satán improvisando.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Nada de particular. La falta de
actividad, supongo. Están las cosas paraditas por aquí. Mucho ajetreo los
jefes, y luego se han pirado todos sin decir ni mu. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Los jefes? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Sí, ya me entiende, el general De
Angelis principalmente. Dicen las lenguas de por aquí que salió escopetado hace
un rato y que no saben cuándo piensa volver. Se ve que llevaba una cara de no
te menees, vamos que no dio pie con bola ni para castigarnos por una fuga que
hubo. Y qué cosas, a mí me da en la nariz que se ha ido a París, la ciudad del
amor, desde luego que el mundo está del revés!- dijo Marciano con voz de
cuchicheo pero haciéndose el interesante. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Y bueno, ¿qué hay entonces del
Príncipe? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Qué príncipe? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Pues el Maligno, Satán, ya sabe
usted. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Ah, ése.- dijo Marciano con
indiferencia –Pues qué quiere que le diga, ni se nota, ni traspasa, ni moja, ni
na de na. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Cómo dice usted?- preguntó el
propio, de lo más extrañado con el lenguaje que usaba el joven. –No le
comprendo. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Pues que como las compresas ésas
que salen por la tele, oiga. Que se lo tragan todo, pues así que para mí se han
tragado al Maligno, que hace siglos que no le asoma el rabillo por aquí. Dicen
que le ha salido barba y un cuerno en la cabeza que da miedo verlo. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Y eso por qué? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Pero oiga, ¡sí que viene de un
pueblo perdido! ¿No sabe lo que dicen las crónicas? Que anda enculado por el
general que no veas, y que no da una a derechas a cuenta de la turbación que
eso le provoca. Y para prueba, un botón, <st1:personname productid="la última Cumbre" w:st="on">la última Cumbre</st1:personname> ha
sido un desastre.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Pero bueno, ¿y cómo sabe usted
eso? ¿No se supone que esas cumbres del Mal son secretas?- preguntó Satán,
boquiabierto de verdad. Ahora sí que se las estaban dando con queso. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡Anda la hostia! Pero baje del
árbol que se ha quedado usted enramado, ¡señor mio! ¡Si corre ya por ahí un
vídeo pirata que no veas, ahora las retransmiten on line! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">‘¡Pero que viva la Pepa!’, pensó
Satán. ‘No se puede caer más bajo, ¿pero qué han hecho con mi reino estos
piratas que he puesto al mando? Si ya me lo decía mi Padre, no te fíes ni de tu
sombra que se volverá para acuchillarte cuando menos te lo esperes. Y es que mi
vaguería me la tenía que jugar, he estado tan entretenido con la play station,
con mis vuelos simulados, con mis partiditas de black jack, que no queda ni
rastro del Príncipe que fui. Al menos mi Padre Lucifer se fue con todos los
honores...’<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Pero abuelo, pero qué pasa, oiga,
¿pero qué hace llorando? ¿Es que se le ha metido algo en el ojo o es que
chochea usted ya más de la cuenta? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Mire, le dejo estas perrillas y me
voy con viento fresco, que me quedan muchas batallas por librar. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Batallas? Pero oiga, no se vaya,
¡ahora que empezábamos a intimar! Si le había pedido otro chupito de ésos, no
me tome en serio lo que le he dicho, que llevo más birras de la cuenta y ni sé
lo que largo...<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<br />
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Satán se alejó pesaroso,
arrastrando los pies y el alma que no tenía. Eso sí, por sus antepasados que
libraría una última batalla antes de darse el piro. ¡A la ciudad del amor le
quedaban dos telediarios!</span><span style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></span></div>
Rosa Choverhttp://www.blogger.com/profile/09312537269342054550noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1676268050923678642.post-79632854094313613612013-03-13T05:41:00.001-07:002013-03-13T05:41:11.956-07:00VEINTIUNO: ELIXIR DE JUVENTUD<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-h6VEx-ITflg/UUBznRm986I/AAAAAAAAAiQ/Kz3JtjEQO2c/s1600/ELIXIRJUVENTUDCONEJO.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="http://1.bp.blogspot.com/-h6VEx-ITflg/UUBznRm986I/AAAAAAAAAiQ/Kz3JtjEQO2c/s400/ELIXIRJUVENTUDCONEJO.jpg" width="383" /></a></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large; line-height: 200%;">Pero qué ganas de llorar que le
venían ahora. Si es que, con lo sobre ruedas que iban sus planes, y ahora se le
iba todo al traste, y lo que es peor, ¡la culpa era suya! ¿Quién le mandó dejar
la puerta abierta mientras se daba una ducha? Recorcho, en su casa que siempre
se cerraba a cal y canto para evitar las pifias de sus hermanos y las bromas de
su madre, y aquí va y cae en un error garrafal como ése. Cierto que escuchó
unas voces de lejos, pero el chorro de agua le impidió distinguirlas con
claridad, y pensó que sería de nuevo su bello padre, ¿quién sino? De repente,
se apagaron todas las luces y aquellas bestias la estiraron del pelo hasta
sacarla de allí. Le taparon la boca con una toalla y la metieron dentro de un
saco, donde pataleó y pataleó hasta que se quedó sin fuerza. Y ahora estaba en
aquella otra estancia, tan parecida a la anterior pero más lúgubre, con todas
las cortinas cerradas y con aquel olor tan fétido. Primero pensó que sus
raptores eran mujeres, por las melenas rubia y pelirroja de cada una. Después,
sin embargo, percibió que las voces eran ligeramente masculinas, y no había
duda de que las manos no eran las de unas damas. Se les entendía perfectamente,
a pesar de que utilizaran una jerga en clave, por lo que tampoco eran mortales.</span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Pero tú estás seguro de que ella
es la elegida?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡Si lo sabré yo! ¿Ves estas
escamas? Es lo que les pasa a las brujas cuando salen de paseo por el exterior,
no cabe duda…<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Rosalinda se miró con horror, ¡era
cierto que su bella y tersa piel se estaba escamando! No sabía si llorar por su
efímera belleza, o porque la hubieran apresado. Pero si lo pensaba bien, nada
en el mundo que no fuera su ascenso a Celeste le importaba lo más mínimo, tan
sólo ansiaba ser bella como un hada y vivir en el reino de su padre. De no ser
eso posible, se uniría a los deseos de Betún de pasar por una común mortal. Y
ahora esto, ¡a saber qué querrían de ella!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Tienes preparado ese invento
tuyo? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Extraigo las células reparadoras
de las bolsitas del sujetador y estará listo. Hay que inyectarle una dosis bien
precisa, no vaya a ser que nos pasemos y se convierta en un bebé de teta.
Acómpañame al cuarto de baño, vamos a prepararlo todo. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Las escamas se le pusieron de punta
esta vez a la brujilla. ¿Pero qué tenían pensado, qué querían inyectarle? Como
si fuera poco todo lo que se había metido ella entre pecho y espalda, y ahora
querían utilizarla de conejillo de indias para quién sabe qué experimento. A
pesar de tener las muñecas bien apresadas con hilo de alambre, consiguió
retorcer su todavía esbelta figura y marcar las tres cifras de la habitación de
Garcilaso con los dedos de los pies. Suerte que había memorizado el número de
la llave que G llevaba todo el rato colgada del cinturón mientras <st1:personname productid="la acompañó. De" w:st="on">la acompañó. De</st1:personname> otro golpe
descolgó el auricular, y así fue como pudo pedirle auxilio, antes de que
aquellos dos monstruosos seres volvieran para interrumpirle <st1:personname productid="la conversación. Confiaba" w:st="on">la conversación. Confiaba</st1:personname>
en que el frivolón de su padre no se hubiera visto todavía con su madre y le
quedara algún atisbo de sentimiento por ella en el corazón, porque era su única
esperanza de éxito. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Aquellos dos indeseables la
abofetearon y trataron de sonsacarle con quién diablos hablaba, la muy ladina.
Vieron que no había marcado el número de la habitación en donde la encontraron,
sino otro bien distinto. En un momento sacaron una máquina digital de última
generación y accedieron al sistema informático del hotel, con lo que tenían
localizado a Monsieur Duciel en menos de dos minutos. ¡Qué tíos más listos! Su
padre y Angelis tenían lo que quisieras de fuerza bruta, espadachines, cuerpo a
cuerpo, pero para la tecnología punta, qué cosas, era como si hubieran llegado
tarde. Les repelía, y fíjate cómo se demostraba ahora que más valía maña que
fuerza. Hay que ver lo rápido que le habían fichado, con dos teclas de nada y
ya ves tú, ¡no somos nadie!, pensó Rosalinda. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Dinos, mi querida niña, ¿pero qué
temes de nosotros? ¿Dónde pensabas ir de paseo, eh? Quizás a flirtear con algún
apuesto soldado y a sacarle unas compritas con su última paga, ¿sí? Dinos quién
es, guapa, y no te pasará nada de nada. Somos inofensivos, pero no podemos
dejarte aquí, desprotegida, entre humanos salvajes y animales que están por
domesticar. ¿No entiendes el peligro que corres? Si supiéramos quién es tu
novio, pues eso ayudaría a esclarecer las cosas. Es más, me atrevo a decir que
podremos satisfacer tus ansias consumistas con cuantos vestiditos quieras,
siempre y cuando nos cuentes la verdad y toda la verdad…<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Mi papá es poderoso. El más
poderoso de los inmortales, y cuando sepa lo que habéis hecho la ira divina
caerá sobre vosotros como una losa. Ya os he advertido. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Tu papá? ¡Ay qué risa!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Cállate y déjame a mí, Val, que lo
vas a estropear todo, y para conseguir el éxito del experimento es mejor contar
con su voluntad que sin ella- le cuchicheó Archifranco.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Tu papá es quien te acompañó en
el viaje? ¿Es acaso un militar tu papá? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡Mi papá no es de este mundo ni
del vuestro, patanes!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Monsieur Duciel es tu papá? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Eh?- Rosalinda no tenía ni idea
de ese apodo de su padre en parisino. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Ya veo que no le conoces por ese
nombre. Me temo que tu papá tiene otras muchas ocupaciones antes que tú,
brujita. Lo que no acierto a averiguar es cómo has conseguido ese físico tan
estupendo. Ahora, que no eres la primera que lo intenta. ¿Qué es lo que
pretendes? Permanecer en la Tierra y vivir una vida con principio y fin, ¿es
eso lo que te gustaría?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Te advierto, pequeña, que la
belleza es efímera, y también aquí se te acabará, por mucha fórmula que te
aprendas. Los años de juventud de una común mortal son tan duros como los de
una bruja. Duran un poco más, con los tratamientos de belleza, los gimnasios,
las operaciones, pero te advierto que desde los veinte la cuenta atrás no
perdona a ninguna de ellas, y se pasan el resto de su corta y absurda vida
tratando de ganarle la partida al paso del tiempo. Y para ellas un segundo de
más es una célula que no se regenera, así hasta que la piel se les arruga toda
y, en el mejor de los casos, mueren de viejas. ¿Es eso lo que deseas? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">A Rosalinda se le pusieron los
pelillos de punta. ¿Era así con todas? ¿Con las modelos con las que salía su
padre también? Archifranco pareció que le leyera el pensamiento. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Sí, también esas guapas vedettes
de revista. Se aguantan con liposucciones y estiramientos, pero una vez que
pasan los cuarenta, raro es que las vuelvas a ver delante de una cámara. Y
pensar que nosotros, de entre todas las brujas del reino del mal, te habíamos
elegido a ti para la prueba piloto jamás estrenada. Sí, no me mires con esa
cara. Lo de pasar de una vida a otra lo habéis intentado todas antes o después.
¿O crees acaso que tu madre no intentó rebelarse contra su destino? Pues
también ella fue joven y soñadora, muchachita, aunque no puedas imaginarlo
ahora, que danza con ese buche insaciable y los surcos le comen el rostro. Y
una tras otra, vais fracasando y volviendo a vuestras vidas circulares
miserables. Sin embargo, tú ahora tienes la oportunidad que todas ellas
querrían arrancarte de las manos. ¿No irás a desperdiciarla?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Qué oportunidad?- balbució
Rosalinda. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">‘Ha picado’, se dijo Val,
admirándose de la perorata que le estaba cascando su amigo a la chica. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Te aplicaremos una dosis de un
elixir de juventud. Y podrás combatir al destino circular por fin, ser eternamente
joven, menor de veinte, y de esta forma nunca caerás en la decadencia que te
espera a partir de esa edad. Los chicos te codiciarán indefinidamente, y el
mundo estará a tus pies por siempre jamás. A cada síntoma que notes del peso de
los años, una gotita apenas te bastará para regenerar las células y retroceder
un pasito, y así una y otra vez. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">‘Pues ya tengo la solución ideal
para mi prima Betún’, se dijo la bella presa. ‘Esto le gustará mucho más que
una vulgar y común vida mortal; ahora que para mí un churro, de eso nada. Pero
qué se habrá pensado éste que se me ha perdido a mí en esta tierra, ¡si es un
sin vivir! Claro que, tanto hacerme la rosca, algo muy gordo deben de querer de
mí para no haberme encerrado a estas horas ya en una mazmorra. Así que
negociemos, como en las pelis’. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Bueno, y a cambio de servirles de
cobaya para su experimento, a ver, ¿qué saco yo de vuelta? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Pues qué va a ser? ¡La eterna
juventud! ¿Te parece poco? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Si ustedes me inyectan esas
bolitas, retrocederé en el tiempo, ¿es así? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Así es. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Pues eso de ninguna manera. Aquí
donde me ven, yo he sido más fea que un pecado toda mi vida, y no puedo
permitir que me vuelvan a mi estado original. Cualquier condena será mejor que
eso.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large; line-height: 200%;">El trato es éste. Yo les hago de
cobaya, y a cambio ustedes me regalan un frasco de ésos para una prima mía que
da miedo verla de lo reguapa que es, y para mí con un viaje de ida a Celeste
bastará- les espetó con voz resuelta.</span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large; line-height: 200%;"><br /></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Quéeeeeee?- los dos al unísono
dieron un respingo, ¡nunca se hubieran imaginado una salida como ésa!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Pero qué sacrilegio es ése?
¿Acaso no sabes cuál es la regla sagrada? <i>“No transgredirás las leyes del Bien
y del Mal. Lo que está a un lado a ese lado permanecerá. La oscuridad y la luz
no se tocarán.”</i> ¡Sería el fin si permitiéramos este tipo de transgresiones!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡Pues no hay trato!- les espetó
Rosalinda envalentonada.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Espera, amigo Archi. Quizá no sea
tanta locura esa petición. Al fin y al cabo, un ser híbrido como ella no es
como los demás, y quizá merezca un trato diferente. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">‘¡Bravo, alguien que reconocía su
condición. Aún había esperanza!’<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Pero qué estás diciendo, ¿es que
te has trastornado?- le cuchicheó Archifranco. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Que no, de eso nada. Estoy más
cuerdo que nunca. ¿Pero es que no lo ves?- le llevó a un aparte para sisear-
Ella nos conducirá hasta su padre…<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Y para qué queremos a su padre?
¡Yo al menos le tengo muy visto! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡Déjame terminar, cascarrabias! Y
su padre, hasta <st1:personname productid="la pérfida Juanorra." w:st="on">la
pérfida Juanorra.</st1:personname> ¿Y cuál será la cabeza que cortaré y
serviré en bandeja al Boss? Eso rematará mi jugada maestra, y a partir de ese
momento yo mismo haré la reserva para el ingreso de Angélico en la leprosería
más exquisita de cuantas se hallen en el reino maléfico. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Vale, okey, ¿pero para qué
necesitas conducir a la cría a Celeste? Si su padre y su madre están en estos
momentos deambulando por este hotelito, ¿a qué alejarse tanto? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Lo que importa es que nos ganemos
su confianza, despistado. Si cree esa patraña de que la conduciremos a ver a
las hadas y las musas y le regalaremos una piel divina, seguirá nuestro plan a
pie juntillas. Un paseo por Diviniland y la tendremos bien pescada en el bote. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Chico, no me extraña nada que te
doctoraras cum laudem en malevagia, ¡eres el puto amo! Vaya, esta palabrota me
costará una confesión a la vuelta a casa, pero después de todas la fechorías en
que andamos metidos una cosita arriba o abajo no cambiará mucho mi mala
conciencia…ummm…- dijo Archi admirado.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">‘¿Qué andarían cuchicheando esas
savandijas? Si su padre no venía pronto a rescatarla la iba a recoger con un
rastrillo a trocitos, ¡porque en menudas manos había ido a caer! Por otra
parte, quizá aquel trato diera resultados, porque a ver, ¿qué iba a hacer sino?
Si era cierto lo que dijeron, unos días más de paseo por la Tierra y no sólo
las piernas, sino el cuerpo entero, se le llenaría de escamas como si fuera un
pez. Y así, ¿cómo diablos pedía ella un pase para el Cielo? Y su precioso y
terso rostro, con los pómulos tan archidefinidos… ¿y si acababa teniendo cara
de pez? Más le valía pues aceptar cualquier trato medianamente honroso, que
sentarse a esperar <st1:personname productid="la decadencia. Si" w:st="on">la
decadencia. Si</st1:personname> al menos su padre fuera alguien en quien poder
confiar. Pero no podía fiarse de él, un día estaba loco por su madre y otro día
no paraba de perseguirla a ella, no era un valor seguro…’.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Bueno, hay que decidirse, que el
tiempo apremia. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Y qué hay de mis peticiones?-
inquirió Rosalinda todavía desafiante. ‘De pérdidos, al río’, se dijo. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Aquí tienes el frasco para tu
prima. Un solo frasco le dará para, si no lo derrocha ni lo vende, un centenar
de veces por lo menos. Que lea las instrucciones, una gota y nada más que una
en cada toma, y no abusar en las dosis o en vez de ir hacia atrás irá hacia
delante. ¡Es muy importante! Comer poco también ayuda...<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Y después de las cien tomas qué le
pasará? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Oh, para entonces seguro que lo
venden libremente en algún establecimiento. Que busque en los Estados Unidos a
través de algún estraperlista, no tendrá problemas. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Eso si por entonces todavía existe
un Orden que no hayamos desbancado…<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Eh? No entiendo. Bueno, es lo
mismo. Aquí tienen su dirección exacta, se lo harán llegar cuanto antes,
¿verdad? Cumplió los veinte hace pocas semanas y me gustaría que no llegásemos
tarde. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Yo mismo lo depositaré en manos de
esa bella joven, descuide. ¿Alguna nota?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Dígale que lo trajo un hada. Ella
entenderá. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Okey. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Y qué hay de lo mio?- a Rosalinda
se le puso un aire triste. Nunca volvería a ver a los suyos. De repente, su
prima le pareció un ser adorable. Se le olvidaron todas las picaduras de
malaria que le contagió de pequeñas, a propósito, y la vez que la tiró por la
ventana sujetándola por las trenzas hasta que se las arrancó de cuajo
estampándole la crisma contra el suelo, y tantas otras. La recordaba solamente
con aquellos ojos de gato tan tristes de la última tarde, cansada de vivir en
círculos y de ver en el futuro más canas, más soledad y más miserias… Bueno, al
menos que su escapada hubiera tenido un final feliz para alguien… <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Primero tendrás que tragar este
suero, mientras cierras los ojos y escuchas música celestial. Hay mucha
parafernalia que seguir, los ritos que el Cielo impone para todo, ya sabes…
Después de que lo hayas ingerido, sentirás una serenidad interior que se
traducirá en calma total. Y, pequeña, vas a ver el mundo de las hadas y los
duendes, y a Dios paseándose por sus infinitos jardines, y a las musas
sobrevolando sus castillos encantados, y chorros de agua bendita mojando a los
querubines que tocan flautas… todo eso es el Cielo, ¿de veras quieres verlo? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Toda mi vida la enfoqué a
conseguir un destino: volar alto y seguir a mi padre. Y la belleza…<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Rosalinda comenzaba a caer en un
profundo sueño del que no sabía si despertaría. A medida que iba hablando, una
aguja larga como una antena de televisión le fue penetrando por el lateral
derecho. Apenas notó deslizarse los dedos fríos del profesor Archifranco, y un
pellizco que en verdad fue una incisión. De inmediato la embargó un sopor
dulzón y pesado, a la vez que sentía de los pies a la cabeza como si el agua le
fluyera por dentro, arriba y abajo, como si un manantial la poseyera y una
carrera de coches se hubiera apoderado de sus venas. Lo siguiente fue la
inconsciencia. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡Ha quedado ko, amigo!- palmoteó
Valenciennes. –¡Eres el mejor mago de la especie! ¿Qué le has puesto?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-He mezclado el elixir celular
junto con la toxina y tres relajantes musculares. Dormiría a un elefante. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Y la toxina? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Tiene mucho que sudar con los años
que perderá, y la toxina le ayudará a eliminar las impurezas junto con la grasa
animal. Ayúdame a cubrirla con las mantas. Ahora pasará por la fase típica de
convulsiones de toda transformación, y después caerá en un sueño todavía más
profundo, donde algunos órganos de su cuerpo dejarán de funcionar, para que las
células regeneradoras puedan trabajar con eficacia...<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Tenemos para un rato, entonces? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Nunca es igual, el tiempo que se
tome depende mucho de su estructura osea y muscular, de la calidad de la
sangre, y además es la primera bruja con la que pruebo... <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡Vamos, que nos pueden dar las
uvas! Pensé que tu experimento era coser y cantar. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Ya te dije que había muchas
incógnitas todavía por resolver. La prisa es mala consejera de la magia, al
menos de la magia blanca. De todos modos, también lleva un acelerante
reparador, no te inquietes, yo espero que en una o dos horas tengamos
resultados. ¿Salimos a tomar el aire? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Y la dejamos aquí sola? ¡Mira, se
le han abierto los ojos, por poco me da un espasmo!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Sí, es una reacción habitual en
algunos pacientes, pero no quiere decir nada. Mientras esté bajo los efectos de
la fórmula, ninguno de sus sentidos de la realidad está activado, así que ni
siente, ni huele, ni oye, ni padece… ni tampoco ve nada que sea de este mundo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Y qué le diremos de su paseo por
las nubes de Celeste que le habías prometido? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Ahora mismo está paseándose por
allí y viendo todas las hermosas cosas que le describí, una especie de viaje
astral a lo bestia… Sin embargo- prosiguió –me queda una duda. Cuando dijo que
ella antes era fea como un demonio, ¿crees que se refería a que hubiera sufrido
una transformación mágica voluntariamente provocada? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Las brujas estudian esa clase de
cosas en el escolario. Quizás haya aplicado alguna de las fórmulas magistrales
y prohibidas. ¿Por qué, tiene mucha importancia ahora? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Depende. Tan sólo rezo para que no
haya cruce de efectos, que siempre resultan imprevisibles. Es probable que
llevara ya aquí un tiempo, y más de cuarenta y ocho horas entre pócima y pócima
son suficientes para haberlas asimilado correctamente. En otro caso… <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-En otro caso, ¿qué? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-No quieras saberlo. Podría
tornarle la consciencia dentro de la inconsciencia, y decidirse a no despertar.
<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Te refieres a un coma voluntario?
<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Y eterno. Anda, demos un paseo. Lo
inevitable está por llegar. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Suenas apocalíptico, salgamos que
me estoy mareando. </span><span style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-PkfB3Lw5pBY/UUBz1ZnfxzI/AAAAAAAAAiY/EfWWuiWWqNU/s1600/ELIXIRJUVENTUDPASCUA.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="223" src="http://1.bp.blogspot.com/-PkfB3Lw5pBY/UUBz1ZnfxzI/AAAAAAAAAiY/EfWWuiWWqNU/s400/ELIXIRJUVENTUDPASCUA.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
Rosa Choverhttp://www.blogger.com/profile/09312537269342054550noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1676268050923678642.post-4381065910527337552012-12-18T02:45:00.000-08:002012-12-18T02:45:06.424-08:00VEINTE: INTRIGAS EN EL RITZ<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-NMxQrZAv7gA/UNBJAy052-I/AAAAAAAAAf0/oAVGm-FQb1Y/s1600/RITZCHAMBRE.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="267" src="http://1.bp.blogspot.com/-NMxQrZAv7gA/UNBJAy052-I/AAAAAAAAAf0/oAVGm-FQb1Y/s400/RITZCHAMBRE.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Lo que no sabía Garci, ni siquiera
podía olerse, era que el primer necesitado en encontrar a la vieja bruja era su
fiel amigo, y que albergaba planes que, de salirle según los había trazado,
truncarían no sólo los días de vacaciones con su amante, sino la eternidad de
sus idas y venidas. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">El viaje desintegrador de materia
había sido de lo más productivo para Dea. Además de echarse un sueñecito, que
tanta falta le hacía, los últimos tres mil millones de kilómetros los aprovechó
para maquinaciones turbulentas y muy codiciosas. Desintegrado se pensaba mucho
mejor. Juanorra no estaría por la colaboración voluntaria, eso ni dudarlo. Y en
Garci, desgraciadamente, no podía confiarse cuando se trataba de utilizar a su
amada de cobaya. Bien sabía él que esto le podía costar una amistad milenaria,
y en cuanto a la vieja, muchos eran los apuros que habían pasado juntos y su aprecio
le tenía. Sin embargo, cuando se trataba de salvar su culo y ponerlo a buena
distancia de la leprosería del reino, nada valían sensiblerías de última hora
ni recuerdos fraternales. Ya sabía que Jota haría su aparición dentro de tres
horas y media en el bar del hotel. A buen seguro que daría un espectáculo de
tomo y lomo, con lo que aprovecharía el desconcierto circundante que se
produciría para darle alcance y apresarla con alguna treta. Siendo el mejor
amigo de su amante, confiaría en él ciegamente, y con la ayuda del soldadito
raso que la acompañaba, la amordazarían como a un perro rabioso y la sacarían
de allí en volandas. Tarea ardua, se mire por donde se mire, porque Juanorra
enfadada metía unos mordiscos peores que los de un león. Por eso mismo tenía
que conseguir comunicarse con el soldadito cuanto antes, y avisarle para que le
diera algún estimulante del sueño. Si todo seguía según esos planes, en menos
de una noche estarían de vuelta en sus dominios y la bruja más temida de
Nowhere’s… sometida a la voluntad del primer espada del reino del Mal. Satán
necesitaba una presa, un cebo, una historia alucinante en la que creer sin
vacilar, y de ese modo Angelis ganaba un tiempo precioso para dar con la puta
fórmula de la Energía oscura, y servírsela al Jefe con tostadas para el
desayuno. Juana colaboraría en el embauque con la historia más increíble jamás
contada, y esa vieja arpía se esmeraría lo suyo porque, si no lo hacía bien, de
sobras era conocido que Satán ni se molestaba en castigar a las brujas
traidoras, tenía suficiente con enviarlas a un proceso inquisitorial aquí en la
Tierra que era peor que cien torturas de los cancerberos del infierno. Y no
había peor agravio y humillación para ellas que someter su suerte a la ira de
un Dios medieval y en manos de seres humanos. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡Eh, que se te ha ido la olla! Si
no quieres nada más, me voy a acicalar para mi cita, ¿acudirás al bar a las
ocho? Te veo allí y nos tomamos unas copitas los tres juntos, si no acabamos a
tortas con el director del hotel después de las ocurrencias que haya tenido mi
amor, claro está. ¡No te lo puedes perder! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Decías que además había otra
bruja que se había colado en el hotel? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡Anda, claro, la princesa! Se me
había forget a estas alturas, debería ir a excusarme con ella.- Garci era un
caballero por encima de todo, y no podía dejar a una dama a medias. –Es una
cría, yo de ti no me preocuparía mucho por ella, más bien parece una colegiala
que se hubiera escapado de parranda, ahora que, desde luego, es una maestra de
la performance porque tiene un aspecto exterior extraordinario. Si no estuviera
yo hoy tan pillado de timing… Lo que me desconcertó fue su cabello, tan
ensortijado, tan rojizo y dorado a un tiempo, no había visto nunca nada tan
parecido a mí, pero bueno coincidencias tiene la vida… voilà amigo Angi, te
dejo con tus cosas. ¿Estás seguro de que no te aburrirás? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-No tendré tiempo, debería
agenciarme las fulanas de Pierre y unas hierbas, tal y como le prometí, de modo
que no se vuelva a vender a mejor postor con las últimas noticias…- dijo
Angelis disimulando. –Nos vemos más tarde, y Garci, una cosa más…<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Dime- Garci se giró de nuevo sobre
sus talones –¿te pasa algo? ¡Estás de lo más paliducho! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Es esta luz tan clara, que me pone
del hígado. No, nada, era solo que… bueno, que no te olvides de que, pase lo
que pase, seguimos en el mismo barco, y que nuestra consigna es y permanecerá…<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡El fin justifica los medios!-
dijeron al unísono, y se despidieron con un abrazo. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Desde luego, había que ver, este
Angelis le hacía a uno saltársele las lágrimas, en el fondo era un sentimental.
Sólo por Juanorra sentía más pasión que por él, y de no ser por eso, hace
tiempo que se habría hecho mariquilla. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Ahora tenía que ir a su habitación
y ponerse como un pimpollo, con aquella camisa azulona de los cuellos largos,
que a Jota la ponía tan cachonda siempre. Y una buena colonia que le diera un
toque animal, a tono con los pestufos de su cachorrilla. Pero primero pasaría
por la chambre de la brujita estafante, a ver si lograba descubrir a qué se
debía ese aire tan familiar que se gastaba. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Subió ufano los peldaños, otra vez
de dos en dos; no había estado tan en forma en su vida, y es que el brío que le
daba pensar en Jota no estaba pagado ni con dinero ni con fama siquiera. Solo
imaginarla en sus brazos y ya se le erizaba todo el vello desde la coronilla
hasta los pies. Qué raro, ¿pues no había sido la cuatrocientos cinco donde la
había dejado? Encontró la habitación abierta, la cama deshecha, y unos jirones
del hermoso robe de nuit de la princesita por el suelo. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Garçon, garçon! Ou est la femme de
cette chambre?- preguntó Garci alterado. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span lang="EN-GB" style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Oh, monsieur, elle semblait malade. Deux autres femmes l’ont amené avec
elles. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span lang="EN-GB" style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Ou ça? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span lang="DE" style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Je ne
sais rien, monsieur, peut-ètre à l’hôpital?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Comment elles étaient? Vite!- dijo
Garci, depositando unos billetes en el bolsillo del mozo. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="line-height: 200%;">-Bien sur. Une était blonde et
l’autre avec de cheveux rouges. Très haute la belle blonde, avec de chaussures
Charles Jourdan très chic. Je les connais bien ces chaussures. Mais, par
contre, elle ne semblait pas très habituée à les porter, elle a presque tombé
deux fois. </span><span lang="EN-GB" style="line-height: 200%;">L’autre femme était beaucoup
plus moche et me semblait une putaine, monsieur. </span><span style="line-height: 200%;">Elle portait…<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Assez, merci. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Lo que se temía, los sabios
disfrazados de prostitutas, y la pequeña bruja en el ajo, o quizá secuestrada.
¿Pero para qué? ¿Qué trampa querrían tenderles? Tenía que avisar a Deangelis,
pero ¡merde, otra vez con el digital desconectado! Estaba visto que esta tarde
no podía uno relajarse ni un minuto, ¡qué estrés! Desde luego, no parecía el
momento idóneo para tomarse unas vacaciones, la cosa se estaba poniendo de
guatemala a guatepeor, seguro que tanto revuelo tenía que ver con <st1:personname productid="la ltima Conferencia" w:st="on">la última Conferencia</st1:personname>
y las conclusiones tan alarmantes, que no habían hecho más que exacerbar los
ánimos. Como si lo viera, los envidiosos de Archifranco y Valenciennes les
emulaban como pareja de confabulaciones secretas a él y al primer comandante
del Infierno, pero vamos que no les llegaban ni a la suela de los zapatos! Lo
único más preocupante es que había visto a su amigo muy abatido, pero tenía que
ser el viaje que se había pegado, que era agotador. A decir verdad, ¿qué era
eso tan urgente que le había traído a la Tierra? Dijo estar muy apurado, pero
después se fue rumiando y sin haber soltado prenda, si le conocería bien, en
algún misterio andaba…<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Se dirigió hacia su habitación sin
haber logrado aclarar nada de nada, y con la cabeza que le salía humo. Pensar
en cosas serias más de dos horas seguidas le dejaba endolorido y no era bueno
para la piel, así que se daría un baño de sales para compensar. Abrió su puerta
y encontró todo en orden, menos mal. Puso un poco de música, abrió el grifo de
la bañera y vertió unas cuantas sales de algas de mar. Por un rato se podía
trasladar a la Polinesia y que unas bellas nativas le dieran un buen masaje.
Llamaría a recepción y pediría un servicio high class, y un poquito de
champagne. Sí, la vida terrenal tenía estos privilegios de ricos. En Celeste
hacía milenios que se había suprimido la esclavitud, y los hijos de los hijos
de aquéllos que un día se liberaron de ese yugo, habían prosperado tanto que
había que pedirles hora con meses de antelación para conseguir un buen servicio
de los de antes, y remunerarlo con alguna concesión especial. ¡Una gran cosa lo
de las clases sociales, que todavía conservaban los humanos!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Justo cuando se relamía los labios
de gusto pensando en el relajo que se iba a pegar, sonó el teléfono. Otra
interrupción, ¡no daba crédito a su mala suerte!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Diga- contestó con desgana, ni
siquiera fingiendo afrancesamiento esta vez. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Soy la princesa, venid a
rescatadme, ¡os lo ruego! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">‘¡Eh, qué haces con el teléfono
ése, aparta de ahí pequeña!’. Garci escuchó una voz chillona masculina a través
del auricular y un sonoro chasquido. Después colgaron. ¿Qué había pasado? Lo
que se temía, los científicos locos, que a saber con qué fines habían
secuestrado a la chiquilla y la tenían encerrada. ¿Pero dónde? Comprobó con la
recepción que no le hubieran pasado ninguna llamada del exterior, así que tenía
que ser de por allí cerca, o no, quién sabe. El hotel tenía más de trescientas
habitaciones, con que como para ponerse a buscar. Aunque con las mismas, ¿cómo
la habrían encontrado a ella? Sobornando a algún empleado, a buen seguro.
Bueno, pues vaya fastidio, ahora cualquiera tenía la conciencia de pegarse un
chapuzón polinésico con aquella cría metomentodo pidiendo socorro. Y Angelis
más missing que nunca, ¡con lo fácil que era encontrar un par de furcias, sí
que le estaba costando de contentar ese Pierre! Vale, pues algo ingenioso se le
ocurriría a él solo como plan de rescate, y tenía que ser en menos de tres
horas, porque el tiempo volaba…</span><span style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></span></div>
Rosa Choverhttp://www.blogger.com/profile/09312537269342054550noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1676268050923678642.post-11166063430177773562012-11-09T03:49:00.001-08:002012-11-09T03:49:51.208-08:00DIECINUEVE: JAQUE A LA REINA Y UNA PRINCESA EN LA ALCOBA<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-9YzRotxEyEs/UJzttsRKZ6I/AAAAAAAAAfA/QGD5jG2AnzA/s1600/ENCANTADA.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="http://1.bp.blogspot.com/-9YzRotxEyEs/UJzttsRKZ6I/AAAAAAAAAfA/QGD5jG2AnzA/s400/ENCANTADA.jpg" width="318" /></a></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Sí mi comandante, a sus órdenes mi comandante!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Rápido, panda de inútiles,
consíganme una nave de transmisión supersónica, a la de ya, ipso facto! ¡Y
quítese el pitillo de la boca cuando me hable, soplapollas!- De Angelis siempre
les hablaba de usted cuando estaba muy, muy enfadado. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Qué programación desea, mi comandante?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Yo nunca viajo con un programa
prestablecido, imbéeeeeecil! ¿Es que no hay nadie más aquí? ¿Dónde coño se ha metido
el Jefe de Aduanas?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Aparta, Marciano, déjame a mí. Mi
comandante, perdone el error, es que no sé qué me pasó, me dio un vahído y tuve
que tumbarme un rato, pero ya estoy recuperado. Déjeme que eche un vistazo al
parque móvil y le preparo su viaje en un santiamén. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Alcohol y putas, es lo único con
lo que sabéis entreteneros aquí! Os hace falta mano dura y más control, pero
ahora no tengo tiempo de ocuparme de eso. Rápido, ¿pudisteis interceptar la
nave del prófugo? ¿Sabemos ya quién era? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Eh, mmm… pues verá, mi comandante.
El capitán de la nave…<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Era Wolf el capitán de esa nave? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Sí, en efecto, lo era. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Maldito cabrón, otro que deja
escapar ese mamón. Que le ahostien hasta que cante más que una almeja en
vinagre. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Pero si él mismo está furioso, ha
dicho que quiere encontrar a esa bruja y colgarla por las tetas. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Bruja? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Dice que le sedujo con un hechizo
envenenado que le dejó sin sentido, y después escapó cuando estaban a las
puertas de París. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿París, pero qué les pasa a todos
con esa maldita ciudad? Venga, prepárame la nave que se me echa el tiempo
encima. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">¡Madre mía, qué malos presagios se
le venían a la mente! Se estaba montando una buena en la Tierra, y él con la de
cosas que tenía que solucionar, ahora no le quedaban más bemoles que lanzarse
en picado al mismísimo centro de la humanidad y deshacer los varios entuertos
que se le avecinaban. ¿Quién sería aquella otra bruja que había escapado? Tenía
que hablar con el centro de mando y esclarecer los puntos negros cuanto antes. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Soy yo. Establezcan alerta 1,
jaque a <st1:personname productid="la reina. Ha" w:st="on">la reina. Ha</st1:personname>
habido una fuga por la aduana militar y necesitamos peinar todo el espacio
habitado en una batida general, así que dispongan de todos los guardias que sea
necesario, repito que es una emergencia de órdago. Empiecen por un
interrogatorio a todas las hembras del reino, censo en mano y casa por casa. La
primera comandancia que comience por Nowhere Land, y cualquier ausencia de una
bruja censada quiero que me sea notificada en clave cifrada, puesto que salgo
de viaje. ¿Está claro? ¡Pues hala!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Tenía el presentimiento de que la
bruja fugada estaba relacionada con sus amigos Jota y Garci. ¿A qué santo sino
que hubiera ido a caer en la misma ciudad que ellos? Mejor, visto así, porque
de una tacada podía solucionar los dos asuntos. No había tiempo que perder.
Programaría un viaje desintegrador de materia, que eran los más fatigosos desde
el punto de vista físico, pero también los más veloces, y con un descuadre
horario que le hiciera arribar a puerto a la misma hora que tenían la cita los
enamorados, porque una vez en faenas cualquiera les interrumpía el coitus. Una
vez programado, apretó el botón rojo de “eject” y se metió una jeringa de
dormital que le dejaría grogui durante las convulsiones. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: center;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">*<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Mientras todo esto sucedía en los
bajos del cosmos, en la chambre del Ritz las cosas iban de mal en peor.
Rosalinda había fingido quedarse dormida después del atracón estupendo que se
pegó a costa de su desmayo, y mientras ganaba un poco de tiempo para pensar en
una estrategia. Pero por el rabillo del ojo entreabierto veía cómo su padre no
paraba de dar vueltas de arriba abajo por la estancia, ansioso, acicalándose
con más perfume y repeinando los rizos a cada vuelta que daba por delante del
espejo. No había duda de que estaba esperando el despertar de la princesita,
¿pero a cuento de qué le habrían entrado ahora estos amores por ella? ¡Si debía
de haber cientos de hadas un millón de veces más hermosas y a sus pies! Ella
siempre pensó que era Juanorra quien le hacía perder la cabeza, ¡y ahora
parecía un colegial! Era una contrariedad, desde luego, pero no era la primera
que le ocurría en este viaje, su primer viaje, y bien mirado quizá podía ser
hasta una suerte si sabía jugar bien las cartas que el destino le servía. Por
otra parte, él debía de haber reparado ya en que no era una común mortal, a
juzgar por la facilidad en el lenguaje inteligible de ambos, en vez de esas
parrafadas incomprensibles de los parisinos. Los dos sabían pues que estaban
frente a un igual, pero ella jugaba por una vez con ventaja, y es que conocía
bien la identidad de su padre, y él no debía tener ni idea de quién era ella.
Una vez la vio de bien pequeña, y puso tal cara de indiferencia que hasta su
madre se apiadó de ella y la cubrió con un pañuelo para que no sufriera con el
agravio. Pero bien que se acordaba todavía, vamos que desde ese día odió más su
físico infecto, si cabe, y se juró que haría algo por su dignidad cuando fuera
mayor. Y ahora, mírale, derritiéndose por sus huesitos. Pensándolo bien, vaya
frivolón que era su padre, desde luego que no era para tenerle en mucha estima
si todo lo que le conmovía era un aspecto u otro. Bueno, había que dejarse de
monsergas y actuar. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Hay alguien ahí?- alertó
Rosalinda, con un hilillo de voz.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Sí, princesa, ¿durmió usted bien?
Empezaba a estar preocupado. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-De maravilla, pero a buen seguro
que tendrá usted cosas más importantes que hacer que estar aquí velándome el
sueño, ¡cuán amable ha sido conmigo!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;"><span lang="EN-GB" style="line-height: 200%;">-Mais pas du tout, madame! </span><span style="line-height: 200%;">No la abandonaré hasta que me
asegure de que se encuentra del todo recuperada, no podría perdonármelo jamais.
<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">‘Pero había que ver qué gracia
tenía el condenado con ese deje endiosado, vaya esfuerzos que tenía que hacer
una para acordarse de que era su padre, sino caía como una tortolita en sus brazos!’.
<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Insisto en que le he distraído
demasiadas horas de sus ocupaciones. ¿No tenía nada previsto en mi lugar? Ay,
perdón por el atrevimiento, pero qué maleducada soy preguntando lo que no es de
mi incumbencia…<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Garci había pillado el guiño,
¿conque sí, eh? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Una cita sí que tenía, a decir
verdad, pero me temo que me dieron calabazas…<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Calabazas a usted? ¡Eso no puedo
creerlo! Bueno, ya me estoy metiendo otra vez en lo que no me importa. El caso
es que, sea lo que sea, celebro que estuviera usted libre, sino no sé qué
hubiera sido de mí…<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Oh, cualquier otro apuesto galán
me hubiera suplantado de buena gana, una belleza tan poco común como la suya…
¿Quién llamará ahora? Oui, aló… une lettre pour moi? Vous êtes sure? Oui, oui,
je descends tout de suite. Excusez moi, madame, pero tengo que bajar a recoger
una nota que me espera en la recepción, ¡qué extraño es todo esta tarde!
Volveré enseguida. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">‘Bueno, sea lo que sea, es el
tiempo que yo necesito para pegarme una buena ducha y salir como nueva’, pensó
Rosalinda, que ya empezaba a hartarse de tanta delicadeza. Pensándolo bien, su
padre era un poco rollo como ligue. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Garci bajó los escalones de dos en
dos, perdiendo toda idea de compostura, y en un periquete estaba en el
vestíbulo. Le entregaron un sobre lacrado con unos labios fucsias, vaya
horterada, con razón tenía expectantes a todos los garçons de la recepción del
hotel, así que se fue desplazando disimuladamente del hall a un salón contiguo
para abrirla sin moscones delante. Decía así: <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">“mi perro seductorr si querias
gerra la bas atener tu juana no se rinde fazilmente pero me beo ovligada a
canviar la ora de la zita no me esperres asta las ocxo dela tarde, enel bar del
otel abra un chou que te tenvlarán las piernas si no stas ayi puntual me piro
deste antro con elque tenga el pito mas larjo”<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Desde luego que lo de Jota no era
la ortografía, ¡vaya faltas! Pero volviendo al grano del asunto, si Juanorra le
esperaba a las ocho de la tarde en el bar del hotel, a saber con qué montaje
disparatado y merecido, ¿quién era la princesita que había dejado en el cuarto? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Todos los rizos se le pusieron de
punta. Tenía a una espía disfrazada de tía buena en una habitación esperándole
para descorchar el champagne francés, como quien dice, que no era quien creía
que era. ¿Qué demonio la habría enviado? Estaba claro que era una encerrona de
algún canalla opositor. ¿Quizá los científicos locos se la estaban jugando a él
y a su colega? En ese momento le vibró el localizador de onda larga, y por lo
incandescente que lo notó no podía ser más que una llamada del Infierno. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Oye, habla destructor, ¿tienes la
voz clara?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Mens sana in corpore sano- una vez
cruzadas las contraseñas de rigor –escucha perro del desierto, ¿tú sabes el
pitote que se ha montado por aquí? ¡Esto es un desastre! Juana en plan
vengativo, todo porque mi orgullo pudo más que mi amor y la cité en un antro
tan refinado que me odia… pero hay mucho más, una joven se desmayó a la entrada
del Ritz y tuve que socorrerla, después pensé que era Juana disfrazada pero no lo
es, y ahora estoy convencido de que es una impostora… Vaya nochecita que me
espera! Y yo que quería una semana romántica con Jota sin salir de las sábanas…<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Eso no es nada para lo que te
queda. ¿Has dicho que hay una impostora? ¿No será una bruja? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Pues un hada no es, mira que lo
estuve dudando, porque al no tener sangre humana cuando le pinché en el dedo, y
al haberse desmayado, pero no, no tiene aura dorada, y eso en un hada es
definitivo. Por otra parte tampoco es mortal, así que…<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Así que es la fugada que busco. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Qué fugada? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Ya te explico luego. ¿Está
Juanorra contigo? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Mi Juanita me ha citado a las ocho
en el bar del Ritz, y o poco la conozco o montará una que tendremos que salir
de este lujoso habitat por piernas. Pero a qué viene tanta pregunta, ¿es que te
preocupa algo? Tienes una voz como temblorosa, y por la pinta que echas a la
cámara digital diría que estás sudando, ¿de dónde sales? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Estoy en la brasserie frente a tu
hotel, se llama Chez Pierre. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Aquí delante?- contestó Garci
asombradísimo. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Lo que oyes. Y las noticias van de
mal en peor. Acércate por aquí cuanto antes, por tu padre. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Voy volando. Pídeme una cañita que
estoy en un sin vivir, toda la tarde de aquí para allá. ¡Qué ajetreo!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Dea, pero hay que ver qué mal
aspecto traes, es como si salieras de una guerra! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Peor, mucho peor. ¿Conoces a mi
amigo Pierre? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Ehh… pues no tengo el gusto, ¿pero
nos entiende? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Sí, cosas de <st1:personname productid="la vida. Pierre" w:st="on">la vida. Pierre</st1:personname>, este es
mi amigo Seductor. Perdona, pero no podemos desvelarte más que un nombre en
clave. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Qué tal está usted? Mucho gusto.
Le había visto por aquí algunas veces, ¿verdad?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Certainment, podría ser.- dijo
Garci incómodo, que no podía soportar tener que tratar de tú a tú con un vulgar
mortal, y se le puso una voz como afectada, engolada. ¡Que además hablaran su
propio idioma era demasiado!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Déjate de sutilezas. Tenemos
asuntos de gran calado. ¿A que no sabes quiénes estuvieron por aquí? ¡Los
científicos locos! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Archi y Val? ¡Si es que lo sabía,
tenía que ser cosa de esos dos sabihondos, ésos deben ser los que me han
colocado a la princesa!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Qué coño de princesa hablas? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-La brujita que te dije, la
impostora que se desmayó ahí en medio. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Sí señor, yo también la vi!- le
siguió Pierre muy animado. ¡Desde que dejó el cuerpo de aviación que no tenía
un día tan intrigante!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Pues no lo sé, porque no parecían
tener mucha idea de lo que pasaba, más bien parecía que fueran perdidos y sin
brújula, por lo que comenta Pierre. Vinieron por aquí y le hicieron toda clase
de preguntas acerca de nosotros, de Juanorra, de ti…- le contó De Angelis.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Garci se llevó a un aparte a Dea,
no entendía nada de nada:<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Pero vamos a ver, ¿tú cómo sabes
todo eso? Y ese Pierre, ¿por qué te cuenta a ti lo que les ha contado a los
sabihondos? ¡Esto es un galimatías indescifrable! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Garci, no hay tiempo para
explicaciones, tenemos mucho que hacer. Sencillo y corto: este Pierre es un
mercenario que se vende al mejor postor, y como Valenciennes es un agarrado que
no le promete más que orgías post mortem, pues yo me estiro un poco más y le
regalo esta misma noche dos fulanas y unas hierbas alucinógenas que son <st1:personname productid="la releche. Es" w:st="on">la releche. Es</st1:personname> un método
infalible con los mortales de ahora, el corto plazo, aquí y ahora. Así que ha
largado todo lo que sabía. Se ve que esos dos andan buscándonos las cosquillas,
y mira por dónde que nos van a encontrar donde menos se lo esperen. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Yo qué quieres que te diga, mi
gozo en un pozo, hago cuanto esté en mi mano, pero eso sí, a las ocho tengo que
estar en el bar del Ritz o mi loba me abandona con cualquier empalmado que se
le ponga por delante. Así que, tú dirás- consultó su Cartier una vez más- son
las cuatro y media. </span><span style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></span></div>
Rosa Choverhttp://www.blogger.com/profile/09312537269342054550noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1676268050923678642.post-40907520367695729212012-07-19T02:49:00.000-07:002012-07-19T02:49:15.599-07:00DIECIOCHO: ANGELES Y DEMONIOS DE RAMERAS EN PLACE VENDOME<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-fXp80B1W0bM/UAfXs9T4WFI/AAAAAAAAAco/gayMl6gRbds/s1600/brasserieplacevendome.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="http://4.bp.blogspot.com/-fXp80B1W0bM/UAfXs9T4WFI/AAAAAAAAAco/gayMl6gRbds/s400/brasserieplacevendome.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Satán estaba cada vez más
preocupado. ¿Y si aquella “Energía oscura” acababa por destruirle su Reino?
Aunque, bien pensado, quizá podría negociar con ella, con la Energía, una
salida por lo bajinis, y listo. Esta idea le barruntaba la cabezota desde hacía
un rato. Otro whisky más y daría con la solución al problema. Claro, porque, en
definitiva, ¿lo que buscaba él no era un retiro honroso? ¿Pues no había dicho
mil veces lo cansado que estaba de batallar? Y por otra parte, cualquiera
dejaba el Reino en manos de los inútiles que le rondaban. La esperanza del Mal
era el Redentor, De Angelis, de eso no cabía duda. Pero últimamente se le iba
la olla con algún amorío que le tenía descentrado, si lo sabría él, que le
conocía más que a su sombra. Era un militar de cabo a rabo, eso desde luego,
pero le había pillado en unos renuncios quepaqué… </span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Bueno, su última oportunidad
era la misión de la bruja piruja ésa de <i>Nowhere’s land</i> y la maldita fabricación
de Energía oscura. ¡Pero, eso sí, como fuera otra patraña de aquel liante, de
ésta lo defenestraba de todos sus cargos y lo ponía de patitas en la puerta de
la leprosería, por sus ancestros que sí! Y entonces, ¿quién le quedaba? El
sibilino Valenciennes, pero le faltaban dotes de mando. Era, cómo decir, un
intelectual, sí, pero no era burrote ni sabía levantar la voz, vaya acento de
mariconzuelo que se gastaba, y era mucho Infierno aquel Reino para un pusilánime
con cara de niña abobada. Necesitaba un profesional con las pelotas bien
puestas, vamos, que supiera pegar un golpe de voz y mando. Valenciennes era
capaz de instaurar una democracia o algo peor, o de convertir a sus demonios en
universitarios, con esa manía del conocimiento que tenía. Después suprimiría
las armas en aras de la paz universal y que se dieran por jodidos, porque una
baza así la aprovechaba cualquiera para colonizarles y darles por detrás. Ese
era el problema, Val era un ingenuo, que pensaba que con argucias intelectuales
nada más se conquistaban las tropas enemigas. No, definitivamente no podía
dejar el poder en sus manos porque en unos años estaban todos esclavizados por
alguna otra civilización. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Por eso mismo, y si dejaba que se
fueran al carajo, devorados por la Energía ésa, y a cambio negociaba una salida
por el foro y a malvivir. ¡A descansar! Ahora que, Él sólo no podría
conseguirlo, porque las fuerzas del Mal y las del Bien existían la una por la
otra, así que nadie le concedería su propia destrucción y retirada sin un
acuerdo recíproco. Lo que tenía que hacer era hablar a las claras con Dios y
proponerle que se lo montaran juntos. Total, Dios estaba en las mismas, se le
notaba en la mirada ausente y en los gestos de profunda desidia y apatía. Es
más, en la última partidita de cartas que jugaron hasta se echó una cabezada
que le dejó el triunfo en bandeja. Que sí, que tenía más ganas que El mismo de
dejar el mando. Claro que, a la destrucción del Reino del Bien, quizá no
accediera tan fácilmente. A Dios le importaban mucho sus súbditos, no como a
El, que le tenían hasta el moño. Y firmar su sentencia de aniquilación no era moco de pavo. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Por otra parte, a la Energía ésa
dónde la podrían encontrar. Quizá estaba aliada con Universo, y entonces sí que
tenía más argumentos para involucrar a Dios en sus planes perversos, porque si
había un ente al que el Celestial le tenía verdadera manía, ése era Universo.
Todo porque le estaba restando protagonismo de forma trepidante. Las encuestas
de audiencia decían que el Divino tenía cada vez menos seguidores e idólatras.
Y los centros de culto de los terrícolas no digamos, daba pena verlos hasta en
los días más señalados. Eran tiempos de ciencia y razonamientos, tiempos de
materia y sapiencia, y nadie quería creer en lo que no veía con sus propios
ojos y tocaba con sus manos. Así que el Más Allá tenía los días contados. Salvo
que ocurriera algo verdaderamente apocalíptico que devolviera la fe al mundo. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">En cambio, Universo estaba
exultante. Jamás le invitaban a sus reuniones de trabajo, pero le habían intuido en más de
una, se les colaba como si tal cosa y escuchaba todos sus siseos, vamos que
estaba por todas partes y en crescendo. Los humanos tenían esa ansia de saber,
de viajar por encima de sus posibilidades gravitatorias, y estaban construyendo
cada vez naves más potentes con que investigar lo que había fuera de su
planeta. Y claro, descubriendo descubriendo, cada vez tenían un trato más de tú
a tú con Universo. Y en cambio, con ellos dos, ¡que si quieres arroz Catalina!
Estaba muy bien eso de que Dios había creado el mundo en unos cuantos días, y
las aguas, y las aves, y a los monos, y después a los humanos, ¡je! Pero,
¿dónde se había metido después? ¿Tumbado a la bartola mientras el Demonio hacía
de las suyas? Era todo tan incomprensible para ellos, los de abajo, los
mortales, que habían acabado por pensar que no existían ni el uno ni el otro, y
hasta peligraban los conceptos del Bien y el Mal, tan claros otrora. Y es que,
desde que se inventaron lo de la teoría de la relatividad, el mundo había
dejado de serles amable. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Si, al menos, su contrincante
accediera a mostrarse de cuando en cuando, decirles alguna cosita al oído, una
imagen en movimiento, sangre fluyendo de alguna de sus estatuas, una aparición,
un nuevo Lourdes… qué sabía él, pero esto de no quererles mostrar ni una pizca
de cercanía y tenerles en ascuas… ¡es que no había ni apariciones como antaño!
Así les iban las cosas, claro. Para él que se habían confiado demasiado, como
les dijo el mago Maggiore en su magistral intervención de <st1:personname productid="la ltima Conferencia." w:st="on">la última Conferencia.</st1:personname>
¡Vaya si tenía razón! Y ahora quizás era demasiado tarde y las cosas se les
habían ido de la mano. ¡Razón de más para pillarse una jubilación anticipada y
cargarle a alguien con el muerto! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Todo esto había que explicárselo a
Dios y convenir con El en que mejor negociar una salida discreta y sin
escándalos, a buen precio, que acabar todos humillados por aquellos entes de
última generación que les iban a dejar en el paro y sin derecho a desempleo. No
había que engañarse, ya no estaban para estos trotes, que si satélites de onda
expansiva, guerras bacteriológicas, viajes lunares para turistas, y luego el
internet, que había comenzado como un arma de espionaje militar y mira ahora,
¡les tenían fritos a interferencias! Los humanos les estaban superando, nadie
quería verlo, pero era una realidad. Se habían dormido en los laureles y ya no
había quien parara la evolución, pero él desde luego sería más listo que nadie
y se anticiparía a la debacle que les esperaba… y necesitaba a Dios como nunca
en su tirana existencia. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: center;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">*<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Valenciennes había llegado con
retraso, y parecía una ramera de los barrios bajos. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Pero mujer, ¿cómo te presentas con
esta pinta? ¿Así es como quieres entrar en el hotel más lujoso de París?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Archifranco, ¿pero eres tú? ¡Coño,
pareces un árbol de Navidad! Archi, mi príncipe, ¿pero por qué vas tan
enjoyado? Y con esos tacones, por tu padre, pero si no podrás ni andar…<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Que no? Yo soy un profesional de
la performance, mi viejo. Y si digo que vengo de princesa, pues eso. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Dijimos de putillas, ¿no? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-De féminas, hermano, de féminas. Y
tú has confundido el término con lo único que hay por aquellos lares, golfas de
poca categoría. Trae aquí, vamos a entrar en ese bar de tu amigo como se llame,
y te haré unos arreglos en la trastienda. ¡Menos mal que pienso en todo!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-A veces eres peor que una
marujona. Pues yo que me veía su aquél y todo con estos labios rojos y el pelo
a lo Grace Jones. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Pasa, si te hubieras puesto al
menos unas medias tupidas, ¡pero es que se te ve una pelambrera que no hay
quien se la acabe!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Habrá a quien le de morbo…<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Si fuéramos a ligar, so
pendoncete… pero es que resulta que me has liado para una misión importante y
concreta, ¡y no para un folletín de tres al cuarto!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Archi, amigo, es que no pasas ni
una. Pues una juerguecilla yo estando aquí ya me la pegaba, y luego nos ponemos
en faenas serias con mejor disposición. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡Es que ni los cuerpos de élite os
salváis de las brasas y del golfeo! ¿Pero tú crees que yo he interrumpido mis
estudios y quehaceres para pegarme unos dancings contigo? Eso, por no decir
cosas más vulgares que no quiero ni mentar… Con la de hadas estupendas que
tengo yo en el Cielo para elegir, anda que me iban a pillar aquí con una
pelandrusca… <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡Qué sieso eres! Bueno, pues hala,
sin perder más tiempo vamos a ver esos apaños que quieres hacerme. Ya vendrán
tiempos mejores. ¡Y anda con más garbo, que mucho tacón pero pareces un pato
mareado!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Sí, en eso te doy la razón, estas
sandalias tan chic cómo son de incómodas. Y eso que son unas Charles Jourdan,
el pobre cada año nos envía ni sé la de modelos para ganarse un puestecito bien
apañado en nuestro reino, y yo es que no sé ni dónde meterlos. Pobre infeliz, a
ver qué se encuentra el día que llame a nuestra puerta, porque estos favores
mundanos no están nada bien pagados. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span lang="EN-GB" style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Bon jour, <st1:place w:st="on"><st1:city w:st="on">Pierre</st1:city></st1:place>,
mon ami. Comment ça va? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span lang="EN-GB" style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Oui, Mademoiselle?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Ici Valenciennes, eo!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡Valenciennes, qué alegría verte,
ni te había reconocido así de camuflaje!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡Oh, hay que ver cómo has
aprendido nuestra lengua inmortal! ¿Qué pasó? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Un coma de nada, veinte días con
un pie aquí y otro allí, y entre tantas luces y sombras pues aproveché para
coger un poco de culturilla.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-O sea que, ¿pudiste ver algo de lo
que te espera? Si me llegan a avisar de que estabas entre pinto y valdemoro, te
hubiera hecho una visitilla...<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Ya me hubiera hecho falta, ya...
Aquí nadie cree lo que cuento, piensan que son alucinaciones de comitoso. Pero
yo vi lo que vi, y de nubes esponjosas y hadas buenas con alas, nada de nada.
No dejé de estar inmerso en túneles vidriosos y más oscuros que la noche
cerrada, pensé que me había quedado ciego y sentía mi cuerpo como flotar. Y
luego recuerdo convulsiones, dolores, en fin, nada agradable. Espero que el día
que la palme del todo sea otra cosa- dijo Pierre, guiñándole el ojo al diablo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-No temas, bandido, que yo te
estaré esperando cuando sea la definitiva, ¡y con todo lo que te tengo
prometido tu muerte será jauja, descuida! ¿Qué opinas, Archi? Os presento, mi
amigo Archi, mi amigo Pierre. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Es uno de los tuyos?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Sí, y no. En fin, no podemos
decirte mucho, pero estamos en una misión secreta y necesitamos tu inestimable
colaboración. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Faltaba más. ¿En qué puedo
ayudaros? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Lo primero es lo primero.
Necesitamos ir a la toilette. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Está bien, ¿a la de mujeres o a la
de hombres? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Mujeres, claro. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Claro, claro. Aquí os espero. Os
voy poniendo algo. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Una baguette bien pringosa de
mantequilla para mí. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Oh, nada, gracias, llevo mi
oxígeno conmigo. Hasta ahora. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡Ay! ¿Pero qué haces? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡Pues arrancarte estos pelillos de
la barba, que así no hay quien se crea que eres una dama! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡Las piernas ni las toques, que me
haces polvo!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Vete poniendo estas medias negras
y así lo disimularemos. Y ahora, un poco de maquillaje claro, estos pendientes
de pedrería, y quedarás un pelín más fino. Quiero decir “fina”. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Con lo bien que me iba de ramera
canalla. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Pero para el Ritz, pues no le va. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Bueno, a lo que íbamos, ¿trajiste
el elixir ése de juventud? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Son estas bolsitas que me coloqué
dentro del sujetador, así me dan más volumen, porque llevan aire comprimido
para proteger y aislar las células embrionarias. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Bien, ahora tenemos que
encontrarles. Preguntaremos a Pierre lo primero, ese viejo zorro se cosca de
todo lo que pasa en esta plaza. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Y ese Pierre merece tu confianza?
Parece mentira, un mortal y tú tan tranquilo contándole nuestras intimidades.
No me parece nada seguro. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Los demonios necesitamos aliados,
chérie. Además, este hombre está encantado de ponerle un poco de salsa picante
a su vida. Le tengo dicho que con cada colaboración que me presta, saldrá a un
favor prestado para su próxima vida infernal. Y le he enseñado unas fotos de
brujitas que está lamiéndose los dedos y muerto de ganas de morirse, valga la
redundancia. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Pero qué brujitas? ¡Si son feas
del demonio! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡Y él qué sabe! Yo le muestro
fotos de modelos de las revistas y él se traga que son amigas mías. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Cómo puedes hacerle eso? No
tienes corazón.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Exacto. Dejémonos de sensiblerías.
<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Bueno, mi buen amigo. Pues tenemos
una misión muy importante esta vez. A
ver si puedes ayudarnos. Vamos detrás de la pista de una pareja de tortolitos
que se aloja en el Ritz. Y con lo cerca que te queda, nos preguntábamos si no
habrás visto nada fuera de lo corriente estos días. Quizá hayan venido por aquí
a tomarse una cervecita… ¿Has visto gente “diferente”, o que hablaran como éste
y yo?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Pues mira, sí, ahora que lo dices,
esta mañana vinieron dos tipos pero que muy raros. Una mujer y un hombre que no
paraban de pelear. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Peleándose? ¡Eso sí que sería
raro! ¿Los podrías describir? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Desde luego que no se me olvidan.
Ella era espantosamente fea, vomitiva para ser exactos. Llena de pelos por la
cara, casi con barba, y grasienta, y con una nariz de cortar. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡Es ella, es ella!- exclamaron
ambos excitados. –¿Y de él, que nos dices, bello como una escultura griega? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡Hombre, no diría yo tanto! Un
chiquilicuatre con pinta de soldadito raso, para ser sincero. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Y de qué hablaban? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Pues se pelearon primero en la
puerta, porque ella quería quedarse a comer unas tapitas y el chiquilicuatre
parecía tener prisa, tenía cara de preocupado y miraba a todas partes como si
les fueran a reconocer en cualquier momento. En cambio, ella estaba tan pancha.
<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Y qué pasó? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Pues que acabaron sentándose en la
barra a pedir un tentenpie rápido. Aunque ella se metió tres lingotazos de vino
en un momento en que él se fue a <st1:personname productid="la toilette. Iba" w:st="on">la toilette. Iba</st1:personname> completamente beoda. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Sí, no hay duda de que era nuestra
pérfida bruja. Pero él… se me escapa quién fuera. Quizá se hizo acompañar por
algún esclavo. ¿Y pillaste algo más de su conversación? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Pues bueno, tenían un acento de lo
más difícil, sobretodo ella, que no vocalizaba nada. Eso sí, se sabía cuatro o
cinco palabras en francés que repetía constantemente. Además que no veas la de
gente que tenía por aquí desayunando. Pero pude pillar alguna cosilla, sí. Oye,
¿no me estaré metiendo en un lío con tanto palique? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Pero Pierre, bien que lo sabes,
que te estás ganando la inmortalidad, amigo. Menudas juergas que te esperan a
mi lado en cuanto cruces el umbral, ¿ya no te acuerdas de las pibitas que te
tengo preparadas? ¿Qué te crees, que eso lo tiene todo el mundo, eh?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">A Pierre le babeaban todos los
sentidos y el pitirrín se le ponía tieso de pensar en el Infierno. ¡Con la vida
tan aburrida que llevaba desde que tuvo que dejar el cuerpo de aviación
militar! Total, por una lesión que, en vez de conseguir enviarle al otro
barrio, le dejó impedido de una pierna y con más vida por delante que los
gatos. Así que se decidió por regentar el bar que su padre le había dejado en
herencia, y ahora no tenía más alegría que las turistas que pasaban por allí, y
de vez en cuando, este demonio de Valenciennes, que le había prometido un lugar
en el paraíso después de muerto. Sólo le quedaba esa ilusión, pecar y pecar por
todo lo que llevaba de penurias aquí en la Tierra. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Pues como os iba diciendo: la
señora esa tan fea y el chavalín hablaban en voz baja y mirando a todos lados,
sobretodo él, pero con la excusa de que no me puedo mover mucho con la silla de
ruedas, me puse a su lado como si leyera una revista y capté parte del bacalao
que se llevaban entre manos. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿El bacalao?- dijo Archi. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-El meollo del asunto, es jerga de
aquí, darling. –le contestó Val impaciente. –Prosigue. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Pues resulta –continuó Pierre,
poniéndose más y más interesante a medida que captaba la intriga de ambos -que
querían comprarse unos trajes de faralaes, de baile flamenco, y montar un chou
en el hotel. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Cómo? A ver si no va a ser ella…<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Yo sólo os digo que él parecía muy
reacio, y ella muy dispuesta. Lo sé porque me pidieron una guía de tiendas de
disfraces y todo. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¿Y dónde se dirigieron? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Para mí que no encontraron nada.
Tengo que admitir que estuve un momento despistado, la próstata que no perdona,
y al volver escuché algo como que entrarían desnudos al bar a las ocho y que se
armaría una buena. Claro que estoy un poco sordo del oído derecho y podría ser
que lo hubiera entendido mal. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡Es ella! –repitieron al unísono. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Miraron el reloj que se habían
agenciado. Eran más de las tres de la tarde, así que hasta las ocho les
restaban cinco horas para preparar una estrategia. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡Mi buen amigo, esta vez te has
ganado una perra gorda! ¡Una orgía de cuantas mujeres puedas desear a un tiempo
tendrás esperándote! ¿Y has visto alguna cosa más a destacar? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Bueno, no sé si tendrá
importancia. Hace un rato, no mucho, aparcó un impresionante Rolls ahí
enfrente, lo cual no sería nada fuera de lo normal, de no ser porque se bajó de
él una doncella bellísima, que se desmayó en medio de la plaza. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Ah, ¿y ha entrado en el hotel? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Si, un apuesto galán la recogió y
la llevó con él. Lo que me escamó fue que el cochazo en el que ella llegó,
salió de estampida en vez de socorrerla.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-¡Sí que es raro! El hombre dices
que era un galán, ¿y eso qué es? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Un galán, un caballero muy
elegante. Le tengo visto porque se deja caer mucho por el barrio con damiselas
de todo tipo. O bellísimas o riquísimas, nada excepcional tampoco, claro. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Eso empieza a ser interesante.
–los dos se hicieron un guiño, a buen seguro que se trataba del bello
Garcilaso. Ya les tenían en el bote. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">-Mon cher, nos has sido de una
ayuda inestimable, sabré cómo recompensarte. Hasta más ver.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Pierre se quedó tristón. Con la de
locuras que le esperaban, y él aquí, impedido y quién sabe por cuántos años
más… </span><span style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></span></div>Rosa Choverhttp://www.blogger.com/profile/09312537269342054550noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1676268050923678642.post-27530331005691198882012-03-02T03:45:00.000-08:002012-03-02T03:45:24.907-08:00DIECISIETE: TICKET TO HEAVEN<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> </span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/-nWG_6Modf18/T1Cyb4sE9iI/AAAAAAAAAaA/0eBbPpSiWQ4/s1600/TICKETHEAVEN.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320px" src="http://1.bp.blogspot.com/-nWG_6Modf18/T1Cyb4sE9iI/AAAAAAAAAaA/0eBbPpSiWQ4/s400/TICKETHEAVEN.jpg" uda="true" width="400px" /></a></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">El vejete seguía durmiendo tan ricamente, así que se cambió de vestido en un santiamén. Metió la bolsa en la parte trasera y se instaló de nuevo junto al conductor. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Tío, qué le pasa a tu jefe, crees que le habrá dado un yuyu con tanto movimiento de caderas? Cómo te llamas? Yo soy Rosalinda. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-My name’s Wilson. He takes pills to sleep, look. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Ay pero si hablas inglés de maravilla! ¿Qué has dicho? Wilson, qué rico, como los esclavos del algodón de las pelis. A ver, a ver, ¡pero si esto mataría a un caballo en mi pueblo! Very strong, men! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Pills for erection and then relaxation, you understand? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Por lo poco que comprendo de la composición, esto al abuelete le pone como una moto durante un rato y luego le da el bajón. Suerte que me apliqué más en las clases de formulación química que en las de inglés, algo es algo! Bueno, and now where go? ¿Tiene para mucho sleep el Mister? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-1 hour, I think. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Pues yo no tengo mucho tiempo que perder. No me gustaría echar aquí la noche, la verdad. A ver, ¿cuánto queda para que se haga oscuro otra vez? When is night? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-You mean for dark? Around six more hours. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Eso, tú señálamelo con los dedos que así me aclaro. Seis horas para que anochezca, bueno, entonces no es tan diferente al Infierno, sólo que aquí durante el día se puede respirar y la luz brilla, no abrasa. ¿Cómo diantres me las apaño ahora para encontrar un ticket al Cielo? Tengo dinero, tengo el traje, pero ninguna indicación para llegar. Debe de ser hacia arriba, digo yo. El Infierno por abajo, la Tierra por el medio, y Celeste todo recto al Norte, así lo estudiamos en el cole. Pero claro, del dicho al hecho… Y este pájaro que no tendrá ni idea de estas cosas, lo más cerca que ha estado éste del Cielo es el día que su jefe le da libre y se puede ir con la parienta, como si lo viera… Eh, you know to get Heaven? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Of course, everybody knows! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Ah, mira qué bien! ¡Y yo aquí preocupada! ¡No, si estos humanos van a ser más listos de lo que pensamos por allí abajo! Tell me tell me!</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-You die, madame, and you go to Heaven if you are good enough! Otherwise, you go to Hell!- Wilson puso cara de terror cuando dijo “Hell”. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Anda con el lumbrera éste! ¿Eso es lo que os enseñan por aquí? ¿O sea, que si eres good, al Heaven, no? ¡Pero serás ignorante! ¡Hasta yo sé que el Cielo tiene las puertas selladas a cal y canto! Heaven closed!</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Only for bad people. For good people Heaven is the gift after all efforts here, madame. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Y qué es eso de ‘madam’? Si piensas que esto son esfuerzos, rico, espérate a que desciendas al Infierno y te esclavicen de veras, ¡esto es jauja en comparación! Más te vale disfrutar aquí, encanto, y lo comido por lo servido, que decimos nosotros. What is ‘madam’?</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Madame is lady in French. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Acabáramos! ¿Y French? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-What do you mean? French is the language here! Where do you come from? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Si te lo explico te caes de culo, vamos arranca este trasto, borrom borrrrommm, come on, move!- pues anda, que no se me da mal esto del inglés, se dijo. –He pensado que podemos pasarnos a dar un voltio por el Ritz, a tomar otra copita. Además, corcho, tengo el estómago agujereado, yo no sé cuándo dejaré de tener hambre, quizá al entrar en el Cielo se te pasa…</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">El coche arrancó otra vez de manera trepidante, pero esta vez Rosalinda se había agarrado bien al asiento así que no la pilló desprevenida. Le estaba tomando gusto al trasto aquél. Y Wilson, después de todo, era un enrollado. Limitado, pero buena pieza. Ella, por su parte, se veía como muy suelta. Hay que ver lo que hace viajar, tener dinero en el bolsillo y una cara hermosa, es que menuda seguridad en sí misma que se le pone a una, hasta le da verborrea. Así que la única forma de ir al Cielo era morirse, vaya, pero, ¿cómo se moría un inmortal? Es que tenía guasa el asunto, si no se hubiera empeñado en pasar por la Tierra de paseíto, pues el camino directo al Cielo quizá hubiera resultado menos costoso, pero claro con aquella pinta de bruja decadente, es que no era plan. Ahora entraría como una madam de veras. ¿Y si fingía una muerte? A ver, se ponía delante de un coche que la atropellara, cosa nada difícil visto cómo conducían aquellos energúmenos, cualquiera diría que estaban deseando palmarla. En un primer momento, el impacto la dejaría inconsciente como si fuera una mortal muerta, y después, para cuando recuperara el raciocinio, podía seguir disimulando un rato más. Todo era esperar que ángeles y demonios vinieran a conquistarla para sus fines, claro que igual ellos tampoco picaban, y era arriesgadísimo, por otra parte, que la descubrieran en tierra de humanos. Tenía que pensar en otra cosa. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">El coche dio la vuelta a la manzana siguiente y entró en una plazoleta de lo más elegante. Joyerías, más tiendas, y ¡madre mía, aquéllo sí que era lujazo, el Ritz en todo su esplendor! Era más fastuoso que en el prospecto que tenía Juanorra. De repente, se quedó paralizada y pegada a la tapicería del coche, con los ojos como platos y tiesos los pelillos hasta de las piernas. ¡Oh visión divina, venerada, reverenciada hasta el infinito! El Ritz carecía de importancia ahora que los astros se habían puesto de su parte, y el ser más maravilloso de todo el universo posaba ante ella como si fuera una deidad griega, un coloso llameante, una estructura marmórea sonrosada y semoviente, no hallaba palabras en su haber que abarcaran el placer intestinal que se le puso en marcha. Un primer plano del bello Garcilaso se imponía a cualquier otra visión anterior o posterior. Todo lo eclipsaba. Su padre, en el centro del escenario, en primera persona, sin pantallas protectoras y, oh por Satanás, qué azoro, la estaba mirando.</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: center;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">*</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Garcilaso miraba incesante el reloj Cartier de su pulsera izquierda. Lo primero, por admirar el pedazo de joya que le había regalado aquella francesita muerta de amor por él. Lo segundo, porque estaba que ardía, ¿pero dónde demonios se metía Juanorra? Estaba nerviosísimo, temblando como un colegial en el primer día del nuevo curso y con zapatos nuevos que te van grandes. ¿Sería esto el Amor con mayúscula? Porque él, mucho presumir de conquistas aquí y allá, pero lo que es enamorarse en profundidad… nada de nada. Llegó a convencerse de que lo que no tenía era, justamente, profundidad, y que de donde hay no se puede sacar. Así vivió feliz varios milenios, de fiesta en fiesta y acosado por las féminas y machos de todas las especies, era divino y se sentía igual de bien. Sin embargo, Jota le había roto todos los esquemas de la frivolidad en que transcurría su azarosa vida celestial. Era verla y se le erizaba hasta el vello de las orejas. ¡Mira que era fea! Decir fea era decir bien poco para definirla. Era horrenda, tremebunda, paticorta, grasienta, y qué decir de su carácter pérfido y socarrón. ¡Ya se le empinaba el pirindolo otra vez! En definitiva, nunca había visto cosa igual. Al principio fueron unos amoríos de lo más fogosos, todo eran juergas y emborrachamientos que solían acabar en coma etílico. Hasta ahí, todo en su sitio. Lo malo fue cuando empezó a lloriquear en las ausencias de la amada. Que Jota se ponía burra y flirteaba con otros ángeles, pues él, en vez de haberse bebido dos copas con cualquier maromo o maroma y montarse la fiesta por su cuenta, se quedaba en casa enfurruñado y con ganas de lagrimear. Le cantaba canciones que enviaba en cintas prohibidas, y ella tomándoselo a cachondeo puro y poniéndoselas a los amigotes. Y cuanto más le pisoteaba en el orgullo, más orgulloso estaba él de su Amor con mayúscula. Y más temeroso también, porque cuando ya había dado ese sentimiento por perdido en su excelso ser, se le había aparecido furibundo y exaltado. Así que Garci ya no era el mismo. Sus pillerías, sus escapadas furtivas, sus mafias con Deangelis, nada significaban para él sin su Juanorra del alma. Y ahora que, por fin, la había convencido para pasar juntos siete días, con sus noches, en la ciudad del Amor con mayúsculas, ¿dónde corcho se había metido? El plan ideado por su amigo era que se encontrarían en la plaza Vendôme, delante justo del hotel del que tanto le había hablado. Estaba deseando ver la cara de todos aquellos engolados recepcionistas al ver entrar a uno de sus mejores clientes con aquella esperpéntica Mujer con mayúscula. Garci siempre venía acompañando a artistas de la farándula más cotizada, o sino con señoras de la alta aristocracia que querían pasar unos diítas en su compañía, así que en todo momento era bienvenido al hotel. Sin embargo, hoy les pensaba dejar patidifusos. Les diría que Juana era la vedette más afamada del momento, una rusa extravagante y descendiente del Zar Nicolás. Vaya si los dejaría ‘épatés’, como decían ellos. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Seguía mirando su reloj terrestre impaciente. Como fuera cosa del soldadito que la acompañaba, sería carne de tiburones nada más tener conocimiento su amigo Dea. Por cierto, que lo mejor era localizarle cuanto antes y saber qué diantres estaba ocurriendo. ¡No, si todo eran contrariedades, Dea con el gps desconectado! Eso sólo podía significar dos cosas, o bien estaba pasando audiencia con el viejo Satanás, en cuyo caso ninguna interrupción valía, o había pillado una juerga de aquí te espero y dormía la mona. Pero dos juergas en tan poco espacio de tiempo… ¿Y si Jota, viendo aquel ambiente tan engolado, lo dejaba tirado y se daba el piro? Si lo mejor hubiera sido citarla directamente en un antro putrefacto, se lo había advertido Dea, pero él es que no había podido resistir la tentación del pavoneo ante todas sus anteriores conquistas, que vieran lo que era una arpía de veras... En estas disquisiciones seguía Garci, cuando se apareció ante él un ser angelical que le miraba con ojos de gran sorpresa a través del cristal de un coche. Aquella mirada le era tan familiar. Si no fuera porque conocía bien a Juanorra, diría que era su bello retrato, claro que mucho más joven y hermosa a lo convencional. Y sus cabellos rojizos, que se tornaban cobrizos con el reflejo del sol. ¡Únicamente había dos seres en el universo que podían alcanzar esa tonalidad, una era él, y la otra no podía ser más que su propia descendencia! ¡Dios de mi corazón! ¿Y si aquella criaturita era suya? Pero, ¿suya y de quién más? Bueno, aquello no eran más que precipitadas confusiones, fruto de la desazón que le corroía por la espera. Sin embargo, nada le impedía hacer algunas indagaciones mientras llegaba su bruja. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Se apresuró hacia aquel coche, de modo que pudiera abrirle la puerta antes de que se le adelantaran el chófer o el portero del hotel. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-C’est un vrai plaisir, madame- dijo en perfecto francés, sin apartar los ojos de ella ni un segundo. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Enchantée- dijo Rosalinda balbuceante. Nunca, jamás de los jamases de su vida eternamente circular, se había sentido desfallecer con tanta urgencia. Se asió fuerte de la mano de su padre, en definitiva, y sintió frío al tacto, lo que contrastaba con el fuego interno que, a buen seguro, le había subido a ella hace rato a las mejillas. Pero el tembleque de las cuerdas vocales no era nada comparado con el de manos y piernas. Sintió que se le nublaba la vista y un apagón súbito la dejó en blanco. Rosalinda se había desmayado. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Garçon, garçon, chico, ¡eh! Por mi mentor, ¿no ves que esta dama se ha quedado in albis? Vamos, rápido, avisa en concièrgerie, que envíen tres o cuatro mozos, allez vite!</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Desde luego que el vozarrón enérgico que se gastaba Garci en momentos de crisis contrastaba con su aspecto de príncipe calmado y desafectado. De repente, el desmayo de aquella jovencita le había provocado un malestar fuera de lo común. Lo más cerca que había estado él de un enfermo era con aquel bailarín checo que, a mitad de su mejor pirueta de diez vueltas, inspirada por la musa G, se cayó redondo en medio del Kirov. Y vaya, que no venía nadie a rescatarle en aquel aprieto, así que Terminator se lo cargó a los hombros, al más puro estilo vaquero, lo metió en un coche que paró de urgencias, y lo acompañó hasta un hospital cercano. Lo primero que le había sorprendido era ese olor tan característico de los centros de salud, mezcla de lejía y potingues químicos, pensó. Pero después, cuando comenzó a ver enfermos, sillas de ruedas ocupadas, mascarillas de oxígeno, sangre y camillas, de poco lo tienen que auxiliar a él del grave impacto sensorial que sufrió ante tanta humana realidad. Así que Garci no podía con los enfermos, y menos aún con las enfermedades. No es que fuera un melindroso o algo excepcional, en general era cosa de todos los inmortales esa aversión a la debilidad de la materia. Lo que pasa es que, así como los demonios huían despavoridos porque eran vulnerables a los contagios –véase con la lepra- pues los súbditos del Cielo eran inmunes a cualquier padecimiento físico. Por tanto, simplemente se la solía traer floja, vulgarmente hablando, dicha condición humanoide. En el caso de Garci, más que por miedo, huía de la enfermedad por pura frivolidad; simplemente la fealdad que provocaba ese bicho en los seres humanos le ponía los pelos de punta y hería su sensibilidad artística. Una vez conoció a una hermosa joven modelo que, de una visita para la siguiente, contrajo una disfunción en los ojos que la dejó literalmente vizca. Garci se le acercó por detrás, en uno de sus devaneos de antaño, y le apretujó los pechos con ambas manos, como acostumbraba hacer. Ella gimió de placer, pero cuando tornó la cabeza hacia atrás y le miró con aquellos ojos, que apuntaban uno para Oriente y otro para Occidente, a Garci se le desinflaron los genitales y un sable le atravesó el pecho. No pudo ni besarla, ni acariciarla, ni nada de nada. Y eso por una simple vizquedad en la mirada. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Sin embargo, ahora era distinto. Se sentía enternecido por aquel desvanecimiento repentino de la bella adolescente que tenía en sus brazos. Nada más tocar su piel albergó un escalofrío; no era piel humana. ¿Pero qué era? Podía ser una hada que se hubiera escapado del paraíso, quizá con un amante terrícola y millonario, a juzgar por el cochazo que la condujo hasta el Ritz. Aunque le faltaba un aura de excentricidad y privilegio alrededor del cuello para ser un hada. Tenía, más que otra cosa, mirada de bruja dulce. ¿Pero qué estaba diciendo? ¡Los términos ‘bruja’ y ‘dulce’ eran contradictorios! En fin, tenía que conducirla a una de aquellas habitaciones y descubrir qué se traía entre manos. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Bon jour, Monsieur Duciel. Votre chambre est prête. Vous voulez qu’on amène la jeune fille a l’enfermerie de l’hotel? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-No. Mejor llévenla a una habitación y que la visite allí el médico- Garci no quería arriesgarse a perderla de vista. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-A votre chambre, doncs? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-No, no. A otra chambre. Yo estoy esperando a otra persona todavía. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Bien sur. Garçon, la 405, s’il vous plait! Ne vous inquiétez pas, notre docteur sera immédiatement dans la chambre pour la visiter. Vous acompagner madame? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Oui, certainment. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Lo que había imaginado. Nada más llegar a la habitación, y despedir al botones con unas monedas, se apresuró a hacerle la “prueba del algodón” a la chica inconsciente. Le pinchó con un alfiler el dedo gordo de la mano, y notó un leve estremecimiento en el cuerpo de la chica, pero era una simple reacción química de su parte material. Lo que se temía: nada, ni una gota de sangre humana. Así que en cuanto el doctor asomó por la puerta, le despidió alegando que la jovencita estaba mucho mejor, que había recuperado la conciencia y que todo había sido por falta de alimento. ‘¡Estas adolescentes están todas medio anoréxicas, y así les van las cosas, que no aguantan ni un asalto! Ahora mismo iba a pedir en cocina que le subieran algunas viandas, y listo.’ El doctor se fue con algunos titubeos, todavía insistió un poco en verla, pero Garci fue de lo más convincente y acabó por ahuyentarle. No es que quisiera esconderla, pero desde luego no podía dejar que descubrieran su condición “extraterrestre”, y además un médico de aquí poco podría hacer por una inmortal. Por alguna extraña razón, se sentía protector de aquella muchacha, como unido a ella por vínculos paranormales. Por otra parte, ¿qué había sido del coche que la trajo y sus ocupantes? El Rolls aquél salió despavorido al primer contratiempo, y, ahora que recordaba, el taxista negro que lo conducía es que ni bajó del coche para ayudarla. Está claro que era una bruja, y que había adoptado esa espléndida figura humana para desconcierto del personal. ¡Pero cómo no había caído antes! ¡Aquélla era Juanorra! Dios, ¿pero dónde tenía la cabeza? Por eso sus tribulaciones, su atracción primordial hacia ella, su piel demoníaca, esa mirada incendiaria, y ese cabello sedoso y dorado… sin duda que Juanita le había querido sorprender de lo lindo. ¡Aquella bellaca le había dado su merecido, transformándose en princesa y embaucándole con aquellos encantos de femme fatale espolvoreada y perfumada! Pero, ¿cuál sería el siguiente paso de aquella broma que le quería gastar su amante? El ya la imaginaba, en pleno escarceo amoroso sufriría una transformación a su estado natural, provocándole a él un susto de cortar. ¡Jah! ¡Bien pillada que la tenía! O quizá sólo había querido ponerse a tono con París, en vez de presentarse con su aspecto inmundo en un sitio tan distinguido. A pesar de que esto le extrañaba, porque era mucha Juanorra como para apabullarse por un par de recepcionistas con la nariz estirada. No, no era su estilo amedrentarse; era más bien cosa de una treta que le quería gastar a su enamorado, seguro que por habérsela jugado trayéndola a un lugar tan apestoso para ella, en vez de citarla en los putiferios que ella sugirió. Ahí estaba el mal de fondo. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Pero Garci es que, ni siquiera lo había hecho con mala intención. El lo único que quería era presumir de su erótica fealdad delante de todos aquellos engreídos. Estaba harto de ser un modelo de virtud, de ser el más guapo, el más esbelto, el más bello dandi, y acompañar, a su vez, a longuilíneas y exuberantes divas cuyos huesos podías oler por debajo de la fina carne que las rodeaba. ¡Bellezas sin culo, ni grasa, ni un grano, ni halitosis, ni un mal despertar, y lo peor, sin malicia! Por eso se pirraba por las humanas, que quien más quien menos, algún defectillo tenían. Pero Juana, ¡superaba todas las expectativas! Y ahora, justo, va y se transformaba en cisne, como el patito feo. Cada vez estaba más claro, ¡era una venganza! Y se lo tenía bien merecido, por haberla llevado a un sitio tan cursilón. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Estaba en estas diatribas cuando la bella durmiente despertó. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Eh, dónde estoy?- preguntó de lo más azorada. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">‘Cómo puedes fingir tan bien, condenada?’ se dijo Garci maravillado, hasta para esto era una bruja con todo lo que hay que tener de garbo y soltura. ¡Vaya azoro más bien puesto en su mirada, olé! Y sí, había decidido que le seguiría el juego, a ver hasta dónde era capaz de llegar. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Bon jour, princesa. Espero que se encuentre mejor. ¿Tiene hambre? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Sí, más de la que quisiera.- comentó con un suspiro. Rosalinda no podía dar crédito, su propio padre y no tenía ni remota idea de quién era ella, seguro. ¡Y qué descanso poder entenderse en un idioma mágico e inmortal, sin tener que recurrir a los vocablos franceses, ingleses…! Por otra parte, ¿descubriría esto su juego? Bueno, qué mas daba, cualquier cosa por poderse comunicar de nuevo con soltura…</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-No se hable más. Llamaremos al servicio de habitaciones, y en un santiamén le traerán lo que desee. ¿Unas frutas, quizá, y unos helados?- aquí creyó que la iba a pillar, Jota adoraba los helados con barquillo, se podía comer cuatro de golpe. Pues nada, ni un gesto de anhelo siquiera. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Helados? No, un poco de fruta y chocolate frío, ¿podría ser?- su madre comía tantos helados que le había hecho aborrecerlos. Eso sí, el chocolate la pirraba y además le daría fuerzas para una situación tan difícil.</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">‘Bueno’, siguió pensando el ángel, ‘es que hubiera sido demasiado fácil caer en esa trampa, qué tonto. Jota es una profesional. Está bien, un tanto a su favor.’ Ordenó las viandas por teléfono y volvió a los pies de la cama, en donde yacía todavía la evanescente impostora. ‘¡Qué pechos se gastaba la muy guarrilla! Se le asomaban dos melones esponjosos por debajo de aquel vestido tan sexy! Casi estaba a punto de caer en la tentación de atacarla sin más prolegómenos, pero hubiera sido muy vulgar por su parte, había que aguantar un poco más para ganarle la partida a este demonio de mujer… sin embargo, una aproximación ladina por los bajos…’</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Me perdonará el atrevimiento, pero me vi obligado a descalzarla al tumbarla en la cama, para que no se le amoratasen los tobillos- ‘vaya excusa más lela se le había ocurrido’ –y si me permite, ¡vaya dedos hermosos que tiene usted! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Al tiempo que lo dijo, le cogió uno de sus piececillos desnudos con ambas manos y comenzó a acariciarlo suavemente. Ahora sí. Juanorra tenía, en su aspecto normal, unos piezotes feos como zancos, pero una sensibilidad en ellos que no podría disimular por más tiempo, ni disfrazada de hada madrina. Le apretó los minúsculos deditos en un dulce masaje y a la diva se le puso toda la piel de gallina pura. Los pezones estaban ahora que se le salían del tiesto. ¡Si es que esta argucia ya sabía él que era infalible!</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">‘¡Vaya contrariedad, ahora que la tenía medio atontada llamaban a la puerta! ¿Quién molestaba? ¡Claro, la comida!’. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Voilà, madame, comed un poco que tenéis que recuperar fuerzas. Hay mucho qué hacer- se le escapó una sonrisita delatora, pero ella parecía imperturbable, no le seguía para nada. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Rosalinda tenía un hambre voraz, desde el café con leche de la brasserie matutina que no había probado bocado. Este padre suyo era un caso, no tenía suficiente con citarse con su madre y armarle tantos jolgorios, ¡y ahora quería seducir a la primera jovencita que se le cruzaba en el camino! ¿Pues no decían de él que sólo le pirraban las feas? Ya sabía ella, que lo de la belleza le gustaba a todo quisqui, ¡a buenas horas la miraba con esos ojos de haberla visto en sus buenos tiempos! Vale que su madre triunfaba como la fea más exótica, pero era por su garbo, del cual ya podía haberle pasado un poquito en herencia, ¡pero na de na! Rosamunda salió, para colmo, más sosa y seriota que un funcionario de prisiones. De todos modos, tenía que quitárselo de encima como fuera, no podía estrenarse, como quien dice por eso de la nueva piel, con su propio padre, ni aún sin él saberlo, ni aún siendo bruja por dentro, era una perversidad por encima de sus posibilidades. Claro que… por otra parte, quién mejor que él sería su salvoconducto para entrar en el Cielo?</span></div></div><span style="font-size: large;"></span>Rosa Choverhttp://www.blogger.com/profile/09312537269342054550noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1676268050923678642.post-65899952545735925252011-11-07T03:34:00.000-08:002011-11-07T03:34:52.718-08:00DIECISÉIS: CONSEGUIRSE UN BUEN LOOK<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://3.bp.blogspot.com/-_qFPkM4UbSY/TrfCDtEtgLI/AAAAAAAAAX8/9BWroDYgP3w/s1600/IN%25C3%2589SDELAFRESSANGE.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400px" ida="true" src="http://3.bp.blogspot.com/-_qFPkM4UbSY/TrfCDtEtgLI/AAAAAAAAAX8/9BWroDYgP3w/s400/IN%25C3%2589SDELAFRESSANGE.jpg" width="297px" /></a></div><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Rosalinda se fue al espejo del primer toilette que pudo identificar, no porque entendiera de términos escritos en ese idioma tan raro, sino por los dibujitos, que eran iguales a los de los bares de su barrio. ¡Qué descanso! Allí se pudo descalzar, ¡puagg hay que ver cómo le olían los pies con esas botas de asno que se había tenido que colocar! ¡Con los piececitos tan monos que tenía ahora, vaya pena estropeárselos así! Y los pechos al aire, sin aquella casaca horrible y aprisionadora. Estaba tan cómoda que no se percató de que en el cuarto de baño estaban entrando otras señoras, que al verla desvestirse y el tufo que despedía, se salieron de inmediato tapándose la nariz. ¡Pues que les dieran morcilla, ella tenía para rato! Se puso los pies a remojo, de cuclillas encima del lavabo. Es más, atrancó la puerta por si las moscas. Se lavó los sobaquillos y los pies, al menos eso, ya que el chichi no sabía cómo ponerlo para que le llegara el agua, pero eso aún se podía esconder hasta que pillara una ducha o una fuente. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Las ropas del viejo soldado las metió en el hatillo y ella se colocó la bata de moaré de su madre, arrugada y maloliente como lo demás pero, al menos, le daba aspecto de mujer. Sacó del calcetín el fajo de billetes de DEA que le quedaban, y de la pechera los que le robó al capitán en francos franceses. Al menos tenía para pasar unas horas deambulando y tomarse un par de helados ricos, coca-colas y unos berberechos. Siempre que veía los anuncios de la tele, sacaban esas cosas que comían los humanos a todas horas, y ella para un rato que iba a estar en la Tierra tenía que probarlos, a ver si sabían igual que los que vendían en su pueblo o no. Aunque en esta ciudad nada podía saber igual que en su pueblo, ¡era todo tan bonito! Si el Cielo era todavía más sobrecogedor, desde luego que tenía que haberse transformado antes en hada, ¡había estado perdiendo todos estos años!</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Salió del lavabo y vio que se había formado una cola de impresión. Tres o cuatro señoras que la miraron con cara de lobo feroz y que ya estaban por tirar la puerta abajo. Pensándolo bien, lo de no entender nada tenía sus ventajas, porque a ella plim todos esos insultos que seguro le estaban propinando, no entendía ni palota. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Se terminó el café, que de todas formas estaba más frío que un congelador, y salió otra vez a respirar a la calle. Es que vaya diferencia, eran casi las ocho y media de la mañana, el sol no brillaba, sino que se escondía entre nubes, seguía lloviznando finamente y la brisa era sugerente y fresca. Así podía uno pensar, pasear, irse de tiendas, charlar, y no como en casa que los calores ya le ponían a una los pelos de punta desde buena mañana y la desquiciaban por completo. ¡Esto era otra cosa! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Bueno, tenía que recapacitar sobre varios asuntos, pero todos de primordial importancia. Lo primero, conseguirse un atuendo estupendo para entrar triunfante en el Cielo. Lo segundo, un billete de non retour para el reino del Bien. Y entremedio, no podía perderse aquel hotelito del que se enamoró desde que vio un folleto escondido en los cajones de su madre. Se llamaba “Ritz”, imposible de olvidar porque era igual que las galletas, ¡y era tan exquisito! Ni Juanorra ni ella habían imaginado nunca que podrían conocerlo de cerca. Claro que a su madre no parecía importarle ni un rábano salvo para pavonearse ante las visitas. Tenía aquel tríptico porque se lo había entregado Garci en uno de sus encuentros, y ella no tiraba a la basura nada que le hubiera regalado él, aunque fuera un chicle usado; pero, por lo demás, no parecía que le pusiera demasiado cachonda. A su madre esas cursilerías le daban risa; en cambio, a Rosamunda siempre le acomplejaba ver aquellos lugares y pensar en que nunca tendría acceso. Se había imaginado cientos de veces entrando en ese hotel de la mano de su padre, tan bello, y ella con un traje largo y una corona de diamantes, y la cara cubierta por un velo para que no se le viera lo fea que era. Pero ahora todo era distinto; si se presentaba en ese hotel puede que incluso la dejaran pasar de la puerta, y con la de dinero que tenía, pediría una habitación y se quedaría allí horas y horas, como si fuera una marquesa. ¡Cuánto cambiaba el panorama de uno teniendo buen aspecto! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Please, hotel Ritz? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Preguntó a unos señores con unas cámaras y ojos alargados, pero no entendió nada de su respuesta. Después preguntó lo mismo a una señora muy pizpireta, pero pasó de largo sin responderle. Y finalmente, un hombre con maletín y bastón pareció querer ayudarle. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Certainment, madame, on vous amène là-bas? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">‘Ni pajolera idea, coleguita’. Enchantée –contestó Rosalinda, una de las pocas palabras que sabía decir en parisino. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">El hombre pareció muy contento con la respuesta, y cogiéndola del brazo le indicó un coche que había delante, donde acto seguido un negro con gorra de lo más elegante le abrió una portezuela. ¿Qué podía hacer? Igual era costumbre llevar a la gente a los sitios, y aquel hombre parecía educadísimo, con esos pelos escasos y grisáceos. Igual tenía la edad de su tío Jacinto, unos cuarenta y pico de años, o cincuenta, pero había que ver cómo cambiaban las personas con dinero, si su tío Jacinto llega a tener chófer y maletín de ésos, otro gallo le hubiera cantado.</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Volvió a decir ‘enchantée’ y se metió en el coche de un salto. A ver por qué se iba a negar un capricho como éste. Es más, ¿quién sabe si no le daría una mano aquel hombrecito para ir de compras también? Quizá primero podían ir de tiendas y después aparecer en el hotel Ritz, más deslumbrante que con aquella bata de moaré pestilente. Claro que con el chichi sin lavar irse de probatorios le daba no sé qué. Estaba en estas disquisiciones cuando se quedó patitiesa. ¡El cochazo aquél es que tenía de todo! El abuelete no reparaba en gastos, abrió una nevera y le ofreció chocolates, refrescos, licores… Le preparó una copichuela que sabía a rayos, pero estaba fresquita y se agradecía después del café con leche. ‘Thé à la mente’ le dijo, quién sabe, pero a beber que son dos días. Ahora que, algún licor le tuvo que meter porque Rosalinda es que se puso loca de contenta en un santiamén, y veía al hombre hasta más guapo que antes de subir. Vio cómo le metía la mano por debajo de la bata de moaré y le entró la risa, mientras el hombre le tocaba los pechos con un ansia que no había visto ella jamás. ¡Si nunca había provocado ningún tipo de pasión! ¡Esto de ser tan guapa es que era la bomba! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">El bólido corría que se las pelaba, tal fue el arranque que hizo el trasto que el trasero de Rosalinda quedó pegado al asiento como si tuviera pegamento y los pelos se le pusieron tiesos de la velocidad. El vejete siguió entretenido con sus tetazas un buen rato, y mientras tanto ella se fue aclimatando al ambiente y le siguió dando a las copichuelas como si nada. ¡Aquéllo era vida y lo demás cuentos! Aún iba a tener razón el capitán de la nave, que tanto le advirtió de los peligros de la Tierra. Aunque, bien pensado, si los humanos eran todos así de sobones y estaban tan cascaditos como aquél, vaya que no se iba a pirar rápido al reino de los Cielos. ¡Qué manos tenía el condenado, estaban por todas partes! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Mister, mister- alcanzó a espetarle como pudo la brujilla –shopping! ‘que me lleves de tiendas, so sobón’, pensó para sus adentros.</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Après, après…-le contestó, mientras arrimaba su pantorrilla a la de ella y se frotaba con fruición. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Mister, que le va a dar un soplo el corazón, que ya no tiene edad, mire cómo se le ponen desorbitados los ojos, esto no puede ser bueno para usted…</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Pardon?</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Aquel dinosaurio no entendía ni palabra. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-No good, your heart. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Combien madame? Dites moi, je vous en prie. J’ai jamais vu une beauté comme la votre. Je paierai tou ce qu’il vous faut. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Pues no hay quien le comprenda a usted, mister, pero ese fajo de billetes que saca del bolsillo me vienen que ni pintados para mis fines, así que déme, déme que yo se los guardaré en la pechera mismamente. Esto en mi pueblo se llama ‘prostituirse’, pero ya querrían aquellas ignorantes de Nowhere’s Land encontrarse con un mancebo archiforrado con coche de lujo en el centro de París, ¡je! Toca, toca, ancianete, que ahora si te da el colapso ya es otra cosa. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Después de dos horas de tejemanejes, Rosalinda empezaba a cansarse de tanto arriba y abajo. Aquél enano era el mismísimo ‘duracel’, tenía más marcha que su madre con un pelotón de infantería. Y claro, aquellos pavos que le había regalado valían su precio en oro, ¡cualquiera le cerraba la válvula de escape ahora! Sin embargo, después de un buen rato más de dale que te pego, Rosalinda notó un cuerpo muerto encima de sus nalgas, la baba caída y unos sonoros ronquidos que le supieron a gloria. ¡Por fin! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">El coche seguía incansable dando vueltas por las calles y avenidas parisinas. Rue de tal y rue de cual, ¡estaba mareada! Tocó un mando que parecía el de la tele, y milagrosamente se abrió el espejo que los separaba de los asientos delanteros, así que se encontró con el chófer negro fuma que te fumarás y con la radio a toda virolla. El tío se asustó en el primer momento pensando que le habían pillado in fraganti, pero en cuanto miró por el retrovisor que el viejo seguía roncando, subió más la música y pegó un acelerón que aplastó otra vez a Rosarillo contra el asiento. ‘Vaya’, pensó, ‘pues el negrazo éste tiene cien veces mejor pinta que su dueño. Quizá sea un esclavo, pero está requetebién el condenado, y visto que ya tengo los billetes en la pechera…’. Ni corta ni perezosa, de un salto trepó al asiento delantero y le cogió un cigarro al chófer del bolsillo de la camisa, en un gesto del todo provocativo. Desde luego, vaya soltura que le daba un cuerpo sensual como el suyo ahora, sino de qué este desparpajo en la fea Rosamunda de otrora. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-T’a n’a pas assez avec le vieux, ma belle? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Shopping- repitió, a ver si esta vez tenía más suerte. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Shopping? Bien sur, pas de problème! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Dieron otro viraje de ciento ochenta grados en medio de un bulevar archirepleto de coches y peatones, y una vez en dirección contraria, se dirigieron hacia una avenida lujosísima, que se llamaba Avenue Montaigne. ¡Quién sabe qué rayos querría decir! ¿Sería el barrio ése, Pigalle, de que le habló el capitán de la nave? Ni idea, pero a buen seguro que allí tendrían trapitos a mansalva, y de los que dan ‘caché’. Otra palabra que usaba su madre cuando se empolvaba la nariz con las amistades. ‘¡Para, para, stop, stop! Me caminar, darme un garbeo, you stop aquí’. Si no llega a ser porque con los dedos hizo una uve hacia abajo y simuló dos patitas marchando, aquel negrazo ni papa de inglés, oye, ¡vaya con los parisinos que no hablaban más que su endiablado merengue empalagoso e indescifrable! Bueno, pero el lenguaje de los gestos es universal, así que pas de problema, que decía el hombre todo el rato. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Se arregló un poco la bata de moaré y se hizo un moño como pudo con su larga melena pelirroja. Bien bonita que era, pero ya empezaba a necesitar un buen chapuzón con champú incluido. Las medias se las había roto aquel viejo degenerado, pero es igual, se las quitó antes de bajarse del coche igualmente, ante el estupor del chófer que ya se iba poniendo de lo más cachondo con tanto arremangamiento. Lista. Descendió una de sus esbeltas piernas, y después la otra, tratando de no caer de bruces con aquellos altos tacones que se gastaba. Tenía que parecer distinguida a más no poder, si la vieran sus compañeras de clase, hubieran estallado de envidia, y no digamos su madre, que hasta se hubiera sentido orgullosa de ella, ¡por fin el patito feo acometiendo una obra de nivel! Paseo arriba paseo abajo, si no se decidía ya por alguna butic, como decía el chófer, la iban a acabar confundiendo de señora en fulana, tanto peinar la calle. Leyó a duras penas el rótulo de una tienda más bien discretita; mejor no entrar en plan ‘pretty woman’ aquélla, no fueran a verle el plumero y a humillarla, así que cabeza baja y paso corto, ‘allá voy, Inés de la Fresange o como quiera que te llames’. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Good morning. Inés de la Fresange, thank you. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Excusez moi, madame, vous demandez par Madame de la Fresange?</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Enchantée, yes. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Oh, je suis desolée, madame. Mme. de la Fresange est absente cette semaine. Est-ce que je peut vous aider peut-être? Vous êtes une cliente habituelle?</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Vaya pedorrez! Aquella tipa no le quitaba ojo, la miraba de arriba abajo con cierto aire de superioridad. Y luego aquel acento tan cursi, y esa melodía de su voz dulce. ¿Eran así todas las parisinas? ¡Pues no se correspondían en absoluto con los hombres de la ciudad que ella estaba conociendo, vulgares y corrientes a más no poder y un tanto golfetes! Por otra parte, normal que estuvieran reprimidos con aquellas damas tan archieducadas y altivas, vamos que ni el engolado de su padre en día de ceremonia era tan estudiado. ¡Y encima se empeñaba en hablarle en aquella lengua incomprensible y tan espesa! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Night dress, ok?</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Oh, vous desirez un deshabillé? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Traje de noche, de fiesta, ¿nos entendemos?</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Pour la nuit de noces? Mais bien sur que je peut vous aider! Venez avec moi, madame. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">¡Qué manía tenía aquella maniquí perfecta de decir eso de ‘madam’! Era la palabra que más repetía, ¿qué diantres querría decir? Le hizo un gesto de seguirla y la siguió, no sin antes mirar por la ventana a ver si el negrazo y su coche seguían allí aparcados. Pas de problema, allí estaban. Le hizo un gesto de esperar y se adentró en la fabulosa tienda con aquella cursi de patas largas y finas, más finas que las de ella incluso. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">¡Vaya, por todos los diablos! ¿Aquellos trajes se gastaban las fifis para ir de fiesta? ¡Pero si eran más despechugados que los vestidos de las rameras! Eso sí, tenían un estilo que para qué. Se probó tres modelos archifinolis, a cual más transparente que el anterior. El blanco le quedaba demasiado estrecho, aún con la cintura de avispa que se le había quedado después del hechizo, era un vestido de muñecas. El azul le hacía parecer el hada madrina concededeseos, le faltaba la varita mágica. Y por fin, el fucsia. Entre bordados y transparencias, más que un vestido parecía un picardías de los de antes, pero si eso era lo que se llevaba en París para las fiestas, no había más que hablar. Señaló a la señorita que era su preferido. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Oui madame, c’est un très bon choix, risqué mais très chic. Votre mari va certainment vous adorer la nuit de noces!</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-No sé qué dices de la noche, pero espero haber acertado, monada, porque este modelito me tiene que servir para entrar al Ritz y también para acceder al Cielo, así que como no tenga éxito vengo aquí otra vez y te corto esa lengua tan endiablada que tienes. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Oh la la! Le Ritz! Super bon marriage que vous faites! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-No te entiendo nada, encanto, ¿cuánto money?- le hizo un gesto con los dedos, de esos que también son universales. Eso lo entendió a la primera, y marcó hasta tres. ¿Serían tres monedas? Le dio tres monedas. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Quel bon humeur, madame! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Otra vez aquello de ‘madame’, ¡mecachis! ¿Y ahora por qué se reía aquella tonta, se mofaba de ella?</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-No good?</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Trois mil francs, madame.</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Bueno, pues saco un fajo de billetes y listo. Era un corte ahora tener que sacar los cuartos de la pechera, pero no había previsto la hora de los pagos, así que no quedaba más remedio. La dependienta se la quedó mirando alucinada, como si no hubiera visto nunca una cosa igual. O quizá eran sus tetas, que la dejaban estupefacta. En fin, le tendió un manojo de los billetotes que le había dado el vejete para que ella escogiera. La chica empezó a contar hasta tres mil veces, vaya, no sabía cuánto valdría aquello, pero seguro que era muy caro porque se había quedado con casi toda su pasta. Bueno, luego le soplaría algún otro dinerillo al abuelo y listo. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Salió ufana por la puerta con un pedazo de bolsa archimolona, sintiéndose, por primera vez en su vida, toda una dama de la alta sociedad o jet-set, como decían siempre por la tele. Primer paso, misión cumplida. Ahora no tenía más que aproximarse con aquel cochazo y el vestido de gasa al hotel Ritz, y a ponerse el mundo por montera por primera vez en su sosa vida. No se cansaba de repetírselo: ¡lo que cambiaban las cosas con un buen look!</span></div>Rosa Choverhttp://www.blogger.com/profile/09312537269342054550noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1676268050923678642.post-63904326088454947972011-10-26T02:47:00.000-07:002011-10-26T02:47:29.622-07:00QUINCE: EN PARIS POR SOLEARES<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/-52Spfk9XBao/TqfWqVjthrI/AAAAAAAAAXc/g1OCDRBLq1g/s1600/RITZPARIS.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="241px" ida="true" src="http://1.bp.blogspot.com/-52Spfk9XBao/TqfWqVjthrI/AAAAAAAAAXc/g1OCDRBLq1g/s400/RITZPARIS.jpg" width="400px" /></a></div><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Pero bueno, ¿este viaje es que no tiene fin o qué? Yo quería pegarme un buen revolcón, pero esto es peor que ir al fin del mundo. No recordaba tantas dificultades desde los tiempos de la Reconquista española. ¡Y tú eres un inútil! ¿Cómo puedes salir en misión sin un whiskito, unas patatitas bravas, unos atunes en vinagre…? Llegamos al paraíso terrenal y no se te ocurre más que meterme unas píldoras de largo recorrido, ¿pero qué te he hecho yo? Además, creo que estas mierdas me han inhibido el deseo sexual, o como diablos llames tú a las ganas de follar. Sólo tengo que gases y pedorretas. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡No hace falta que lo jure, señora! ¡Está el ambiente cargado a tope! Pero las pastillas se las di para combatir la melopea que se traía en la frontera, menos mal que le confiscaron los vigilantes la petaca. El alcohol le hubiera hecho explotar las vísceras y hubiera sacado por la boca hasta la primera papilla en la nave. ¡Anda que, vaya modales! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿No lo dirás por cómo te he tratado, gañán? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Si no fuera por mi jefe el primer comandante, bien lo saben los Infiernos que no hubiera podido resistirme a pasarla a cuchillo, ¡vamos, qué humillación! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Jua jua! Te revolvías como un cochinillo cuando te até al volante de la nave y te hice cosquillas en los cataplines. No me divertía tanto desde que vi a una esclava bailar encima de las brasas el verano pasado. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Es usted una descerebrada, si llego a mover un ápice de mi rumbo con las convulsiones que me entraron, estamos ahora en Plutón o estrellados contra el Sol, quién sabe. Si ya sabía yo que una misión así, tan importante, dármela a mí que soy novato, tenía gato encerrado. Bueno, milagrosamente estamos aquí, en menos de una hora la habré depositado en su destino, y podré irme feliz perdiéndola de vista. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Necesito que follemos, me pica el chichi. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Pero no había dicho que…? Es igual, eso no está entre mis obligaciones de soldado. Aguante un poco, mujer, que estamos en medio de la calzada y nos detendrían por escándalo público. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Es que aquí no se puede follar a tutti plen cuando se te antoje? ¡Pues vaya escondite al que me trae Garci! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Shh, sin gritar! En los espacios públicos los mortales son muy pudorosos, que aquí el sexo es cosa de intimidad y no para airearlo a los cuatro vientos. Al menos eso me enseñaron en la academia, señora, así que deje mi bragueta tranquila y no me ponga la mano en el culo, ¡por todos los demonios! ¿No ve que si seguimos así nos vamos a perder? Y esta condenada ciudad es muy grande.</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Y asquerosamente bella. ¿Dónde están los prostíbulos, la gente de mal vivir, los chulos y las putas? Si es que ya sabía yo que a París no teníamos que venir porque me encontraría rara… Además, estoy harta de andar, ¿y si nos teletransportamos a otro lugar?</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-No podemos hacer eso, porque nos descubrirían. El hotel Ritz tiene que estar a menos de una manzana ya. Aguante un poco más. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Tengo sed, quiero un vinito o una cervecita, ¡por tu padre! Este Angelis me va a oír, vamos que te han educado en un campo de concentración a ti, o eres más espartano que un romano de los de antes. Pero yo sé lo que te pasa, con ese acento tan de vaca española en francés, pues te da vergüenza que no te entiendan. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿De vaca española? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Si tú supieras, ¡qué poca culturilla de a pie que tienes! En mis tiempos mozos tuve yo una criadita que venía de París, y la de cosas que me enseñó. No veas cómo voy a quedar con las amistades de Garci, no se espera él lo refinada que me va a encontrar. Y los gabachos cuando alguien habla mal su idioma pues le dicen que lo habla como una vaca española, yo qué sé porqué. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-La verdad que con la ropa que le hemos puesto en la Aduana, que ha quedado mucho más presentable. Aunque hubiera ayudado que se hubiera dado una ducha antes. Yo no tendré culturilla de ésa, pero lo de los jabones y la limpieza es universal, y hasta los demonios se cuidan cada día más en la cosa de la higiene personal. ¡Es que echa un tufo! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Qué sabrás tú? Pues a mi Garci le ponen estos efluvios, así que chitón, ajo y agua. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Ajo y agua? Otra de sus frases, seguro, pero no me lo diga. ¡Mire, ahí está! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-No puede ser, no puede ser, no puede ser. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Bien clarito que lo dice, “hotel Ritz”, y es la plaza Vendôme, como decía el mapa. Mi trabajo me ha costado pero de equivocaciones nada. Ahora que, mirándolo bien, es muy lujoso, ¿verdad? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Muy lujoso? ¡Pero si no me dejarían entrar ahí ni en cien años! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Con estas lentejuelas… si no fuera porque ha roto las medias y se ha cargado los tacones, la cosa podía pasar, digo yo, y con una recomendación del ángel ése… </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-No me dejarán entrar y será un bochorno. Este amor mío es que tiene salidas de peteneras. Una cosa es que esté enamorado, y otra que me confunda con una princesa. Pero la tía Jota encontrará la solución. ¡Ahora lo veo! Esto es un reto, como Garci sabe que me van las cosas estrafalarias, pues se ha propuesto invitarme al sitio más retro y más chic de toda la ciudad, y bien sabe él que conseguiré entrar, aunque tenga que marcarme un baile flamenco. ¿He dicho flamenco? ¡Claro, entraremos disfrazados de artistas! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Escucho ‘entraremos’? ¿Por qué tengo la sensación de que no me iré de vacaciones en media hora? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Si quiere jugar, va a saber lo que es bueno. No sólo me vestiré de faralaes sino que tendremos un gran éxito. Venga, saca la pasta, nos vamos a comprar ropa de sarao, niño. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Un momento, un momento. ¿Por quién me ha tomado? ¡Yo soy un soldado, un militar, y mi misión ha terminado! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Me crees tan imbécil de dejarte marchar estando yo en apuros? ¡Tú no te largas hasta que yo haya entrado por la puerta de la chambre de Garci y lo haya desnudado con mis propias manos! Tu misión está incompleta por ahora, así que da gracias de que no tienes que inventarte un plan de acción porque ya lo tengo yo. ¡Venga, a disfrazarse! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Y dónde encontraremos un atuendo de baile español? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Pues en un tablao flamenco. Si vieras la de noches que me han palmeado a mí en mis buenos tiempos, teníamos un abuelo gitano que compramos a unos bereberes y que nos cantaba por soleares. Así empezó la afición, ¡y en menuda bailaora que me convertí! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Usted bailaora de flamenco? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-A mi Francisco le dio por comprar gitanos andaluces para el negocio, y montó un chou que no veas el éxito que tenía. ¡Era el novamás de Nowhere’s land! Y claro, con tanto cante jondo y tanta sevillana, no me resistí a ponerme encima del tablao yo también. “Las noches de la Juana”, pues no era conocida ni na, pregunta, pregunta a tu padre, seguro que se acuerda de esta vieja leyenda. Les comía la oreja a los gitanos aquellos que los tenía locos de contentos. Y los clientes, ¿pa qué te voy a contar?</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Bueno, que se nos va la pelota. Visto que baila usted de mil demonios, ¿qué sugiere? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Entremos a ese bar, nos tomamos un aperitivito de nada y consultamos la guía local, a ver si localizamos un tablao que haya por aquí. Vamos allí, chingamos unos trajes, y nos presentamos en el hotelazo como Amaya y Jacarandó. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">El soldado, que también se estaba quedando con la lengua seca de tanto palique y marcha, accedió por fin a tomarse un respiro en aquel bar humano, así que entraron y pidieron unos tentenpies. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Y claro, vestidos de luces y con esos nombres, ¿nos admiten?- prosiguió el soldado, ya con la boca más fresca. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-En los hoteles siempre hay un bar, pedazo de cabeza hueca. Tú y yo entramos por la puerta del servicio, y una vez dentro, nos ponemos los vestidos y ¡hala, a montar el sarao en el bar! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Pero nos sacarán de allí a patadas, será una humillación! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-No, si mi bello Garci está en el ajo. ¡Menudas influencias tiene, es el mandamás del Ritz, como si lo viera! Yo le envío un mensaje misterioso a su chambre y le digo que tiene que estar en el bar del hotel a las ocho en punto, pongamos, sin especificarle nada más. ¡Y si quería sorprenderme, será él quien se quede prendao de mi ingenio, je! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Desde luego, señora, ya empiezo a entender por qué la llaman “la leyenda”, es usted una caja de sorpresas. Mucho le tiene que gustar ese Garci para tanta parafernalia. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-No es una cuestión de gusto, cariñito, es que tiene un salero y un savoir faire, que tú no lo tendrás ni aunque vivas cien años. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Al final me voy a pensar que sabe más francés usted que yo. ¿Savuarfer? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Eres un apolillado estudiante y rata de biblioteca, te hacía falta salir por ahí con la Juanorra para saber lo que es la vida. ¡Tanto estudio, tanto estudio, estos pollitos de la escuela militar es que no sabéis hacer la O con un canuto! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Comenzaron a mirar en la guía, y buscaron por “flamenco”, por “tablao”, por “sevillanas”, vamos, que aquello era más difícil que comerse unos chopitos con tomate. Y, a punto de desistir, a Juanorra se le ocurrió una idea todavía más loca. Saldrían a bailar sin ropa. Jua jua, aquello sí que no se lo esperaba Garci…¡Y a ver cómo la sacaba de ésta! Pues no le había hecho una encerrona citándola en un sitio tan finolis, ¡se iba a enterar de cómo las devolvía la vieja! Igual acababan en la cárcel, o en la “prison” que era lo mismo, con unos gendarmes de la gendarmerie francesa. A ella tanto le daba mientras pudieran estar juntos, y pensándolo bien, mejor una putrefacta celda llena de olores y meaditas, que estos lujos tan incómodos para ella. Mira que le dijo que quería ver los putiferios de los barrios bajos, pero él nada, a ponerla a vomitar de tanta cursilería. ¡Ya cambiarían las tornas dentro de un rato, ya!</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">El soldadito estaba horrorizado, pero, de uno u otro modo, veía cercano el final de su misión, y no tendría que seguir aguantando a aquella arpía más que unas cuantas horas ya. Aunque, para ser del todo sincero consigo mismo, cosa que hacía pocas veces, aquella bruja no era tan malvada como se la habían pintado. Incluso se podría decir que le había decepcionado ligeramente, con tantos miramientos por un ángel. El los odiaba y tenía que combatirlos a todos. Es más, todavía se estaba pensando si eliminar a éste o, como le había dicho el Redentor, saltarse las reglas y dejarle en paz en manos de Juanorra. Angelis le convenció diciéndole que sería la propia bruja la que, después de cepillárselo por delante y por detrás, le daría una buena estocada en su ego peor que la muerte. Pero él estaba empezando a dudar, porque veía a la bruja demasiado enamoriscada para hacerle sangre al angelito ése. Bueno, en cualquier caso, hacía bien en quedarse a vigilar. Si no era ella quien después de los polvorones le hiciera daño, él mismo se encargaría de empuñar la espada que lo destruyera, y así lograr su primera victoria frente al Bien. Si se paraba a analizarlo, puede hasta que fuera su primera misión para probarle, para ver si tenía las agallas suficientes de su rango y graduación, así que no podía permitir que las cosas quedaran a medias, y Angelis se sentiría orgulloso de que le hubiera traicionado en aras de una victoria para el Reino. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/-Y7FFdK5f7-0/TqfW1Y6f7YI/AAAAAAAAAXk/4dfLPS8i5KU/s1600/RITZBAND.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="280px" ida="true" src="http://4.bp.blogspot.com/-Y7FFdK5f7-0/TqfW1Y6f7YI/AAAAAAAAAXk/4dfLPS8i5KU/s400/RITZBAND.jpg" width="400px" /></a></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Seguiría bien de cerca a los tortolitos después del chou, y más le valía a Juanorra pegarse la juerga pronto, porque él no permitiría que aquel pretencioso siguiera triunfante por mucho tiempo, burlándose de los Infiernos como si tal cosa. Después de poner la colita a remojo, como quien dice, se las vería con el combatiente soldado Herr Jones Krugger, y de ahí al estrellato. Fama y gloria le esperaban después de derribar al temido Terminator. Eso, y unos buenos billetes que había prometido el sabio Valenciennes, su mentor en el último curso de la escuela de cadetes, para el más bravo de los graduados que lograra vencer a los príncipes de Celeste.</span> </div>Rosa Choverhttp://www.blogger.com/profile/09312537269342054550noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1676268050923678642.post-32784621006592993512011-09-27T04:19:00.000-07:002011-09-27T04:19:43.544-07:00CATORCE: ETERNAMENTE JOVEN<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/-hZldmIoQ-v4/ToGwpAyxlCI/AAAAAAAAAWw/edgSCW5RyN4/s1600/HEIDI.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400px" kca="true" src="http://4.bp.blogspot.com/-hZldmIoQ-v4/ToGwpAyxlCI/AAAAAAAAAWw/edgSCW5RyN4/s400/HEIDI.jpg" width="293px" /></a></div><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Valenciennes tenía bien pegado el oído a las puertas de la alcoba de Satán, y no daba crédito a lo que había escuchado. Él sabía de buena tinta que lo de Nowhere’s land había sido una bacanal de tomo y lomo, y que la vieja Juanorra era una bruja cuya única virtud era la de ser más fea que un pecado, pero de ahí a ser una científica y fabricar la Energía oscura… era mucho suponerle. No se lo creía, que no y que no, tenía que ser un chanchullo del Angel Redentor, uno más para no perder su buena estrella al lado del anticristo. Lo que más le dolía en las vísceras es que ahora que casi le había pillado el asiento, le vencía con otra idea genial, no era justo. </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Por otra parte, de los días gloriosos de Satán no quedaba ni la sombra. El viejito estaba quemando sus últimos cartuchos y ahora se contentaba con cualquier truco. En sus buenos tiempos De Angelis hubiera sido pasado a cuchillo, y sus cataplines ofrecidos a los tiburones para que se los arrancaran de cuajo. Y ahora, ¡una mamadita y hala, a descansar! Estaba cantada la decadencia del imperio si seguían por este camino; por muchas energías oscuras que consiguieran derrotar, sin un buen Jefe aquello se convertiría en un reino de taifas sin cuartel ni mando. Pero él tenía otros planes, y no permitiría que nadie le tomara la delantera. Eso sí, tenía que desenmascarar a la vieja bruja de los barrios bajos y a su amigo el Redentor, antes de que le pisaran los talones con sus farsas. Tenía que descubrir qué se traían entre manos y, una vez que lo supiera, le ofrecería a Satán la cabeza de su primer comandante en finas rodajitas. </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Llamó a su homólogo en el Cielo, Archifranco, para contrastar cotilleos y sabidurías: </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Mi buen colega, ¿qué te trae por estas ondas rítmicas?</span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Tengo buenas news. ¿Tú te acuerdas de aquella vieja bruja con quien se acostaba el gañán de Garcilaso? </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¡Oh, no seas tan duro! El bello Garcilaso es toda una institución por aquí y podría estar escuchándonos. En el Cielo no hay secretos, mi buen amigo. </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Te llamo por línea restringida, un invento de mis ingenios que no falla, así que puedes estar tranquilo que no peligra tu integridad. </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Pues siendo así, hablemos en confianza, como siempre hemos hecho. No soy partidario de las críticas, no me lo permite mi condición, bien lo sabes. Sin embargo, ese pretencioso es inaguantable, cada día más. Y lo peor es que está a partir un piñón con el Jefe. Tú lo tienes mejor ahora, con la ausencia de Angelis en el Congreso te has ganado unos puntos que no veas…</span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¡Qué va! Se ha inventado una patraña y Satán se la ha comido con patatas, pero yo le desenmascararé. ¿Te acuerdas entonces de aquella vieja bruja? </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¿De Juanorra, la leyenda? ¡Cómo olvidarla! Es más, te diría que sigue siendo la amante de Garcilaso casi sin ninguna duda. Se cuecen noticias aquí y allá de sus amoríos y encuentros furtivos, hasta el punto de que el colectivo de musas está que arde porque Garci está empalmado cada dos por tres pensando en ella, y deja abandonados a los artistas a su suerte y riesgo. </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¡No te fastidia! Cada vez me exaspero más. ¿Pues no tuvieron una niñita endemoniada? </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Cuentos de viejas. Yo creo que lo que tuvieron fue un fetito que se abortó por sí solo. </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Que no, que no, estás equivocado. En Nowhere’s land corren rumores de que la pequeña Rosamunda es hija de Garcilaso, y te diré que está a punto de cumplir los dieciocho. Es un engendro más feo que un pie de pato, pero con unas tetitas que ríete tú de la silicona. Son algodón puro. </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¿Y qué? </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¿Pues que dónde has visto tú en el Infierno unos pechitos tan apañados? Eso es cosa de brujería prohibida, y no puede más que ser lo que estamos buscando. </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-No te sigo, pero para nada. </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-A veces eres tan bien pensado que me asombro de que podamos ser amigos. La “tetitas” es nuestra baza de conquista, la oportunidad que estamos esperando. No había pensado en ello, pero la idea va cobrando vida propia a medida que mi excelso pensamiento se acelera. Ella tiene las partículas del bien y las partículas del mal, ¿no te parece fascinante? </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Y prohibido. </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Ése es otro frente a atacar, ¡sí Señor, a veces tu integridad suma puntos! Si llega a oídos de nuestros Jefes que sus primeros espadas joden en casa del contrario, apuesto a que los pelos se les ponen de punta.</span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-El mío nos tiene ligeramente preocupados, ahora que le traes a colación. Dios está de subidón y no para de levitar y tornarse de colores. Le estás hablando y lo mismo se pone rojo bermellón que color canela, todo menos contestarte una pregunta. Lo de la Energía oscura le ha dejado perplejo y me da que se aburre sólo de pensar en ello. Creo adivinarle detrás de aquellos ojos de lechuzo que se le quedan, le importan un rábano las miserias y quehaceres de los hombres, no digamos los divinos, y que el mundo gire a su alrededor, y si te soy sincero, me parece que le quiere dar una oportunidad al Universo ése para ver si hay suerte, coge protagonismo y es su momento para retirarse por el foro. ¡Para que veas! </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¡Pero ésa es una gran noticia! Tú boss atontolinado con la brujería blanca, el mío achacoso y facilón, pues es nuestro momento, Archi. Y la Tetitas nos servirá el plan en bandeja. </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¿Qué plan? </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Ahí te la lanzo. Un reino, y no dos, el Bien y el Mal confabulados en dos cabezas dirigentes, mitad mitad. Y tú y yo al mando. </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¿Pero has perdido el juicio? ¡Nos pasarían la cabeza por la trituradora! ¿Y la Tetitas ésa, o como se llame, qué pinta en esto? </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Es el experimento, ¿no lo entiendes? Es la prueba de que las sinergias del Bien y del Mal pueden cruzarse y crear seres superiores. Si mis cálculos no me fallan, esa chica es una eminencia por explotar, porque tiene todos los genes de lo peor y lo mejor de la inmortalidad. Si conseguimos adquirirla para nuestros fines experimentales, tendremos la clave del éxito en nuestra mesa de mezclas. </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Sí, claro, ¿y si se entera Garcilaso de que tenemos a su hija de conejillo de indias? </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-No creo que a Terminator le importe un pimiento su hija, ni que sepa el santo de su nombre. Se ha convertido en un follador a mansalva y no hay quien le pare, y en esas circunstancias el pito te impide pensar, por muy ángel que seas. </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¿Ah, sí? ¿Y el primer espada del Infierno? ¿Cómo le pararás a ése los pies para que no te desbanque? </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Demostraré que es un farsante y le serviré a Satán la cabeza de la bruja madre en bandeja, que con mis sutiles torturas cantará como una almeja la trama que se traen. No sé todavía cómo, pero los descubriré. Tú vigila los pasos de Terminator, que a buen seguro andará siguiendo los de la vieja bruja. </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Dicen las lenguas que Garci se ha tomado unas vacaciones terrenales, y que pidió una habitación en el Ritz de París para siete días con sus noches. ¡A saber qué artista rica le ha ligado! </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¿Y si no ha sido una artista esta vez? Además, las artistas ricas ya no necesitan inspiración de musas, tienen a sus esbirros para que les hagan el trabajo sucio. ¡Esto tiene que ser cosa del amor!</span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¿Quieres decir que se ha citado con Juana? </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Menos mal que a veces eres audaz. ¡Pues sí, eso pienso! Y si les pillamos tú y yo, el tanto que nos apuntemos será de órdago a la mayor. ¿Has dicho en el Ritz? Prepara un atuendo que nos vamos al paraíso terrenal, amigo Archi. </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¡Pero si tengo un montón de tareas aquí! La fórmula del elixir de la juventud está casi acabada; no obstante, hay algunas deficiencias del producto que me gustaría contrastar antes de lanzarla al mercado norteamericano… Hemos cogido prestadas, ejem, algunas ideas de los científicos norteamericanos en cuanto a células madre embrionarias reparadoras, sin embargo, no se adaptan tan bien como esperábamos a los estómagos regenerativos, y claro, por poco que coman, no dejan de quemar combustible y desgastar los motores... Si llega a oidos de Dios que los humanos pudieran encontrar la fórmula de la inmortalidad fuera de nuestro control, no quieras saber lo que me haría...</span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Cuanto más hablas, más razón tengo. La Tierra es nuestro mercado natural, ¿no? El culto a la juventud eterna es la primera aspiración de que hemos dotado a los humanos, ¿sí o sí? Y vaya, si consiguen entender cómo regenerarse sin ayuda, ¡que nos veo de patitas en la cola del INEM! Entonces, ¿qué mejor que viajar al meollo del asunto y probar de una vez el elixir que has desarrollado? </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Tengo mis temores, porque todavía observo deficiencias en los efectos más inmediatos. Resulta que, de cien casos, hay un diez por ciento cuyas consecuencias son regresiones a la tierna infancia, y eso con suerte, así que, en vez de estabilizarse en los veinte, pongamos, te pasas un milímetro de la dosis y ya te has cargado el sistema digestivo, y el invento. Tengo que conseguir un mecanismo más eficaz antes de efectuar pruebas tan arriesgadas en carne humana. Lo cual es una pescadilla que se muerde la cola, porque mi jefe por un lado quiere resultados, pero por otro no quiere daños colaterales, así que mi equipo y yo estamos entre la espada y la pared. </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¡Qué idea, Archi! ¿Y si le diéramos ese brevaje a la hija de Juana? Con diecisiete años se nos revelará un poco, pero con doce o trece haríamos de ella una auténtica cobaya sin resistencia para nuestros fines. </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Eres perverso y rápido, ¡pardiez que si lo eres! Al no ser humana, los efectos son más difíciles de prever, pero si funciona desde luego que me coronan. Y a Dios no le importará una brujita más o menos, no les lleva la cuenta. </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Eres un cursi, ¡pero te quiero! No se hable más, prepara un atuendo conveniente y nos vemos en la Plaza Vendôme, en frente del Ritz en menos de un periquete, no hay tiempo que perder. </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Bueno, quizá que los novios no hayan llegado todavía. </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Mejor, así tendremos más tiempo para preparar nuestra treta. Iremos de mujeres, ¿qué te parece? </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Me gusta mucho ir de fémina, con alto tacón y de pelirroja. </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Siempre has tenido tu aquél de ramera, científico loco. </span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Te dejo que me voy a hacer la pedicura, la manicura y una depilación a láser. </span></div><span style="font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Pues yo con estos pelos como cerdas, más bien me pasaré la gillete y arreando. Seré una fémina con hormonas masculinas y bien velluda. Me encargo de la reserva y nos encontramos en la brasserie de Pierre a las siete en punto de la mañana. Au revoir mon ami. ¡No me falles!</span> </div>Rosa Choverhttp://www.blogger.com/profile/09312537269342054550noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1676268050923678642.post-54345500911683634942011-07-14T04:45:00.000-07:002011-07-14T04:51:26.020-07:00TRECE: ROSALINDA ATERRIZA COMO PUEDE<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/-7tdqertHDxI/Th7Wn5xQsKI/AAAAAAAAAV0/JH0zQeQiyAQ/s1600/METROPARIS.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="370px" m$="true" src="http://1.bp.blogspot.com/-7tdqertHDxI/Th7Wn5xQsKI/AAAAAAAAAV0/JH0zQeQiyAQ/s400/METROPARIS.jpg" width="400px" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><em>Habíamos dejado a la soldado ROSALINDA embellecida por una pócima mágica y a borde de un navío que la llevaría del Infierno a la Tierra, al París en donde su padre Garcilaso, ángel bello donde los hubiera, se encontraría con la feota de su madre, la bruja Juanorra, o Jota para los bajos fondos. Aquí vuelven después de un corto período vacacional...</em> <em>Rosalinda tiene que convencer al capitán del navío de que es un soldado profesional, y no una brujita asustada que nunca antes salió de su casa...</em></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">A saber qué llevaban aquellas viandas que se había tomado. Fue atracarse de dulces y salados, y caer inmersa en un profundo sueño que la había dejado baldada. Tenía el cuerpo hecho unos zorros, como si hubiera pasado por galaxias y tiempos pretéritos presentes y futuros, que, pensándolo bien, debía ser más que una sensación. Ella que se había hecho ilusiones con ver las estrellitas por las ventanas, o los pececitos si iban por mar, como todo hijo de vecino que viaja de nuevas, y se había quedado roque como una tonta provinciana. ¡Qué valor! ¿Qué hora sería? ¿Qué época y qué estación del año? En el Infierno siempre hacía un espantoso calor y los tiempos circulares te hacían perder la costumbre de preguntar en qué año vivías, al fin y al cabo, la eternidad era un bloque y podías saltar de un espacio a otro del calendario a tu antojo sin que cambiara nada. Pero tenía entendido que la Tierra era otro cantar, y que todo evolucionaba poco a poco y ordenadamente. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;"></span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Un golpe en la puerta la sacó del atontamiento que llevaba: </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Misión cumplida! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">¡Vaya! Tenía que vestirse rápido otra vez con aquellas ropas viejas y sudadas, aplastarse bien sus esponjosas tetas y recogerse el cabello debajo de la boina verde de soldadito. Una vez que estuvo lista/o se apresuró a salir del camarote. ¿Cuánto tiempo había permanecido allí dentro? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Cuánto ha durado el viaje?- preguntó al capitán, que alegremente leía la prensa en cubierta, fumaba una pipa y bebía café. Parecía estar de mucho mejor humor que al partir del Infierno. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Hola, chico. Desayuna un poco, debes de tener el estómago agujereado. ¡Qué manera de dormir! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Sí-contestó Rosalinda toda azorada/o- no sé qué me pasó. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Tranquilo. Es lo normal. Estos viajes ultrasónicos te dejan hecho papilla, el cuerpo se resiente tanto que sufres un desmayo apenas salimos de nuestros confines, y viniendo a la Tierra más aún, porque este planeta tiene una fuerza de gravedad que nuestra naturaleza desconoce. ¡Puta Tierra que te atrapa en sus redes!</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Eh?- dijo la blanca flor desubicada/o. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Digo que aquí, en confianza, cuando has probado a vivir en la Tierra, esto engancha, muchacho, ya lo comprobarás por ti mismo. Hay muchos que vienen a una misión, como tú, y luego no hay quien los encuentre para la vuelta a casa. Se encuentran con que este planeta es jauja, y su ventaja de ser inmortales, ¡la pera, vamos! ¡Y las pibitas, pues más guapas que las brujas, por descontado, y menos divas que las hadas, así que… ya comprobarás en tus carnes si miento o no! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">‘¡Menudo lobo de mar que estaba hecho el capitán!’, pensó. ‘A mí me van a pillar en estos menesteres, vamos, que yo en cuanto elija el traje me las piro para los reinos divinos, anda que he sufrido yo las vicisitudes de la transformación para quedarme con los vulgares humanos, ja!’ Sin embargo, no quiso contradecirlo y asintió con una dulce sonrisa, olvidando por un momento que era un mozalbete y no una princesa. El capitán, por su parte, pensó que aquel soldado era de lo más afeminado, pero con De Angelis nunca se podía saber, porque tanto le daba a la leche que al café. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Estaban ricos los bollos, hijo? Anda, ahora tienes que prepararte, que en unos minutos te dejo en el mismísimo centro de París. Deberán ser las cuatro o cinco de la mañana, están con las primeras luces, ideal para desembarcar. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿De qué año? ¿De qué siglo? ¿Llegaremos a algún puerto?</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Puerto de mar en París? Oye, tú eres de los que se quedaste dormido en las clases teóricas de la instrucción, n’est-ce pas? Bueno, ahora te vas a enterar de lo que vale un peine, porque los gabachos no perdonan a los intrusos y se lo hacen pasar fatal. Ya te puedes buscar una pibita que acepte tus rudas caricias y te allane el camino, o no podrás llevarte ningún gato al agua. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">‘Este tío es que tenía un lenguaje de lo más enrevesado, ¿n’est-ce qué? ¿pibita? ¿gato al agua? Bueno, no entendía ni jota, pero tanto le daba porque ella lo que quería es ir de tiendas y con dinero se llega a todas partes.’ </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Y en qué parte de París me dejarás?- dijo para cambiar de tema. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Lo más seguro es aterrizar bajo tierra. Utilizan unos cachivaches muy prácticos que atraviesan todos los bajos de la ciudad en esta época, así que te deposito en una boca de metro y santas pascuas. Allí te compras un mapa y saldrás en un periquete a la zona que quieras. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Y esta nave puede hacer eso? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Mi nave hace maravillas, bebito. Lo mismo va por aire que por mar que bajo tierra, incluso se deshace en partículas radiactivas en un momento de crisis. A nosotros no nos afectaría ni un ápice, pero a los humanos los desintegramos en un santiamén. Bueno, pues ponte un traje de paisano y arreando. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-No tengo.- todos los vestidos que Rosalinda/o había camuflado en el hatillo eran de mujer. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Empezó a sonar con insistencia una alarma que surgía del control de mandos. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Mi capitán! Una llamada urgente de Control de Aduanas. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">La soldado se levantó con horror de un respingo. ¡Qué contrariedad! ¿Y si la habían descubierto? Tenía que salir de allí cuanto antes, no se fueran al traste sus planes, ahora que había estado tan cerca. La nave ya había enfilado en dirección al centro de París, pero las compuertas estaban herméticamente cerradas, y cualquiera sabía la clave para escapar de aquel tanque. Claro que un descubierto a estas alturas sería su fin, como bruja, como hada, y como soldado, acabarían con ella. Pero, por otra parte, el capitán parecía un tío enrollado, aunque si su cabeza estaba en juego… En ésas estaba cuando el capitán volvió a aparecer por la puerta. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Bueno, caballerito, ahora entiendo alguna cosa más- dijo con rintintín.-¿Así que en misión especial, eh? Me han llamado de la central, que eres un prófugo y que has robado billetes de la compañía de DEA. Y ya sabes, el que roba a un ladrón… ¡es un cabrón, ja ja ja!</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡No me denuncie, se lo suplico! Le contaré la verdad, se lo juro. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Empieza a largar, y veremos qué puedo hacer contigo. De momento, atadle unos grilletes a los pies, tú y tú, como medida de prudencia. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Yo soy un pobre diablo. Me he enamorado perdidamente de una francesita mortal, no podía dejar de pensar en ella, y aquí estoy, arriesgando el culo por estar con ella. ¡Sólo serán unos días, y volveré! ¡Pasaré por todas las esclavitudes y prisiones que haga falta para purgar mis pecados, pero se lo ruego, primero déjeme verla, tan sólo dos días en tiempo humano! Eso será suficiente, y después todos los castigos y puniciones que me inflijan, ya no me importarán. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">El capitán se enjugó las lágrimas. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Ay, que te has enamorado! ¡Yo viví una cosa parecida por Marlene! ¡Qué piernas, qué poderío, qué lengua, qué mujer! Lo dejé todo, arriesgué mi brillante carrera militar, hubiera sido un alto cargo, y a mi mando esperaban las tropas del primer regimiento. De Angelis nunca hubiera ascendido a ese puesto de estar yo en mis cabales. Pero todo lo dejé marchar por esa alemana, la gloria, los honores, las cruces…</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Y qué pasó?- preguntó Rosalinda, conteniendo la respiración. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Marlene me utilizó, y una vez caí a sus pies, me dejó por una mujer española, ¡por una mujer! Yo había ya perdido todos mis galones, y aquí me tienes, en un vulgar puesto de mando de trapicheos. ¡Así es el amor por una mortal! Hijo, ten mucho cuidado, cautela. Mas no puedo impedirte partir. Son malas, son perversas, no lo olvides, tú crees que volverás y que dominarás la situación, pero no es así, ella te envolverá en perfumes, en un amor como sólo ellas lo saben hacer, y te hechizará más que cientouna brujerías tuyas. Pero vete, sé que en una tesitura así serías imparable, y yo ya estoy viejo para pelear con un soldadito y sufrir daños. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Pero, y si no me capturas, qué será de ti?- Rosalinda había conseguido enternecerse y casi los trajes no eran nada comparados con que aquel sentimental fuera castigado por su culpa. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Mentiré como en mis buenos tiempos, me saldré por la tangente, ve sin cuidado que el viejo zorro me debe muchos sobornos a estas alturas. ¡Faltaría más! Dime, ¿dónde piensas llevar a la pibita? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-De tiendas- dijo Rosalindo sin pensarlo siquiera. ‘Las mujeres siempre quieren ir de tiendas, digo yo, aquí en la Tierra como en el Infierno, así que en esto no me pilla’. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">El capitán palmoteó. -¡Excelente idea, llegarás lejos soldadito! Pero prepárate a rascarte los bolsillos, en esta ciudad no te fiarán como en tu pueblo. ¿Cómo te las arreglarás con el dinero? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Llevo un buen fajo de los billetes de DEA- dijo ella en confianza. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Ignorante provinciano! ¿Y con eso piensas llevarla de compras? ¡Vas a hacer el ridículo!</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Por qué?- Rosalindo no había siquiera puesto en duda que De Angelis era una eminencia en cualquier lugar del mundo, y que su dinero corrupto sería bienvenido en todas partes. Sin embargo, ahora pensándolo dos veces, era la clásica trampa en que caería un pueblerino como él –o como ella- que jamás ha salido de su casa. Así que se sonrojó muchísimo. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Anda que si no te llego a preguntar! Pero no te azores, que yo cometí errores peores en mi primera escapada. Menos mal que aquí estoy yo para sacarte del aprieto. Mira, chico, el dinero de contrabando, con franqueza, te lo voy a cobrar caro, así que tú decides, pero como no sea así, mal te veo la luna de miel con tu tortolita… </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">‘Estaba claro que le iban a dar sopas con ondas, pero, ¿qué remedio le quedaba?’ Le miró con ojos desamparados mientras el capitán, sin ninguna delicadeza, le echó mano al bolsillo para sacarle los billetes y cobrarse su botín. Era una forma un poco brusca de decirle que no se fiaba de él, y como no se lo esperaba, hasta le dio una carcajada con el toqueteo. Es más, si no llega a ser porque el capitán estaba a lo suyo y no le interesaban otros pormenores, a punto estuvo de descubrir la falta de hombría de su protegido. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Cincuenta, sesenta, setenta mil…bien, me quedo cien billetitos y no se hable más. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Pero ése es todo mi capital!- no era verdad, llevaba otros cincuenta de reserva en el calcetín, pero había que pelear hasta el último centavo, tal y como se estaban poniendo las cosas. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-No rechistes, que ya sabes lo que puedo hacer. Yo, a cambio, te paso todos estos francos franceses, que bien podrán darte para comer unos días. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Y para las tiendas de mi corazoncito? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Tu corazoncito tendrá que vestirse en las tiendas de Pigalle, que bien picantes que son. Ya verás qué picardías, no has visto nada igual en tu vida. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Refinados?- dijo ella, pensando en su entrada triunfal en los Cielos. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Uy, ni te lo imaginas!- para un paleto de pueblo, pensó, es más que suficiente, y todo lo demás que vieras y gastaras sería un desperdicio en tus manos. –Por cierto, ¿dónde vive esa lindeza? ¿Tendrás su dirección? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Eh?- ¡vaya despiste, eso no lo había pensado. –Pues en Pigalle. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">‘Si ya lo decía yo, se ha ligado a un putón verbenero con ganas de marcha loca’. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Qué fenomenal! Pues bueno, no se hable más, allí que te deposito en un santiamén. Ponte este chisme, es para saltar en marcha, porque mi nave no se puede detener y a la velocidad que iremos más te valdrá haber sacado buena nota en los cursos de pilotaje y planeo de la escuela superior. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">‘¡Ahhhggg, pero si esas clases sólo las tomaban los chicos! Las brujitas estudiaban seducción, encandile, embrujo, y a cambio ellos las llevaban en sus aeroplanos. Como mucho como mucho, a ir en escoba aprendían, y no todas porque, al menos en Nowhere’s land, las escobas a motor eran la última moda y no había quien quisiera seguir las durísimas clases de vuelo simulado. Pensándolo bien, vaya machismo que imperaba en las profundidades del Mal, pero a ella tanto le daba ya. Claro que si ahora se tenía que estrellar y acabar vulgarmente con su belleza otra vez por culpa de un accidente… ¡vaya mala suerte sería!’ </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿No me lo digas? ¡No sabes planear, lo leo en tu cara de pavor! ¿Pero qué tipo de soldado eres tú? ¡A ver, que ya me estoy mosqueando más de la cuenta, quítate la chaqueta, que quiero ver qué cruz gamada llevas en el pecho! Una cosa es ayudar a un soldado bravo pero díscolo, como yo lo fui, y otra muy distinta a un impostor, que ni sabe de instrucción ni de nada…¡Venga, o te quitas la chaqueta o te la arranco yo! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">‘¿Pero cómo diantres se salía de ésta? ¡Con lo suave que estaba el capitán y la había tenido que fastidiar otra vez! A éste no le podía venir con que tenía la lepra, porque lo pasaba a cuchillo en menos que canta un gallo después de haber pasado tantas horas juntos en la misma nave.’</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Pero no puedo hacer eso. Se moriría Ud. del olor putrefacto que despediría si me desnudase. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Es que no te duchas, cerdo? Bueno, aquí he visto de todo, así que no tumbarás a este lobo de mar ni con olor a pies ni a sobaco. Así que vamos. Si la cruz no está grabada en sangre, serás un traidor y te llevaré de patitas por delante a la mazmorra más podrida que encuentre. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">‘No dio clases de planeo, es evidente, pero sí que las dio de embrujos de última hora y emergencia. Así que había que ponerse manos a la obra y jugarle una mala pasada al capitán. Por otra parte, él lo había querido.’ Lo miró con ojos de cordero degollado, acercándole el aliento a las barbas y tratando de no vomitar. Él sí que olía mal.</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Eh, pero qué haces? ¿Por qué me miras así? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Mi capitán, si quería que me desnudara tenía que haberlo dicho antes. ¿Pero no había notado mi anhelo por Ud. desde hace un buen rato? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Rosalinda/o se desabrochó el botón de la bragueta y le quitó el cinturón al capitán, que no salía de su asombro. El aliento gastado del soldado lo estaba dejando ko, y no sabía por qué. El nunca había sido maricón, o quizá una o dos veces de joven que le tocó por obligación, pero por gusto jamás de los jamases. Sin embargo, aquel embaucador tenía algo especial, desprendía las mismas feromonas que las brujas. Mientras Rosalinda le hacía cosquillas al capitán en el cogote, exhalaba un vaho caliente por la boca que dejó toda la habitación impregnada de aroma de eucaliptus. Era la mejor performance de brujería que había ejercido en toda su inmortal vida. El capitán fue lentamente cerrando los ojos y comenzó a emitir unos sonoros ronquidos que retumbaron en toda la cámara. Después se cayó todo lo largo que era en los brazos de la audaz soldado, que lo depositó en el suelo sigilosamente mientras se felicitaba de su éxito. ‘Pronto, ahora tienes que cambiar de voz y hablarles por los altavoces a los arribadores, para que lleguen a destino sin que noten la ausencia del capitán’. Se había fijado en cómo él manejaba los mandos, así que le imitó lo mejor que pudo. Lo difícil era silenciar los fuertes ronquidos que sonaban de fondo. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Rumbo Pigalle, como estaba previsto. ¡Ejem! Avisen cuando todo esté listo. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-A la orden, mi capitán. Dos minutos y cuatro segundos para saltar. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">‘¿Dónde coño habría un protector, o un airbag, en fin, alguna cosa para amortiguar el leñazo que se iba a pegar?’. Lo único que pudo encontrar fue una sombrilla de sol. ‘¿Y si se la llevaba por si acaso? En alguna película terrícola de Mary Poppins había visto a los humanos volar con aquel cachivache lo mismo que ellas con las escobas, así que más valía probar. ¿Y qué sería un metro?’. Sonó la alarma, así que era el momento. Incluso el capitán comenzaba a abrir los ojos, así que tenía unos pocos segundos antes de que toda su furia cayera sobre él/ella. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">‘Hala, allá voy’. Una compuerta trasera se abrió como por arte de birli birloque, debía ser su momento, y allá que se lanzó de culo y sin mirar, eso sí, antes le robó un pequeño fajo de billetes franceses más al capitán. Era lo justo. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Notó cómo el aire caliente la envolvía en el viaje, todo eran humos y miserias. ‘¡Buahh, vaya pedazo de cochinada era la Tierra!’. Antes de que se diera cuenta de nada, ni pudiera pensar en abrir la sombrilla entre tanta negrura, se pegó un buen porrazo contra un elemento metálico en veloz movimiento. Entre su caída libre y aquel objeto que parecía avanzar perpendicular a ella, el mamporro la dejó medio sin sentido, así que por poco no lo cuenta. Sin embargo, Rosalinda era dura de pelar, y en cuanto se vio que aquello corría como un gusano endiablado, decidió tumbarse encima y quedar pegada a su piel hasta que cesara el movimiento. Lo peor eran las paradas que hacía aquel bicho. Cada dos por tres pegaba un terrible frenazo y se quedaba quieto. Entonces, cuando ella pensaba que el peligro había cesado y podía bajar sana y salva, el condenado chisme se volvía a poner en marcha frenética como antes. Tenía un mareo que ya le flaqueaban las fuerzas, y en uno de los traquetreos de arranque, se le deslizaron las manos y todo su cuerpo cayó rodando a los andenes. No sabía qué era aquello, pero si toda la Tierra olía así de mal, como a gas asfáltico, y estaba tan oscuro, no entendía muy bien esa pasión del capitán por este planeta. Seguro que todo lo había dicho para sacarle los cuartos. ¡Y ella que se sintió enternecida con la historia de Marlene! Desde luego que se tenía que apartar del Infierno, porque todo lo que tenía antes de fea –que no ahora- lo tenía de tonta, y así qué carrera iba a haber hecho ella. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Se quedó alucinada de lo que vio con sus ojos. Piojosos durmiendo, borrachos en cajas de cartón apiñados y con una botella en la mano, una loca y sucia mendiga que le quería robar de los bolsillos. ¡Pero si era mucho más asqueroso que Nowhere’s land en hora punta! ¡Así que la Juanorra ponía los ojos de chiribitas cuando le hablaban de darse un garbeo por la Tierra! Debía ser un exitazo su madre por allí. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Eh, quita vieja chocha! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Mignon, mignon, viens ici, n’échappe pas! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">¡Por Satán, no entendía ni palota! Y todos los carteles que pillaba por las paredes de aquel antro estaban en parisino, debía ser. Había que ver, y eso que en el cole le enseñaron que con el inglés se iba a todas partes. ¡Je! Su madre tuvo una criada que venía de París una vez. ¡Pues no presumía ni nada Juanorra con aquello! Incluso tomó algunas clases su madre, que mira que era negada para aprender idiomas, ¿cómo era aquello que se le quedó grabado y repetía a todas horas? ‘Enchantée’. ¡Eso era! ¿Qué querría decir? Sonaba refinadísimo y su madre parecía otra cuando decía esa palabrota, pero claro, a saber si era un insulto, un agravio, con su madre nunca se sabía… </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">En eso que vio a unos chiquillos correr. Los críos siempre sabían todos los escondites buenos, así que podía seguirlos y ver dónde iban a parar. Tenían unas canicas de colores. Si en el fondo esto de la Tierra era como de estar por casa, ¡la de veces que había visto ella a sus hermanos con las canicas! Iban dándoles rebotes cada vez más lejos, y se pegaban unas corridas que Rosalinda estaba acabando su paciencia. Aquello era un laberinto de pasadizos iluminados por tubos de neón y gente maloliente, con un calor muy similar al de su morada. ¿Y si todo era una tomadura de pelo y seguía en el Infierno? No podía ser que todo fuera tan parecido, aunque la lengua que hablaban aquellas personas… Su aspecto, desde luego, no desdecía mucho de lo que ella conocía ya, pero aquella lengua. En el Infierno nunca había oído decir que hablaran más de un idioma, si no fuera el inglés para comunicarse con los esclavos. Le siguieron entrando más y más dudas, y justo cuando estaba a punto de rendirse y preguntar a los niños cómo se llamaba aquel endiablado barrio, los vio dirigirse a unas escaleras empinadísimas y mecánicas. Parecía que fueran a salir de aquellos pasadizos, así que se esperaría todavía unos minutos. Y no había terminado su pensamiento, cuando la luz la dejó casi cegata de tanto esplendor. ¡Demonios, mierda, su madre, vaya jodida! ¿Esa luz era el Cielo mismo o qué? Rosalinda no había visto tanta claridad nunca jamás, y hasta le dolían los ojos y se puso a lloriquear de picor que sentía. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Se terminaron las escaleras y cayó de bruces en el asfalto. Pero esta vez no era piedra maloliente ni humeante, como abajo, sino unos adoquines grisáceos de lo más elegantes. Caían unas gotas que más parecían hilos de lluvia que lluvia de verdad, a juzgar por lo poco que molestaban, y la luz del primer sol escondido la tenía más embaucada que cien aventuras de corsarios y piratas. En la tele había visto cosas así alguna vez, pero la realidad desbancaba todas las imágenes del celuloide. Miró a su alrededor: una hermosa plaza, agua en una fuente, pocas personas caminando, un perro, unos gatos, sobrios edificios que no parecían de cartón sino de cemento, y hasta un bar con mesas en una esquina, donde algunos transeúntes se paraban a leer la prensa y tomar café. ¡Mejor que en el cine! Se quedó así mirando un buen rato. Y desde luego, que el calor sofocante de los bajos no tenía nada que ver con el clima de aquí arriba, ¡ufff! Se respiraba que daba gusto y, es más, hasta se estaba quedando un poco fría a pesar de las muchas prendas que llevaba encima. ¿Cómo le sentaría un café al cuerpo serrano que se gastaba? No sabía cómo llamarían a aquello, pero desde luego tenía la misma pinta que el de su casa, así que lo diría en inglés que seguro que la tenían que entender. Y sino, lo señalaría con el dedo. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Se apresuró a entrar en la tienda y pidió a una señora que servía cigarrillos también: </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Coffee, please? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-C’est de l’autre coté, madame. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿What? –alcanzó a decir. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Other side, madame. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">‘¿Eso quería decir…? Vale, si me lo señalas es más fácil, encanto, que me vaya al otro lado de la barra, ¡pues claro!’. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Finalmente le pusieron el condenado café. Y le cobraron por ello un billete entero. Ah, no, calla, que le daban unas monedas de cambio. Bueno, estos tíos eran más rápidos cobrando que Jacinto en su restaurante de la calle de los Milagros. Ahora, que sabía un millón de veces mejor, eso también había que reconocerlo. Estaba cremoso y dulzón de tanto azúcar que le echó, sabía riquísimo. Bueno, tenía que empezar a pensar. ¿Cuál era su plan?</span></div>Rosa Choverhttp://www.blogger.com/profile/09312537269342054550noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1676268050923678642.post-21831040342798270402011-01-11T04:26:00.000-08:002011-01-11T04:26:18.837-08:00DOCE: SATÁN SE QUIERE JUBILAR<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/_prqH2klhMiM/TSxMJiaPMVI/AAAAAAAAAUQ/31x3b5yP5Vs/s1600/pap%25C3%25A1noelsejubila.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="266" n4="true" src="http://1.bp.blogspot.com/_prqH2klhMiM/TSxMJiaPMVI/AAAAAAAAAUQ/31x3b5yP5Vs/s400/pap%25C3%25A1noelsejubila.jpg" width="400" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;"></span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Satanás estaba que se subía por las paredes. Ni rastro de su primer comandante, y ni vérselas con los soldados del primer regimiento. Era una señal, primero la Cumbre y esa puta Energía oscura o lo que fuera, que le tenía intrigadísimo, y ahora esta jugada maestra de su número dos, que había desaparecido con todo su equipo. Eran muestras inequívocas de una decadencia en el Reino del Mal. Y lo que más rabia le daba era haber visto esa cara de satisfacción que lucía su contrincante supremo al cruzarse un par de manos en la despedida. Rebosante de virtud y más lucero que nunca, Dios se había quedado con la gloria de una batalla ganada por goleada. Valenciennes no estuvo mal, pero él echaba de menos la mala leche que se gastaba su mejor espada. Mirándolo bien, si es que no estaba siquiera con ganas de enfadarse con él. Tan sólo quería tenerle delante para darle un par de tundas, como prolegómeno necesario, y después contarle todos los pormenores y detalles de aquella algarabía de logaritmos y ecuaciones de las que no había entendido ni pajota. Con Valenciennes no se atrevía a reconocer errores, para ese idiota su gran Jefe era requetelisto y una mente privilegiada a la que no se le escapaba nada. Tantos años a su lado y le tenía pero que bien engañado, vaya cretino, como sólo estaba preocupado por ascender y ascender y ascender, la ambición le sorbía el seso y no le dejaba ver dónde estaban los verdaderos agujeros del poder. A veces echaba de menos que le saliera un verdadero traidor, uno que le quisiera derrocar. Porque a ver, en la Tierra cada dos por tres se montaba la de Cristo, era un decir, y se derrocaban unos a otros, por muchos cargos vitalicios que se gastaran. Eso sí que era divertido. En cambio, por los territorios divinos e infernales nadie se cuestionaba quién tenía el mando, y, a decir verdad, Dios y Satán es que tenían ya un cansancio de verse las caras a cada ocasión, que una jubilación, a tiempo parcial aunque fuera, no les hubiera sentado nada mal. A Dios se le veía más allá que acá, eso sin duda. Nunca es que hubiera sido un ser muy de pisar firme, y le iba menos lo de tomar decisiones que a un político antes de las elecciones. Pero es que en esta última Cumbre se le había visto más ausente que nunca. Del morado pasaba al azul, y del azul al dorado, todo el tiempo meditando y levitándose a sí mismo. Si no fuera porque habían planeado aquella Cumbre juntos, hubiera dicho que aquello de la materia oscura, o como diantres se llamara, y el huevo cósmico y tanta parafernalia, le importaba un santo carajo al bendito. En el fondo, entendía el sentimiento, sino estaba cerca de compartirlo. Que eran muchos tiempos circulares viviendo aquellas batallas, y había que darse un respiro, ése era el quid. Todo aquello de las averiguaciones de las supernovas les pillaba muy machuditos, y lo que de verdad ansiaban era un buen sustituto y ponerse a jugar a naipes en alguna playa perdida. A naipes o al julepe, pero con una buena botella de ácido o de oxígeno y hala, a nadar y a despreocuparse, y que otros hicieran el trabajo sucio. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Más de una vez se habían hecho un guiño en este sentido, porque con tantas juergas y tantas endemoniadas contiendas, en más de una ocasión la cosa había acabado en pacto alrededor de la misma mesa, ahora que no le escuchaba nadie. Y cuando les dejaban solos, nada más querían fumarse un buen puro y charlar de sus batallitas. Pues no habían sido peleones ni nada en sus buenos tiempos, había que verle a Dios, con su túnica toda blanca y unos años menos, es que estaba entre dar miedo y tirártelo. Sí, sí, una cosa imponente, con aquellos ojos saltones y tan jodidamente profundos. Vamos, que una mirada suya te hacía perder el sentido. Y vaya voz que se gastaba, no se sabía quién era más fiero de los dos, en definitiva. Pero ahora las cosas eran diferentes, ni se miraban con esa frialdad ni las contiendas guardaban esa astucia de antes, o los ases de última hora debajo de la manga. Diríase que les había llegado el momento de retirarse, eso, retirarse... ¿Pero en quién ponían sus esperanzas? ¿En Valenciennes? ¡Si no sabía ni hacer la o con un canuto cuando le dejaban solo! ¿En Angelis? ¡Vaya golfo estaba hecho! Nadie le había dicho dónde se había metido, pero muy gorda tenía que haberla liado para dejarle colgado un día tan señalado en el calendario. Seguro que era cosa de su amigo Garcilaso el Bello, aquel ángel casi era más listo que su comandante, y muy amigos muy amigos pero él bien que estaba allí, sumiso y a la vera de su Jefe, como debe ser. Lo malo de aquellos dos es que, lo que tenían de listos lo tenían de vagos y maleantes. Estaban metidos en todos los fregados sucios de contrabando, y se dejaban sobornar por un buen chochete o una mamada. ¡Así cómo iban a ponerles a dirigir el reino! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Ejem, ejem, mi señor, ¿da Ud. su permiso? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Bandido, cabrón, soplapollas! ¿Cómo te atreves? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Todo lo que me diga es poco, mi Señor, mi astuto Capitán General jefe de las fuerzas del Mal –je, con lo que le gustaba a Satán que lo llamaran así, no se le podía resistir- soy un desgraciado, un imbécil, un mentecato...</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Sabes lo que haremos? Pasarás una temporadita en la leprosería, eso te quitará la tontería. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡No! ¡Le ruego, le suplico, la leprosería es un lugar infecto, nunca volvería de allí!</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Y qué me importa a mí eso? ¡Para lo que me sirves, mejor estarás entre leprosos, viendo cómo purgas tus culpas y la de todos tus oficiales de cuarta regional! ¡Así sabrán a qué atenerse! ¡Guardia, llévenselo ya! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Señor, señor, por los diablos y las hembras escocidas! ¿Es que de nada van a valerme todos los años de atento servicio? ¡No me prive, se lo ruego, de mi único porvenir! Yo soy soldado y moriré como soldado...</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">‘Vaya, Angelis estaba realmente afectado esta vez’, se dijo Lucifer. ‘Pero si crees que esto se arregla con unas palabritas, poco me conoces, marquesito’.</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Basta, deja de sollozar como si fueras una piojosa enferma ya! ¡No te aguanto! ¡Y dime ahora mismo dónde estuviste o en persona te conduciré a esa leprosería y me encargaré de que las leprosas te jodan bien y todas a una!</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Estuve en una cacería y las fieras nos tuvieron cercado el paso...</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿En la Tierra de parranda? ¡Es lo último! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-No, mi Señor, no es lo que piensa, estábamos con un político muy influyente que está a punto de cascarla y no tiene muy claro qué hacer con su alma todavía. Si donarla a los Cielos, o seguir consecuente con su agnosticismo anterior y no pensar en la muerte, ni en lo que pueda depararle. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Y quién es, eh? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">‘Improvisa, genio, improvisa’, se decía DEA. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Winston Churchill. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Ves cómo eres un zoquete? Ya murió ése, espabilado, y además no recuerdo que fuera agnóstico. No queda alternativa para ti, lepra o rabia, tú dirás qué prefieres. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Bueno, bueno, digo la verdad aunque esté mal visto. No he sido todo lo sincero que cabría... -prosiguió Angelis mientras se acercaba zalameramente a las nalgas de su Señor y se le salía una lengua más larga que viperina. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Mmm... ya puedes afanarte en hacerme el mejor trabajito de tu vida, maricón, y después decidiré si echarte a los leprosos o a los... aaaahhyysssuuuuaaaaaaahhhhh...</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">De Angelis tenía la cabeza como un tarro de mermelada pegajosa y la lengua resacosa y embebida de alcohol, pero nada le gustaba más a Satán y a su pitirrín que el aliento a juerga, si no le conociera... La tenía más pequeña que un recién nacido, así que chupársela y hasta sorbérsela no era problema, lo único que aquello tan fláccido según cómo daba un pelín de dentera, pero nada, nada, no se podían tener miramientos cuando se trababa del Jefe. Así que ahora por arriba, ahora por abajo, ahora la estiro, ahora me la trago, ahora la engaño... vaya que estaban los tiempos difíciles, demonios, cuanto más mayor se hacía más le costaba sacarle todo el jugo, no quedaba nada de aquel brío juvenil...</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Ya más relajados y con el aire acondicionado a tope, porque el calor era de cortar a estas horas, le contó la alucinante historia que le dio tiempo a inventarse mientras terminaba el trabajito. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Pues no, no estuve en la Tierra, ni mi batallón tampoco. Tuvimos una tarea mucho más compleja y que requiere una explicación detenida. Es justo que así sea, mi Señor. Yo no quería darle la alegría hasta que tuviera la batalla bien por la mano, Señor, pero dadas como se han dado las circunstancias... </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Al grano!- este Angelis como le dejaras cuerda es que te contaba una milonga más indefinida y más grandilocuente cada vez. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Al grano pues, mi Señor, sin más dilación. No se hable más, sus palabras son órdenes para mí. Había una bruja con una información archisecreta que teníamos que encontrar, mi Señor. Nos llegó un soplo de que ella tenía la fórmula de la “energía oscura”. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿La misma “energía oscura” de la que hablaban Valenciennes y los otros científicos?- dijo Satán sin poder contenerse. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-La mismísima, Señor. Comprenderá que con un soplo así, era mi obligación comprobarlo, aunque tuviera que ir al lugar más recóndito del Infierno. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Y dónde estaba esa arpía? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-En Nowhere’s land, ¿puede creerlo? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿En ese suburbio? ¿Ahí no es donde se apelotonan los esclavos, las putas de baja estofa y el ganado menos selecto?</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Ciertamente, Señor. ¿Cómo explicarse una cosa así, verdad? La muy zorra se había solapado entre aquellas gentuzas para que no pudiéramos encontrarla jamás. Y desde allí dirigía el más perverso centro de fabricación de “energía oscura” que había visto yo en la vida. Nos quedamos patitiesos, mi Señor, un montaje astral y cósmico, lleno de santeros, de luces negras, de conexiones electromagnéticas, y con un montón de enanos trabajando a destajo para la vieja. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Y por todos los rayos, cómo resolviste ese entuerto? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">‘¡Sí, caramba, Sat empezaba a entrar en el juego y estaba mordiendo el anzuelo como un bebé!’</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Pues tuvimos una larga contienda, mi Señor. Los enanos, en cuanto se dieron cuenta de la encerrona, nos arrearon unos bocados en las piernas que vaya moratones llevamos todos. Se te agarraban a la pantorrilla como sanguijuelas, ¡quisiera yo saber qué elixir les da aquella bruja para tenerlos aleccionados como perros sabuesos! Tanto es así, que algunos de mis mejores soldados siguen arrastrados por Nowhere’s land y todavía no han recuperado el aliento. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Y esa vieja? ¿Y la fábrica? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-La fábrica la hemos fumigado e incinerado, con los enanos dentro. Tendría que haber visto, chillaban como puercos en el matadero y ardían desprendiendo un olor insufrible. En cuanto a la bruja, no quisimos destruirla pues nos habríamos quedado sin la fórmula de la “energía oscura”. Y mucho me temo que habrá que torturarla con alguna argucia especial, porque mucha bruja es ésa. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Pero entonces…- Satán no podía esconder su alegría por más tiempo, si ya sabía él que su fiel Angelis no le fallaba jamás de los jamases, pues bueno era él, ¿cómo pudo desconfiar? Si estaba claro, nadie más que él le podía sacar del entuerto, la cara que se le iba a poner a Dios cuando le notificaran los últimos sucesos y tuviera que morirse de rabia porque la fábrica de la “energía oscura” había estado todo el tiempo en los dominios del Infierno y sus secuaces la tenían controlada. Ahora sólo era una cuestión de tiempo, averiguar su composición y someter a Universo con ella a su antojo- ¡No la puedes perder de vista, o mucho me equivoco o esa bruja es la llave del éxito que necesitábamos!</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Todo está bajo control, mi Señor- ¿No habría ido demasiado lejos con la historieta? Satán parecía un niño con zapatos nuevos, a saber qué haría con él si supiera la verdad... pero él no le iba a sacar del engaño, desde luego. Ahora sólo había que encontrar a Juanorra antes de que saliera de sus dominios, ¡demonios, si debían de estar escapando ya ella y su vigilante! ¡A estas alturas estarían atravesando las aduanas y a punto de zarpar! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Dónde vas ahora, pichón? Tienes que volver a contentar a papá...</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">‘No llegaría a tiempo, si tenía que hacer otro trabajito no llegaría ni para los postres al puerto militar, y sería una catástrofe que Jota partiera sin siquiera saber el lío en que se había metido. Satán tardaría segundos en averiguar el nombre y dirección de la bruja que había visitado De Angelis en Nowhere’s land, y entonces no tendría piedad con Juanorra a su vuelta a casa. ¡Y ella, desinformada, le dejaría en ridículo, que era lo peor de todo!’</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Le propinó dos chupitos de nada y se sirvió de la excusa de preparar unos drais martinis –la bebida que pirraba a Satán- bien fresquitos para sorberle con más fruición. Así es como pudo salir de la alcoba de palacio y dar una llamadita al puesto de mando. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Aquí Redentor, rápido, ¿con quién hablo?</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Mi comandante, soy Cabeza Cortada, para servirle. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Déjate de chuminadas, dime, ¿han llegado dos pasajeros míos?</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Más de dos, mi comandante. Primero fue un soldado chiquito y respondón, más desubicado que un pingüino en Nueva York y que zarpó apenas comenzaba a anochecer. Y no habrían pasado ni tres moscas por aquí que ya teníamos otra clientela nueva. ¡Vaya, cómo están los tiempos de trapicheo va trapicheo viene, se nota que van bien los negocios, comandante! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Eh! ¿Tres pasajeros? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Bueno, los tortolitos de segunda fila han tenido que esperar a que estuviera listo un segundo navío, ¡más de una hora! Pero claro, nos los mandan así, sin avisar... </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Yo no he mandado tres sino DOS pasajeros. ¿Quién coño controla las acreditaciones? ¡Pásame ahora mismo con la central de aduanas, ipso facto!</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Soy Marciano, mi comandante. ¿Qué problema hay? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Por qué no has pedido acreditaciones al pasajero que viajaba solo? ¡Responde, jodido funcionario! ¡Así se te quede el culo como una paella de tanto asiento!</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Pero mi comandante- dijo el funcionata todo azorado- ¿qué más le iba a pedir?, ¡si mostró un fajo de billetes de DEA&CO!</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Qué estás diciendo, un impostor con billetes míos? ¿Dónde está ese navío, se les puede interceptar? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Me temo que no hasta que arriben a destino. Las misiones secretas es lo que tienen...</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Cafre! ¡Desearás ser mortal y poder morir antes de que yo de contigo! Pero ahora me interesa algo más importante que un prófugo. ¿Qué ha sido de la pareja subsiguiente? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿También son prófugos?- dijo Marciano tembloroso. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-No, van correctamente autorizados. Lo que ocurre es que tengo un mensaje para ellos antes de que se embarquen. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Pues vaya mala chance que tiene esta noche, mi comandante, porque el segundo navío partió mientras Ud. y yo conversábamos. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡¡¡¡¡¡Idddiooooottaaaaaa!!!!!!!!!! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">De Angelis colgó exasperado. Le ardía la sangre, no podía pensar, tenía que diseñar un plan y estaba seco de ideas. Y lo malo es que ahora no podía contar con Garci, que estaría frotándose las manos en el paraíso terrenal y a la espera de la Juana. ¡Qué de contrariedades en un momento! Si le hubiera dicho la verdad a Satán, no, de eso nada, que le había puesto ya las carnes de leproso antes de terminar la mamadita. Bueno, ahora tenía que reflexionar y dar con la idea genial. Seguro que se le encendía la bombilla. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Jodido artista, dónde te metes con esos martinis?- chilló Satán, que ya andaba ansioso y con otro empalme de tres pares. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Esperando la ciruela, mi Señor, que está al caer. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Déjate de ciruelas y ven a chorrearme esos etílicos! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">‘Placer obliga’, se dijo el comandante, mientras ponía dos hielos en las copas y otros dos en su boca. Satán chillaría como un tigre en celo esta vez. Después ya pensaría en su futuro y el de toda la especie.</span> </div>Rosa Choverhttp://www.blogger.com/profile/09312537269342054550noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-1676268050923678642.post-83051092760489818712010-12-13T03:01:00.000-08:002010-12-13T04:14:52.885-08:00ONCE: PARIS MON AMOUR<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/_prqH2klhMiM/TQX8yOptP7I/AAAAAAAAATw/u6mqeBRUk7I/s1600/ANITABERBER.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="343" n4="true" src="http://2.bp.blogspot.com/_prqH2klhMiM/TQX8yOptP7I/AAAAAAAAATw/u6mqeBRUk7I/s400/ANITABERBER.jpg" width="400" /></a></div><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Juanorra todavía tardó varios días más que De Angelis en levantar el trasero de la cama. Cierto que le oyó marchar, ella se preciaba por tener el oído más fino del reino, pero emitió un gruñido por despedida y volvió a estirar las patas todo lo larga (o corta) que era, emitiendo graznidos, ronquidos y otras variaciones de sonidos nasales y guturales que le hacían el sueño de lo más animado. A veces roncaba tan pesada y fuertemente, que ella misma se llegaba a despertar sobresaltada, pero le duraba poco el susto y seguía hasta quedarse afónica. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Cuando por fin consiguió incorporarse, el sol estaba en pleno apogeo y la alcoba se había infectado de ratas y gatos que corrían unos tras otros maullando y gritando más que la propia Jota. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Pero qué estruendos, todos fuera de aquí o les corto los cataplines, jodidos! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Los animales salieron más veloces que una cometa, porque el lenguaje de Jota era inteligible para todas las bestias del reino animal, con quienes, por otra parte, tenía tanto que ver. ‘¿Qué hora sería, de qué día?’. ‘¡Rosamunda, engendro, fea caperuza, dónde coño te has metido, por qué no has encendido los ventiladores, las cámaras frigoríficas están apagadas, cerda, verás cuando te coja!’. Siguió desgañitándose las amígdalas pero allí no aparecía ni su hija ni la sirvienta, y no había más que animales, suciedad, mal olor... y el viejo zorro, que también se fue por patas hacía mucho tiempo. Volvió a pensar en él, ¿qué fue lo que le dijo antes del polvete? ¿Pues no fue que le citó con el rey de su amor en París? ¿Y para cuándo sería eso? Bueno, alguna noticia le llegaría, sólo que tenía que tener cuidado para que no diera con ella la envidiosa de su hija, que menuda era, todo el día estaba hablando de ir a la Tierra, de ver sitios bonitos, vamos que se enteraba de que su madre iba para allá y le iba a dar la murga para que la llevara con ella, y eso ni mucho menos, era una chiquilla y bueno, que ella a su edad estaba todavía fregando que te fregarás suelos y comiendo pollas por doquier. En cambio, Rosamunda siguiendo estudios, saliendo de juerga, ¡jo, cómo habían cambiado las cosas! Ahora que, menuda tunda de palos se llevaba en cuanto la encontrara, quizá es que por fin se había comido algún polvorón, cosa dudosa porque entre lo feota que había salido y el poco salero... su madre le auguraba pocos amoríos...</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Jota tenía un hambre voraz, como siempre que se levantaba después de haberse pegado un juergón, y nada que comer en la cocina, más que unos ratolines que correteaban por las baldosas entre escondrijo y escondrijo. De buena gana se asaría uno al horno, ¿pero de dónde sacaba un horno limpio? Mejor hacerse un guisote en el bar de enfrente que la dejara colmada de una vez. Y luego adecentaría ella misma el cristo que había montado en su casa, ahora que, ¡bueno le iba a poner el culo a la sirvienta como tuviera la desfachatez de asomar el morro por allí! ¿Dónde se metería esa condenada avispa? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Bajó los escalones como pudo, así, sin vestirse más que con una bata de guata que había en el armario y que le estaba a explotar de prieta. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Jacinto, ponme un guisote que vengo que me tiemblan las piernas de hambre!</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Marchando, Jota! Hace días que no se te ve el pelo, ¿a quién tenías amordazado en la cama? Confiesa, ¿es verdad lo que dicen las malas lenguas?</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-A todo un pelotón de infantería, Jacinto, que uno a uno han ido entrando y haciéndome la corte hasta que pasé a unos cuantos por la piedra. A unos cuantos yo, y a otros cuantos mi hija Rosamunda.- amor de madre, se dijo, sino la defiendo yo frente a las habladurías de su extrema sosez no habrá quien la pretenda y no me la saco de encima...</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Un pelotón entero? Eso no es lo que se cuece en el barrio, Jota, que dicen que tus amoríos son con uno y no con cientos, ¡y vaya uno! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡El guisote, Jacinto, y menos cotilleos! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Pero... anda dime sólo si ése cascarrabias la tiene dura y te invito al guisote...</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Serán unas gachas con champagne del caro? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Serán! Venga, suelta por esa boca ... </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Uff, hablar con el estómago vacío no se me da nada bien, y no digamos con la lengua como una lija de seca y rasposa...</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Jacinto se frotó las manos y marchó en un santiamén unas gachas, un pan con tomate, unas patatas estofadas con rabo de toro y un cuenco del champagne más carete que tenía. A Jota no la podía estafar, ¡menudo paladar tenía!</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Juanorra devoró sin descanso y bebió hasta ponerse a bailar como una peonza de beoda que iba. Jacinto entonces se dio cuenta de que se había pasado de confianza, siempre se la jugaba la bruja, le prometía algo pero luego se ponía tan ciega de comer y beber que se iba rodando a su casa y no se acordaba de nada de lo prometido. Pero esta vez no la dejaría irse hasta que largara algo de lo sucedido con el viejo comandante, su amigo de la infancia y que ahora ni lo miraba en la cara, con tantos galones como llevaba. ¡Pero bien que le tenía contadas la de veces que se citaba con Jota en el barrio, a saber que se traían entre manos esos dos! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Venga, Jota, no te hagas la sorda ahora, suelta algo o no te fío ni un duro más, ni aquí ni en el super ni en la pollería. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-El zorrón ése tiene cosquillas, muchas cosquillas, en los pies y en los sobacos sobretodo. Basta que le hagas así con el plumero de limpiar el polvo, y se pone más chocho que un algodón. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Y se le pone la cosa empinada todavía, o de eso nada, como dicen por ahí? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Más que un palo seco, Jacinto. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Juanorra ya estaba revolcándose por los suelos de la risa. Menos mal que la había puesto a comer en un sitio apartado, sino la conocería él. Cuando empezaba con las risotadas ya no había nada qué hacer, no le sacaría más que mentiras y anécdotas para escandalizarle, así que la tumbó a dormir la mona en un sofá para que no montara el espectáculo con los otros clientes. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Mientras tanto, Garcilaso no paraba de mirar la hora. ¿Pero dónde se había metido la cachonda de Jota? De Angelis le dijo que ella estaría al tanto para una conferencia visual a esa hora en su casa, pero que si quieres arroz, ya sabía él que Juanorra no estaría a la hora convenida en el sitio justo, ¿así cómo iban a planear la escapada? Pues él tenía que encontrarla, es que se ponía enfermo, seguro que estaba jugando una partida, o con una melopea de tres pares de narices, ¡cómo se ponía de pensar en ella! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-De Angel, cariño, ¿qué fue de tu eficacia? ¡Mi amor no contesta a la videoconferencia, si ya sabía yo!- dijo, localizando a su amigo. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Todo controlado, tortolito, tú no te muevas que te la encuentro en un periquete, esa zorrilla está hinchando el buche, ya verás...</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Ay que me pasan las horas y se me acortan las vacaciones, búscala deprisa!</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Al minuto después tenían un soldado aporreando la puerta del restaurante de Jacinto. El propio barman se había decidido a echar una siestecita después de cerrar el bar, y allí que estaban los dos duerme que te dormirás. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Está cerrado!-gritó-¡vuelva para la hora de la cena!</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Busco a Juana Expósito Fundador!</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Corcho Jota, que te llaman ahí fuera!-le espetó a la bruja dándole un buen codazo. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Rayos, Jacinto, púdrete en tus agobios y diles que no estoy! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Aquí no hay nadie con ese nombre! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Dígale a la hembra Expósito Fundador que la esperan para una videoconferencia, y por todos los infiernos que tenemos que encontrarla. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Una videoconferencia?-Jota pegó un brinco que aplastó las finas nalgas de Jacinto y le dejó los huevecillos hechos papilla-¡voy pitando!</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Como no encontraba la bata se colocó un mantel cubriéndole las partes más pudendas, y salió con las carnes al aire y el pelo alborotado y grasiento. El pobre soldado que había dado el aviso pegó un salto atrás al ver aquello, que más que una mujer parecía un animal salvaje. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Qué pasa? ¡Tú eres igual de feo y yo no me espanto, vaya con estos críos de tres al cuarto, tendríais que haber visto cómo eran las brujas de los buenos tiempos en que los niños se hacían caca sólo de verlas! ¿Dónde vamos? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Me han encargado que la conduzca hasta una furgomóvil, y desde allí la contactarán enseguida vía digital. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Está lejos ese furgón o puedo ir así? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">El soldado le echó una mirada. Juanorra iba descalza, una vasta pelambrera le cubría casi todo el cuerpo y el chichi se lo había tapado con un mantel de color rojo, además de aquel olor indescifrable...</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Vale, vale, no digas nada, espérame aquí que voy por unas pantuflas y un chaquetón. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">‘Y date una ducha’ pensó el chaval, pero calló prudentemente. Sin embargo, Juanorra bajó con el mismo hedor que había subido, y que, aunque él no lo supiera, formaba parte de ella y su atractivo. Tan sólo cuando iba a ver a su amado pluscuamperfecto se embadurnaba de perfumes caros y cremas, pero sin ducharse tampoco. Garci decía que aquellas pestilencias le ponían cachondo, ¡ése sí que era un macho! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Partieron enseguida, y después de bajadas y subidas por las callejas del barrio llegaron a un descampado donde lucía un flamante camión verduzco del ejército satánico. De Angelis sabía cómo organizar las cosas, desde luego. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Bueno, pues ahora entra ahí dentro, y se queda esperando mientras contactan con Ud. No pueden tardar mucho. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Y tú? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Yo estaré aquí fuera vigilando, por si las moscas, además no se me permite escuchar ni ver la videoconferencia. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Era un camión todo confort, anda que los militares no se lo montaban del todo mal. Ella sólo había visto las carracas que danzaban por Nowhere’s land, y desde luego no vestían este cuero, asientos mullidos, música high tech, ¡juahh! El remolque era aún más lujoso... asientos abatibles y consolador incorporado, ¡así no había quien pegara ojo! Había un montón de libros y revistas, pero estaban en inglés, a buenas horas, era demasiado sofisticado para su culturilla de tres al cuarto. ‘¿Hablarían en París como aquella criaducha que tuvo tan refinolis?’, empezó a elucubrar. ¡Bah, al cuerno! El lenguaje del folleteo se comprendía en todas partes por lo mismo. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Escuchó un leve siseo y pensó que habría animales espiándola. Pero no, era el vibrador encima de la mesa, aquello más que un remolque parecía el salón de la casa de los Thyssen que salía en las revistas. Cogió el vibrador con la mano. ¡Jua jua! Hacía cosquillas. Empezó a apretar botones a ver qué más sabía hacer aquel condenado, y de pronto se oyó: </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Coño Juanorra, quieres dejar de jugar! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Se pegó un susto de muerte y se dio la vuelta. Así como por arte de magia la pared se había convertido en una gran pantalla multiforme y coloreada. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Viejo zorro! ¿Qué haces tú ahí? ¿Dónde está mi bello y feroz amante? </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Pues anda, que si no es por mí, ahora se pone, ahora...</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Princesa, cochinilla, miel de mis amores...! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Jota ya empezaba a ponerse las manos en las partes bajas y a chillar como una rata en celo. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Espera, espera, tenemos que hablar. Luego podemos pasar a la acción, pildorita. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Dime, ángel de amor. Mi pubis es todo oídos.- dijo todas las palabras finolis que sabía.</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Nuestro encuentro se acerca, y ese chochito será del Bello Garcilaso en menos que canta un gallo. Tienes que prepararte y partir esta noche. Ahora tengo que irme antes de que me descubran pero sigue las instrucciones del soldadito que te hemos enviado y no lo pierdas de vista, es tu salvoconducto. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Ese imberbe?</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡No discutas vieja bruja, que bastante difícil me lo habéis puesto ya, es lo menos arriesgado que he podido encontraros! Ninguno quería ir contigo porque están rencorosos de lo mal que pagas los favores... -dijo De A metiendo baza. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Zorro, ésta era una conversación privada! Pero está bien, sólo por una vez me pondré solícita y dócil. ¡Nos vemos en París, amor de mis amores! No sin antes... mírame a los ojos... ¡ay por Satán y por todos los diablos que me voy que me voy que me voy...!</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Se escucharon bufidos y rebufos en todos los auriculares, en unos más finos que en otros, y hasta el servidor del correo suspiró de gusto. ¡Endiablada hembra!</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Ahora había que darse prisa y salir de allí en volandas, la noche estaba al caer y no podía perder ni un minuto más antes del encuentro. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Tú, soldadito, vamos, partamos sin dilación!- espetó Juanorra sacando sus robustas patorras del megacamión. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Shhssshhhss, señora, por su padre, no grite! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Jota recordó que había prometido a Terminator que sería gentil y buena viejita hasta llegar a puerto. Luego ya tendría tiempo de desmelenarse en los antros parisinos. Así que sonrió al crío aquél, mostrándose desdentada y con cuatro fundas de oro falso. El chico pensó que este marrón le había caído encima porque era su año de prácticas, pero bien sabía él que era una misión importante, y que como tuviera algún fallo lo dejaban tuerto y alguna cosa más. ¡Ya podía esmerarse porque la misión no era moco de pavo! </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Partamos!</span> </div>Rosa Choverhttp://www.blogger.com/profile/09312537269342054550noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1676268050923678642.post-67343260259020378982010-11-09T03:11:00.000-08:002010-11-09T03:12:30.761-08:00DIEZ: SOLDADO ROSALINDA<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/_prqH2klhMiM/TNksUf814LI/AAAAAAAAAS0/RVzbC9VDWaY/s1600/MUJERSOLDADO.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="270" px="true" src="http://2.bp.blogspot.com/_prqH2klhMiM/TNksUf814LI/AAAAAAAAAS0/RVzbC9VDWaY/s400/MUJERSOLDADO.jpg" width="400" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;"></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">‘Mírate’, se decía Rosalinda para sí, ‘desde que te has convertido a las alturas es que no das una, ahora has fastidiado hasta la bata de mamá, ahhgggrrr, ¡maldito militar de tres al cuarto!’. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Así que no le quedaba más remedio que ir al riachuelo y lavar los manchurrones, con lo que se demoraba todavía más su salida. Lo mejor hubiera sido esperar a que se apagara un poco la luz del campo, pero nada podía detenerla ya, porque las horas corrían en su contra. Había estado leyendo, en el corto espacio de tiempo que tuvo entre que se sentó en aquel banco y la pasada de la tanqueta de aquel idiota, que antes de medianoche tenía que estar pisando firme fuera del Infierno, lo que se dice de forma literal. En otro caso, todo el esfuerzo habría sido en vano y la princesa sin carroza se convertiría otra vez en Cenicienta, como en el cuento que de muy pequeñas les leían a ella y a la prima Betún. De hecho, ya entonces cuando escuchaba la voz de su tía describiendo las bondades de Cenicienta, ella se sentía tan identificada con la protagonista que siempre le caía una lagrimita, escondiéndose para no ser burlada por la insensible de su prima. ¡Quién le hubiera dicho luego que Betún iba a resultar tan profunda, lo que eran las cosas! Por cierto, que tendría que pensar en ella y sus pedimentos en algún momento, sólo que todavía era pronto, primero tenía que conseguir salir de aquel lugar infernal. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">El sol seguía tan tórrido como de costumbre, y si no hubiera sido por el chal con el que se cubría la cabeza, Rosalinda hubiera fenecido de sopor, pero eso, en definitiva, era un tanto a su favor, porque la ribera del río no se llenaría de corrillos de brujas cotillas hasta que bajara el sol; no había un minuto que perder. A medida que se acercaba al agua, pudo observar que, efectivamente, con el sol tan alto como estaba, sólo las esclavas se postraban arrodilladas en las orillas lavando las enaguas coloreadas de las madames del barrio. Nadie más que ellas aguantaba el agua tan helada como estaba a estas horas. Incluso podía distinguir, ¡horror!, a Liliana, la pobre muchachita que atendía a su madre los domingos. Era la misma que había visto azotar en varias ocasiones por pillarla in fraganti probándose los vestidos de Juanorra, y desde entonces cumplía el castigo de lavarle bragas, sostenes y sallones a la vera del río, en la hora que más picara el calor de los días de asueto. Su madre desde luego que no se andaba con chiquitas cuando se trataba de un castigo. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Se escondió de ella por si distinguía la bata de moaré de Jota, toda plateada y cantarina como era de inconfundible, pero no había cuidado, la pobre criatura estaba tan enfangada en sus arduas faenas que no levantaba la vista del agua. ¡Uff! A Rosalinda se le puso el estómago malo de verle las manos amoratadas y de pasa que se le habían quedado a fuerza de frotar toda esa ropa sucia con el agua como cubitos de hielo. Porque el primer barrio por el que pasaba el río bajando los deshielos de los montes altos era Nowhere’s Land; hasta en esto tenían mala suerte, contra lo que se hubiera podido pensar, porque significaba que hasta lo menos las ocho de la tarde el agua no se calentaba lo suficiente como para que los habitantes del barrio se pasearan por allí, al olor de pis de viejo que era como les privaba el ambiente. Todo esto bien lo sabía la brujilla, así que se tenía que dar buena prisa en lavar la bata y salir pitando. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Algunas de las lavanderas se la quedaron mirando extrañadas cuando se desvistió y se puso a frotar las prendas, sin una muesca de dolor por otra parte. Una bruja hubiera aullado de mojarse a esas horas, pero es que además aquella intrigante andaba desnuda y su torso era redondeado y esbelto, y eso sí que las dejaba de una pieza. Así que inmediatamente pensaron que era una esclava más y se le acercaron para confraternizar. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Eh! ¿Tú eres nueva por aquí? ¿Cómo te llamas? ¿Cuándo has llegado? ¿A quién sirves? – se apilaron a su alrededor acosándola a preguntas, algunas incluso amenazantes, por lo que suponía una boca más a chupar en el barrio. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Sin embargo, en cuanto se apartó ligeramente el pañuelo que le cubría el hermoso cabello ondulado, y se le adivinó por debajo la piel de leprosa, pegaron un buen respingo y salieron de allí pegando alaridos. Rosalinda empezó a reír a carcajadas, viendo que dejaban abandonadas hasta las ropas de las señoras, lo que les valdría una buena tunda de palos al llegar a casa con las manos vacías. Pero estaba claro que la aprensión por las enfermedades contagiosas que experimentaban los demonios se la habían inculcado bien a todas estas terrícolas muertas y esclavizadas. Con asombro pudo observar, sin embargo, que la buena de Liliana no se había movido ni un milímetro de su sitio y seguía absorta en sus labores lavativas. Desde luego, o su madre la había conseguido domar a base de palos, o la chica carecía de pudor o aprensión alguna. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Eh, chica! ¿Y tú, no te vas, no te doy miedo?</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">La sirvienta ni se inmutó, ni siquiera levantó la vista. Rosalinda hizo entonces una prueba más para confirmar lo que ya sospechaba hacía tiempo pero su madre nunca quiso creer, y lanzó una piedrecilla que voló por encima de Liliana y aterrizó en el agua salpicándola, con lo que por primera vez la chica se sobresaltó y comenzó a mirar a su alrededor para entender lo que pasaba, pero no vio a nadie, pues la bruja estaba escondida detrás de una maleza. ¡Voilà, era sorda! Esa era la explicación a tantas preguntas, a tantos azotes que le habían propinado a sus espaldas por no escuchar las alertas ni las reprimendas, y la razón de que siempre que llegaba su madre la pillara haciendo algo indebido. Las demás criadas hacían ídem de ídem, pero nunca las cogían en falso porque al menor ruido de llaves o portazos cambiaban de actitud y volvían a sus tareas laborales. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Rosalinda sintió una inmensa pena por aquella chiquilla indefensa y solitaria. Sin embargo, ahora no podía ayudarla, ya pensaría en algo cuando consiguiera ser una auténtica hada. Mientras tanto, su bata de moaré estaba seca y reluciente otra vez, e incluso aprovechó los abandonos de las demás sirvientas para servirse de algunas ropas más que metió en su hatillo antes de partir, por si todavía le surgía algún otro imprevisto. ¡Con el día que llevaba había que pensar en todos los infortunios posibles!</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">El siguiente pensamiento era cómo saldría de los confines del reino de Mal. Con Cabeza Rota y Cabeza Cortada ya no podía contar, le habrían delatado enseguida por lo mal que los trató en su despedida a la entrada de la casa de Betún, así que ni por el forro. Por otra parte, el libro de los hechizos contaba una teoría de escapada que a ella la tenía intrigadísima. Si funcionaba sería la pera, pero si no salía bien podía arder en las hogueras de palacio por los siglos, o ser desterrada a las frías montañas, o, peor aún, ser entregada a su familia materna y dejarla a la suerte de los suyos. De todas las condenas ésta era la peor, bien sabía ella de qué hablaba y se le revolvió el cuerpo pensándolo. Bueno, de todos modos había que considerar la opción como la óptima en caso de éxito, y rápida de ejecución. Así que seguiría el plan diseñado en el libro, que de todos modos era el único del que tenía conocimiento. Manos a la obra. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Escarbando entre la tierra fangosa, encontró uno de los orificios que conducían a las salidas del barrio, pero era de lo más angosto. Claro que ahora que era fina y delgada, podía permitírselo, sólo tenía que envolverse bien toda ella en el pañuelo que le cubría la cabeza, y reptar y reptar por las madrigueras de los bichos hasta que encontrara algún simpático centinela que la dejara continuar. Sucedía que los barrios, y especialmente el desprestigiado vecindario de Nowhere’s Land, estaban bien separados y circundados para que no tuvieran acceso a las zonas vip del reino, donde sólo un puñado de elegidos tenía acceso. Las entradas y salidas estaban harto restringidas, por miedo a contagio de enfermedades de las clases bajas, y era el tema tan serio que por cada centinela que cogían negociando una recompensa por el paso libre, cien de ellos eran capados y retirados a la vida apartada del único monasterio trapense del Infierno, otra de sus paradojas, y lo peor que le podía pasar a un convicto para el resto de sus días. Así que nada de achucharlos con regalos, con viandas o manjares, siquiera con un chupetón bien dado, porque se habían hecho inmunes a todas las tretas a fuerza de asistir, y ver con sus propios ojos, los castigos públicos y ejemplarizantes de sus predecesores. Pero ése no era el plan de Rosalinda y su libro de fórmulas mágicas. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Comenzó a reptar por un tortuoso camino, envuelta en el pañuelo de seda fina, ‘demasiado fina’, pensó, y trataba de mover el culo y las caderas tal y como le habían enseñado a hacerlo en los dibujos del libro, pero desde luego no era nada, pero nada, fácil. ¡Y menos para ella que estaba verde en actividades gimnásticas, por mucho cuerpazo que tuviera ahora! El espacio del camino engusanado le venía justo para mover las caderas y avanzar tirando con las puntitas de los pies, pero desde luego era de lo más claustrofóbico, especialmente porque no podía levantar la cabeza más de dos palmos del suelo sin toparse con el techo. Y aún no había pasado lo peor. Llegaron zonas de humedades y notó cómo el pelo de la cabeza se le llenaba de un pringoso liquidillo que olía –y sabía- a rayos. ¿Seguro que este método era el más indicado? ¡Madre mía! El túnel parecía no tener fin, y ahora se arqueaba hacia abajo, ahora se inclinaba hacia la derecha, después hacia la izquierda… Rosalinda llegó a estar hecha una serpiente retorcida y babosa, pero no podía quedarse allí, y aún con unos lagrimones así de grandes, mitad sudor mitad impotencia, tuvo que seguir moviéndose entre la viscosidad del ambiente y ayudada por todas las extremidades de que disponía su agilizado cuerpo. Desde luego que con su antiguo aspecto no hubiera tenido nada que hacer en aquel agujero, vamos que ni siquiera hubiera podido entrar en él con ese culo y esas pantorrillas que la caracterizaban, así se comprendía, por otra parte, que ninguna bruja deforme y anquilosada, como se ponían todas en cuanto rozaban la adolescencia, pudiera escapar por semejantes recovecos. Pero no sólo había ganado en figura, sino que sus huesos y músculos parecían más bien los de una atleta, de otro modo no se explicaba que siguiera moviendo las nalgas a un ritmo tan caliente sin que se le hubieran quedado paralizadas ya del esfuerzo. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Estaba en estos pensamientos cuando, para su fortuna, el camino comenzó milagrosamente a ensancharse. Se pudo poner de cuclillas, dejó de sentirse entre humedades malolientes, y no sólo eso, ¡se veía luz al final del camino! Claro que también se veía un pedazo de guardia con un tricornio de los que llevaban en la tele y una espada más afilada que las uñas de los pies de su madre. ¡Que ya era decir!</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Se quedó agazapada un escaso minuto y sacó el libro del bolsillo para volver a repasar la lección. ¡Oh vaya, otra contrariedad, el libro se había mojado tanto que las letras se habían quedado de lo más borrosas y apenas se podían pasar las páginas! No importaba; repasó mentalmente los pasos a seguir que había memorizado antes y se santiguó como primera medida, no porque ya se hubiera convertido a la religión de Celeste, sino porque así lo requería el hechizo. ‘¡Merde!’, se dijo. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Se desató el pañuelo y se quitó la careta igualmente, ahora no le serviría de mucho ir de leprosa. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Alto ahí o me la desenvaino! ¿Quién osa? ¡Contraseña militar o la espada te clavo, rápido!</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Mírame bien o tú enfermarás, mírame bien o tú enfermarás, mírame bien o tú enfermarás…- Rosalinda continuó agujereando el sonido con estas palabras y una voz grave tirando a rasposa. Muy seria muy seria, escrutaba con las pupilas muy redondas y muy grandes al centinela, que se había quedado con la mirada en blanco. No se quería despistar, pero tuvo que ocultar una sonrisa de triunfo al ver lo requetebién y rápido que había funcionado la hipnosis. Ese despiste casi le vale la desgracia, porque el guardia volvió en sí por un momento y desenfundó la espada con un fuerte chasquido estremecedor. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Mírame mírame mírame, o tú enfermarás, mírame o tú enfermarás…- ¿qué había pasado? ¡De pronto el centinela no respondía y venía hacia ella espada en alto! Gritó todavía con más fuerza y vehemencia, hasta que sus ojos se incendiaron y el guardia cayó desmayado creyendo haber visto su perdición en ellos. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Por poco se desmaya ella también, había estado a punto de dar al traste con todas las enseñanzas mágicas, ¡todo por un despiste de un segundo en que se vanaglorió de su triunfo antes de tiempo! </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Le arrebató al guardia todos sus atuendos en un santiamén y lo dejó con los calzones y una sonrisa de atontolinado que debía ser parte del hechizo. Una vez vestida, esta vez de soldado raso, salió a una dimensión del Infierno desconocida para ella, tanto como París o las puertas de Celeste.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Desde luego se podía decir que allí fuera reinaba la confusión, más que en su propio barrio. Estaba comenzando a anochecer, así que según sus cálculos le quedaban unas pocas horas para escapar. El primer paso de la huída había funcionado a las mil maravillas, a pesar de que, tenía que reconocer que mientras reptaba por aquellos tortuosos caminos consiguió desesperarse y le faltó la respiración. Desde luego, esperaba que no todo el camino hasta el reino del Bien fuera tan fatigoso, o llegaría para el arrastre. De repente, la invadió un ligero abatimiento y las dudas la asaltaron. Desde que vio a su padre por un cachito de ventanuco que había entre su alcoba y la de su madre, una vez que vino a visitarla, le pareció tan condenadamente apuesto y guapetón, que se propuso que ella sería igual o más lista que su madre a la hora de buscarse un novio. Claro que, pronto se dio cuenta de que con aquel desdichado físico que se le había concedido, y un híbrido por corazón, cualquier esperanza de triunfo resultaba irrisoria. Su madre era fea como diez demonios pero, si cabe, era aún más pérfida que fea, así que ése era su atractivo para aquel ángel virtuoso. En cambio, ¿qué tenía este patito feo de original? ¿En qué podía residir su exotismo, en un corazón tan frágil como el papel de fumar? ¿O en un cuerpo corrientucho y del montón? Porque ni siquiera en fealdad había resultado extremada. Cuando algún ángel travieso y escapado de sus confines había tratado de aproximarla, atraído quizá por sus ojos de pájaro espín, o su nariz como una trompa de elefante, enseguida había huido desilusionado al tocar los pechos esponjosos y como dos mantecados de que disponía la pequeña Rosamunda. ¡De ésos pechos había a cientos en Celeste! El había esperado tocar algo verdaderamente desagradable, ¡como corresponde a una bruja de verdad! Así que la abandonaban al momento en busca de experiencias verdaderamente mórbidas, ¿de qué valía sino la escapada? Y en cuanto a los demonios, además de ser horrendos por dentro y por fuera, y de darle aprensión en su mayoría, ¡no paraban de sobarle las tetitas como si fueran las únicas que hubieran visto en su vida!</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Así que su determinación desde que alcanzó la adolescencia había sido tremendamente firme: de mayor quería ser hada y, además, conquistada por un príncipe, un ángel o un artista del cine. Sería tan condenadamente guapa, que todos se la disputarían. Una cosa así como Scarlett O’Hara cuando decía aquello de: “...nunca volveré a pasar hambre”. Sí, decididamente un novio, así como Clark Gable, no estaría nada mal. No era tan bello como su papá Garcilaso, pero daba el pego perfectamente, y aunque fuera humano y se muriera un día daba lo mismo, ella se encargaría de salvarlo después y esclavizarlo a su servicio, así que serían eternamente felices. Vamos, que lo tenía todo archiprevisto. Sólo le faltaba una cosa, la apariencia exterior. No se figuraba ella a todo un Clark Gable, por poner un ejemplo, con un fetito de criatura del brazo. Así que, cuando tuvo todo el plan diseñado en su cabeza, se lo confesó a su madre. Juanorra nunca había sido de gran ayuda para sus hijos, sino más bien tirando a una madre desconsiderada, despiadada y despegada. Sin embargo, no tenía otra que ésa en quien confiar, así que allá fue. Y nada más espetarle la idea, siquiera un esbozo, le cayó un sopapo tal que le partió tres dientes, la nariz y el labio superior. Tal era la fuerza que imponía un manotazo de la legendaria Jota, su madre. La tuvo a pan y ajo picante hasta que expió sus culpas, encerrada en un cuarto húmedo y sin luz mientras no se arrepintió de todo lo que había dicho y juró nunca, nunca, intentar siquiera cambiarse de bando. Pero a cada día que Rosamunda pasó encerrada y lloricosa, más se ciñó a su espíritu de superación y determinó que día que pasaba, día que restaba para su huída. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Y he aquí y ahora que le venían las dudas y las tribulaciones. Con la vida tan cómoda que podía haber llevado, ahora que le llegaba la época de las iniciaciones en todos los campos, el divertimento máximo de una bruja por estrenar que se llevaba a término de los dieciocho a los veinte. Pero bien, ya le había comentado Betún, que para eso le llevaba casi tres años, que a los veinte llegaba la decadencia, y así pasaba tiempo y tiempo hasta que volvían a partir de cero, inconscientes otra vez. Nada, ¿a qué estas lágrimas? No había que concederse ninguna tregua y ya no había camino de vuelta atrás. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Miró a su alrededor otra vez y descubrió que el reino del Mal tenía un montón de atractivos lugares donde desfogarse un soldado, como el que vestía y calzaba ahora Rosalinda. El rostro cubierto por el tricornio le disimulaba la dulzura de sus pómulos y lo carnoso de sus labios, pero aún así no estaba del todo segura de poder despistar al patio comme il le faut. De buena gana se hubiera metido un lingotazo de champagne para acallar el nerviosismo, pero no había tiempo. Tenía que aparentar conocimiento del terreno, así que trató de repasar mentalmente el mapa que había estudiado antes de entrar por el pasadizo. Se suponía que estaba en el barrio militar que lindaba con las aduanas, y tenía que ir aproximándose lentamente hacia éstas como si hubiera terminado su guardia y se fuera a pegar un trago antes de dormir. No sabía medir cuál era su verdadero riesgo, puesto que el hechizo no le había aclarado por cuánto rato seguiría adormilado el centinela, ni qué imprevistos podían surgir si, por ejemplo, le llamaban del mando central, o algún otro pasajero utilizaba el mismo atajo que ella y descubría el estado del soldado, así que aire y venga con el plan, que seguía quedando mucho qué hacer y poco atardecer por delante. El hatillo se lo había guardado entre la casaca militar y atado al cinturón, así que parecía un barrilete dentro del traje, además de que todo el le venía inmensamente grande, en talla y altura. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Se llegó a la aduana y fue a trabar amistad con los policías de servicio, a ver qué información podía pillar de última hora. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Qué tal? ¿Podríais decirme qué salidas tenéis previstas para esta noche? Me mandan de DEA&CO para un trabajito. ¿Qué me decís?- dijo la invertida soldado con suficiencia, y depositó acto seguido un fajo de billetes encima de la mesa. Mientras la primera parte del plan de huída, que se titulaba “hipnosis”, explicaba con todo lujo de detalles las palabras a formular, y hasta lo ilustraban con un dibujo de las facciones a emular y la fiereza que debía mostrar la mirada del hipnotizador, ahora, por el contrario, la segunda parte se titulaba “soborno en aduanas” pero no daba ni palota de detalles sobre el cómo y el con quién. Así que a Rosalinda se le ocurrió que era el momento de sacar a relucir los billetes que le había robado a De Angelis y hacerlos valer. A buen seguro que aquellos guardias tenían que estar acostumbrados a tratar con contrabandistas, y no cabía duda de que De A tendría un nombre bien prestigioso en aquellos menesteres. Enseguida se dio cuenta de que había hecho bingo y el plan funcionaba a las mil maravillas, a juzgar por la carota de sorpresa y susto que pusieron los dos imbéciles del mostrador al ver aquel fajo de billetes del Angel Redentor. Tanto fue el asombro, que RosaLinda empezó a arrepentirse de haber mostrado una cantidad quizá desmesurada. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Lejos se ve que te quieres marchar si te manda DEA con todo eso encima! Pero bueno, ¿no ves que con que nos mostraras uno bastaba? No es éste sitio de hacer alardes, ¡se nota que eres nuevo!, así que hala, espera ahí y subirás en el primer navío seguro que despegue. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Cuchicheando entre ellos se dijeron ‘no entiendo, éste DEA cada día manda pipiolos más inexpertos para misiones imposibles, teniendo yo primos y hermanos mucho más espabilados para estos servicios de entrenamiento, ¿será verdad que está perdiendo liderazgo?’, ‘pues no me extrañaría’, le respondió el otro por lo bajo igualmente, ‘dicen las malas lenguas que lo pierden las faldas de Nowhere’s land y que le han puesto falta en la última Cumbre archisecreta a que asistía el mismísimo Satanás.’ ‘¡Pero eso es gravísimo, a ver si le decapitan antes de que me suban a mí el sueldo y entonces sí que la hemos fastidiado, con todos los esfuerzos que he hecho yo por salvarle la cara siempre!’. ‘Pues así están las cosas, que pintan bastos, amigo, malos tiempos se avecinan...’. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Rosalinda había aguzado el oído, que lo tenía casi tan fino como su madre, pero nada de todo aquello le importaba un comino, ella sería libre como un pájaro para cuando apresaran al malvado De Angelis, o le decapitaran o lo que fuera. Es más, deseaba que lo hicieran pronto, así no podría seguir interfiriendo en las relaciones entre su madre y su padre. Lo cierto es que, no se había parado mucho a pensar con tanto ajetreo, pero ¿cómo rayos podía su madre hacerle alegrías a aquel bastardo después de haber conocido a Garcilaso? ¡Era inexplicable, ella en su lugar... a buenas horas! Pero su madre era todo un caso, era una enferma, tenía ni se sabe la de vicios y, desde luego, ningún sentido del buen gusto, excepto en lo que a su bello papá se refería, ¡eso sin duda!</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Salió al exterior y dio un rodeo para comprobar las posibilidades de vuelo que había. Lo que no entendía muy bien es que los piratas aquellos habían hablado de un “navío”. ¿Pero no se había imaginado ella siempre saliendo del Infierno en una aeronave teledirigida hacia arriba? No quiso preguntar para no alarmar a los aduaneros más de la cuenta. Ya se habían dado cuenta de que era un inexperto bocas, pero no hacía falta seguir metiendo la pata. ¿Y por qué no se habrían quedado el dinero? ¡En todas las películas la palabra “soborno” significa que exhibes discretamente una suma sustancial, y el “sobornado” mira a la derecha, después a la izquierda, y sigilosamente la guarda en la manga o en el bolsillo, lo que esté menos a la vista! Sin embargo, aquellos dos parecían saber muy bien de qué iba el cotarro, y no habían querido ni una parte siquiera del pastel. Bueno, como todo era nuevo para ella tenía que aceptarlo así, aparentando normalidad. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Tenía un hambre atroz, pero a ver cómo compraba ella ahora uno de esos humeantes bocatas de arroz y rana que estaban cocinando tan ricamente en el mostrador de las salidas. Claramente no podía enseñar los billetes de contrabando a una simple cocinera, y con las prisas y el cambio de ropa había olvidado hasta las monedillas. ¿Y robando uno? Tampoco podía arriesgarse a que la apresaran por tan poca cosa, así que tragó saliva y aguantó el tirón. ¡Pues no decían que las hadas no tenían hambre ni necesidad de comer! Debían ser los últimos efectos de la brujería en su cuerpo intermedio todavía...</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Eh soldado, ven aquí!- le gritó el policía. ¿Ves aquel navío que está arribando? Pues ése es el tuyo, ése te llevará. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Y cómo sé dónde va? </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Pero bueno, ¿de qué oficina de instrucción sales tú?- le cuchicheo al oido-. Por la mitad de todo ese dinero el capitán te llevará a ti solo a donde TÚ le digas, ¿estás seguro que no quieres que te acompañe tu mamá, nenaza? </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Se escucharon las risas de sus otros compañeros. ¡Uff, si no se iba rápido de allí la cosa se le iba a complicar mucho! Volvió a poner voz de suficiencia. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¡Ya está bien, ya es suficiente he dicho! ¿Es que acaso no te has dado cuenta, idiota, de que mientras me hablabas había un energúmeno avizor y que no nos despegaba la oreja para saber de qué iba este cotarro, eh? ¡Estaba disimulando para despistarle, cabeza hueca!</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Eh, yo no he visto a nadie, umm...-, se rascó el cogote como los muñecos de los dibujos animados. Menos mal que estos aduaneros no tenían dos dedos de frente, había que contar al menos con esta ventaja para que no la pillaran en falso. ¡Fff, menos mal!</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Sin volverles a mirar a la cara, a fin de no dar pie a más comentarios, enfiló hacia la nave sin más demora. Caminó por la pasarela con aire decidido, pura apariencia nomás, y preguntó por el capitán al primer tripulante que se encontró vestido de blanco. Le indicaron que estaba llegando a proa y, en un atisbo de confianza, se dirigió a la derecha: “No, soldado, hacia el otro lado”. ‘¡Vaya’, seguían diciéndose los policías de aduanas desde la frontera mientras le seguían los pasos, ‘un traficante que no sabe ni dónde está la proa, apañados vamos con la nueva generación de nenitas de DEA&CO, es la perdición del cuerpo!’. Y sin poder darle más vueltas al asunto, se volvieron a enfangar en sus asuntos, que no eran más que una larga cola de desarrapados llegados de todas partes y que llamaban a las puertas del Infierno buscando un visado de entrada que les alejara de la muerte, sumado a los turistas nikkeis que eran la última moda. Se ve que, hartos de ver París, la torre de Pisa, la luna y Marte como novedades, habían descubierto que por un puñado de valiosos yenes apostados en la bolsa se podía ganar un viaje de “non retour” al reino de la perversión y la especulación voraz, y aquí estaban, hastiados de su vida terrenal y dispuestos a pecar sin descanso. Todos desconocían, sin embargo, cuál era el verdadero destino que les esperaba.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Buenos días, mi capitán- afirmó con resolución el soldado Rosalinda, sin quitarse el sombrero y con una casaca que le venía pisando los talones. ‘Qué especimenes tan raros manda mi viejo amigo De A últimamente, ¿será verdad que el sexo le está afectando la salud mental?’, pensó en seguida el capitán.</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Mi misión me debe conducir a la Tierra. Más concretamente a la capital de Francia, París.- prosiguió, como si supiera de lo que estaba hablando y hubiera estado allí mil y una veces. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-La mitad ahora y la mitad a la llegada. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Eh?</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Que me des cincuenta mil ahora y cincuenta mil al llegar, soldadito. ¿O prefieres pagar en especie? </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Claro, claro.- Rosalinda empezó a sudar. ¡Cincuenta mil era una burrada, no sabía si llevaría tanto! Empezó a contar los billetes con los dedos en el bolsillo de la casaca, sin querer sacarlos para que el capitán no supiera de cuánto disponía. Mil, dos mil, tres mil ... veinticinco mil...</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Qué, estamos o no? </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Treinta y cinco treinta y seis ... cincuenta! Tome, aquí está.- ‘aún queda un buen fajo’, se dijo para sus adentros. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Bueno, pues trazo el rumbo y salimos. Puedes ir a la cocina y prepararte tú mismo alguna cosa. En los viajes de la “compañía” vamos siempre con tripulación reducida, por razones de seguridad. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Claro, claro- otra vez ese tono de suficiencia. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Así que help yourself, zarpamos en media hora. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">‘¿Qué habría querido decir con aquello?’ Se lamentaba ahora de haberse saltado casi todas las clases de inglés, pero ya era tarde, de todos modos en París hablarían parisino, así que de poco le iba a servir su inglés patatero allí. A lo que íbamos: </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-¿Por dónde dijo que se iba a la cocina? </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">-Baja por esa escalera del fondo, las cocinas están al lado de las calderas, hijo. Tienes allí todas las viandas que ha dejado la tripulación anterior, y como te decía antes help yourself que la tripulación escasea. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">‘¡Otra vez con aquella frasecita anglosajona! ¿Y cómo fuera alguna clave, algún acertijo para probarle? ¡Pues ya la habíamos vuelto a fastidiar!’. Sólo se le ocurrió decir “yes Sir”. Y debió gustarle al capitán porque respondió “así me gusta muchacho, y con el debido respeto me voy a poner en marcha”. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Había superado el primer trago, y el segundo y el tercero. ¡En unos pocos minutos estarían rumbo a la Tierra! ¡Era increíble, qué destreza se había gastado, si es que ella valía para espía, siempre lo había dicho! Había tenido dos o tres accesos de pánico, a qué no admitirlo, pero bien salvados al final. Ahora a las cocinas, fuera lo que fuera que había dicho aquel señor, lo que sí había entendido era lo de que había cosas para jalar allí abajo, y mejor comer ahora, que luego con todo el movimiento del artefacto aquel igual le daba el yuyu. Pensándolo un momento, ella no había navegado por agua más que en la corriente de la bañera de su casa con una barquita hinchable, cuando era pequeña, y le cogió un miedo atroz porque su madre la hundía y simulaba ahogarla mientras se desternillaba de risa. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Se desplazó por los pasillos y llegó hasta las cocinas, y se encontró con más de lo que podía desear: pasteles de nata y chocolate, barquillos de crema tostada, helados de ron y pasas, y plátanos, y sandías, y melones... un manjar de cosas dulces, un alivio para el estómago y un deleite, porque a las brujas lo que más las pirraba de todo eran las comidas azucaradas; en realidad todas padecían de diabetes, otra de las enfermedades importadas de la Tierra, pero como no sabían lo que era pues no se medicaban y tenían siempre una necesidad de azúcar que las volvía locas de contentas cuando lo comían. Rosalinda devoraba a dos carrillos.</span> </div>Rosa Choverhttp://www.blogger.com/profile/09312537269342054550noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-1676268050923678642.post-8567092897027568692010-10-15T04:22:00.000-07:002010-10-15T04:22:00.836-07:00NUEVE: MISTERIOSA ENERGÍA OSCURA<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/_prqH2klhMiM/TLg4p89nmsI/AAAAAAAAASA/yTtjiXDjX6c/s1600/ENERG%C3%8DAOSCURA" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" ex="true" height="400" src="http://1.bp.blogspot.com/_prqH2klhMiM/TLg4p89nmsI/AAAAAAAAASA/yTtjiXDjX6c/s400/ENERG%C3%8DAOSCURA" width="400" /></a></div><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">De Angelis escuchó un portazo que le sonó a rayos y retumbó en su cabezota como si fuera un trombón. ¿Dónde estaba? ¿Qué hora era? De pronto lo entendió todo, ¡había caído en las garras de la invencible Juanorra! Se incorporó a duras penas y comprobó que tenía el pitirrín empequeñecido y que parecía un escupitajo. ¡A saber qué tretas utilizó la muy loba esta vez! ¡Ya sabía que esta visita no le traería nada bueno, con la de trabajo que tenía! ¿Trabajo? ¿Había dicho trabajo? Una punzada de hielo le atravesó el corazón que no tenía. ¡Por Satán! ¿Qué día era? Buscó entre las botellas de güisqui, los potes de mermelada, la miel llena de avispas ¡tupido velo, a saber qué habían estado haciendo! hasta que encontró su billetera y su reloj interplanetario. ¡No! ¡Era imposible que hubieran pasado siete días y siete noches desde que llegó allí! ¡Siete días a pierna suelta, Satán no se lo perdonaría nunca! No sólo había perdido a los japos del trapicheo, sino algo mucho peor, ¿y la Cumbre que habían estado preparando? ¡Era su ruina! </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Se fue trotando y farfullando, con los pantalones a medio subir y rezumando a sudor, a alcohol, a jugo vaginal... Pegó cuatro gritos por las escaleras y para cuando salió al exterior se encontró un panorama desolador. Pestilencias, cuerpos desnudos e inconscientes, ratones y cucarachas haciendo el agosto... Prefirió no seguir con el espectáculo, él mismo conduciría la camioneta hasta el cuartel y enviaría a otro de sus batallones a recoger aquel desaguisado. ¡Tenía que echarles a todos a patadas del regimiento, no eran dignos de ser un batallón de primer nivel! </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Todavía pudo verle pasar Rosalinda desde el banquito en que se había aposentado a leer el libro de los hechizos. Es más, por poco le atropella sus lindas piernas (bien cubiertas, eso sí) con el pedazo de tanque que conducía a trancas y barrancas. Y, aunque se apartó tímidamente, no logró evitar que el charco en el que patinó la rueda la llenara de barro y pestufo. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¡Ah, maldito bribón, hasta el último momento jodiendo la marrana!- Rosarillo se quedó paralizada al escuchar su propia voz emitiendo semejante palabrerío a grito pelado. Tanto fue el vociferio, que De Angelis hizo chirriar los neumáticos del frenazo que pegó, con el consiguiente remojo de la víctima por segunda vez, sólo que ahora callada y enmudecida.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">De Angelis la miró fíjamente con ojos desorbitados e inyectados en sangre:</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¿Qué has dicho, vieja leprosa? </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¡Oh, nada … yo … que maldito bombón, y qué vaya pedazo de banana!</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¡Ah, si no fueras una infectada apestosa lo que haría esta “banana” por ti! ¿Pero oye, no eres tú la que … acaso no te dije que apartaras tu carne leprosa de mi vista? ¡Sí, sí, sal corriendo pero ay de ti si mis ojos vuelven a cruzarse con los tuyos! ¡Haré que te arrastren del pelo y la poca carne que te queda se perderá por los caminos, óyeme bien!</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">La presunta leprosa se dijo ‘piernas para qué os quiero’ y salió disparada por una pequeña bocacalle en donde no la pudiera perseguir la tanqueta del general. ¡Pero qué desastre, qué desfachatez, qué cúmulo de malas chances! Y lo peor de todo era que le habían vuelto a estropear el disfraz, ¿qué iba a hacer ahora?</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">De Angelis salió farfullando como el que más y se apresuró en poner la tercera y luego la cuarta y luego la quinta, de modo que el bólido aquél volara por los caminos polvorientos hasta el palacio de Satán. Claro que con esta pinta, mejor pasaba antes por el cuartel a darse un buen duchón. Olía a perro desnudo y encabronado, lo que era ¡vaya!</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Una vez se hubo repeinado los cuatro pelos que le quedaban y que, a buen seguro, Satán le arrancaría de una paliza, se encaminó a verle sin más tardanza. Los malos tragos había que pasarlos cuanto antes, ése era su lema, que bien alto le había puesto siempre los galones. Claro que esto era otra cosa, si es que no podía deshacerse en favores para su mejor amigo Terminator sin acabar mal, en especial con Juanorra de por medio. Era una loca viciosa y no era de extrañar que Term no encontrara la paz ni en el reino de los mismísimos dioses teniendo a esa ninfómana en la cabeza. Por otra parte, ahora en frío tenía que empezar a considerar muy seriamente cómo le “vendería” a Satán una ausencia pacata como la suya en un día crucial para los ejes divinos y malignos. ¿Cómo se las habría arreglado sin él? Bien sabía De Angelis que Satán no tenía un pelo de tonto y que labia no le faltaba, pero una cosa era labia y otra currar. Y de esto segundo es que el Jefe ni palota. El se daba a las grandes relaciones, a idear esto o aquello, pero sin herramientas con las que ejecutar sus pensamientos, estaba perdido. Vamos, que necesitaba apuntador, como un vendedor necesita mercancía o un sastre el traje o, peor, un maître a un camarero que lleve y traiga los platos. Y especialmente delicadas eran las sesiones en donde acudía Dios como interlocutor máximo. ¡Si lo sabría él! Cuando los Jefes parloteaban entre ellos de sus cosas eran como dos fieras enfrente la una de la otra. Entre el energético Amor que desprendía uno, y la Ira maldita que irradiaba el otro, eran dos campos electromagnéticos en constante pugna y se les salían los ojos de las órbitas de sólo mirarse. Por eso hacían falta otros ponentes de menor nivel y con más sintonía para cortar la onda y abrir debate. C’est á dire, el bello Garcilaso y De Angelis el terrible. Y en esta ocasión, con más razón si cabe, puesto que los sabidillos querían desbancarles con teorías científicas y ecuaciones… </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">¿Cómo no se le había ocurrido antes? Tenía, antes que nada, que llamar a su bello amigo e informarse previamente de los pormenores. ¡Garci le debía eso y mucho más! Además, tenía muchas noticias para él y muy sabrosas… ‘¡Garci, viejo delfín, deja de sobar a pierna suelta y ponme al día, que estoy fuera de mí!’, le inquirió desde su moderna pantalla digital. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¿Dónde te has metido requetechocho? No, si ya me lo imagino, todo lo que digas es poco para calmar mi sed de suculentas news. Pero tu Jefe quiere echarte, y ni la mejor de las fellatios que le propongas calmará su sed de mal. ¡Esta vez Juanita te la ha jugado pero bien! Y eso que Satán no sabe que estuviste con esa vieja bruja, porque no soporta que te vayas con mujeronas y se le pone el pito tieso de pensarlo, vamos que no ha rechistado ni un soldado raso de la guardia oficial. ¡Ah, pero los ha hecho capar a todos, te has quedado sin segundo ni tercer regimiento, y espera a ver lo que hace con los de primera línea cuando los encuentren! En cuanto a ti, no quiere ni mentarte, está incendiario, chico, ¡no sé cómo vas a salir de ésta! Si no fuera el mismísimo Satanás, el rey del mal, de los injustos, de la herejía y la destrucción, diría que lo tienes más enamorado que un pimpollo en primavera. Hasta tal punto se le ha visto descompuesto y desvariando en la Cumbre, que por tierras celestiales ya es la comidilla, y se comenta si los cambios climatológicos no habrán hecho mella en él y se estará convirtiendo al Bien. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¡Tan grave no puede ser! </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Sólo un detalle. Cada vez que yo te mentaba en una de mis ponencias, en que largo y tendido hube de explicar nuestras razones para una confabulación inminente, todos pudimos observar cómo tu nombre le ponía de color amarillento enfermizo y, te diré más, se le hinchaban los pezones y los genitales igualmente. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">De Angelis permanecía mudo de asombro, no podía articular ni gesticular nada. Estaba aterrado. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Por lo demás, yo me llevé todos los honores. Mi Jefe está exultante de triunfo y virtud más que nunca, y me he ganado unas vacaciones sin hacer de musa de artistas currantes, ni aguantar a pelmas beodos ni angelicales hadas, ¡solos yo y el mundo por montera! Puesto que se avecina una buena entre tu reino y el mio, Dios, que es tan considerado y sabe lo duro que es pensar, me deja a mi libre albedrío para ir unos días a donde yo elija, al sitio más placentero y menos divino que se me ocurra, a … </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¡A París! ¡Irás a París!</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¿A París? ¿A la ciudad del Amor con mayúsculas, de los poetas y los pintores? ¡Ni hablar del peluquín! Había pensado en un sitio gris, neutro, que no inspire a nadie, donde ningún artista recalaría para crear nada, yo no sé, algún limbo debe de haber… </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¡Que no, diantre! Irás a París y te reunirás allí con tu chochita, ¡atontado!</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¿Qué me dices? ¿Pero qué me dices? ¿Pasear yo con mi Juanita por las calles de un París atestado de enamorados, flores, lujo y arte? ¡Ese sueño sí es mi sueño! ¡Lucir a una fea vieja patata como ésa en medio de tanta virtud! ¡Sería el colofón de una vida llena de soles, enseñarla al mundo de los amargados terrícolas, que vean cómo el Bello Garcilaso presume y se contonea al lado de una vieja cotorra con patas de cerdo y garras por manos! ¡Oh, no imagino más bello espectáculo y mejor desplante a las damiselas que otrora me piropeaban! ¡Pasen y vean, señoras de la alta costura, quién es la que se lleva este pastel envenenado! ¿De qué os valdrán ahora los vestidos caros, los gimnasios y la silicona? ¡Nunca podréis igualar a este corazón helado, que me mira con ojos saltones y me rasga la piel a tiras con un solo dedo! ¡Ah, efímera y aburrida belleza la vuestra mes chéries!</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¡Eh, que se te va la olla! Juanorra no paseará contigo a la luz del día por Feabourg Saint Honoré o por Champs Elysées ni aunque la pagaras con una visa oro. ¡Si la conoceré a esa vieja! ¡Vomitó en mi camisa de comandante de sólo mentarle la idea! Dijo que quiere algo rematadamente sórdido en Paris la nuit, confundirse entre las putas, el alcohol de los borrachos y los proxenetas de Pigalle. ¿Qué tal así? </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Mais bien sur, mon ami. ¡Será como quiera mi reina! Le mostraré todos los pormenores de una ciudad sin ley, y todos los prostíbulos y las meretrices de la noche estarán a nuestro servicio, ¡faltaría plus! ¿Qué más te dijo?</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">A veces se preguntaba cómo narices una bruta como J se había enamorado tan perdidamente de aquel cursi. Es más, se admiraba tanto de eso como de que fuera amigo de él, su único amigo para ser más exactos. Estaba dotado de inteligencia, eso sí que era incuestionable, y ésta no atendía a signos políticos ni ejes positivos o negativos. La inteligencia era lo que les permitía dominar el jodido mundo de los mortales, y daba igual que Terminator fuera un cursi, un relamido, un pastelazo en definitiva. Y Juanorra, pues quizá les gustaba tanto a los dos por eso mismo; era una burra, pero una burra con talento, perspicaz y larga como ninguna otra. Y, a la fin y a la postre, eran sus ambivalencias y contrastes los que les habían unido en esta confabulación amoral y sin fronteras. Si lo pensaba bien, hasta le daba envidia que fueran a encontrarse como dos tortolitos esos dos viejos zorros. Y él nada, a dos velas. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¡Eh, eh! ¿Qué contestas a mis cuitas?</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¿A tus cuitas?- dijo De Angelis disimulando su ensimismamiento – nada, nada, ¿qué voy a contestar? ¿Quieres de una vez decirme qué pasó en la Cumbre?</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¡Pues qué quieres! Fue descafeinada, desde que tu jefe se ha enamorado… ya no es lo que era, las fuerzas del Mal estaban debilitadas y así no hay quien pille un buen encuentro, pero bueno, que los científicos hicieron su trabajo, expusieron sus sabias teorías y cada uno adujo sus razones. Lo que pasa es que cuando se ponen a hablar ellos, ni Dios ni San Pedro se enteran de nada, y yo venga que darles codazos a uno y otro para que no reclinaran el asiento, que ya me los conozco, un buen vinito fresco y hala, que Garci se lo curre y ellos a dormir a pierna suelta. De lo que pude yo comprender, sin ser más que un iniciado, como tú, la cosa está así. El puto Universo cosmológico, infinito y aséptico como una bola de grasa sin sal y neutralizada, nos gana terreno, esa es la gran cuestión a combatir, y mucha teoría y mucha gaita, pero allí nadie se mojaba para decir qué solución ponerle a esto. Como siempre, my friend, los unos cardan la lana y los otros tienen la fama. Quiero decir que allí todos marisabilllos y extremadamente cultos, pero de hincarle el diente al problema, nada de nada. Nos lo tendremos que currar tú y yo al final, como todas las cocinas en que nos metemos, ya se sabe. De hecho, si lo piensas bien, es la única alternativa que tienes para salvarte del sermón y las torturas que te propinará tu jefe por el plante que le has dado. El sabe que no puede confiar en nadie sino en ti para echarle unos buenos eggs al asunto y ponerse manos a la obra. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Sí, ahí siempre somos imbatibles. Ni Archifranco ni Valenciennes, que son de los mejores ideólogos que tienen nuestros jefes, les sacan luego las castañas del fuego cuando vienen dobladas…</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¡Jahh, a esos dos teóricos los quisiera ver yo en el frente! ¡Ratas de biblioteca! </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Y si lo piensas, son los que mejor viven, de telescopio en telescopio, todo el día observando el cosmos, viajando por las constelaciones, tomando notas, haciendo experimentos… </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Sí, riesgos ninguno, pero ¿y las juergas que nos pegamos tú y yo después de un buen combate cuerpo a cuerpo? ¿Y nuestras luchas encarnizadas por conseguir adeptos tras una guerra cruenta o un desastre natural? Ahí, ahí tenían que estar, verse en una de ésas, pisar el fango y ponerse de sangre hasta las botas para saber lo que es el mundo real, y no esos rollitos que se traen, que si las supernovas, que si la Vía Lactea… ¡idiotas! ¿De qué te ríes?</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Estaba pensando en la que les jugamos a esos dos necios en aquella reunión interestelar donde tenían que brillar como dos luceros parlanchines, es que cada vez que me acuerdo…</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Sí, la noche anterior María la sapo y Beatrice nos dieron un buen golpe de mano, ¡les hicieron olvidar hasta el santo de su nombre!</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Así que al día siguiente, empinados aún que iban, no se acordaban de dónde tenían sus papeles, y tú y yo amablemente les ayudamos a encontrarlos, claro, ¡sólo que intercambiados! ¡Acuérdate la cara de Satán cuando vio que Valenciennes defendía ardientemente las razones del Cielo, vamos, con toda su efervescencia! </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¿Y el papel de Archifranco? ¡Con esa cara angelical y balbuceante todavía, propinando dardos envenenados contra el Bien y sus amores! </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-Nos la tienen jurada desde entonces. De hecho, en la Cumbre desde luego que Valenciennes trató de lucirse más de lo habitual en él, y estaba rojo de esplendor al ver que tú faltabas en tamaño evento. Te puedo decir que hasta le tocaba la entrepierna a Satán mientras escuchaban mis argumentos. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¿Usurpando mis labores?</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">-¡Como lo oyes! Y más que eso, deberías verlo, le doy al enter y te paso la grabación, que ya está lista. Así al menos podrás estar al tanto de todo antes de vértelas con todos esos pajarracos. Enviado. Y ahora tengo que dejarte, luego nos hablamos, por cierto que te entretuve a unos nikkeis…no sé si te podrás acordar pero tenías un negociete entre manos…en fin, te lo cuento después, cambio y corto. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">De Angelis le dio al enter y se dispuso a darle una rápida ojeada a más de lo mismo, siempre esos vanidosos dándole vueltas a la caída del higo chumbo, pero no había más remedio que ver el debate, si quería saber con qué contaban y cómo salirles al encuentro…</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">“… damos comienzo a la decimonovena Cumbre de la sexta era del período clavicémbalo, instrumento del siglo dieciocho según el período humano año ciento cincuenta millones. Han hecho acto de presencia ya los jefes supremos, con lo que damos por iniciada la primera sesión a las horas diez del noveno día de la fecha indicada…”</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">‘Buff’, pensó De Angelis, ‘¡cuánta parafernalia, cómo se nota cuando vienen los grandes jefes! Paso un trozo que esto ya me lo sé de memoria y vamos al meollo de la cuestión…aquí está, la primera intervención del cosmólogo Maggiore, captado de la Firenze de los Medici, ¡éste no me lo pierdo!’</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">“…sus señorías, hemos inaugurado esta Cumbre con un propósito bien preciso que a nadie se nos escapa. Iré al grano, no me gusta andarme con florituras: nos estamos quedando sin seguidores. Silencio sepulcral y varias toses. Prosiga, profesor. Sí, señoría. ¡Pero bueno! ¿Y esas caras de estupor? ¿A qué ahora con esa sorpresita en la mirada de ‘yo no he roto este jarro’? No me miren así, lo que digo es más que una conjetura, no está sacado de las estadísticas, es sólo la verdad aplastante. ¿Qué les choca? ¿Mi tono burlón, el apremio de mi voz, o han dado un paso más y han ido hasta el fondo de mis palabras? Aunque por otra parte, no debería yo asombrarme de su asombro, de su incredulidad. ¿Cuánto hace que no se pasean por la Tierra? ¿Cuándo fue la última vez que ‘pescaron’ un cliente? ¡Ahí está! Ustedes, señorías, se han dedicado al dolce far niente, dijo mirando al ala blanca de la derecha, y en cuanto a ustedes, ala oscura, ¡pecattori!, entre fiesta y jolgorio han descuidado tentaciones, mentes turbadas y embrujamientos de otrora. ¿Pues qué piensan? ¿Acaso creen que subsistirán si Ellos desaparecen? ¿Si todos los creyentes se extinguen allá en la Tierra sin pedir amparo ni asilo? ¿Si no hay más seres humanos que crean en ustedes? ¡Mentecatos! Las fuerzas del Bien y del Mal están en receso, es un hecho; los mortales no tienen tiempo que perder y todo lo que hacen es vivir el día a día sin pensar en su muerte. Viven cada vez más alegremente, y entre sus preocupaciones no se encuentra, créanme, el Más Allá. Es más, han dejado de invertir en su futuro y piensan que cuando exhalen su último soplo de vida terrenal, lo demás no importará. Verdaderamente, es una tragedia. Cuando yo llegué a Celeste, a regañadientes, todo sea dicho, y muy contra mi voluntad, las cosas en la tierra que dejé eran bien distintas. A los que nos habíamos negado a tomar en serio la existencia de Dios, nos llamaban herejes y nos quemaban en la hoguera de las vanidades. Pero de ese mundo que yo dejé hace más de cinco siglos, o seis qui lo sa, ya no queda ni gota. Ahora las modas son otras, y quien castiga con el fuego eterno es objeto de burlas hasta por parte de los infantes. Nadie ve a las meigas, ni quedan niños poseídos, ni las madres engendran fetos demoníacos… ni siquiera los curas infunden el temor de antaño ni hablan de Lucifer el honorable… si acaso las videntes, en su mayoría timadoras, y los curanderos de pueblo, ésos son los únicos que conservan algo de autoridad en cuestiones de brujerías magias y otras supersticiones. ¡Es el fin!</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">¡Clongk! Pasa la palabra al emérito y nunca suficientemente valorado profesor Archifranco. ‘Mira que le tienen pelota a éste los de la redacción’, se dijo para sus adentros De Angelis mientras comprobaba absorto cómo se habían desarrollado las intervenciones. Le dio al ‘pause’ para hacer un pis y volvió a darle al ‘play’. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">“Profesor Archifranco, proceda. Distinguida audiencia y señorías todas, muy buenas tardes. ‘¡Mira que era redicho!’, tentado estaba de darle a la tecla de ‘pasa rápido’. Nuestro distinguido compañero y bien amado colega Dott. Maggiore nos ha ilustrado, como nos tiene acostumbrados, con una de sus imponentes charlas, calurosa, entretenida y sobretodo muy popular. ¡Pero señoras y señores, no estamos aquí reunidos todos los sabios del Bien y del Mal para andar con reprimendas y clases de párvulos! ¡Por favor, somos científicos, no representantes de teatro, seamos serios! </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Ciertamente que hay motivos de alarma. Fueron esos mismos motivos los que provocaron que el grupo de prestigiosos cosmólogos, entre los que tengo el placer de hallarme, fuéramos convocados por sus majestades el Divino y el Maligno, aquí presentes, para encomendarnos una misión secreta y estrambótica por sus métodos y fines. En definitiva, lograr unir nuestras siempre contrapuestas fuerzas e intercambiar los conocimientos que, hasta ahora, habíamos ocultado con celo a nuestro mayor adversario. Se nos pidió, pues, que nos sentáramos alrededor de una misma mesa en aras de un fin que se hallaba por encima del Bien y del Mal: nuestra pervivencia. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Héme aquí ahora, con un paquete de conclusiones que me honra trasladaros, sus señorías. No os aburriré con cifras y fórmulas matemáticas, que demasiado conocéis; todo cuanto relato lo hallaréis perfectamente documentado en los chips que habéis recibido y que son, huelga decirlo, personales e intransferibles. Los asimilaréis al poco de su inyección. Os haré pues un breve resumen, más ilustrativo y gráfico que otra cosa. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Dicho lo cual, Archifranco y sus secuaces se pusieron a dibujar durante dos largas horas en la gran pizarra que tenían a sus espaldas. Mientras, los científicos debatían y se fumaban largos puros habanos para combatir el abatimiento de que estaban siendo presa, a medida que los chips implantados iban transportándoles a la horrible realidad de las conclusiones encontradas. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Bien, estos dibujos son una buena ilustración de lo que está pasando. Durante millones de años hemos vivido con la sana y esperanzadora ilusión de que Universo, como tal, no ocupaba más que un espacio banal y no determinante en nuestra honorable eternidad. Sumergidos en la burbuja del placer y el divertimento, cada ala a su manera, formábamos parte de un cosmos, más que otra cosa, virtual. ¿Qué nos había preocupado a nosotros más o menos si un día u otro la naturaleza fue creada, y si eso o aquello fue antes o después? Dios estaba ahí, el padre de todas las criaturas, vivas o inertes, y en El radicaba cualquier explicación. Nos hicimos, poco a poco, una cabida en el pensamiento de los humanos. Y nos sentíamos cómodos en esa tesitura. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Dios, mi Señor, por su parte, no sé qué dirá de esto, pero ha tenido siempre una postura fría y distante en estas cuestiones, y si eran o no eran de ese modo, no parecía preocuparle. Nos mantuvo, en cualquier caso, en la ignorancia mientras pudo. ¿Quizá por no preocuparnos más de la cuenta? Archifranco le dirigió una mirada y la cámara se dirigió hacia la celestial figura, sin embargo nada halló porque Dios se encontraba transformado en una pura energía dorada y poco más podíasele ver. ‘¡Era exasperante!’, pensó De Angelis. ‘Este individuo se quitaba de en medio a la menor confrontación. ‘¡Cuán difícil debía de ser trabajar para él!’. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Sea como fuere, hemos vivido en un limbo del conocimiento, haciéndonos en esto semejantes a los humanos del ayer. ¡Ah, pero los humanos nos han tomado la delantera y se han puesto a investigar de una forma imparable! ¿Y qué nos ha tocado hacer? Después de que nos llegaran anónimas voces de alarma, por no mentar la falta de vocaciones para entrar en nuestros lares, decidimos descender a sus dominios y comprobar lo que estaba pasando. Ha sido un proceso largo, arriesgado, donde han debido perder la identidad algunos de nuestros compañeros, y otros han contraído enfermedades incurables. Sin embargo, a todos nos ha unido la ilusión de un futuro posible. ‘Cabrón’, se dijo De Angelis, ‘cómo se nota que no es a ti a quien han contagiado’. Veo en vuestras caras cómo estáis notando ya penetrar en la sangre las conclusiones que hemos dibujado. En definitiva, las supernovas han confirmado lo que los hombres ya denunciaban, algunos hombres al menos, hace apenas unos decenios. Que la vida no es constante y uniforme, que materia y energía están en constante evolución y transformándose la una en la otra, que Universo es un globo que se hincha lo mismo que se deshincha, que, entre las galaxias, la fuerza gravitacional pugna con la fuerza electromagnética, de modo que una a la otra igual se neutralizan que se ganan la partida. ¡Así que hoy y ahora, nos atrevemos a decir con contundencia que la teoría del Universo estacionario es una patraña!” </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">De Angelis era lego en estos temas y no entendía ni jota. Ya se lo había advertido Garci, por otra parte, pero desde luego parecía que esto del Universo en expansión y en recesión era de lo más preocupante. ¡A él que le dieran un buen batallón de soldados bien pertrechados de lo que había que tener, y a buenas horas mangas verdes! ¡Estos científicos a veces se pasaban de listos! Tenía que ir a ver a Satanás cuanto antes y advertirle de que había que retomar el curso de los acontecimientos o el poder, el verdadero poder, se les iría de las manos con tanta labia. No le gustaba nada lo que estaba viendo, pero bueno, seguiría avanzando un poco más por si cambiaba de cariz el asunto. No dio crédito, desde luego, las imágenes hablaban por sí solas. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Valenciennes, el hombre de ciencia más apegado al Mal y fiel detractor de todas las teorías del proff. Archifranco, ¡le aplaudía! Las cámaras tomaron inmediatamente nota del gesto, para tomar después el pulso de la mesa donde radicaba el Poder. Satán, desde luego, estaba rojo de ira que daba pena verlo, sin poder articular palabra, balbuceante, ¡pero qué pena, por el Señor!, y en cuanto al Ser celestial, se había tornado azulado y una aureola de estrellitas rodeaba su cabezota, estaba más ausente que nunca, como si todo aquello no fuera con su Excelencia. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">¡Clongk! Rogamos al eminente doctor Valenciennes que tome la palabra. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">“-Por una vez en toda mi larga trayectoria, no puedo más que estar de acuerdo con el Dott. Archifranco. Otra cosa sería imposible, puesto que juntos hemos ideado el plan de aterrizaje y aprendizaje en la Tierra, y del mismo modo hemos redactado las trágicas conclusiones que hoy nos unen. Universo no es estacionario. Universo tuvo un origen, y puede tener un final. En nuestras inmersiones en los laboratorios hemos hablado con las mayores eminencias de la materia, y les hemos abordado desde diversos puntos de vista hasta convencernos de lo que estamos diciendo. La teoría del big bang ha ganado adeptos y goza del mayor prestigio en la comunidad internacional, y a esta teoría denominada del ‘huevo cósmico’, o comienzo por explosión energética convertida en materia, hay que ponerle un colofón, todo lo que comienza tiene un final. Las teorías oscilan entre quienes sostienen que el big crunch está por llegar, apenas unos escasos ciento cincuenta millones de años más y estamos ante la hecatombe de la reconducción al huevo cósmico por arte de la magia gravitatoria que nos unirá y nos destruirá. O bien la teoría del Universo en constante expansión, ganándole la partida recientemente a la anterior, con lo que, en pura teoría, las constelaciones se estarían paulatinamente distanciando las unas de las otras hasta dejar de verse ni tocarse. Esta teoría de que Universo se expande de forma cada vez más acelerada gana más y más adeptos, y la explicación se la dan a una llamada ‘energía oscura’, que es la que está provocando su extensión ad infinitum.” </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">‘Esta comida de tarro se merece, decididamente, un güisqui doble’, se dijo De Angelis mientras se frotaba los ojos y luchaba para no quedarse dormido. Veía borroso, y es que siete días y siete noches con Juanorra no se olvidaban así de fácil. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">“Nos preocupan varias cuestiones en todo esto, como habéis adivinado ya. Al principio, creímos, ingenuos, que la llamada ‘Energía oscura’ era una especie de energía del Mal, creada y fabricada por nuestros esclavos en revancha por sus trabajos, inmerecidos y desagradecidos, por supuesto. Una burla, eso pensamos. Así que inmediatamente nos pusimos a investigar sobre la misma, pero para nuestro mucho pesar, los pobres desgraciados que trabajan para nuestros fines no podrían crear nada parecido. De ser capaces, nos habrían desbancado hace tiempo. Descartamos, por tanto, esa idea que tan felices nos había puesto. La segunda y única esperanza era que nuestro Dueño supremo estuviera metido en algún complejo y experimental proyecto del que nada nos hubiera mencionado, sus razones tendría. Y fuimos a preguntarle, pero tampoco su respuesta pudo satisfacernos. Así que nada hemos podido hallar acerca de esta Energía que todo parece absorberlo, y que es más fuerte que la propia fuerza gravitatoria y atractiva por definición de la materia. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Las disyuntivas que planteamos son: ¿si la evolución universal está en su nueva compresión y torno al estado inicial, transformándose de nuevo en ‘huevo cósmico’, y con ello en energía pura, habrá un nuevo estallido o big bang que nos devuelva la materia, los planetas, las estrellas, las galaxias, otra Tierra, y otra vida inteligente, en definitiva? O, por el contrario, si la teoría de la constante expansión de Universo es la verdadera, ¿quién es esa Energía oscura, cómo se presenta, con qué armas combatirla a fin de no ser engullidos y superados por ella?”</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">‘Rectifico, dos güisquis dobles no serán suficientes, lo mejor será bajarse al bar, pedir una botella y dormir la mona en consecuencia. Si la cosa es tan seria, se dijo De A, a estas horas Satán no se acuerda ni del santo de mi nombre. Seguro que cuando me despierte se me habrá ocurrido alguna idea que, quizá no sea tan archisabionda como la de aquellos listillos, pero a buen seguro que será más ocurrente y le dará a Satán para reír, cuanto menos. ¡Hala, a beber y comer que mañana será otro feliz e incoherente día, razón de más para aprovecharlos bien si era verdad esa tontería de la energía oscura y el huevo clínico o como demonios lo hubieran llamado!’.</span> </div><br />
<a href="http://sophimania.blogspot.com/2008/11/la-fuerza-oscura-s-existe-postulan.html">http://sophimania.blogspot.com/2008/11/la-fuerza-oscura-s-existe-postulan.html</a>Rosa Choverhttp://www.blogger.com/profile/09312537269342054550noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-1676268050923678642.post-17300162858206573592010-09-24T03:05:00.000-07:002010-10-15T03:46:51.026-07:00OCHO: el Universo, el Bien y el Mal<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/_prqH2klhMiM/TJx2sMDUsCI/AAAAAAAAAQg/TyhJ2HrnVKo/s1600/SAT.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" px="true" src="http://4.bp.blogspot.com/_prqH2klhMiM/TJx2sMDUsCI/AAAAAAAAAQg/TyhJ2HrnVKo/s400/SAT.jpg" width="365" /></a></div><br />
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<div style="text-align: justify;"><em><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><span style="font-size: large;">En capítulos anteriores... Rosamunda se convirtió en Rosalinda a través de un hechizo que ella mismo se cocinó, y planea salir del lugar infecto en el que habita en el Infierno y ser un hada celestial, como su papá... su madre Juanorra, la más fea del Reino del Mal, ligó de nuevo con el Bello Garcilaso, un ángel perverso que está loco por sus patas de puercoespín, y mientrastanto los jefes del Infierno y del Cielo, alias Satán y Dios, han encontrato un enemigo común que amenaza con destruirles: se llama Universo y no tiene credo ni religión.</span> </span></em></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">¿Dónde se habría metido su fiel De Angelis? ¡Maldito demonio! El batallón más importante de su ejército de élite y precisamente hoy, nada, ni rastro de ellos. Sus secuaces habían salido a buscarles desde hacía dos horas, pero no hallaban noticias. Ni las cámaras rastreadoras, que se hallaban por todos los barrios de la periferia, tampoco daban señal alguna. Lo cierto es que todo el mundo sabía dónde se encontraban el Angel redentor y su tropa. Todos, menos Satán. ¡Pero cualquiera les descubría! La última vez que alguien se fue de la lengua, lo pagó bien caro y no había podido volver a articular palabra de por vida eterna. ¡Vamos, ni pensarlo! Primero parecía que ganabas unos puntos de cara al Jefe, por chivato, pero una vez que volvía a hacer las paces con su mejor sabueso, ¡ni qué decir de las represalias que De Angelis se gastaba! </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><br />
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</span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Satán estaba que ladraba de rabia. Quién sabría porqué. Se le habían hinchado las bolsas del cuello que parecía un cochino a punto de ser trinchado. Pero él sí sabía bien porqué. Aquella reunión entre el Cielo y el Infierno había sido planeada durante meses. Y por fin, después de largas negociaciones, tiras y aflojas, habían llegado a un consenso. Pero quien de verdad conocía la salsa de las negociaciones y los detalles, la letra pequeña, quien había estado en todo el tinglado, era su mejor comandante y sólo él. Satán tenía demasiadas cosas en qué pensar, demasiados actos supremos e indignos a los que acudir, así que las minucias no podía controlarlas. Por tanto, ¿cómo diantres se iba a presentar sin su súbdito primero? Seguro que Dios ya había llegado al encuentro, asquerosamente puntual y fastuoso como siempre, rodeado de bellas hadas y del locuaz Garcilaso, con sus relamidas arengas sobre las bondades de su Jefe supremo. ¡No los aguantaba, le daban picores de pensar en sentarse a la misma mesa! Pero había que hacerlo. La propia subsistencia del Infierno estaba en juego. No digamos lo que le había costado al rey del Bien aceptar una cosa así. En toda la eternidad es que jamás se habían puesto de acuerdo, lo que se dice de acuerdo, ni una sola vez. Peleas y confabulaciones los habían mantenido bien despiertos, siempre el uno frente al otro, contra el otro, tratando de imponerse por encima del adversario. Se complementaban y se proporcionaban mutuo equilibrio. Eran las dos caras de una misma moneda, la Eternidad, y, a decir verdad, la desaparición de uno suponía <em>in extremis</em> la aniquilación inmediata de su opuesto. ¿Qué sentido hubiera tenido el Cielo sin saber de la existencia de un Infierno a quien combatir? ¿Qué era el Bien si no se confrontaba con el Mal? </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><br />
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<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Y, muy a su pesar, había un tercero que les estaba ganando la batalla. Se llamaba Universo y era inabarcable, infinito. Y lo que es peor, carecía de religión ni de signo político. Universo era aséptico, cruel en su absorción y les estaba ganando el terreno, en definitiva. Como no tenía cara ni representante ni quien le gobernara, no había forma de llegar a un acuerdo, ni de virtudes ni de territorios. Entre Dios y Satán se tenían bien delimitados los espacios y hasta las víctimas. A veces se arrebataban el uno al otro según qué piezas valiosas, pero eso no importaba, de un modo u otro el equilibrio entre ellos estaba garantizado. Así había sido por los tiempos de los tiempos. El uno por el otro se garantizaban la mutua supervivencia, e incluso se hacían concesiones cuando los tiempos lo requerían. No desconocía Satán, aunque se hacía el sueco, que los primeros capitanes de ambos equipos, Garci por una parte y De Angelis por la otra, eran íntimos amigos y compartían más que coincidencias y amantes. Pero incluso esto era parte del trato entre los dos clanes, conformaba el mutuo entendimiento y hasta el juego sucio. </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><br />
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<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Sin embargo, Universo estaba amenazando con acabar con la <em>pax mundialis</em> de que disfrutaban, cada uno desde su terreno. Así que los dos reinos habían pasado los últimos meses debatiendo esta importante cuestión y consiguieron redactar una <em><span style="color: lime;">Declaración Magna de Buenas y Malas Ideas&Intenciones</span></em> que ahora, por fin, se disponían a firmar. Era un Manual de Uso que les permitiría actuar y combatir a Universo desde la unidad de sus actuaciones. Parecería desde fuera que seguían batallando, pero la realidad es que lo harían conchavados y frente a la amenaza real de la desaparición del mundo bipolar, y con ello su progresiva pero segura extinción. </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><br />
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<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Bueno, pues apremiaba el tiempo y Dios era imperdonable con los retrasos. Satán tendría que viajar solo y apañárselas sin su ayudante. Pero ya se las vería con él a la vuelta, su furia sería inconmensurable y no habría fácil perdón para un sátrapa como De Angelis. Esta vez no se dejaría convencer con un subidón sutil de tono sexual. El comandante sabía cómo hacerle hervir la sangre de pasión, pero nada de eso, esta vez mantendría sus erecciones controladas y sería irreductible. Un desplante así era imperdonable. Y además, todos los inútiles que no habían sabido darle noticias de su paradero, mutilados de inmediato. ¡Venga, que no se dijera que Satán estaba perdiendo las riendas! Dio las órdenes pertinentes para que cuando volviera de la Cumbre no quedara ni un solo camara men con ojos, ni un rastreador con narices. ¿De qué servían si no podían hacer su oficio en condiciones? Todos condenados por este escarnio y reemplazados por carne joven y menos adoctrinada por el comandante. ¡Ya!</span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><br />
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<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Enseguida se puso en marcha, dejando atrás gritos, lamentos y súplicas de perdón, pero Satán era implacable en sus decisiones. Se enfundó unos auriculares que le retransmitieran en directo las mutilaciones mientras hacía el viaje, y estuvo escuchando aullidos hasta que se quedó profundamente dormido, al hilo de unos masajes afrodisíacos que le perpetraron las esclavas de la nave. </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><br />
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<div style="text-align: center;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">*</span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><br />
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<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Mientras tanto, en lugares más barriobajeros de las tierras del Mal seguían los festines carnavalescos. Las chicas de <em>porno land</em> iban por el cuarto orgasmo y los gritos se habían vuelto espeluznantes <em>in the street</em>. Rosalinda no aguantaba más agazapada entre los matojos de la esquina de la calle. Con estos calores y tapada hasta las orejas para no ser descubierta, iba necesitando algo más que una ducha. Y ese maldito De Angelis que no bajaba de casa de su madre, ¿pero qué estaría pasando allí? Mucho se temía que hubieran montado una buena, o bien se habían dado de palos o estaban en el catre pegándose un lote. Lo cierto es que ella no era capaz de seguir esperando ni un minuto. El hechizo a que se había sometido tenía unos plazos de caducidad que había que respetar, y no disponía de todo el tiempo de la eternidad para llegar a tierras celestiales, así que tenía que darse prisa. Lo primero era consultar el libro de los embrujos que había dejado olvidado, y saber de cuántas horas disponía para acometer sus planes. Lo segundo era darse una ducha y arrebatarle a su madre aquella bata de moaré plateada que llevó cuando se casó por primera vez. Había estado dándole vueltas, y era la única cosa decente que se podía poner para salir de allí y viajar a la Tierra a comprar modelitos. Pero claro, entrar mientras su madre y el comandante estaban de bacanal romana, pues era de lo más arriesgado. Su madre ni la reconocería y la acusarían de invasora, con lo que no quieras saber la que le esperaba. Aún así, tenía que arriesgarse, no se le iba de la cabeza que el hechizo no duraba eternamente en el Infierno, y tenía que salir de allí lo más pronto posible. </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><br />
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<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Además, contaba con la ventaja de que De Angelis se había dejado el portal abierto, dato nada desdeñable y que le indicaba que, probablemente, también la puerta de su casa estaría sin echar el pestillo, conociendo la poca vergüenza de su progenitora y del golfo mayor del reino. Con suerte estarían en faenas y ni la verían entrar... Así que, dicho y hecho, se enderezó y empezó a caminar oculta entre el velo y los rizos del cabello. Como se imaginaba, ningún soldado borracho le prestó la menor atención. Muchos de ellos ya habían desfallecido hacía rato, y yacían en aceras y balcones roncando, y los más valientes fornicaban sin parar y con los ojos en blanco. Entreabrió el portal y subió las escaleras, sin que se escuchara ruido alguno. Tal como preveía, la puerta de su casa se abrió a la primera de cambio, aunque sin poder evitar el clásico chirrido de siempre. Se quedó quieta en el umbral, pero nada, ni un alma. Entró de puntillas y pegó un respiro al atisbar la alcoba de su madre, apestaba a alcohol, a mermelada de naranja, y a semen podrido. La bruja estaba tumbada boca arriba, agarrada a un pitillo apagado en su mano derecha y al trasero del general con la izquierda, que a su vez dormitaba entre ronquidos y, lo más chocante, con el dedo pulgar en la boca, como un chupete. ¡Vaya exclusiva que le hubieran pagado en la prensa rosa de tener una cámara a mano! ¡El gran y terrorífico De Angelis dormía chupándose el dedo! La bella Rosalinda casi estalla de la risa, pero pudo reprimirse y siguió de puntillas hasta el cuarto de baño. Se desnudó silenciosamente y cerró la puerta para que no les despertara el agua al caer. A ver qué tal le sentaba una ducha fría a estas alturas. Como bruja, el agua helada le haría rechinar de dolor de huesos, aún con estos calores. Pero, si de verdad fuera un hada, una ducha fría sería alegría para el cuerpo. Encendió el grifo con cierto temor, y hete aquí que su hechizo no era una patraña, ¡hurra! Se dejó atrapar por el chorro helado durante un buen rato, sin temblarle ni los dientes, hasta que se le acabó el termo y el agua caliente la sorprendió de un chispazo. Cerró el grifo y bailó mientras se secaba esos muslos serranos. A pesar de que el agua de las casas en el infierno estaba preparada con cales y otros productos, para no dañarles excesivamente sus funciones básicas, no dejaba de ser una primicia que la hubiera soportado fría sin el menor tembleque, cosa que en sus tiempos de bruja de qué. Y otra cosa, no podía dejar de mirarse sus largas y bronceadas piernas, las nalgas simétricas y prietas, las curvas de su trasero redondeado que intuía y los labios carnosos y rojizos que se había visto en el espejo de Betún, antes de que la sorprendiera. ¡Era un deleite reflejarse sin enmudecer de susto! No debía perder un minuto más en este antro maloliente y perverso. </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><br />
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<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Fue al vestidor de Juanorra y encontró un tanto raída la bata de moaré. Claro, su madre no respetaba nada, seguro que se había pegado algún arrechucho con ella puesta. Pero ahora no tenía tiempo de remendarla. Si la acompañaba con un chal seguro que daba el pego, así que rebuscó entre sus pellejos y encontró uno negro que le hacía el papel. ¡Pero qué requetebién que le sentaban todas las prendas! ¡Estaba deseando llegar a París, la ciudad de la <em>haute couture</em>, a probarse las lindezas que tantas veces había visto en las revistas de contrabando! Siempre había suspirado por esos trapitos, y ahora estaban al alcance de su cuerpo. Claro que no de su bolsillo, pero en eso ya pensaría más adelante. </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><br />
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<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Coronó el habillamiento con unas sandalias que le regalaron para su graduación como brujilla iniciada (cuánto se habían reído todos de sus dedos como morcillas con ellas puestas) y se puso otra vez de puntillas para salir de allí por piernas (que ya no por patas, como antes, afortunadamente). ¡Oh, se le olvidaban dos cosas esenciales! La primera y más importante, consultar el libro de los hechizos; sin embargo, no quería arriesgarse a entretenerse leyendo y que se despertaran los amantes. Con su madre no había cuidado, porque después de una buena juerga dormiría varios días y noches sin rechistar, pero del comandante no podía fiarse, quién sabe si ese viejo pervertido tendría buen dormir. Mejor lo llevaba con ella y lo ojeaba en un lugar más seguro. Y lo segundo, no podía seguir luciendo ese aspecto angelical en el reino del Mal. Tenía que cubrirse la cara de algún modo convincente, así que rebuscó por los cajones hasta que dio con el semblante perfecto. Tenía una careta que utilizó para el último carnaval, que mostraba el rostro de una pobre leprosa. Todavía recordaba el impacto que causó con aquello en la fiesta, ¡vamos que nadie se le acercó en un perímetro de metro y medio hasta que les convenció de que era de mentiras! Y es que los demonios huían despavoridos de las enfermedades contagiosas sin cura, y en particular de la lepra y la sarna, que no sabían cómo combatirlas. Por mucho que trataban de captar a médicos terrícolas que les pusieran solución (eran enfermedades importadas del planeta de los humanos) no había manera, todos eran ateos y no les convencía nada lo de acabar en el Infierno. Y lo peor era que los demonios eran inmortales, así que enfermedad que atrapaban, les perseguía por los siglos de los siglos. </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
</span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Pues bueno, una careta como ésta espantaría a todos los curiosos, y sino fíjate cómo había dado buen resultado con el Redentor y su trouppe, supuestamente los más sabihondos de todos. Era una idea buenísima. Se la puso y emprendió el camino. </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><br />
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</span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Al pasar cerca de la alcoba de los enamorados no hubo ningún imprevisto, los ronquidos ahora se emitían a dúo. De Angelis ya no tenía el dedo en la boca, sino peor, ¡en el culo de su madre! Mejor pirarse cuanto antes, pensó la aspirante a hada, antes de ver a qué indecorosas posturas podían llegar. Toda la habitación era un desparrame de prendas y artículos de perversión, pero entre ellas encontró una interesante; del bolsillo del pantalón del amante de su madre asomaba una mullida cartera de piel blanca (¡vaya horterada!). ¿Qué hacía, se arriesgaba a cogerla? No había terminado el pensamiento y ya estaba andando de puntillas entre gallumbos y condones para alcanzarla. La abrió y se encontró un fajo de billetes que, a buen seguro, eran de contrabando, porque se leía “DEA&CO” en todos ellos y la cara de De Angelis estampada como si fuera un reyezuelo. Era, a buen seguro, su venganza personal por no ser más que un segundón en el reino del gran jefe Lucifer. Rosalinda no se lo pensó ni un momento y agarró un buen manojo de papelinas, fueran falsos o no daban el pego comparados con los que ella había visto de verdad, y algún uso les encontraría más adelante.</span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><span style="font-size: large;"></span><br />
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</span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">Salió sigilosamente de la casa, y ya en la calle se le escapó un portazo, pero ¿qué importaba ya? ¡Era libre! En el primer recodo del camino se pararía a leer bien todos los pasos antes de cometer ningún error imperdonable y, una vez lista, daría rumbo a París, ¡la ciudad del amor, el champagne y la alta costura</span>!</span></div>Rosa Choverhttp://www.blogger.com/profile/09312537269342054550noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-1676268050923678642.post-27440860637687945612010-07-08T03:49:00.000-07:002010-07-08T03:49:49.747-07:00SIETE: PARIS MON AMOUR<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://3.bp.blogspot.com/_prqH2klhMiM/TDWssmkRZEI/AAAAAAAAAN8/PuOZOGIGf6w/s1600/bacanal.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" rw="true" src="http://3.bp.blogspot.com/_prqH2klhMiM/TDWssmkRZEI/AAAAAAAAAN8/PuOZOGIGf6w/s640/bacanal.jpg" width="468" /></a></div><div align="justify"><br />
</div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">‘Vaya cosas raras que se le ocurrían a su prima’, se dijo Rosalinda para sí mientras se apresuraba en salir de aquella choza. Además, ¡también era mala suerte que la hubiera pillado con las manos en la masa! Con lo difícil que resultaba cambiar de aspecto y de carácter en un mismo día, y ni siquiera un respiro, ¡ya le estaban pidiendo favores! Igual no era tan gran idea convertirse en un hada buena. Pero no había que olvidarse de que ella sólo había mutado el envoltorio, lo demás era otro cantar. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Betún tenía unas ideas de bombero. ¿Cómo hacerla pasar por princesa terrenal? Es que era de lo más peregrino, no tenía pies ni cabeza y ella era una intrusa que no tenía que haber aceptado ese trato. Si ni siquiera había conseguido auparse todavía en los reinos del Bien y ya tenía compromisos que pagar. Era lo que les pasaba a los afanosos en alcanzar la gloria celestial o infernal, que se metían a cumplir los caprichitos de los otros y acababan cayendo en sus propias trampas. Eso le ocurriría a ella, que la acabarían descubriendo por impostora antes de comenzar a deleitar los manjares de la plenitud. Y nada era peor castigo que un envío a los infiernos por traición. Ni malos hechizos ni vulgares travesuras, ni tan siquiera un exilio forzoso a la Tierra. Lo que ella quería conseguir era imperdonable, transgredía todas las leyes y pactos no escritos y, de descubrirla, ardería por y para siempre, sin otro quéhacer que pudrirse en una mazmorra oscura e incandescente. Tendría que botar allí dentro indefinidamente, pegar alaridos de socorro y, con suerte, sobornar a algún cancerbero que la llevaría a su casa como contrapartida y la convertiría en fregasuelos, pisacolillas, recibepalizas y apagasexos. ¡Uff! Su madre siempre contaba que de pequeña conoció a un hombre así. Un esclavo del abuelo Extremaunción. Llevaba años condenado en las mazmorras cuando el abuelo lo compró por cuatro perras, ajado y carcomido como estaba. Le pegaban constantes lametones al pobre, por sinvergüenza y renegado, decían, y le obligaban a bailar encima de cachos de vidrio hasta que caía roto en pedazos, mientras la familia se desternillaba de la risa. La propia madre de Rosalinda lo contaba con una hilaridad que daba escalofríos. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">A Rosarito se le pusieron todos los pelos de punta sólo de recordar las desgracias acometidas por su propia familia a un traidor. ¿Qué no harían si les deshonrara uno de los suyos? En fin, había llegado hasta aquí y tenía un aspecto brillante y depurado. No tenía pues por qué temer, nadie la descubriría y conseguiría sus propósitos. Se había dotado de una gran serenidad con la transformación y la sola presencia de su prima egipcia había conseguido volver a desestabilizarla. ¡No señor, arriba los ánimos y a buscarse un plan!</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">No sabía si pasar por su casa a recoger un hatillo con sus cosas, pero pensándolo bien, ¿qué cosas? ¿Sus vestidos horteras o sus combinaciones deformes? ¿Qué pertenencias tenía ella que pudieran no deslucirla en el Cielo? Aunque, bien pensado, para presentarse con una túnica como ésta, también se necesitaba valor. Era transparente y acuosa, con alguna que otra mancha de chorizo al vino tinto. ¿Qué hacer? No tenía ni un céntimo, así que soñar con un caro vestido de las tiendas chic era impensable. Es más, cualquier tela que encontrara en el Infierno la delataría a las puertas del Cielo. Pues sí que es verdad, no había pensado en un detalle tan tonto como la ropa con que se iba a presentar. ¡Ni siquiera sabía cómo iban vestidas las hadas de verdad! A ver, ¿dónde había visto ella hadas de verdad? ¿Es que tenía alguna a mano? Había algunas series en la televisión que mostraban princesas y hadas con varitas mágicas y lentejuelas, pero no creía que fueran así en la realidad. Y las verdaderas diosas nunca se hacían fotos ni posaban para los reyes del mal. Una vez había pillado a su madre una foto de Garci con unas modelos australianas, pero aquéllas, a pesar de ser extremadamente guapas, no eran divinas sino simples humanas con rostros apabullantemente hermosos, ¡y estaban desnudas! </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Pues la cosa no tenía fácil arreglo, y ella con ese rostro de musa sagrada es que no se podía pasear por las calles como si tal cosa, lo primero la iban a violar en un santiamén, y luego la denunciarían por estar en tierra de bandidos. Tenía que conseguir un disfraz o algo así. Se puso un pañuelo en la cabeza que había arrebatado a su prima antes de que llegara, y se cubrió el pelo rojizo y parte del rostro lo mejor que pudo. El sol todavía era abrasador así que, por suerte, seguían estando las calles desiertas. Apenas había pasado una hora desde que entró en casa de Betún, en realidad. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">En eso que se disponía a echar a andar, escuchó un estruendo que ni los mismísimos rayos y truenos de Satanás. Miró hacia el lugar de donde provenía ese espantoso ruido y escuchó una voz que no podía ser otra que la de De Angelis. ¡Maldición, el mejor amigo de su padre pululando por el barrio! ¡A saber qué tejemanejes se llevaba entre manos el número uno de los mafiamen de las profundidades del Mal! ¡Y en un barrio tan impersonal como éste, qué mala suerte estaba teniendo con tanto encuentro fortuito! </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¿Pero qué ven mis ojos? ¿Una brujita mañanera? ¡A ver niña, quítate ese pañuelo que te vea bien la cara! </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Oh, Señor, se lo ruego, estoy aquejada de una lepra contagiosa y destructora! ¡Se lo ruego, no me humille teniendo que mostrar esta pesadilla a sus soldados, por el mismísimo Satanás se lo suplico! </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¿Qué? ¿Todavía existen esas enfermedades transmitidas por los humanos? ¿Qué eres, por qué tienes eso? ¡Aparta, no te acerques y habla con la boca tapada, por tu padre!</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Sí, Señor, sufro un castigo que no tiene fin, por algo que hicieron mis antepasados. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Sí, ¿eh? ¿Y qué se te ha perdido por la calle a estas horas, pequeño esperpento? </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Sonaron las carcajadas de todos los militares que acompañaban a De Angelis, mientras Rosalinda tuvo que aguantar cómo le metían una espada por debajo de la túnica para verle el trasero. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Pues no tiene malas piernas, la condenada! Mire jefe, ¡si no fuera porque es una leprosa bien que nos íbamos a poner las botas!</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Oh, ahhhh!- gritó Rosamunda en su desesperación. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Aparta cabrón! ¿No ves que ahora tendrás que deshechar esa espada para evitar el contagio? </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Todo el mundo en el Infierno sabía que De Angelis era un aprensivo de narices, y que si algo no soportaba eran las enfermedades contagiosas. Había estado aguda Rosalinda, no se podía negar. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Bueno, bueno, vámonos sin perder tiempo. Y tú, vieja podrida, no te pasamos a cuchillo por si las moscas, vete para la leprosería y no salgas de allí nunca más. ¡Si te vuelvo a ver te quedarás sin piernas, más que imbécil!</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Rosalinda transpiraba de miedo. Ahora no sólo tenía que cambiarse de ropa sino que necesitaba una ducha, ¿cómo iba a presentarse en los cielos con esta pinta y un olor a sudor tan poco elegante? Pero, pensando un momento más en Mafiamen, ¿qué hacía allí De Angelis? ¿Y si seguía a la troupe y conseguía alguna información que le pudiera ser valiosa en el futuro? El riesgo de que la sorprendieran espiándoles era remoto, puesto que estaban borrachos y zancudos. A duras penas conseguirían avistarla si les vigilaba de lejos y por la espalda, y quién sabe qué podía descubrir. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Así que se agazapó dentro de su túnica, con los rizos del sedoso cabello bien escondidos, y corrió en pos del clan mafioso-militar. Estaban todavía nada más doblar la esquina, discutiendo de quién había sido la culpa de estrellar el jeep contra una farola, y De Angelis daba órdenes sobre cómo fijar los hierros en su sitio y seguir faenando. En unos minutos más consiguió organizarles para trabajar, mientras él se fumaba tranquilo un puro cobijado a la sombra de un árbol, y cuando hubieron terminado les echó unos escupitajos en la cara y se pusieron en marcha. Como el arreglo del motor era chapucero, no avanzaban demasiado rápido entre los surcos y los baches, facilitándole a Rosalinda la labor de perseguirles. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Con gran asombro por su parte, el camino que llevaba el convoy era el mismo que hubiera tenido que hacer ella para llegarse a su propia y mismísima casa. ¿Qué estaba pasando allí? Siguió extremando las precauciones hasta que se adentraron en la calle de los milagros, y no dio crédito cuando les vio marcar el timbre del número siete. ¡Era la casa de Juanorra!</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Horrorizada, esperó a ver qué pasaba. Eran más de las dos de la tarde, así que su madre de sobras debía haber llegado de su juerga nocturna y andaría devorando alguna vianda o, peor, durmiendo la mona. Y nada más desagradable que despertarla haciendo la siesta. Le hubiera chillado al propio Satanás de presentarse a esas horas. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">De Angelis llamó insistentemente y pavoneándose entre sus acompañantes. Todos parecían asustados de despertar a la bruja con la lengua más viperina y las garras más afiladas de todo el imperio, que bien conocida era. Sin embargo, su jefe parecía tenerlas todas consigo cuando aporreó la puerta y gritó el nombre de aquella afamada y fea vieja perversa. Siguió insistiendo tanto que consiguió despertar a algunos de los vecinos, que se asomaban a las ventanas y al ver tanto jaleo cerraban de inmediato. Nadie se las quería ver de cerca con el Angel redentor, como le llamaban a veces. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Juanorra my dear!- dijo el infernal sujeto, haciendo acopio de su sabiduría idiomática - ¡traigo suculentas nuevas, abre, por todos los príncipes y en nombre de las musas!</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Voilà! Había pronunciado la palabra mágica, “musa”, y apenas tres segundos después una llave inglesa poco reluciente y más bien resbaladiza voló desde la ventanuca del cuarto piso esquina derecha. ¡Clink! Los soldaditos de pro que acompañaban a De Angelis no hicieron más que reafirmarse, ¡vaya jefe bravucón que tenían, más valiente que los diablos y con las mejores influencias hasta en los barrios bajos! ¡Nada les detenía a él y a su banda de piratas! Muy ufano, se dispuso a recoger la llave del suelo, e inmediatamente Rosalinda desde su escondite tuvo que contener una carcajada al ver la cara de estupor del capo cuando ésta se le quedó pegada entre los dedos. La cerda de su mamá acostumbraba a comer mermeladas viscosas con las manos a estas horas, y seguro que había arrojado la llave por la ventana con los mismos dedos bien pringosos y chupados. ¡Así que el finolis de De Angelis, que se las daba de señorón de las altas esferas, no había conseguido infundir el respeto merecido! ¡Su madre desde luego que era la más caradura del reino! </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Aún después del agravio, De Angelis decidió ignorar sus finezas y proseguir en su empeño. No dejaba de pensar en cómo iba a cobrarle a Garci un favor como éste. ¡Ni diez negocios con nikkeis eran suficiente premio para superar este mal trago, que además sólo había hecho que comenzar! Se dispuso pues a entreabrir el portal de la vieja, sin atreverse a pasarle la llave a ninguno de sus esbirros para que se moquearan del asqueroso mejunje que llevaba untado. Abrió con decisión y les ordenó que esperaran abajo, mientras él trataba de unos importantes asuntos con la bruja. Ni qué decir tiene el contento de los chavales, que, borrachos como cubas, empezaron a chillar y a despertar a todo el vecindario buscando chicas para pasar el rato. Las chiquillas adolescentes salían a los balcones a medio maquillar y azoradas por la novedad, mientras que sus hermanas mayores, más bregadas en estos menesteres, las apartaban rápidamente para ofrecer sus camisones y sus dientes de oro macizo a los jóvenes del Ejército del Mal. Escotadas, pechugonas, arrugadas, carnosas, afiladas, las había de todos los tipos, y todas se mostraban en su plenitud. ¡A pesar de estar el sol muy alto todavía, no eran tantos los días en que los prestigiosos soldaditos del primer escuadrón se paseaban por estas aceras tan poco glamourosas! En pocos minutos toda la calle estaba alborotada y los besuqueos y palmeteos se sucedían de un extremo al otro. Los balcones eran puro deleite de voyeuristas de mal gusto, y hasta el asfalto jadeaba humedades. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">¡Vaya jolgorio que se va a montar a mi costa!, pensó De Angelis mientras subía pesaroso las escaleras que le conducían al piso de la fea Juana. Desde luego estaba más fatigoso que la última vez que vino por aquí. ¿Acaso vivía ahora más arriba la vieja leyenda? ¿O eran sus piernas y los años, que no pasaban en balde ni para los demonios más acicalados? Desde luego que tenía que hacer más deporte, a la vista estaba, se notaba el corazón acelerado, como si fuera un vulgar terrícola. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¿Qué quieres, viejo despellejado? ¿Te sudan los huesos por mí o es que tienes alguna noticia que darme? ¡Anda habla que te cierro la puerta en las narices como sea otra cosa!</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">¡La respiración entrecortada del Angel redentor desde luego no era la de una gacela ligera y ágil! Sin embargo, ya le daría él a esa zorra unos buenos azotes para que le guardara el respeto debido a la autoridad más inmediata. ¡Vaya curvas que se le habían puesto con los años a la Juanita, por otra parte! Estaba como un queso de bola, y chorreaba mermelada por la boca ¡puaj! Quizá las noticias podían esperar y antes se podían dar un revolcón de mil demonios; aún recordaba los achuches de la vez anterior. Dos cerditos parecían, él atado a la pata de la cama y J haciendo unos sutiles trabajitos que le hicieron temblar por dentro y aullar por fuera, ¡madre mía! Era mejor no acordarse, le volvían los sudores fríos sólo de recordar los dedos como cuchillas y las peludas piernas de la vieja haciéndole cosquillas, ¡qué de sensaciones! No es que a él le fueran mucho las mujeres, pero ésta de fémina no tenía nada, si acaso de bestia. Fue después de aquella semana infernal cuando se la recomendó a su amigo Garcilaso como la plata más fina del reino, y desde entonces, oye, les habían entrado unos amores el uno por la otra que él no había vuelto a catar las suculentas grasas de…</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Bueno qué, ¿sueltas prenda o te voy a tener que torturar…?- se le escapó una sonrisita a la bruja, tampoco ella había podido olvidar las barbaridades que le hizo en la última rencontre, ¡qué sudores y qué amargura más placentera! Desde luego no era tan guapo como Garci, ni decía esas cosas tan poéticas que ella no entendía ni jota, pero ¡vaya miembro tenía el amigo, fofo pero más suculento que comer con los dedos! Estaba chorreando sólo de pensarlo. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Bueno, pues a lo que íbamos. Hablemos de negocios, Juanita. Enfúndate esos muslos que perderé la cabeza y estoy para pocos trotes. Un achuche tuyo es que me deja inconsciente para una semana, así que no son horas éstas… ¡quita de ahí la mano, vieja zorra, que me pierdo y no estoy en lo que estoy! Ni sabes la de trabajo que tengo todavía para hoy, aún me toca subir para los cielos y cerrar un negociete que, si sale, me va a poner en la gloria maldita y en el top ten de la lista de elegidos de Satán, se le van a poner los cuernos más afilados que nunca cuando sepa lo que tengo entre manos… ¡Y tu Garci me mete en estos líos precisamente hoy, claro que sin él mi negociete al carajo igualmente! Así que cuanto antes te diga lo que tengo que decirte … </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Pero lucero, éste no es mi Angel Redentor de otrora, ¿qué han hecho contigo? ¿O es que ya no soy la que te pone más cachondo, condenado?</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Nada, nada, a otro zorro con esas carantoñas, tú resérvate que tienes mucha faena que se te avecina. Te traigo esta carta de los Cielos. Fíjate si será su necesidad que me ha hecho venir a mí para ponerte en guardia. Parece que el Bello Garci está como un caramelito pensando en tus delicias, así que tú verás. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Nada me gustaría más, pero anda que están los tiempos buenos para idilios prohibidos! Satán y sus secuaces llevan un control riguroso de las entradas y salidas, y como no viajes con VIP o seas de la guardia militar, bueno ¿qué te voy a contar a ti?</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Sí, el otro día pillamos a una reinona, una drag queen de ésas, tratando de sobornar a un custodio para entrar en el Infierno por la puerta falsa. Debió pensarse que así vestida, o vestido, pasaría como uno más entre nosotros. ¡Jahh, a mí con esas tretas, si me las sé todas! Le he prometido al Jefe que aquí no se cuela un solo humano más, por muy perverso que sea, como no venga de esclavo. Así que ya no hay privilegios ni para científicos ni para pensadores, es más, los estrategas militares también están restringidísimos. Antes eran lo más inn, captar a un genio de la guerra aunque fuera terrestre, estaban valoradísimos y si fichabas a uno subías diez puntos de golpe en la escala del Ejército. ¡Pues ni ésos valen ya! ¡Ni siquiera la guerra está de moda! Con lo que ya te figurarás lo difícil que se han puesto las cosas para De Angelis&Co., es que no ganamos para disgustos. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¿Y si yo me doy el piro de aquí por unos días? </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¿Ir tú por los Cielos, con esa pinta de vieja bruja que te gastas? ¿De qué, vieja chocha?</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¿Y quién te ha dicho a ti que mí me interesan los Cielos para algo? Putos ángeles, si no fuera por esa musa mala que me hace perder la cabeza, un zambombazo que les daba yo a todos esos cursis, ¡vamos que vomitaría sangre antes de poner una patita en ese antro de virtud!</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-No, si desde luego no está hecha la miel… Bueno, pues vaya, ¿qué ocurrencia has tenido entonces?</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Pues pensaba en algo más lascivo, una noche en Pigalle, o en el barrio rojo de Amsterdam, o una cita en el Bronx…</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¿Estás pensando en citarte con Terminator en la Tierra, como hacíais de pipiolos?- reparó De Angelis asustado y animado a un tiempo. -¡Claro, es una idea genial! ¿Por qué no se me habrá ocurrido a mí?</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Lo ideal sería un escenario bélico. Una buena tunda de palos entre tribus rivales, ¿cómo se llamaba aquel genocidio africano, Ruanda Burundi? Un festival como ése no he visto yo igual, aquí es que nos relamíamos por la tele viendo la sangre, las cabezas cortadas, los miembros mutilados…</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Sí, ésa sí que fue una buena matanza. ¡Qué tiempos! Pero de todos modos como en las épocas medievales no he vuelto a ver nada tan hermoso. Eran unos cuerpo a cuerpo fabulosos, donde la sangre humana es que estaba para chuparse los dedos. Y además nos venían uno a uno, se mataban a cañonazos y no con esas bombas de ahora. ¡Hala, tiran un racimo y de golpe y porrazo se nos acumula la faena! ¡Miles de moribundos debatiéndose entre el Infierno y la nada! ¡Y sino con la moda de las inmolaciones por Alá! ¿Qué mosca les habrá picado? Mueren como héroes, y buenos son luego para que les convenzas de que se vengan contigo a fregar suelos, quitar ladillas y lavar culos de vieja. ¡Jahhh! Se ponen violentísimos y aporrean las puertas del Bien hasta que caen desfallecidos. Vamos, que si no fuera porque las puertas del Cielo están insonorizadas y a prueba de bomba nuclear, ¡buena la que les había caído ahora con los protegidos de Alá!</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Este Dios, o Alá, o como se llame, es que es un caso, mira que no avisarles de nada! De todas formas es que es un tío que no es nada natural, porque Satán, pues tendrá toda la perversión que quieras, pero oye, es legal dentro de sus cosas, lo llamas y se encuentra, le pides algo y te hace una pifia, pero, ¡coño se manifiesta! Además, que se pasea por las fiestas cuando menos te lo esperas, y anima un entierro si es necesario. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Sí señor, ése es mi Jefe! En cambio Dios, te doy la razón, Garci dice que es un tío serio y bondadoso, pero desde luego vamos, soso como nadie. Buena prueba de ello que cuando Garci se va con él de parranda por alguna mision divina, vuelve como pájaro enjaulado y con más ganas de fiesta, alcohol y sexo que unas castañuelas… ¡Si es que esa gente no se relaja! Y además, vaya cara, porque los humanos es que no paran de esforzarse y hacer méritos, ¿y cuántos conoces tú que luego hayan entrado a conocer las mieles del éxito?</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Terminator lo dice bien clarito siempre. ¡Menudo montaje tienen ellos como para que venga nadie a fastidiarles el invento! No trabajan, no se ensucian, no necesitan ni servicio, como aquí, así que, ¿de qué les servirían cuatro matados paletos de pueblo? Vamos, que no es que me den envidia, porque por no hacer faena es que ni comen, sus cuerpos celestiales no tienen necesidad alguna. Sin embargo, insisto en que a los humanos los tienen engañados de por vida, y luego se la pegan contra un muro de silencio. ¡Porque a Dios que le busquen, que le busquen, a ver si se manifiesta! </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Alguno que otro lo ha conseguido, pero de no ser algún genio virtuoso que les sirva para sus fines… Aunque de eso me está vedado hablar…</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Ya estamos con los misterios! Garci se comporta exactamente igual que tú, en cuanto empieza la conversación a ponerse interesante os vais por el foro y si te he visto no me acuerdo. ¿Qué carajo de planes archisecretos os lleváis entre manos los unos contra los otros? </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Es una contienda sin fin, bien lo sabes. ¡Mis labios están sellados y ni por una vieja sabuesa como tú haría una excepción! </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Ah, qué rabia me da este secretismo! Pero ni el propio Satán conseguirá quitarme el sueño con sus planes universales. Al cuerno con vuestras pesquisas para conquistar el Universo. ¡Nunca será vuestro! ¡Nunca será de nadie! He leído que está en constante recesión-expansión y que es más poderoso que diez Dioses y Satanes juntos, y que ni el Bien ni el Mal conseguirán conquistarlo y atraerlo para su causa. ¡Jah! </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Mira qué bien, ahora además de puta te has intelectualizado! ¿Es que en este vecindario de baja estofa reparten prensa ahora? ¿A qué fines? </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-El internet funciona para todos, idiota. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Maldito instrumento! Esos humanos lo van a pagar caro, acabaremos con sus medios digitales de largo alcance antes de que puedan hacernos algún daño. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¿Desde cuándo les habéis cogido miedo a los terrícolas? ¡Esto es nuevo! </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-No seguiré chismorreando con una vieja bruja como tú. No puedes saber más de lo que sabes. Así que volvamos al tema que nos ocupa, Juana, ¡por tu padre!</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Mi padre! ¡Ese sí que era un héroe! Tú a su lado eres un mequetrefe, así que ni le mentes. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Eres incombustible, vieja arpía! ¿Entonces dónde quieres preparar el encuentro? </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Mejor aún, ¿cómo saldré del Infierno? </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Eso te lo arreglo fácil. Unos trabajitos bien hechos a los guardas Cabeza Cortada y Cabeza Rota, y el mundo es tuyo, pendeja. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¿A esos dos inútiles? No sé si querrán siquiera, la última vez que les pedí un favor tuve que salir por las patas cuando se me escapó un mordisco y mutilé a uno de ellos. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¿Qué me cuentas? ¡Si te tienen por una vieja gloria! ¡Cabeza Rota dice que no han vuelto a morderle el miembro con esa fiereza y que haría por ti lo que le pidas! </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Pero si casi se desangra…</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Sería por eso, si no tiene medio dedo de cerebro…</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Pues mejor que mejor. Yo le babeo lo que haga falta, mi Garci se merece eso y mucho más. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Di que sí, chochita! Entonces, ¿dónde quieres que formalice el encuentro? Como zona caliente, desde luego el Oriente Medio está más on fashion que nunca…</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-No, mejor no. Recuerda que el príncipe blanco no soportaría un evento muy sangriento. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Si es verdad! Pero bueno, y digo yo, ¿qué le habrás visto tú a ése? Conmigo tenías que haber caído, y menuda la que íbamos a montar… </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Sí, sí...! A ti te van los marineros y los culos en pompa, me dejarías a la primera de cambio, tú no me miras como me mira él. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Pues sí, eso sí que tienes razón. Bueno, venga, ¿entonces qué quieres? ¿Un sitio romanticón o qué?</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-París es la ciudad de la que siempre habla el Angel, y allí nunca hemos estado. Claro que... una cita en la Torre Eyffel, pongamos por caso, o en Montmartre, y creo que me darían vómitos. Algo más perverso necesito... </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Aunemos voluntades, pues. Que sea París, la ciudad del amor, pero en un antro repleto de alcohol y putas. ¿Qué opinas? </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Supongo que en un lugar así, aunque fuera París, sabré cómo moverme. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Tampoco creas, a la larga no hay tanta diferencia en el look de una puta de Pigalle y una divina infernal. Metido en faenas ya es otra cosa, y desde luego tu fealdad es que es inigualable... pero sí, allí te sentirás más cómoda y conseguirás que nadie te identifique con las fuerzas del Mal más oscuro. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-No se hable más, pues, viejo carcamal. ¡Y ahora démonos un revolcón, quiero ver esa salchicha que tienes escondida, a ver si está tan pelleja como tú! </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">Juanorra comenzó a desvestirse con desparpajo, mostrando sus carnes flácidas y ajadas, los pechos colgantes, las nalgas peludas y las patorras de puerco espín que habían hecho de ella una negra leyenda. De Angelis se relamía las barbas de gusto mientras contemplaba la antesala de la gloria. Se le removieron las tripas y el culo se le hizo mantequilla mientras se carcajeaba con las cosquillas que le hacía la vieja.</span> </span></div>Rosa Choverhttp://www.blogger.com/profile/09312537269342054550noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-1676268050923678642.post-90219500916680405602010-06-28T02:15:00.000-07:002010-06-28T02:22:44.852-07:00SEIS: Garcilaso el Bello, enamorado.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/_prqH2klhMiM/TChnruBBSOI/AAAAAAAAANc/FVr1sSwPvZE/s1600/KORTAJARENADIESEL.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" ru="true" src="http://2.bp.blogspot.com/_prqH2klhMiM/TChnruBBSOI/AAAAAAAAANc/FVr1sSwPvZE/s400/KORTAJARENADIESEL.jpg" width="305" /></a></div><div align="justify"><br />
</div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Garci pisaba las hormigas como si no fueran con él. Le molestaba que lo despertaran haciéndole cosquillas en las plantas de los pies y con pequeños mordisquitos de roedor barato e insignificante. Eran seres a los que no les veía el sentido. Y por mucho que en el Cielo esas cosas no pudieran pasar, él las estrujaba suavemente contra el suelo como si tal cosa, mientras silbaba para no escuchar el espantoso sonido de sus cuerpos al deshacerse. Pobres seres miserables y mortales, ¿y no podían haberse quedado en la Tierra, o siquiera en los Infiernos donde hubieran perecido con los calores? Le pasaba igual que con las moscas; tampoco entendía su significado en un lugar tan divino como el Cielo, en donde nada carecía de estética, ¿por qué de repente esos seres feos pululando y molestándoles a todos? Sin embargo, por mucho que nadie encontrara el sentido a la existencia de hormigas y moscas en el Cielo, sus habitantes eran tan estupendamente bondadosos que no se les hubiera ocurrido nunca pedir su destrucción al Padre. Pero Garci era más sincero que todo eso, y si le molestaban esos seres, pues se cargaba unos cuantos de vez en cuando, que no pasaba nada y se quedaba uno la mar de a gusto después de darles muerte. Especialmente perecían de inmediato aquéllos que osaran interrumpir su siesta de verano. Eran algunos días tórridos, no muchos, que se producían en el Cielo cuando algún ser infernal se había acercado demasiado a ellos, con cualesquiera pretensiones de entrada al Reino. Los demonios desprendían tanto calor que bastaba la aproximación de uno de ellos a las puertas del Bien para convulsionar todos los sistemas de refrigeración automática y disparar las alarmas. Enseguida se enteraban todos de que el sistema de seguridad había intentado ser violado, cosa claramente imposible de conseguir, por otra parte. Y ese día, y varios de los siguientes, subían las temperaturas cinco o seis grados, lo suficiente para que ángeles, hadas y demás seres celestiales acusaran un calor anormal al que no estaban acostumbrados para continuar con sus quehaceres diarios, así que se llenaban velozmente todas las piscinas del Reino para sofocar sus sopores y que no notaran la más mínima inconveniencia, como correspondía a la vida en el Paraíso. </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
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<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Se desperezó Garci y dibujó una sonrisa pensando en su próximo viaje camino de los Infiernos. Hacía tiempo que no veía a la feota de Juanorra, con tanta Polinesia y exploración de playas nuevas donde preparar a las musas de la new age, apenas había tenido tiempo de pegarse unos revolcones como Dios manda, con perdón del Creador. Y la vida anodina de ángel pues estaba bien a ratos, pero no era nada comparada con una buena bacanal de sexo infernal. Además, esos calores le venían pero que muy bien para perder los kilitos de más que la buena vida le proporcionaba. En el Cielo no había forma de sudar, nada te podía hacer subir la temperatura, y mucho menos las vírgenes inmortales de que se rodeaba, que ni sentían ni padecían. </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
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</div><span style="font-size: large;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Kiminski, el poeta checo, la había palmado no haría ni cuatro días. Se enteró a la vuelta de la Polinesia, y de veras que lo sintió porque era un tipo amable y sin complicaciones. Sólo había que estar a su lado, beber un poco y charlar de nada y todo mientras se fumaban unos puros. Después él le cogía la delantera a la escritura y deliraba durante días enteros a veces, sin causar molestias ni más dedicación que la de estar allí. Garci a veces se adormecía con tanto alcohol y el silencio de la pluma estilográfica de Kiminski, hasta que éste le despertaba de un alarido, pues se le marchaba la concentración. Pero eso era todo. A saber ahora qué artista le estaría encomendado por los mandatos divinos y con qué rarezas se encontraba en su nueva labor. Y antes de que le llegara destino, tenía que pegarse una buena juerga de las suyas, porque lo que va delante, ¡pues va delante!</span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
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</div><span style="font-size: large;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Estaba en éstas deliberando, e imaginando las afiladas curvas de Juanorra, cuando llamaron a la puerta de su torre. ¿Quién quería molestarle tan temprano? ¿Un mensaje quizá? ¿El nuevo artista que ya estuviera esperándole? ¡Oh cielos qué horror! </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
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</div><span style="font-size: large;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Bajó los cuatro pisos que le separaban de la calle de un salto y se dispuso a abrirle las puertas a quien quiera que fuese con una mirada inquisitiva y molesta: </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
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</div><span style="font-size: large;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¿Síiiii?</span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¿El Bello Garcilaso al habla?</span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-En efecto, ¿qué desea?</span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Le llega un paquete ardiente y móvil, ¿lo deposito aquí fuera?</span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡No! Le abro ya mismo. ¿Qué es esto? ¿De dónde lo trae? </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Llegó como una bomba de relojería a nuestras oficinas de correo celestial postal. Hoy en día es raro que nos utilicen a nosotros en vez de a los transportadores digitales, más rápidos sin duda. Así que debe ser algo que le llegue de la Tierra, no tiene otra explicación. Quisimos abrirlo, porque siempre comprobamos los paquetes postales por si hay errores o algo peor. Sin embargo, este parece ser un regalo muy especial pues tiembla cada vez que alguno de nuestros operarios intenta manipularlo. Nuestros detectores de metales no lo identifican, y dio negativo igualmente en los nucleares, así que no hemos averiguado su peligrosidad potencial. Sin embargo, nada pudimos hacer puesto que se derrite cualquier objeto que acercamos a él. No comprendemos de dónde puede haber llegado ni cómo pasó los controles, pero lo cierto es que viene muy clarito su nombre y dirección. En fin, señor, aquí se lo dejo y que Ud. tenga un buen día. </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
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</div><span style="font-size: large;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Garcilaso despidió al cartero con una propina en plumas de oca, muy sabrosas para fundir en un caldo regenerativo y que raramente se encontraban en los mercados habituales, con lo que quedó en paz y prometió no abrir el pico acerca del extraño paquete postal que había entregado. </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
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</div><span style="font-size: large;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Garci supo inmediatamente que era otra de las locas ideas de Juanorra. Cualquier día la iban a pillar y se meterían los dos en un buen lío. ¡Pero menuda era ella si se le metía algo entre ceja y ceja! Y ahora que ya hacía más de un mes que no mantenían ningún contacto, debía de haberse puesto loca de contenta al enterarse de su regreso a tierras celestiales. Como estaban cerca de fechas navideñas, tan celebradas en el Paraíso e igualmente denostadas en el Infierno, a escondidas le debió haber preparado un guiso de culebrines y ratas de playa que estaría para chuparse los dedos. Se lo habría conservado burbujeante y con un licor amargo de tortuga, razón de que aquéllo quemara tanto que en la oficina postal no pudieran ni entreabrirlo. ¿Cómo lo habría logrado introducir esta vez y a saber qué tretas y sobornos habría llevado a cabo para conseguirlo? ¿Pero qué importaban los vericuetos de Juanorra, siempre indescifrables? Lo que importaba es que era la señal de bienvenida y que se iba a poner la panza de lo lindo con aquellos guisotes. ¡Luego ya lo quemaría, ya, con su amante más insana!</span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
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</div><span style="font-size: large;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Lo primero era escribirle una carta corta de agradecimiento y enviársela por ondas, o mejor por internet. Lo malo del sistema internet es que pasaba por conductos de la Tierra que no le gustaban nada, y podía ser interceptado por algún inepto que lo confundiera con un mensaje del más allá o el más acá, o peor, con alguna payasada de extraterrestres. Los humanos es que se creían el centro del universo y tenían que controlarlo todo; a veces llegaban a resultar más ridículos que los propios demonios. </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
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</div><span style="font-size: large;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Pues bueno, utilizaría mejor el conducto de su amigo De Angelis, que a buen seguro no se hallaba lejos de sus dominios y tendría algún pibito para hacerle los recados de toma y daca de uno a otro Reino. De Angelis era el mejor contrabandista del Reino del Mal, y siempre sobornaba como quería a los guardas de uno y otro bando, que le tenían más miedo a él que al mismísimo Satanás in person. Así que traficaba con lo que le viniera en gana y en beneficio del mejor postor, un auténtico mercenario. ¡Ah, pero bien que les venía a las conspiraciones de las fuerzas del Mal y del Bien cuando tenían que ponerse de acuerdo en alguna misión sobrenatural y desmedida! No había un negociador como De Angelis. Se conocía las menudencias y miserias de ambos bandos y podía sobornarles con sus peores secretos y fechorías. No tenía precio su colaboración. Por eso Garci siempre le tenía de su lado. Para él era fácil, pues todo lo que deseaba De Angelis en la vida era descansar con una buena botella del mejor vodka ruso, un caviar iraní de primera para acompañar y cientos de cuerpos con silicona por todas partes que le doraran la píldora y le besuquearan sin cesar. En realidad, De Angelis de coito poquita cosa, como no fuera con mancebos fuertes y robustos. Con las niñas tetudas ni pensarlo, solamente las quería para sentirse rodeado y orgulloso, a la vez que el alcohol y sus efluvios le acababan de apagar los restos de vigor que quedaran en su miembro viril. Así que no era tan difícil de complacer, y las hadas, que ya le tenían archisabido el truco, se dejaban convencer por Garci-Terminator, con la promesa de un buen agasajo postrero, en forma de joya o viaje de placer. </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
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</div><span style="font-size: large;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Escribió unas letras cortas, pero muy en la línea que le gustaba a Juanorra: </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
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</div><span style="font-size: large;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;"><em>“Querida perra fea y atrevida: tu santo varón inmaculado está que se pone los dientes largos esperando probar tus lindezas más amargas, y mientras tanto me comeré este guiso exquisito que con tus manos largas y afiladas has preparado para mí, en espera de mayores deleites y lujurias que te destrozarán en mil pedazos, como más te gusta. Tu cachondo amante divino. G.”</em></span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
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</div><span style="font-size: large;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">¡Ay que ver lo que le gustaba esa bruja desmedida! Ni la Polinesia ni mil balinesas embadurnándole los huesitos, no había ninguna, ni mortal ni inmortal, que se le pudiera comparar. ¡Juanorra era otra cosa, y se le ponían las carnes suaves y ardientes de pensar en ella! Por cierto, ¿qué habría sido de aquella niña-engendro que concibieron juntos por un enorme error de protección fallida? ¿viviría todavía? A decir verdad, nunca después de verla de bebé volvió a preguntarle a su novia bruja por aquel fetito tan amable. Era un bebé que ni pedía, ni lloraba, ni molestaba. Era feíta, pobre, ¡qué feíta le pareció! Tanto, que nunca quiso admitir en su fuero interno que fuera suya. Había que ver, desde luego que los genes de Juanorra debían ser de roble, porque lo que es de él, el fetito es que no sacó nada de nada. Quizá los senos, le había comentado muy posteriormente la madre alguna vez. Cuando comenzó a crecer parece que le despuntaban dos montañas del kilimanjaro de lo más esponjosas y nada parecidas a las de las otras infantes. Y luego ese halo de dulzura infantil, nada común tampoco en las verdaderas brujitas. En fin, voilà, ¿quién podía saber qué habría sido de esa medio hija suya? En el fondo, qué importaba ya, habían pasado tantos años que sería más fea aún que su propia madre, que ya es decir. Al pensar esto, a Garci se le pusieron ojos de carnero degollado otra vez, y se avergonzó inmediatamente de pensar con tanta lascivia de su propia hija. ¡Qué carajo, no tenía remedio su desfachatez! Quizá le preguntara por ella a Juanorra en su próximo encuentro. </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
<div align="justify"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Se puso un turbante que le favorecía excesivamente y salió a dar un paseo, por si se encontraba con De Angelis camuflado en alguno de sus bares favoritos. Los bares de oxígeno eran lo más inn, así que probó en dos o tres, y preguntó en las barras a algunos amigos comunes de la magia-mafia; pero nada, hacía por lo menos dos semanas que no sabían nada del canalla de su amigo. </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
<div align="justify"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Tuvo que desistir y pensar en utilizar algún otro sistema para llamar su atención. Sí, un buen negocio de tráfico de armas, o quizá una trata de rubias blancas rusas, y De Angelis se presentaría a la menor ocasión de oler un tufo así. De modo que ideó un intercambio entre la mafia japonesa y los terroristas peruanos de Sendero, que le hubiera puesto los pelos de punta al mismísimo Fujimori en sus buenos tiempos, y lo dicho, en cuanto se extendió el rumor de que había un acuerdo de miles, millones de dólares en juego, y prostitución a gogó, el mejor conspirador de todo el reino infernal se presentó ipso facto y con un cabreo de mil amores. </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
<div align="justify"><br />
</div><span style="font-size: large;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¿Qué ven mis ojos? ¡Un negocio tan suculento y nadie me avisa para cortar el pastel! Garci, debí suponer que un día me traicionarías, ¿tú metiéndote en estos berenjenales y sin darme participación? </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Para, para, mi parte es tu parte, ya lo sabes de siempre. Me importa un pito todo este negocio de armas y putas, ya te las compondrás tú con los japos y los nikkeis, que me aburren mortalmente. Yo sólo quería atrapar tu atención porque tengo una misión para ti que me interesa mucho más. </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Mi buen amigo, dime qué necesitas. Te atenderé con gusto y después pasaré a conversar con todos estos idiotas y a poner las cartas sobre la mesa. </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Es Juanorra, que me tiene loco. Tienes que bajar hasta su casa y hacerte de rogar para que te diga dónde y cuándo nos encontramos. Y de paso le llevas esta misiva de mi puño y letra para que se le ponga el chochito de mermelada. Si no me traes noticias suyas en menos de veinticuatro horas tendré que bajar yo mismo, disfrazado o como sea, y eso sería demasiado peligroso con los tiempos que corren. Ya sabes que tu boss Satán me la tiene jurada y ha distribuido fotos mías por toda la policía local para que me apresen en cuanto me vean. </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Y no quieras saber la que te espera si te cogen, te tiene preparados los peores castigos infernales y ni yo mismo podría salvarte. Te la tiene jurada desde que le birlaste la última víctima para sus fines más delictivos. </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Sí, aquel pobre científico que, después de haberse declarado agnóstico toda su vida, le llega la muerte pisando los talones y se quería convertir al cristianismo y entrar en el reino de los Cielos. Tuve que explicarle no sólo que eso era imposible salvo para algunos insectos, que bastante asco me dan, sino que era mejor una muerte completa que la promesa del Infierno inmortal. Fue una operación durísima, porque el tío es que se resistía a desaparecer, y allí estaba el mismo Satanás en persona para convencerle de las delicias del Mal. Erre que erre con que sería aclamado, famoso, y que todas las glorias le serían dadas por los tiempos de los tiempos. Y yo gritándole que no escuchara, que le esperaba una vida de esclavo a las órdenes de un demonio tirano que le exprimiría el cerebro hasta que no le quedara una gota de sabiduría. Dios me puso el listón muy alto en aquella operación de contraespionaje, pero había que impedir del modo que fuera que el Mal se hiciera con semejante genio de las fórmulas nucleares, porque ni Dios sabía qué locuras demoníacas podían haberse derivado. Probablemente nos hubiérais asestado un duro golpe a nuestro bienestar celestial, que en nada nos hubiera beneficiado, ni a ti ni a mí. </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Eso ni que lo digas! Yo estaba atemorizadísimo con la idea de perder mi mejor mercado, que no son ni los hombres ni los animales, todos esos tienen un poder muy limitado a la hora de ordenar armas, misiles, drogas… nada comparable a los ángeles hastiados de su vida monótona y rosácea. Ni qué decir de la inteligencia con que estáis dotados, los dones que os caracterizan y los poderes de que gozáis. Sin esta clientela, apaga y vámonos, De Angelis&Co. tendría que cerrar sus puertas. </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Bueno, bueno, siempre seremos un tándem. ¿Te decides a bajar o qué? </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-No sé qué decirte, ahora hago mucha falta para cerrar el pacto con los japos. Y tengo que preparar la Cumbre que se nos avecina, no me vayan a coger la delantera. ¿No te sería igual si envío a uno de mis lacayos? Por ejemplo Pasqualis va que ni pintado para estas operaciones. </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¿Pasqualis cabeza rota? ¡Ni soñarlo! Es presa de sobornos varios y no arriesgaría mi seguridad con ese mequetrefe. Propónme otro. En cuanto a la Cumbre, la tenemos chupada si coordinamos bien nuestras fuerzas contrapuestas, comme toujours my friend... </span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Nada, ya veo que no habrá manera. Está bien, por ser tú me desplazo yo mismo. Mientras te hago el trabajito, distráeme pues a los caballeros, dales un par de whiskys bien fríos a cada uno y unos puros caribeños. Y si me retraso más de la cuenta, les consigues unas nenitas que pongan cara de bobas y se dejen tocar el culito. ¡No los pierdas de vista!</span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br />
<div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Y tú no me falles! </span></div>Rosa Choverhttp://www.blogger.com/profile/09312537269342054550noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-1676268050923678642.post-28954263220204326172010-06-18T04:20:00.000-07:002010-06-18T04:25:14.821-07:00CINCO: LOS SECRETOS DE LA PRIMA BETÚN<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/_prqH2klhMiM/TBtV-281YSI/AAAAAAAAAM8/Bt4JmYYT-bo/s1600/BRUJAESPEJO.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" qu="true" src="http://2.bp.blogspot.com/_prqH2klhMiM/TBtV-281YSI/AAAAAAAAAM8/Bt4JmYYT-bo/s400/BRUJAESPEJO.jpg" width="280" /></a></div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Rosalinda se puso unas chanclas y una túnica que le cubría hasta los tobillos antes de apresurarse hacia la casa de su prima, no fuera a ser que algún vecino inconveniente la parase y se hiciera notar algún cambio en su figura. Cambios, que por otra parte, ella todavía no había percibido, pero nunca estaban de más las precauciones en la vida de una bruja traicionera como ella. También se disimuló el rostro con un velo cantarín y mañanero, y salió a todo correr en pos de su imagen transformada. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">La calle estaba prácticamente desierta. ¿Qué brujo de cierta valía se prestaría a sufrir un bochornoso día de mayo caluroso semejante si no era por algún motivo de verdadera maldad? Así que Rosalinda podía disfrutar de las pestilentes aceras, deshaciéndose bajo sus pies enchanclados, sin el menor atisbo de vida a su alrededor. Hacía un día apestosamente cálido, a decir verdad, y de no ser por el invento, ¡a buenas horas la pillaban a ella fuera de la cama al mediodía! Pero el que algo quería estaba claro que tenía que pelearlo, al menos en los Infiernos funcionaban así las cosas. No digamos en la Tierra, ¡vaya!, que se le ocurriera a un humano querer convertirse en inmortal, no importa a qué reino aspirara, era imposible salvo que llegara a un pacto con los diablos, falso acuerdo que le convertiría en esclavo, más que nada. Ella había mirado en varios libros de historia maga, y nada, no había casos de conversiones como la suya, ¡inauguraría una nueva era con su invento!</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Pensaba en todas estas cosas mientras andaba bajo el sol abrasador y se iba poniendo contentísima, a la vez que le chorreaban los sudores por pies, manos, espalda, senos… ¡De repente recordó lo importante que era permanecer seca mientras durara la transformación, lo decía bien clarito en la fórmula! ¡Qué inconsciente! ¡Hala, ella deambulando bajo estos calores y su piel derritiéndose bajo más de cien grados! ¡Pero qué burra era! Se metió en una sombra a pensar. Le quedaba por lo menos un kilómetro hasta la casa de Betún. No tenía para un taxi-escoba, y menos aún para un boli-carro digital. Las alternativas eran escasas; si se quedaba esperando que amainara el bochorno callejero daría tiempo a que su prima comprendiera el engaño de la peluquería y volviera a casa de un humor de perros, opción nada recomendable dados los dientes de sable que se gastaba. Si seguía andando tenía para otros tres o cuatro minutos, eso si iba veloz, y para entonces se le habría deteriorado hasta el último poro de su piel, grasienta de por sí, y adiós a los efectos de la magia conversora. ¡Vaya dilema! Podía haberlo pensado antes y timar a su prima a otra hora más indecente, como al anochecer, claro que, una vez puesto el sol, todas las brujas se ponían a “trabajar” o a festejar, y eso les imposibilitaba vagar por las calles sin alguna fechoría concreta en el calendario. A mediodía ni los guardas vigilaban, y por eso era tan fácil deambular sin control. ¡Bueno, a la de ya una solución, por todos los demonios! </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Si hubiera estado más atenta en las clases de desintegración de materia orgánica ahora sabría cómo narices hacer desaparecer su cuerpo y reagrupar las partículas un kilómetro más adelante, enfrente de la casa de Betún, pero desgraciadamente no tenía ni la más remota memoria para esas cosas tan complicadas. Por eso tenía que abandonar la brujería, si es que se le daban muchísimo mejor la música, la danza, las artes marciales… todo eso que veía en los programas prohibidos cuando pillaba una onda pirata. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">El tiempo seguía pasando y Rosalinda nada, paralizada por el calor abrasante. En eso que recordó una frase que pronunciaba siempre Juanorra, su madre, cuando quería invocar a los ángeles malignos para que la transportaran en busca de Garci, su padre y feroz amante de Juanorra. La frase decía algo así como “a mí los ángeles descabezados y enrarecidos, seres despreciables y humillados por imperfecciones imperdonables, llevadme poseída y combinad vuestras fuerzas del bien y del mal para mis fines, ¡yo os conjuro!”. La vehemencia con que Rosamunda invocó las palabras de su madre, a quien tantas veces había visto pronunciarlas con rabia y rencores aprendidos, pusieron a los descabezados en guardia y en un santiamén tenía a dos transportadores a su disposición de forma gratuita. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Chiquilla, ¿pero no sabes que no puedes invocarnos? ¡Eres menor de edad! Además, ¿cómo nos has encontrado? ¡Somos clandestinos ángeles inversos, no tenemos una llamada oficial ni estamos en los listados de información general, lo que quiere decir que no existimos a tus efectos! ¡Dinos ahora mismo quién es tu mentora o te acuchillamos y convertimos en pedazos de bruja!</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡No, no, no! Mi mentora y madre es Juanorra, la amante más celebre de Terminator, la feísima y de colosales dimensiones…</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Para, para, bien que conocemos los trabajitos de Juanorra, ¿eh, compañero?</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">A uno de los angelotes descabezados se le puso sonrisa de baba y se pegó unos lametones pensando en los buenos ratos que la feota de Juanorra les había hecho pasar en más de una ocasión. ¡Qué cuerpo más deforme y más ladino tenía la jodida! ¡Y cómo lo movía y se pavoneaba antes de devolverles un favor! </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Ah bueno, si es así…- continuó el segundo guarda invertido. -Pero, ¿y cómo nos piensas pagar nuestros servicios? Cada kilómetro de Infierno lo cobramos a tres lengüetazos, y si vas a la Tierra entonces te cuesta pasar un mes o dos con éste y conmigo a solas, ni más ni menos- pegote al canto, pero si colaba… </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Yo sólo quiero ir un kilómetro más allá, sin que me moje ni me derrita en nada con estos calores, y tiene que ser tan rápido como la velocidad a la que viaja la luz. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Pues a esa velocidad se incrementa el precio, bello excremento…</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¿Qué os parece si os dejara mirar estos preciosos pechos que he heredado de un padre celestial? </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Ambos angelotes malignos se inclinaron excitados al escote de Rosalinda, y lo que vieron a través de la túnica les dejó pasmados y tiesos como dos estacas. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Ahhh! ¿Eso es tuyo, inmunda y feísima bruja? ¡Eres tan invertida como nosotros, un engendro, un híbrido maldito! Si nos dejas tocar esas esponjosas y montañosas ricuras, tienes el pasaje gratis…</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">‘Anda qué desastre, ¿así que no han notado ni un ápice de transformación? Bueno, calma y a esperar al espejo encantado’, pensó Rosalinda para sus adentros. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Está bien. Podréis acariciarme un pecho cada uno con una sola mano, pero una vez que hayamos llegado a destino. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-No hay trato. Si eres tan perversa como tu mentora no nos dejarás ni rozarlas una vez cumplido el servicio. ¡O tocamos la mercancía antes del vuelo o te quedas en esta esquina derritiéndote, encanto!</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Bueno, pues entonces ni vosotros ni yo, así se llega a los consensos, ¿n’est-ce pas?- pronunció Rosalinda, con su francés aprendido en la tele pirata. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Venga, al grano. ¿Qué propones?</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Pues uno me acaricia ahora y otro al final del viaje.</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Si aceptamos nos dejas tocar las dos domingas a cada uno.</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Oh qué vulgares sóis! ¡Otra expresión así y me quejaré a mi padre para que os azoten en los Cielos!</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Menos lobos, corazón, que tú tienes un secreto que esconder como que me llamo Pasqualis “cabeza rota”. No me trago tus mentiras, así que ¡trae para acá esas pelotas de silicona o nos esfumamos, gatita! ¡Enséñaselas a papaíto!</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡No me extraña que seáis unos apestados en los Cielos, no me extraña nada de nada! ¡Sois una pareja de pervertidos guardias del deshonor! ¡Cuando yo sea hada ya veréis la tunda de palos que os va a caer…!- se le escapó a la enfurecida Rosalinda. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¿Tú, gatita? ¿Otra brujita que tiene sueños de grandeza? ¡Vaya con los Infiernos, si que os van mal las cosas que todos queréis escapar del fuego eterno! </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Bueno, era un broma- tuvo que decir Rosalinda, mostrando su lado más amable para no quedar al descubierto ante dos bastardos que serían dignos del mismísimo Satanás que en su fuego se funda. Echó un vistazo a su reloj y contempló con espanto que había transcurrido media hora más. La prima Betún debía estar ya dándose cuenta de la broma y poniéndose roja de ira. –Así que, bueno, ¿quién es el primero, eres tú, Pasqualis “cabeza rota”?</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Allá voy, princesa de los bajos fondos! </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Aquí no, requeteidiota! ¿Qué quieres, que nos ganemos una multa por pecaditos antes del anochecer? Está muy mal visto que las brujas aprovechemos para hacer negocio extra en las horas de descanso, es una de las pocas reglas de competencia que respetamos. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Fíjate las putitas del cono sur, cómo se lo montan, con normativa gremial y todo!</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Tenemos que defender nuestras costumbres para que no decaiga la depravación, que siempre ha sido cosa de la noche! Antes no había porqué marcar territorio, pero ahora con la aparición de las comunes mortales que se nos cuelan en los Infiernos, no hay forma de distinguir una buena bruja de una vulgar esclava, a no ser por las normas que nosotras respetamos y ellas no. Venga, vamos dentro de ese portal que no hay tiempo que perder. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Pasqualis babeaba que era un primor cuando le agarró la primera torta de pan. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Oh! ¡Es mejor que desayunar chocolate y bombones! ¡Son de algodón, de nácar, de yogur cremoso, de crema pastelera para amasar…!</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Pasqualis había metido su narizota entre ambos senos encendidos de Rosalinda, que ya empezaba a notar un cosquilleo por todo su cuerpo con las finísimas manos de Pasqualis dándole vueltas y vueltas y la baba cayéndole por el canalillo. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Basta ya!- le interrumpió. -Has cumplido tu deseo, así que andando que tenemos prisa. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Pero si acabo de empezar a saborearte, kilimanjaro mia!</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Nada, que se acabó, que éste era el trato! Ahora me tenéis que llevar a mi destino o no servirá de nada el esfuerzo, pues cuento con poco tiempo. Luego será el turno de tu amigo y se acabó. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Mi amigo, mi amigo… Mi amigo es mudo y sordo, así que le pagaré unos dineros y me cederá los privilegios de volver a ser yo quien te manosee al llegar a puerto, belleza interior…</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-O nos vamos ya o no tendré nada que hacer- siguió Rosalinda nerviosísima. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Ya va, ya va! Visualiza tu punto de destino cerrando bien los ojos y danos una mano a cada uno. Aprieta fuerte que ya casi tengo tu imagen… ahora, sí, hinca bien tus uñas de bruja en nuestras manos, haznos sangre que de lo contrario no hay transmisión de datos, aprieta, venga, más fuerza, ¿pero qué pasa? ¿No haces deporte o qué? Ya lo veo, lo veo, ¿lo ves tú, mudito? Mudito ya tiembla de dolor, un poco más y estás allí preciosa maldad, ¡come on baby!</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">La bruja notó cómo se le erizaban todos los cabellos y los pies se le llenaban de calambres saltarines, y de golpe y porrazo estaba en la mismísima puerta de la casa de Betún. ¡Qué barbaridad, había funcionado!</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Bien, bien, bien! ¡Hurra que ya estamos aquí! Gracias, chicos, ya podéis largaros con viento fresco, ¡si os ve mi tío con la mala sangre que se echa igual os pega un chupito en vuestra piel de angelotes gordos e invertidos, ja, ja, ja!</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Eh, ése no era el trato! ¡Aún falta un tocamiento!</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Jah, a buenas horas, con lo tarde que se me ha hecho, no puedo daros nada más, venga, arreando a otra parte con vuestras gaitas! </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Eres una traidora y ya nos llamarás otra vez y verás…</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Si os quedáis ahí, mi tío os dará una manta de palos que saldréis con los culitos angelicales más escocidos que yo qué sé, ¡venga, a otra cosa, mariposos!</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Cerda asquerosa, ya nos las pagarás!- y se fueron entre ñoños refunfuños, poniendo en marcha sus alas de baja calidad y sintiéndose estafados. ¡Siempre que hacían tratos con las brujas acababan ganándoles la partida sin saber cómo!</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Rosalinda se apresuró a entrar sin que la vieran y espantando a los angelotes que tanto ruido hacían. Pero no había peligro, en la familia de Betún dormían todos como benditos, menos ella que había salido a todo correr, a juzgar por los descuidos que se podían observar. En primer lugar, no había cerrado la puerta delantera de la casa, siquiera con un portazo, con lo que Rosalinda abrevió la entrada sin tener que saltar ni inventarse ninguna jugarreta más. Pasó sigilosa por las habitaciones de los chicos, tapándose la nariz para evitar el olor a pies que rondaba por todas partes. El tufo era tan intenso que le dio por vomitar, pero se tapó la boca a tiempo y apenas echó un escupitajo imperceptible en medio del pasillo. Con tanto desaguisado ni siquiera lo percibirían al despertar. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Una vez en la puerta de la habitación de Betún, comprobó con asombro que tampoco había cerrado ésta. ¡Era increíble en ella un descuido así! Aprovechó tanta buena suerte y entreabrió con sigilo. La chambre, o mejor cochambre, de Betún era digna de una diablo infinita. Hedía, bueno más que hedor era un soporífero ambiente de pócimas y ungüentos malignos, mezclado con plantas podridas de marihuana, pollos en estado de descomposición y un feto abortado de mono decapitado. Todo desparramado entre saltamontes y culebrillas deslizantes siseando. Hasta ahí nada raro en el putrefacto habitat de la egipcia, como llamaban a su prima. Pero, ¡oh cielos! Rosalinda no podía dar crédito, ¡se vislumbraba una ranura en el armario de los secretos de Betún! ¿Había podido ser tal su desconcierto que se dejara su precioso, adorado y archisecreto armario mal cerrado? Miles de veces habían estado allí juntas, compartiendo alguna mala confidencia o algún truco sin importancia, jugando con las polillas o preparando cualquier trastada, y jamás de los jamases Betún había permitido a Rosalinda siquiera atisbar de lejos lo que escondía aquel armario. Allí guardaba las cajas que su madre le había confiado antes de perder la salud, que supuestamente contenían poderes divinos de faraones egipcios, y joyas de la Corte mítica, y no sabía cuántos más inventos de los que Betún siempre presumía… A juzgar por un descuido de estas dimensiones, muy mal le debían ir las cosas a Betún en asuntos de belleza para desatender sus secretos de ese modo y salir disparada. Es verdad que la habían abandonado tres novios en tres semanas, que su rostro egipcio ya no era el de siempre y que la descomposición que atacaba a todas las brujas, por mucho híbrido que fueran, la empezaba a asustar, pero esto de salir de ese modo a por mejunjes y cosméticos confirmaba todas las sospechas que corrían por el barrio sobre el declive de las carnes de su prima, que por muy egipcia y por muchos secretos de armario, se ajaba precozmente como todas las demás brujas. Decían las lenguas más viperinas que le habían salido unos surcos como espadas alrededor de los bellos ojos de gato que se gastaba, que los pómulos le caían lentamente, y que los carnosos labios de antaño eran ya papel de fumar amarillento y cada vez más reducidos. Las viejas brujas acababan en una lucha sin sentido contra la espantosa reducción de sus facciones más prominentes. Si habían tenido alguna belleza en su pasado, por mínima que fuera, era lo primero que les desaparecía pasados los veinte años. Por eso Rosalinda tenía que darse prisa, había cumplido los diecisiete y no tenía tiempo que perder si quería conservar los bellos senos y, más aún, transformar su horrorosa imagen de pato desgastado en cisne grácil como el del cuento. La fea Rosamunda no se quedaría de brazos cruzados como hacían todas las demás, ¡no señor!, ella era diferente, para eso tenía un padre hermoso y bien plantado, ¡y divino! Tenía a quien parecerse, y se acabaría pareciendo a él de todas todas.</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">¡Qué suerte pues encontrarse con todas las puertas sin cerrar! Ahora, que pensándolo mejor, ¿no era demasiada suerte quizá? En cualquier caso y de uno u otro modo, tenía que aprovechar las que le vinieran dadas de cara, porque la racha no duraría eternamente, bien lo sabía. ¡Qué pena, para una vez que se encontraba a solas y frente a frente con ese armario embrujado, y no podía dedicarse siquiera unos segundos a fisgonear y bucear en su interior! Sus ocupaciones tenían que ser otras, y puso manos a la obra para desenvolver el espejo ovalado que tan bien custodiado tenía Betún, disimulado entre ropa sucia y zapatos viejos. Muchas veces le había permitido a Rosalinda el privilegio de mirarse en su bonito espejo con bordes de madera noble. Así luego se reía de ella cuando se enfrentaba a su cruel fealdad, y no como Betún, con aquellos ojos rasgados y cristalinos. ¡Ah, pero ahora que había cumplido la fatídica edad de los veinte, le llegaba la decadencia! Justo cuando Rosalinda había decidido ir a por todas y conseguir una ansiada belleza exterior, ¡y no efímera sino eterna! ¡Por fin podría mirarse sin tener deseos de estampar un vidrio que rompiera su imagen en pedazos! ¡Ah, si eso llegara a ser cierto un día, un día próximo…!</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Encontró el objeto deseado y lo desempolvó minuciosamente usando para ello la túnica que llevaba puesta, única prenda medianamente limpia que le pudo servir. Y entonces, cuando lo tuvo frente a frente, cerró muy fuerte los ojos para recordar las palabras mágicas de la fórmula magistral y secreta, y sin olvidar ninguna las recitó de corrido: “sí que lo soy, no que no voy, mira si vengo cuenta si valgo, yo que lo monto, tú que lo vales, la madre del borrico que no viene a azuzarles (otra vez, se dijo) …sí que lo soy, no que no voy … “. Así tuvo que estar recitando con los ojos cerrados y las manos apretadas hasta que su voz fue recuperando la convicción, y tras unas cien repeticiones, que por raro que parezca no hicieron más que envalentonarla, comenzó a notar los temblores y escalofríos que describía perfectamente la receta aprendida. Tuvo tanto frío de golpe que no pudo ni moverse ni seguir hablando; después sintió cuchillos que la atravesaban y pensó que estaría sangrando por toda la piel, pero aguantó todavía con los ojos prietos y el espejo muy fuerte entre las manos. Tal y como había aprendido que tenía que hacer. Escuchó voces del más allá que sólo los brujos experimentados pueden conocer, y aún así no se sintió asustada. Al contrario, cada vez se notaba más fuerte y sujetaba el marco del espejo con mayor decisión. Le caían lágrimas de desconsuelo, no sabía porqué, y notó que lloraba con todo su cuerpo, transpirando desde el cabello hasta las uñas de los pies, pero siguió todo ese tiempo sin tener miedo y sin despegar ni una pestaña. Al tiempo que sentía desazón, una extraña valentía se apoderaba de ella y la sujetaba a sus pretensiones más que a su propia vida de bruja. Le daba igual perecer, extinguirse, volatilizarse, vagar perdida en una punición sin medida por su traición. Ya no le importaban pequeñeces como ésas y toda ella era pura determinación. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Y entonces, después de presiones, ajetreos, voces, convulsiones, transpiración, dolores musculares, visiones y calenturas, de pronto se hizo la calma. Era absolutamente feliz y ultraligera. Sus ojos se abrieron solos, sin que nadie les enviara ninguna orden de parte alguna, y vieron con una luz nueva, como si todo brillara y se hubiera tornado soleado en medio de aquella penumbra de casa de bruja. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Se observó en el espejo ovalado y su figura no la sorprendió en absoluto. Tenía una hermosa cintura de avispa y sus ojos eran azules como el agua de mar. La aguileña nariz de antaño se había transformado en una bonita y respingona naricilla de muñeca de tocador. Y sus piernas eran torneadas y brillantes; no tenían ni un solo moratón ni venas abiertas, y eran largas, estilizadas… El busto no era tan perfecto como antes, pero incluso había entrado en sintonía con el resto de su moldeado cuerpo de un modo tan natural que no desentonaba en absoluto. Y el cabello ya no estaba grasiento ni tenía ese color parduzco tan desagradable, sino que era rojizo y ondulado, como siempre lo soñó. Estaba en medio del caos, allí sola, contemplándose, y nada de lo que veía le parecía extraño. Era como si, junto con los cambios hormonales y de aspecto externo, también hubiera mutado su propia capacidad de asombro y visión del cosmos. Las cosas estaban en su sitio y en su justa medida, en el preciso momento en que debían de estarlo. Sí, también se había dotado de una infinita serenidad. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Cuando se disponía a salir de aquella habitación, pues nada más tenía que hacer allí, se encontró de narices con una rabiosa y más que ardiente prima que le gritó que qué hacía en su cuarto, al tiempo que la zarandeaba violentamente. Rosalinda se dio cuenta al instante de que su prima ni siquiera la había reconocido, así que no se inmutó en absoluto, y esperó a que Betún la soltara para abrir la puerta y salir de aquella ratonera. Su prima no pudo hacer nada, puesto que al verle el rostro y darse cuenta de que era un hada, error natural al juzgarla por su apariencia, cambió las tornas y decidió pactar con ella para obtener sus favores. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Está bien, nada diré ni haré para que mi padre te aprese. Bien sabes lo que te espera en manos de los demonios si te pillan curioseando en los Infiernos. Pero yo no soy tan maligna, y voy a negociar contigo algo que nos sea práctico a ambas, ¿ok?- le susurró aparentando familiaridad y confianza. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">La otra estaba ausente, miraba al infinito y se había ido de allí mentalmente hacía un buen rato, a pesar de que físicamente siguiera en la habitación cochambrosa de Betún. Las hadas tenían esa virtud, nada ni nadie las podía apresar ni hacerlas cautivas, tenían un don para evadirse de cualquier situación y circunstancia. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Mira, verás- siguió Betún. -Yo tenía un padre de lo más guapo, egipcio y mortal. Así que el marido de mi madre, ser infernal e inmundo, lo mató a él y a ella no porque no pudo, cuando se dio cuenta de que se la habían pegado. ¿Qué cómo se dio cuenta? Pues muy fácil, ¿de dónde iba yo a sacar estos magníficos ojos verdes de felino sino fuera porque tuve un padre de lo más resalado? </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Así que ahora me encuentro con que estoy perdiendo a pasos agigantados la poca belleza que mi padre me legó, y no sé qué hacer. Las otras brujas ya comienzan a burlarse. Y mis hermanos, que me tenían como motivo de orgullo, pues ya no me llevan ni de baile ni a las fiestas. Tres novios me han dejado desde que, hace tres semanas, cumplí los veinte, haciéndose cargo del fatal destino que se me avecina. ¿Y ahora qué me queda?, dime. ¿Acaso casarme con un soporífero viejo chocho? Claro, porque los pibitos de nuestra edad se buscan pibitas de menos de veinte que no estén ajadas todavía, y luego cuando crecen las sueltan y se buscan otra, tan ricamente. Ellos no tienen de qué preocuparse, el alcohol los inmuniza contra los sinsabores de la madurez y envejecen inconscientes de su inmortal senectud. Y a nosotras nos toca llenarnos de hijos, nietos, bisnietos, y así hasta el infinito; una relajada vida inmortal llena de fracasos y miserias que se repetirán una y otra vez. ¡Y no quiero vivirlo! ¡He pasado ya demasiadas veces por lo mismo, la historia se vuelve a repetir y vuelvo a ser joven y sensual, y vuelvo a observar mi propia decadencia, y en cada secuencia que lo vivo me vuelvo a rebelar fracasando estrepitosamente! ¡Pero esta vez estás tú aquí, y por fin será diferente! ¡Dime que lo será!- le inquirió llorosa Betún a su prima, sin saber quién era.</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Como la angelical fisonomía que tenía frente a ella no la escuchaba, siquiera la observaba, Betún volvió a cogerla por los hombros y la obligó a mirarla a la cara, aunque pudiera espantarla su incipiente fealdad. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Maldita, mírame aunque sólo sea unos minutos! ¡Desciende de tu infinita superioridad y dígnate a escucharme!- le volvió a decir. -Me niego a seguir así una y otra vez, ¿me oyes? Decrépita otra vez, destruida de nuevo, y después recuperándome para volver a ser niña y continuar observando, por los tiempos de los tiempos, cómo mi padre presunto asesina a mi padre verdadero, y cómo mi madre queda desquiciada e inválida por siempre jamás, y cómo yo vuelvo a vivir entre hermanos, podredumbre, un padre borracho, y cómo todos abusan de mí en todos los términos y acepciones del concepto de abuso, y otra vez cumpliré los veinte, me llenaré de llagas y me repudiarán quienes de mí se enorgullecían… una historia que vuelve y vuelve, así es la vida de las brujas de baja estofa. Lo peor no es vivir horrendamente, las pestilencias, los vicios, la sangre, la suciedad que nos arrastra. Todo eso hasta nos llega a gustar. Lo más horripilante es que tienes que vivirlo todo una y otra vez por los siglos de los siglos. ¿Lo comprendes? Sí, tú lo tienes que comprender porque también eres inmortal. Pero al menos vosotros en los Cielos no os arruináis una y otra vez, no os estropeáis ni sabéis lo que es la fealdad o la vejez prematura. Siempre estáis sanos, rebosantes, felices y jóvenes. Tenéis esa mirada lánguida de la vida fácil, ¿pero qué importa, demonios? ¡Al menos no tenéis que luchar contra la decrepitud y los sinsabores una y otra vez!</span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Rosalinda no podía contestar nada. Ya no estaba ida, estaba escuchando atentamente a su prima aunque tuviera la mirada perdida. Nunca la había visto tan enojada, tan asustada, tan harta. Pero ella no sabía qué contestar. No era ningún hada todavía, así que pocas respuestas y pocos pactos le daría a la desesperación de Betún. Claro que tampoco podía revelarle quién era, o la destruiría allí mismo. Su prima prosiguió, mientras tanto. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Así que me he decidido. ¿Sabes lo que yo quiero? Me ha costado mucho llegar a esta conclusión que parecerá tan absurda a tus ojos, y a los míos hasta hace poco. Quiero ser mortal. ¡Sí, eso es lo que quiero! No tengo otro deseo ya. Me he hartado de pedir belleza, de tener lujuria, de los vicios y de ser insaciable. No quiero vivir más años con piel tersa y seguir yendo a las fiestas triunfante por más tiempo. Lo único que de verdad ansío, es vivir una vida que tenga un principio y un final. Incierto o cierto, me da igual si debo saber o no cuándo moriré. Creo que los mortales de verdad lo desconocen hasta que les llega el final de sus días, porque parece ser que podrían volverse locos si supieran la verdad de su destino. ¡Si supieran que sólo les queda la esclavitud del fuego eterno o la nada, vaya panorama, no podrían soportar tanto sin sentido! Y sin embargo, yo eso es lo que quiero, poder vivir envejeciendo tranquila, y sin la desazón que produce cada situación cuando sabes en tu fuero interno que la volverás a vivir otra y otra vez, en progresión infinita. Las situaciones bellas, pocas en la vida de una bruja de mi condición, no las valoras suficientemente, puesto que estás en la convicción de que se te repetirán incesantemente en un tiempo circular. Las experiencias más horrendas y de mayor sufrimiento te sumen en un dolor constante y que te aprieta por dentro, a sabiendas de que cuando el tiempo comience a curar ese dolor, el mismo dolor volverá a ti en una versión actualizada e idéntica a la par. Así que acabas por ni sufrir ni gozar. La supuesta lujuria permanente en que vivimos es una patraña, una jugarreta de nuestro Jefe supremo. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Así que yo no quiero seguir este camino. No puedo suicidarme, porque vivo una y otra vez ese suicidio que no me mata y me mantiene con los ojos abiertos mientras me clavo el cuchillo y no me desangro. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Rosalinda la miraba ahora con los ojos muy abiertos, y pavorosa de las revelaciones que le estaban llegando. Las brujas no pueden conocer su destino hasta que no cumplen los veinte años. Después les es revelado por un consejo demoníaco y ya no pueden olvidar por los tiempos de nunca jamás, hasta que otra vez vuelvan a revivir lo vivido y dejen de ser conscientes en una siguiente etapa de su vida circular. No daba crédito a las súplicas de Betún y pensaba que le estaba vacilando, hasta que la miró profundamente, y vio tanto sufrimiento que su lado bueno se apiadó de su prima, la cual siempre le había parecido salvaje y perversa. Rosalinda carecía de toda experiencia, y ni ella misma sabía todavía en qué se había convertido, ni si le duraría el hechizo lo suficiente siquiera para salir de allí sana y salva, pero no pudo evitar tratar de ayudarla, como era natural en su nueva condición. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Y dime, no tengo idea de cómo ayudarte, ¿pero qué podría yo hacer por ti? </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Hasta su propia voz le sonó cristalina y elegante, con un acento divino. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Bien, sabía que contaría contigo!- profirió Betún saliendo del ensimismamiento que la había tenido atravesada un buen rato. Se puso tan contenta que Rosalinda comenzó a sospechar si no sería todo una patraña de aquella brujilla. </span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><br />
<span style="font-size: large;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Lo que quiero de ti es muy sencillo. Tan simple que no creerás que me conforme con tan poca cosa. Verás...</span></div>Rosa Choverhttp://www.blogger.com/profile/09312537269342054550noreply@blogger.com18tag:blogger.com,1999:blog-1676268050923678642.post-83412731139366966752010-06-10T04:35:00.000-07:002010-06-10T04:35:39.033-07:00CUATRO: OJOS DE GATO<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/_prqH2klhMiM/TBDJUhRZtTI/AAAAAAAAAMk/JTCY50AKkj0/s1600/bet%C3%BAn2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" qu="true" src="http://2.bp.blogspot.com/_prqH2klhMiM/TBDJUhRZtTI/AAAAAAAAAMk/JTCY50AKkj0/s640/bet%C3%BAn2.jpg" width="480" /></a></div><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Consiguió adormecerse al alba, después de mucha vuelta y patadas por debajo de las sábanas. La curiosidad y el malestar la habían mantenido en vela más de la cuenta, pero ella sabía que ninguna pócima hacía efecto de veras en un completo estado de vigilia. Lo sabían hasta los del curso elemental de transfiguraciones y conversiones: ninguna fórmula podía ejercer su poder mientras el afectado permaneciese en estado de plena consciencia, era como engañar a una mente demasiado despierta, y no, había que atontar al cerebro, que dejara de estar en alerta para poder jugar con él y con el cuerpo. Así que lo dicho, después de patadas y saltos de desidia, se tomó dos calmantes que podrían haber dejado ko a un elefante, y acto seguido cayó redonda y todo lo larga que era en el catre. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Así que para cuando abrió el ojo, la temperatura ambiente había subido por encima de los cien grados y la habitación entera chorreaba en sudores y pestilencias. Los diablos tenían que levantarse muy temprano y abrir las placas frigoríficas eléctricas de buena mañana, de modo que sus hábitats se conservaran el resto del largo y ardiente día razonablemente frescos. Pero si te quedabas dormido más allá de las diez estabas perdido, el sol había hecho ya su trabajo y las paredes comenzaban a sudar, al igual que suelos y techos, un agua sucia y maloliente. Era uno de los inconvenientes del reino infernal que si no sabías regular acababa contigo en un santiamén, y eso por mucho que fueras inmortal. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Rosamunda miró con horror a su alrededor y vio cómo los muebles se estaban descomponiendo al abrigo de los rayos solares. ¡Claro, con tanta crema y tanta gaita olvidó cerrar las contraventanas, abrir las compuertas frigoríficas…! ¡Qué desastre, Juanorra se iba a poner como las cabras al volver de sus actividades lúdicas! ¡Ella que dormía hasta que se ponía el sol y no quería ruidos ni inconvenientes, y ahora esto! Tenía que limpiar y arreglar el desaguisado de inmediato. Miró el reloj, quedaban dos horas para que su madre, que habría bebido como la que más y estaría en la cama de algún nocturno playboy como ella, volviera farfullando y pegando golpes al mejor estilo pendenciero. Eso sino se había encontrado con el cursi de su padre, Garcilaso, que la tenía comido el seso. Pero mira, por esta vez le hubiera venido bien, porque con Terminator nunca se quedaba sólo una noche, sino que tenían jaleo para dos o tres semanas. Se ponían las botas, se devoraban las entrañas, y cuando uno de los dos quedaba en estado de coma etílico, el otro le llevaba a urgencias y hasta luego Lucas. Eso era una relación entretenida y lo demás cuentos. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Pero, pensándolo bien, Rosalinda le había pillado a su madre una carta donde su progenitor, después de insultarla como a ella le gustaba, le advertía de un viaje por la Polinesia y otras islas que no recordaba ahora con uno de sus jefes, en busca de enamorados, poetas y bellas especies submarinas. Un viaje de placer, donde sirenas y adelfas les seguirían los pasos de cerca, a buen seguro. Así que nada de Terminator esta vez. Juanorra estaría con cualquier indeseable y no lo aguantaría por mucho tiempo más, tenía que darse prisa en adecentar la casa o, por lo menos, la alcoba de su madre. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Con todo este lío se le estaba olvidando la pócima, su aspecto, el hechizo…¡ahhh! Pero nada de todo ello tendría sentido ni viabilidad si Juanorra la pillaba in fraganti, así que manos a la obra. ¡Primero la obligación y después la devoción!</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Con ayuda de unos cuantos escarabajos gigantes que encontró debajo de la cama, y sobornó convenientemente con lametones y carantoñas, ¡puaj, lo que hacía una porque la ayudaran!, en un periquete le quedó la alcoba materna como una patena de reluciente. Las placas frigoríficas a todo gas consiguieron derrotar el medio ambiente enrarecido de hacía un rato, y para cuando dieron las doce aquello era otra cosa. ¡Vaya, para que luego se dijera que ella no tenía disposición! Le bastaba ponerse a trabajar para conseguir resultados, claro que, con una motivación como la mano abierta de Juanorra en su trasero y unos escupitajos verdosos en la cara, como la última vez que le echó bronca, no había quien se resistiera al curro. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Otra cosa. No se había mirado en ningún espejo, pero tenía que estar espantosamente bella o terriblemente doliente, así que mejor esconderse porque su madre no podía verla en plena transformación, o probablemente la confundiera con una sirvienta mortal y le propinara un castigo de no te menees. Los castigos de una bruja que pillara a alguien en su alcoba no tenían medida. Una vez espió a su abuela cómo azotaba sin compasión a un mayordomo que pilló borracho en su cama con una buena moza, y no se le había olvidado. Su madre era más perversa. Lo que más la privaba era atar a los criados, y eso aunque no hubieran hecho nada malo. Después les hacía cosquillas por las plantas de los pies con una pluma de avestruz, pluma que a continuación les metía por la nariz hasta hacerles estornudar, y como colofón soltaba siete u ocho cándidos roedores, cuando no ratas, que les mordían y les hacían chillar hasta quedarse afónicos. Eso la ponía loca, era su máxima diversión después de una buena noche de juerga. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Así que más le valía que no la confundiera con ninguna de sus esclavas, o nunca podría completar su hechizo-maleficio. El espejo; tenía que encontrar un espejo donde contemplarse. Lo que pasa es que casi casi no se atrevía a acercarse a uno. ¿Y si después de tantos escozores y revolcones en la cama no hubiera servido para nada? Total, ella no se notaba a simple vista ninguna transformación. Seguía con unos pelos como de mono, y unas piernas gordas y sonrosadas a simple vista, así que… De todos modos, las instrucciones decían que era imprescindible, antes de extraer conclusiones por una misma, verse reflejada en un espejo de cuerpo entero, a ser posible redondo para dulcificar el efecto. ¡Qué raro todo!</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Bueno, pues un espejo así sólo había en casa de su prima Betún. Lo del nombre le venía por el color de la piel, que nada más nacer se descubrió el pastel de las infidelidades de su tía, a costa de quedar la hija como el mismísimo betún después del parto. El padre de Betún descalabró a su mujer de una paliza y se cargó a su amante, porque la infidelidad era algo archisabido entre los diablos, ¡pero con un mortal no! ¡Ni que fuera de raza superior ni pamplinas, eso no tenía pase! Porque un ángel, como el desliz de Juanorra, pues era cosa de respeto. Temor más bien, porque pertenecía a una especie divina, como ellos o más, y eso siempre era un qué. Un mortal, en cambio, despertaba racismo y repudio en la comunidad, sino era para romper mano en los primeros aprendizajes; después estaba fuera de lugar. Así que Betún se quedó sola, con una madre impedida por el descalabro, con siete hermanos y un padre asesino, borrachín y faldero, hasta el punto de que cada dos por tres se estaba propasando con su hija, que no era su hija. En fin, la pobre Betún llevaba una vida de lo más disparatada, entre tantos hombres y todos tan abrutados. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">El caso es que a su prima le dejaron un espejo un día de regalo, probablemente algún familiar de su padre mortal que había conseguido traspasar la frontera. Los demonios y las brujas no querían espejos para nada, eran demasiado desagradables de aspecto como para querer ver su imagen por aquí y por allá. Pero Betún tenía un aire de princesa egipcia que valía la pena. La nariz aguileña al mejor estilo brujeril, los ojos rasgados de felino y la boca espumosa, cremosa, mordiente. Era muy sexy, a decir verdad. Ya hubiera querido Rosalinda parecerse en algo a ella. En cambio, la pizca de bondad que le hubiera quedado en el aspecto, por dentro todo era malignidad en Betún. Era una pura diablo. Por eso Rosalinda no podía confiarle ningún secreto ni siquiera a ella. Por mucho que su aspecto a veces la confundiera, una mirada suya la hacía comprender que era un bicho petulante, mentirosa, traidora y envidiosa como la que más. Se reía de la ambivalencia de su pobre prima, que era demasiado buena para combatirla, y demasiado fea para retarla. ¡Pobre patito feo con alma de cisne!, le gritaba constantemente. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Sin embargo, no quedaba más remedio que pedirle el favor. O quizás inventarse alguna argucia que ni la propia Betún pudiera descubrir. ¿Qué podía hacer salir a la negra flor de su casa y dejarle vía libre sin levantar sospechas? A esta hora todos sus hermanos o dormían o estaban por ahí escondidos planeando sus fechorías de la noche siguiente, pero lo que era seguro es que ninguno le prestaría la más mínima atención. ¡Ya está! Betún adoraba los maquillajes y todos los potingues faciales en general, así que le llamaría con una falsa voz invitándola a un vernissage de un centro de belleza nuevo en la otra punta de la ciudad, y no podría resistirse. Lo situaría tan lejos que tardaría por lo menos una hora en ir, darse cuenta de la treta y volver. Pero para entonces Rosalinda ya estaría de vuelta en su casa y no quedaría ni rastro de ella. ¡Vaya! Era toda una jugada, ¡qué pena que ahora que se le agudizaba el ingenio hubiera decidido transformarse en hada buena! Claro que, todos estos trucos, quizás tuvieran una aplicación en el Cielo igualmente. Orientados a hacer el bien, ¡quién sabe! </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Así lo hizo. Llamó con la voz de una refinada peluquera que había escuchado tantas veces en la televisión y Betún sucumbió al envite como estaba previsto. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¿ A qué hora dice Ud. que me presente?</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-Si, señorita. En realidad, yo que Ud. vendría con una escoba ultraligera ya mismo, porque las otras clientas están saqueándonos de muestras y existencias que, ¡veremos si nos queda algo cuando finalice la fiesta! Dése prisa o se perderá todos los chollos de la inauguración-. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">-¡Oh, oh! ¡Voy aunque sea lo último que haga!</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Y así fue como Rosalinda consiguió que Betún saliera despavorida de su casa, sin acordarse ni tan siquiera de cerrar la puerta de su armario de los secretos. Imperdonable en una bruja de su edad. </span></div>Rosa Choverhttp://www.blogger.com/profile/09312537269342054550noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-1676268050923678642.post-42985716800545357062010-06-01T05:21:00.000-07:002010-06-01T05:21:34.189-07:00TRES: UN PASEO POR EL INFIERNO<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://3.bp.blogspot.com/_prqH2klhMiM/TAT6WzhtBpI/AAAAAAAAAL8/fHWWfOoNSPs/s1600/brujitalee.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" gu="true" height="640" src="http://3.bp.blogspot.com/_prqH2klhMiM/TAT6WzhtBpI/AAAAAAAAAL8/fHWWfOoNSPs/s640/brujitalee.jpg" width="443" /></a></div><br />
<br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">¡Pobre Rosalinda! Si es que todo le salía mal últimamente. Era como si los buenos y los malos se hubieran confabulado contra ella. ¡Sapos y culebras, era imposible dar con la solución de la fórmula! Se había comprado unos mejunjes que le aseguraron en la tienda que eran de mucho fiar. Lo que no había calibrado tanto es si la propia tienda era de pego o no. Claro, porque en estos tiempos no se sabía nunca… las puertas del infierno ya no eran tan estrechas y pasaba más de uno que no se hubiera colado ni por una ranura en la época esplendorosa de las Tinieblas. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Ahora todo eran contactos y buenas amistades. Tenías una influencia y, a qué negarlo, te podían dar un pase vip para varios decenios o para toda una vida, que allí era eterna. ¿Y de los criterios? ¡Jahh, eso ya ni se contaba! Había escasez de personal empleado, y tenían que vérselas con cada uno que no pasaba ni por la formación elemental. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Claro, porque los demonios tenían que valerse de alguien para las tareas más engorrosas. Ellos tenían que hacer fechorías, una tras otra, y confabularse para que el Mal ganara la partida. Y eso requiere un tiempo precioso, de modo que no podían malgastarlo en tareas menores, pero necesarias, como lavarse, construir sus casas, limpiarlas, ordenar a los infantes… ¡vaya, un sufrimiento! Los del Cielo tenían más suerte; a ellos es que la magia les hacía todo el trabajo sucio, pero bueno, qué trabajo, por otra parte, porque eran tan pulcros que ni ensuciaban, ni comían, ni necesitaban nada de nada los ángeles. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">En el Infierno, para poder sobrevivir, se habían inventado una argucia que les venía que ni pintada. Nada más enterarse de que algún despreciable mortal la estaba palmando, antes de que vulgarmente pudiera irse al otro mundo, o sea desaparecer o extinguirse, según se mire, pues lo captaban y le convencían para hacerle inmortal. Sucedía del siguiente modo: uno estaba ya entre pinto y valdemoro, que se dice, y entonces, cuando se le empezaba a ir el cerebro y a ver un túnel con la consabida luz supuestamente divina, que más bien parece que es la sensación que da el corte de cables que se produce, pues estaba uno en ésas cuando se le aparecía un ser espantosamente negro y voraz que le contaba que de Cielo nada de nada, que era una patraña todo, y que las opciones eran la de morir definitivamente o la de cobrar la inmortalidad en el reino del fuego (por no llamarle infierno, que así de buenas a primeras sonaba mal y tenía mala prensa). Con un peaje a pagar, unos trabajillos de nada y, a cambio, la inmortalidad en medio de una vida de lujuria y depravación. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Los mortales, que en su mayoría se habían pasado los últimos años tratando de hacer el bien por si las moscas, que no por naturaleza, pues se desgañitaban gritando que no cederían a la tentación de Satanás, y que había un reino de los cielos esperándoles. ‘Sí’, pensaba el diablillo burlón, ‘haberlo, haylo, pero a ver cómo te las arreglas para entrar, chato’. Y es que hadas y ángeles se lo tenían montado a las mil maravillas, como corresponde. Tenían las puertas más cerradas que la fortaleza europea y vivían como pachás. Así que, ¡a buenas horas mangas verdes! </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Cuando el pobre individuo se convencía de que le habían vendido pesetas a duro, y que de ganarse el Cielo nada de nada, pues es que se le ponían unos colores rojos encendidos y unos sudores fríos de oler a muerto que para qué. El diablillo entonces sólo tenía que hacerle unas pocas cosquillas en el pecho y retarle a una carrera a ver quien llegaba primero a las puertas del Infierno, y en cuestión de segundos el ser humano se transformaba en eunuco currante y hala, otro embaucado para los dominios del Mal. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Así que, todos estos mortales, inmortalecidos mediante chanchullos y enredos, llegaban al reino de la lujuria frotándose las manos de todo lo que iban a disfrutar, librados ya del yugo creador y de la bondad, sin saber que de placer, ni olerlo, y que trabajarían sin descanso para barrer eternamente las miserias del Mal. Ellos contribuían, por lo tanto, a crear un ambiente enrarecido, descontento y agrio, muy propio del Infierno como se le conoce. Mientras que se adelgazaban y se llenaban de enfermedades, tenían que soportar cómo los demonios se cubrían de joyas y saltaban de fiesta en fiesta en sus narices. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">¿Pero a qué venía todo esto? A Rosalinda se le fue la cabeza, ya no sabía ni qué estaba razonando. Ah, sí, era sobre la tienda en que le habían vendido la pócima. Pues eso, que con tantos desgraciados dando vueltas por el Infierno, algunos se trataban de hacer pasar por verdaderos brujos y se habían puesto de impostores con sus tiendas, así que no había forma de distinguir quién era quién en aquel barullo que parecía el Oeste americano. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">La pomada era de color verde botella y olía a rallos. ¡Puaf, era horrible, ni en sus peores clases de conjuros le habían enseñado a hacer algo así! Trató de leer las instrucciones, compuestas por aquellos signos que su profesor de interpretación les había enseñado y que, más bien, parecían estar en arameo. Así que creyó descifrar que había que untarse de aquel potingue toda la piel y dejarla secar durante una noche. Mientras se la untaba, tenía que andar pronunciando sílabas mágicas, y comerse dos cabezas de pollo que hubiera degollado ella misma. Esta parte fue la que más le costó, mira que había visto veces a su madre cómo les retorcía el pescuezo antes de meterles en la olla, ¡pero es que no se le acababa la angustia! Así que, bueno, cerró los ojos, se taponó los oídos primero para no sentir los gritos de los animales, y una vez que le chorreó la sangre hubo de tragarse aquellas cabezas como si nada. ¡Buahhh, si eso era ser bruja vaya malos momentos que le esperaban! ¡Pero no, ella sólo lo haría esta vez y luego conseguiría su objetivo, lo sabían hasta los muertos!</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">La pomada picaba un montón pero también había leído que no se podía rascar. Y también tenía que tener cuidado con sus senos y con las partes pudendas, porque se las había dejado al aire y no podían siquiera rozar el pringoso pegamento de la pócima. Los senos, porque era lo único que tenía hermoso y no valía la pena arriesgar en ello, además mejor no le podían quedar. Y las partes íntimas inferiores no quería desperdiciarlas. Las hadas tenían una libido muy rara, según le habían contado su madre y otras brujas, y se les ponía la piel blanca y tiesa cada vez que tenían un subidón espiritual, pero de carne jugosa y excitada, ni sabían lo que era. Rosalinda ya había probado esos placeres carnales y libidinosos y no podía pasar sin ellos más que sin jugar. Además, que ninguno se daría cuenta allá en el Cielo cuando entrara, ¿pues no eran todos santones y virginales? ¡Qué iban a saber!</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Se sintió mal toda la noche. Con picores, escozores, ganas de vomitar, los ojos como platos como si se hubiera metido una raya de cafeína, y un sudor que igual era frío que caliente. Estuvo a punto de ir para la tienda a ver qué le habían endilgado y acuchillar a la falsa hechicera, en su caso. Ella, otra cosa no, pero mala podía ser un rato. ¡Y sino, menuda era su madre, la Juanorra, como timaran a su hija! Pero a su madre no se lo podía contar, se hubiera puesto hecha una burra y le habría requisado la pócima antes de nada. Simplemente, no creía en las transformaciones del género divino-maligno, y en los tiempos de los tiempos, desde que ella era ella, nadie nunca lo había conseguido. Es más, los que lo habían intentado se habían desvanecido. Las malas leyendas contaban que una infidelidad de ese tipo conducía a la evaporación del invertido y, lo que era peor, la infelicidad y malestar de todos los suyos por siempre jamás. Y esto último era lo que Juanorra no podía soportar, ni aún siendo su hija un maldito híbrido por culpa suya y de sus devaneos prohibidos. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Así que nada de madres y a aguantar. La fórmula mágica tenía que estar ya haciendo sus efectos, si las indicaciones no eran erróneas. Pero no se podía uno mirar al espejo hasta que la temperatura afuera alcanzara los ochenta grados, subiendo, y el viento soplara por encima de los cuarenta nudos. Tiempo de una mañana primaveral en el Infierno, por otra parte.</span> </div>Rosa Choverhttp://www.blogger.com/profile/09312537269342054550noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-1676268050923678642.post-81441711888463574092010-05-24T03:49:00.000-07:002010-05-24T03:49:26.035-07:00DOS: EL BELLO GARCILASO<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/_prqH2klhMiM/S_pY-iL6r8I/AAAAAAAAALU/9lNIos_HYZw/s1600/GARCI-KORTA.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" gu="true" height="400" src="http://1.bp.blogspot.com/_prqH2klhMiM/S_pY-iL6r8I/AAAAAAAAALU/9lNIos_HYZw/s400/GARCI-KORTA.jpg" width="400" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;"></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Garcilaso estaba profundamente dormido en los brazos de una bella dama, una de tantas en su azarosa y promiscua existencia, cuando le molestó un cosquilleo en la nariz. Se despertó apenas para estirarse los tres pelillos que le asomaban por encima del bigote y volvió a estirarse todo lo largo que era en el somier. Otra vez notó un siseo, como si un mosquito le rondara las barbas, y agitó una de sus delgadas manos para abatirlo de una tirada. Pero todo lo que consiguió fue que el mosquito saliera espantado de allí, para ir a parar a los dedos de los pies. Al ángel se le escapó una sonrisita socarrona, pensando esta vez, y ya medio despierto, que era la nenita, que quería guerra. Así que la achuchó delicadamente, pero ella ni moverse. Ahora el cosquilleo de los pies se había transformado en un tabanón del copote. Una mancha que empezó a enrojecer y escocerle entre el dedo gordo y el siguiente. ¡Así que el cabrito le había picado pero bien! ¡Y él creyendo que era un gesto sensual, vaya bicho más asqueroso! </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">De todos los insectos el mosquito era el que le daba más rabia. Una vez le picó en el trasero uno tan grande que, no sólo no pudo sentarse recto en una silla durante más de un mes sino, lo que es peor, no podía exhibirse desnudo en ninguna parte. ¡Él, ser perfectamente creado y moldeado donde los hubiera, con un bulto semejante en el pandero, de qué! </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">La picazón era tan fuerte que le desveló del todo y hubo de inclinarse a rascarse hasta que se sacó la sangre. Ya con los ojos bien abiertos, contempló en la corta distancia a la inmortal mujer con la que se hallaba. Arabella era tan bella que a él casi lo afeaba. Era verdad que cuando estaban juntos lo eclipsaba tímidamente, con sus contoneos y aleteando como una gacela, es que era irresistible. Por eso le tenía cierta manía, es que hasta durmiendo tenía que estar guapa, ¡qué barbaridad! En cambio, con Juanorra era otra cosa. Se le pusieron los ojos a hacer chiribitas y el vello erizado, ¡qué grima daba! Y cuanto más chirriaban los dientes y dañaba la vista su presencia, más se pavoneaba él a su lado. ¡Cómo se habían paseado por las fiestas mortales en sus buenos tiempos! Claro que tenía que ser así, entre humanoides y de incógnito, porque en sus reinos respectivos a uno de los dos le hubieran desorejado por cometer semejante fechoría. Pero los humanos eran otra historia, no se enteraban de la misa la media y se podía todo en sus dominios; eran casi casi tierra de nadie. Bueno, había sheriffs, policía secreta, efebeís, cias, contraespías, y demás subespecies, pero, ¿qué eran todos ellos contra los ejes del Mal y del Bien? ¿Acaso podían combatir armas lunares? ¿O fórmulas expansivas? ¡Pero si no tenían apenas cuatro ecuaciones mal analizadas! Se creían que sabían algo por haber llegado una vez a la luna, o haber descubierto vida en Marte. ¡Ay qué risa!</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Ya se le había puesto otra vez la cabeza del revés. Si es que no se podía hacer nada antes de las doce del mediodía, pero aquel pesado mosquito voraz le había despertado antes de tiempo, ¡maldita sea! ¿Qué hacer ahora? Las nueve y pico. Las halagadoras ya estaban escribiendo fórmulas mágicas. Las recatadoras remendando sus vestidos. Los cupidos dormían plácidamente. Pero Garci no era de ninguno de esos colectivos de los cielos, sino que pertenecía al grupo de musas inspiradoras. Era el grupo de más nivel y sólo los más bellos tenían acceso a la profesión. Ahora estaba haciendo de musa de un poeta ruso, Vladislav Kiminski, pero no le tocaba bajar a verle hasta las cuatro o las cinco de la madrugada de varios días más tarde, cuando Kiminski librara de su trabajo en la mina y, después de haberse puesto hasta arriba de vodka, escribiera los versos más amargos que Garcilaso había inspirado. A veces lloraban juntos releyendo los últimos pareados, y después Kiminski, completamente exhausto y más que borracho, caía rendido encima de la mesa. Menos mal que el ruso era algo vago y se inspiraba más bien poco. Ahora, cuando le cogía el tranquillo, era capaz de componer sus tristes sonetos durante horas y horas. ¡Una vez hasta treinta y cuatro horas seguidas estuvo! Y a Garci es que le cogía dolor de espalda, de riñones, bostezo… y lo pasaba fatal, porque se supone que una musa es que está pluscuamperfecta de principio a fin, ¡para eso cobra una pasta!</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Así que, entre guiño y guiño del poeta, la musa venga que bailar por los sitios de moda y ligarse a humanas calientes. Que las rusas y las checas para eso las mejores. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Abrió un orificio en la pared por donde visionó a Kiminski. Nada, estaba otra vez alcoholizado e inconsciente, y le habían dado una buena tunda, así que no llamaría a su inspiración lo más seguro que hasta dos o tres días después. ¿Qué hacer en el ínterin? Podía buscarse otros clientes suplementarios, pero es que luego se le complicaba mucho la vida a uno, que si vete corriendo todo el día de aquí para allá, que si sube para el Norte y hace frío, y luego para el Sur a pasar calor, y tres días aburrido y luego, ¡oye, que parecía que se pusieran de acuerdo los jodidos (con perdón) para inspirarse todos a la vez y no dabas abasto! Y todo para qué, para unas compras que es que no tenían ningún sentido. Si lo mejor era ir bien desnudo y pagarse un buen gimnasio, y para eso con Kiminski tenía más que de sobra. Hombre, y algún restaurante de vez en cuando, pero las musas tenían pelota en casi todos los locales chic de capital, así que solían salirle las veladas por cuatro duros. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Era lo bueno de ser ángel. Un poco de calderilla sí, pues para moverse por la Tierra cuando tocaba, pero nada más. Obviamente, en el cielo todo era un regalo divino, y en el infierno es que tenías que ir de estrangis sin remedio, a no ser que quisieras que te pillaran infiltrado y sufrir el castigo del fuego eterno. En cambio los mortales, ¡oye mira que se lo habían montado mal! No sólo disponían los pobres pringados de un tiempo limitadísimo, setenta años de bonanza en el mejor de los casos (después todo eran achaques y problemas de senectud), sino que se pasaban en el currendele más de la mitad. Ah, sin olvidar que antes tenían que aprender un montón de cosas absurdas en unos centros que llamaban ‘escuelas’ y que a lo único que les enseñaban era a trabajar. Garcilaso lo sabía bien porque en un momento dado, en que se quedó lo que se dice pilladísimo por una mortal francesita de pro, quiso apuntarse con ella a la Universidad, y pedían una serie de documentación tan extensa que si no llega a ser por las falsificaciones que le hizo De Angelis… ¡todavía está esperando la ficha de admisión! Y vaya, una vez lo consiguió, pensó que sería un sitio interesantísimo para aprender a pescar, a besar con propiedad, a pintar, a festejar con elegancia… pues nada de eso, sólo se podían aprender unas absurdas lecciones que, en definitiva, no servían más que para trabajar. Además, es que no cesaban de preguntarle qué quería ser él, en qué se quería especializar. Y cuando les dijo que lo suyo era ser musa profesional, profesores y alumnos comenzaron a reír pensando que era un cachondo. ¡Cachondo él, si era de lo más serio en su dedicación! No sabían cuán sacrificado podía resultar beber vino hasta las tantas con los artistas, y aguantarles sus perogrulladas, y soportar a inútiles que se creían genios. Bueno, aunque pensándolo bien, los peores eran los genios de verdad. Una vez tuvo que sustituir a la musa de Picasso, y Picasso, al no ver al de siempre se pilló un rebote que Garcilaso casi no lo cuenta. ¡Vaya tirano! ¡Sería muy bueno en la cama y con el pincel, a juzgar por el éxito, pero no había quien lo aguantara! Él prefería a los tipos como Kiminski, sin grandes pretensiones, pero que hacían de su vida un poema y vivían sin pedir nada a nadie, ni siquiera admiración. ¡Esos sí que eran unos tipos admirables! </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Él, desde luego, no hubiera podido ser artista, de ser humano; requería un esfuerzo imposible según su modo de ver. De haber nacido mortal, e igual de guapo, se hubiera ganado la vida con su cuerpo, como modelo o cosas peores, que de todo había visto. Pero nada de estudios ni de gaitas, y menos aún de ingenio y creatividad, ¡con lo cansado que acababa sólo de mirarles!</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Así que, después de su corta experiencia universitaria, sacó dos conclusiones. La primera, que la francesita ya se podía buscar a otro que la distrajera. Estaba muy buena, mejor hasta que algunas mujeres-musa. Ahora, que ni todo lo rica que resultaba era suficiente para paliar los inconvenientes de aguantar las parrafadas de política y filosofía que le tuvo que escuchar en las dos o tres ocasiones que cenaron juntos. Ella venga que darle al pico, que si el mundo esto, que si los árboles lo otro, que si los recursos naturales son escasos, que si la cumbre de la tierra… y él buscándole las bragas por debajo de la mesa y asintiendo con la cabeza. ¡Aquello es que no se podía soportar! </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">La segunda conclusión fue más de ámbito general, pero en la misma línea. Es que los humanos se habían dedicado a complicarse la corta existencia de una forma que se tenían que aburrir de lo lindo. Todo el día andaban con facturas por pagar, con recibos que cobrar, con números rojos que les agobiaban, contando los días para las vacaciones. Ah, eso también, es que encima resulta que no les gustaba nada trabajar. ¡Es que era la leche! ¿Pues no se habían impuesto unas obligaciones laborales y unos horarios y unos jefes que eran peor que mil demonios? Pues aún con todo y con eso, lo que les gustaba era contar los días de trabajo que necesitaban para tener uno de ocio. Y sin ocio no rodaba el mundo, porque era el fin de todo trabajo, unas ‘merecidas vacaciones’ como escuchó que lo llamaban. ¡Vaya, eran unos fenómenos! Es que además que no se habían propuesto, pongamos por caso, un día de trabajo por diez de ‘vacaciones’. ¡No señor, todo lo contrario, semanas y meses de aburrirse hasta que llegaban a un veraneo de cuatro diítas de nada! Recapitulando, que estudiaban para trabajar, y trabajaban para poderse divertir. ¿Será que el ocio les sabía a poco si no se lo ganaban antes de algún modo? Alguien le explicó que todo venía de un pecado que cometió una pareja que expulsaron del paraíso, y así se convirtieron en mortales y se tuvieron que ganar el pan con el sudor de su frente. Claro que sudar, se podía sudar de muchos modos. Garci sonrió maliciosamente; a él se le ocurrían cientos de maneras provechosas y nada desdeñables. Pero mejor no darle más vueltas, los humanos es que no tenían remedio. Además, bien mirado, mejor que no se dieran cuenta del invento y siguieran ensimismados en sus tareas del día a día, porque vaya jaleo que podían montar de descubrirse el pastel y ver que, en la noria de la vida, eran los únicos que tiraban de los hilos, mientras el resto retozaba indefinidamente en los balancines. ¡Nada, nada, que cuantos menos fueran a repartir a más tocaban por cabeza!</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: large;">Estaba en estas diatribas cuando notó que le tiraban de los pies y de las orejas con un empuje que ya sabía él lo que quería decir. Kiminski se estaba despertando del letargo y cogía el lápiz con una mano y la botella con la otra. En realidad, hacía un buen rato que le llamaba, pero él nada, con tanta imaginación pues se le había ido el santo de paseo. ¡Entre esto y lo otro habían transcurrido tres días y medio desde que le picó el mosquito aquél! ¡Desde luego que el tiempo pasaba en balde! Emprendió un vuelo rápido en dirección al Cáucaso y el poeta le recibió con todos los honores. ¡Si es que no había nada como hacerse esperar un poco!</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div>Rosa Choverhttp://www.blogger.com/profile/09312537269342054550noreply@blogger.com18