El club de las brujas

El club de las brujas

martes, 18 de diciembre de 2012

VEINTE: INTRIGAS EN EL RITZ



Lo que no sabía Garci, ni siquiera podía olerse, era que el primer necesitado en encontrar a la vieja bruja era su fiel amigo, y que albergaba planes que, de salirle según los había trazado, truncarían no sólo los días de vacaciones con su amante, sino la eternidad de sus idas y venidas.
El viaje desintegrador de materia había sido de lo más productivo para Dea. Además de echarse un sueñecito, que tanta falta le hacía, los últimos tres mil millones de kilómetros los aprovechó para maquinaciones turbulentas y muy codiciosas. Desintegrado se pensaba mucho mejor. Juanorra no estaría por la colaboración voluntaria, eso ni dudarlo. Y en Garci, desgraciadamente, no podía confiarse cuando se trataba de utilizar a su amada de cobaya. Bien sabía él que esto le podía costar una amistad milenaria, y en cuanto a la vieja, muchos eran los apuros que habían pasado juntos y su aprecio le tenía. Sin embargo, cuando se trataba de salvar su culo y ponerlo a buena distancia de la leprosería del reino, nada valían sensiblerías de última hora ni recuerdos fraternales. Ya sabía que Jota haría su aparición dentro de tres horas y media en el bar del hotel. A buen seguro que daría un espectáculo de tomo y lomo, con lo que aprovecharía el desconcierto circundante que se produciría para darle alcance y apresarla con alguna treta. Siendo el mejor amigo de su amante, confiaría en él ciegamente, y con la ayuda del soldadito raso que la acompañaba, la amordazarían como a un perro rabioso y la sacarían de allí en volandas. Tarea ardua, se mire por donde se mire, porque Juanorra enfadada metía unos mordiscos peores que los de un león. Por eso mismo tenía que conseguir comunicarse con el soldadito cuanto antes, y avisarle para que le diera algún estimulante del sueño. Si todo seguía según esos planes, en menos de una noche estarían de vuelta en sus dominios y la bruja más temida de Nowhere’s… sometida a la voluntad del primer espada del reino del Mal. Satán necesitaba una presa, un cebo, una historia alucinante en la que creer sin vacilar, y de ese modo Angelis ganaba un tiempo precioso para dar con la puta fórmula de la Energía oscura, y servírsela al Jefe con tostadas para el desayuno. Juana colaboraría en el embauque con la historia más increíble jamás contada, y esa vieja arpía se esmeraría lo suyo porque, si no lo hacía bien, de sobras era conocido que Satán ni se molestaba en castigar a las brujas traidoras, tenía suficiente con enviarlas a un proceso inquisitorial aquí en la Tierra que era peor que cien torturas de los cancerberos del infierno. Y no había peor agravio y humillación para ellas que someter su suerte a la ira de un Dios medieval y en manos de seres humanos.
-¡Eh, que se te ha ido la olla! Si no quieres nada más, me voy a acicalar para mi cita, ¿acudirás al bar a las ocho? Te veo allí y nos tomamos unas copitas los tres juntos, si no acabamos a tortas con el director del hotel después de las ocurrencias que haya tenido mi amor, claro está. ¡No te lo puedes perder!
-¿Decías que además había otra bruja que se había colado en el hotel?
-¡Anda, claro, la princesa! Se me había forget a estas alturas, debería ir a excusarme con ella.- Garci era un caballero por encima de todo, y no podía dejar a una dama a medias. –Es una cría, yo de ti no me preocuparía mucho por ella, más bien parece una colegiala que se hubiera escapado de parranda, ahora que, desde luego, es una maestra de la performance porque tiene un aspecto exterior extraordinario. Si no estuviera yo hoy tan pillado de timing… Lo que me desconcertó fue su cabello, tan ensortijado, tan rojizo y dorado a un tiempo, no había visto nunca nada tan parecido a mí, pero bueno coincidencias tiene la vida… voilà amigo Angi, te dejo con tus cosas. ¿Estás seguro de que no te aburrirás?
-No tendré tiempo, debería agenciarme las fulanas de Pierre y unas hierbas, tal y como le prometí, de modo que no se vuelva a vender a mejor postor con las últimas noticias…- dijo Angelis disimulando. –Nos vemos más tarde, y Garci, una cosa más…
-Dime- Garci se giró de nuevo sobre sus talones –¿te pasa algo? ¡Estás de lo más paliducho!
-Es esta luz tan clara, que me pone del hígado. No, nada, era solo que… bueno, que no te olvides de que, pase lo que pase, seguimos en el mismo barco, y que nuestra consigna es y permanecerá…
-¡El fin justifica los medios!- dijeron al unísono, y se despidieron con un abrazo.
Desde luego, había que ver, este Angelis le hacía a uno saltársele las lágrimas, en el fondo era un sentimental. Sólo por Juanorra sentía más pasión que por él, y de no ser por eso, hace tiempo que se habría hecho mariquilla.
Ahora tenía que ir a su habitación y ponerse como un pimpollo, con aquella camisa azulona de los cuellos largos, que a Jota la ponía tan cachonda siempre. Y una buena colonia que le diera un toque animal, a tono con los pestufos de su cachorrilla. Pero primero pasaría por la chambre de la brujita estafante, a ver si lograba descubrir a qué se debía ese aire tan familiar que se gastaba.
Subió ufano los peldaños, otra vez de dos en dos; no había estado tan en forma en su vida, y es que el brío que le daba pensar en Jota no estaba pagado ni con dinero ni con fama siquiera. Solo imaginarla en sus brazos y ya se le erizaba todo el vello desde la coronilla hasta los pies. Qué raro, ¿pues no había sido la cuatrocientos cinco donde la había dejado? Encontró la habitación abierta, la cama deshecha, y unos jirones del hermoso robe de nuit de la princesita por el suelo.
-Garçon, garçon! Ou est la femme de cette chambre?- preguntó Garci alterado.
-Oh, monsieur, elle semblait malade. Deux autres femmes l’ont amené avec elles.
-Ou ça?
-Je ne sais rien, monsieur, peut-ètre à l’hôpital?
-Comment elles étaient? Vite!- dijo Garci, depositando unos billetes en el bolsillo del mozo.
-Bien sur. Une était blonde et l’autre avec de cheveux rouges. Très haute la belle blonde, avec de chaussures Charles Jourdan très chic. Je les connais bien ces chaussures. Mais, par contre, elle ne semblait pas très habituée à les porter, elle a presque tombé deux fois. L’autre femme était beaucoup plus moche et me semblait une putaine, monsieur. Elle portait…
-Assez, merci.
Lo que se temía, los sabios disfrazados de prostitutas, y la pequeña bruja en el ajo, o quizá secuestrada. ¿Pero para qué? ¿Qué trampa querrían tenderles? Tenía que avisar a Deangelis, pero ¡merde, otra vez con el digital desconectado! Estaba visto que esta tarde no podía uno relajarse ni un minuto, ¡qué estrés! Desde luego, no parecía el momento idóneo para tomarse unas vacaciones, la cosa se estaba poniendo de guatemala a guatepeor, seguro que tanto revuelo tenía que ver con la última Conferencia y las conclusiones tan alarmantes, que no habían hecho más que exacerbar los ánimos. Como si lo viera, los envidiosos de Archifranco y Valenciennes les emulaban como pareja de confabulaciones secretas a él y al primer comandante del Infierno, pero vamos que no les llegaban ni a la suela de los zapatos! Lo único más preocupante es que había visto a su amigo muy abatido, pero tenía que ser el viaje que se había pegado, que era agotador. A decir verdad, ¿qué era eso tan urgente que le había traído a la Tierra? Dijo estar muy apurado, pero después se fue rumiando y sin haber soltado prenda, si le conocería bien, en algún misterio andaba…
Se dirigió hacia su habitación sin haber logrado aclarar nada de nada, y con la cabeza que le salía humo. Pensar en cosas serias más de dos horas seguidas le dejaba endolorido y no era bueno para la piel, así que se daría un baño de sales para compensar. Abrió su puerta y encontró todo en orden, menos mal. Puso un poco de música, abrió el grifo de la bañera y vertió unas cuantas sales de algas de mar. Por un rato se podía trasladar a la Polinesia y que unas bellas nativas le dieran un buen masaje. Llamaría a recepción y pediría un servicio high class, y un poquito de champagne. Sí, la vida terrenal tenía estos privilegios de ricos. En Celeste hacía milenios que se había suprimido la esclavitud, y los hijos de los hijos de aquéllos que un día se liberaron de ese yugo, habían prosperado tanto que había que pedirles hora con meses de antelación para conseguir un buen servicio de los de antes, y remunerarlo con alguna concesión especial. ¡Una gran cosa lo de las clases sociales, que todavía conservaban los humanos!
Justo cuando se relamía los labios de gusto pensando en el relajo que se iba a pegar, sonó el teléfono. Otra interrupción, ¡no daba crédito a su mala suerte!
-Diga- contestó con desgana, ni siquiera fingiendo afrancesamiento esta vez.
-Soy la princesa, venid a rescatadme, ¡os lo ruego!
‘¡Eh, qué haces con el teléfono ése, aparta de ahí pequeña!’. Garci escuchó una voz chillona masculina a través del auricular y un sonoro chasquido. Después colgaron. ¿Qué había pasado? Lo que se temía, los científicos locos, que a saber con qué fines habían secuestrado a la chiquilla y la tenían encerrada. ¿Pero dónde? Comprobó con la recepción que no le hubieran pasado ninguna llamada del exterior, así que tenía que ser de por allí cerca, o no, quién sabe. El hotel tenía más de trescientas habitaciones, con que como para ponerse a buscar. Aunque con las mismas, ¿cómo la habrían encontrado a ella? Sobornando a algún empleado, a buen seguro. Bueno, pues vaya fastidio, ahora cualquiera tenía la conciencia de pegarse un chapuzón polinésico con aquella cría metomentodo pidiendo socorro. Y Angelis más missing que nunca, ¡con lo fácil que era encontrar un par de furcias, sí que le estaba costando de contentar ese Pierre! Vale, pues algo ingenioso se le ocurriría a él solo como plan de rescate, y tenía que ser en menos de tres horas, porque el tiempo volaba…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

venga venga dile algo a la bruja!