El club de las brujas

El club de las brujas

martes, 27 de septiembre de 2011

CATORCE: ETERNAMENTE JOVEN


Valenciennes tenía bien pegado el oído a las puertas de la alcoba de Satán, y no daba crédito a lo que había escuchado. Él sabía de buena tinta que lo de Nowhere’s land había sido una bacanal de tomo y lomo, y que la vieja Juanorra era una bruja cuya única virtud era la de ser más fea que un pecado, pero de ahí a ser una científica y fabricar la Energía oscura… era mucho suponerle. No se lo creía, que no y que no, tenía que ser un chanchullo del Angel Redentor, uno más para no perder su buena estrella al lado del anticristo. Lo que más le dolía en las vísceras es que ahora que casi le había pillado el asiento, le vencía con otra idea genial, no era justo.

Por otra parte, de los días gloriosos de Satán no quedaba ni la sombra. El viejito estaba quemando sus últimos cartuchos y ahora se contentaba con cualquier truco. En sus buenos tiempos De Angelis hubiera sido pasado a cuchillo, y sus cataplines ofrecidos a los tiburones para que se los arrancaran de cuajo. Y ahora, ¡una mamadita y hala, a descansar! Estaba cantada la decadencia del imperio si seguían por este camino; por muchas energías oscuras que consiguieran derrotar, sin un buen Jefe aquello se convertiría en un reino de taifas sin cuartel ni mando. Pero él tenía otros planes, y no permitiría que nadie le tomara la delantera. Eso sí, tenía que desenmascarar a la vieja bruja de los barrios bajos y a su amigo el Redentor, antes de que le pisaran los talones con sus farsas. Tenía que descubrir qué se traían entre manos y, una vez que lo supiera, le ofrecería a Satán la cabeza de su primer comandante en finas rodajitas.

Llamó a su homólogo en el Cielo, Archifranco, para contrastar cotilleos y sabidurías:

-Mi buen colega, ¿qué te trae por estas ondas rítmicas?

-Tengo buenas news. ¿Tú te acuerdas de aquella vieja bruja con quien se acostaba el gañán de Garcilaso?

-¡Oh, no seas tan duro! El bello Garcilaso es toda una institución por aquí y podría estar escuchándonos. En el Cielo no hay secretos, mi buen amigo.

-Te llamo por línea restringida, un invento de mis ingenios que no falla, así que puedes estar tranquilo que no peligra tu integridad.

-Pues siendo así, hablemos en confianza, como siempre hemos hecho. No soy partidario de las críticas, no me lo permite mi condición, bien lo sabes. Sin embargo, ese pretencioso es inaguantable, cada día más. Y lo peor es que está a partir un piñón con el Jefe. Tú lo tienes mejor ahora, con la ausencia de Angelis en el Congreso te has ganado unos puntos que no veas…

-¡Qué va! Se ha inventado una patraña y Satán se la ha comido con patatas, pero yo le desenmascararé. ¿Te acuerdas entonces de aquella vieja bruja?

-¿De Juanorra, la leyenda? ¡Cómo olvidarla! Es más, te diría que sigue siendo la amante de Garcilaso casi sin ninguna duda. Se cuecen noticias aquí y allá de sus amoríos y encuentros furtivos, hasta el punto de que el colectivo de musas está que arde porque Garci está empalmado cada dos por tres pensando en ella, y deja abandonados a los artistas a su suerte y riesgo.

-¡No te fastidia! Cada vez me exaspero más. ¿Pues no tuvieron una niñita endemoniada?

-Cuentos de viejas. Yo creo que lo que tuvieron fue un fetito que se abortó por sí solo.

-Que no, que no, estás equivocado. En Nowhere’s land corren rumores de que la pequeña Rosamunda es hija de Garcilaso, y te diré que está a punto de cumplir los dieciocho. Es un engendro más feo que un pie de pato, pero con unas tetitas que ríete tú de la silicona. Son algodón puro.

-¿Y qué?

-¿Pues que dónde has visto tú en el Infierno unos pechitos tan apañados? Eso es cosa de brujería prohibida, y no puede más que ser lo que estamos buscando.

-No te sigo, pero para nada.

-A veces eres tan bien pensado que me asombro de que podamos ser amigos. La “tetitas” es nuestra baza de conquista, la oportunidad que estamos esperando. No había pensado en ello, pero la idea va cobrando vida propia a medida que mi excelso pensamiento se acelera. Ella tiene las partículas del bien y las partículas del mal, ¿no te parece fascinante?

-Y prohibido.

-Ése es otro frente a atacar, ¡sí Señor, a veces tu integridad suma puntos! Si llega a oídos de nuestros Jefes que sus primeros espadas joden en casa del contrario, apuesto a que los pelos se les ponen de punta.

-El mío nos tiene ligeramente preocupados, ahora que le traes a colación. Dios está de subidón y no para de levitar y tornarse de colores. Le estás hablando y lo mismo se pone rojo bermellón que color canela, todo menos contestarte una pregunta. Lo de la Energía oscura le ha dejado perplejo y me da que se aburre sólo de pensar en ello. Creo adivinarle detrás de aquellos ojos de lechuzo que se le quedan, le importan un rábano las miserias y quehaceres de los hombres, no digamos los divinos, y que el mundo gire a su alrededor, y si te soy sincero, me parece que le quiere dar una oportunidad al Universo ése para ver si hay suerte, coge protagonismo y es su momento para retirarse por el foro. ¡Para que veas!

-¡Pero ésa es una gran noticia! Tú boss atontolinado con la brujería blanca, el mío achacoso y facilón, pues es nuestro momento, Archi. Y la Tetitas nos servirá el plan en bandeja.

-¿Qué plan?

-Ahí te la lanzo. Un reino, y no dos, el Bien y el Mal confabulados en dos cabezas dirigentes, mitad mitad. Y tú y yo al mando.

-¿Pero has perdido el juicio? ¡Nos pasarían la cabeza por la trituradora! ¿Y la Tetitas ésa, o como se llame, qué pinta en esto?

-Es el experimento, ¿no lo entiendes? Es la prueba de que las sinergias del Bien y del Mal pueden cruzarse y crear seres superiores. Si mis cálculos no me fallan, esa chica es una eminencia por explotar, porque tiene todos los genes de lo peor y lo mejor de la inmortalidad. Si conseguimos adquirirla para nuestros fines experimentales, tendremos la clave del éxito en nuestra mesa de mezclas.

-Sí, claro, ¿y si se entera Garcilaso de que tenemos a su hija de conejillo de indias?

-No creo que a Terminator le importe un pimiento su hija, ni que sepa el santo de su nombre. Se ha convertido en un follador a mansalva y no hay quien le pare, y en esas circunstancias el pito te impide pensar, por muy ángel que seas.

-¿Ah, sí? ¿Y el primer espada del Infierno? ¿Cómo le pararás a ése los pies para que no te desbanque?

-Demostraré que es un farsante y le serviré a Satán la cabeza de la bruja madre en bandeja, que con mis sutiles torturas cantará como una almeja la trama que se traen. No sé todavía cómo, pero los descubriré. Tú vigila los pasos de Terminator, que a buen seguro andará siguiendo los de la vieja bruja.

-Dicen las lenguas que Garci se ha tomado unas vacaciones terrenales, y que pidió una habitación en el Ritz de París para siete días con sus noches. ¡A saber qué artista rica le ha ligado!

-¿Y si no ha sido una artista esta vez? Además, las artistas ricas ya no necesitan inspiración de musas, tienen a sus esbirros para que les hagan el trabajo sucio. ¡Esto tiene que ser cosa del amor!

-¿Quieres decir que se ha citado con Juana?

-Menos mal que a veces eres audaz. ¡Pues sí, eso pienso! Y si les pillamos tú y yo, el tanto que nos apuntemos será de órdago a la mayor. ¿Has dicho en el Ritz? Prepara un atuendo que nos vamos al paraíso terrenal, amigo Archi.

-¡Pero si tengo un montón de tareas aquí! La fórmula del elixir de la juventud está casi acabada; no obstante, hay algunas deficiencias del producto que me gustaría contrastar antes de lanzarla al mercado norteamericano… Hemos cogido prestadas, ejem, algunas ideas de los científicos norteamericanos en cuanto a células madre embrionarias reparadoras, sin embargo, no se adaptan tan bien como esperábamos a los estómagos regenerativos, y claro, por poco que coman, no dejan de quemar combustible y desgastar los motores... Si llega a oidos de Dios que los humanos pudieran encontrar la fórmula de la inmortalidad fuera de nuestro control, no quieras saber lo que me haría...

-Cuanto más hablas, más razón tengo. La Tierra es nuestro mercado natural, ¿no? El culto a la juventud eterna es la primera aspiración de que hemos dotado a los humanos, ¿sí o sí? Y vaya, si consiguen entender cómo regenerarse sin ayuda, ¡que nos veo de patitas en la cola del INEM! Entonces, ¿qué mejor que viajar al meollo del asunto y probar de una vez el elixir que has desarrollado?

-Tengo mis temores, porque todavía observo deficiencias en los efectos más inmediatos. Resulta que, de cien casos, hay un diez por ciento cuyas consecuencias son regresiones a la tierna infancia, y eso con suerte, así que, en vez de estabilizarse en los veinte, pongamos, te pasas un milímetro de la dosis y ya te has cargado el sistema digestivo, y el invento. Tengo que conseguir un mecanismo más eficaz antes de efectuar pruebas tan arriesgadas en carne humana. Lo cual es una pescadilla que se muerde la cola, porque mi jefe por un lado quiere resultados, pero por otro no quiere daños colaterales, así que mi equipo y yo estamos entre la espada y la pared.

-¡Qué idea, Archi! ¿Y si le diéramos ese brevaje a la hija de Juana? Con diecisiete años se nos revelará un poco, pero con doce o trece haríamos de ella una auténtica cobaya sin resistencia para nuestros fines.

-Eres perverso y rápido, ¡pardiez que si lo eres! Al no ser humana, los efectos son más difíciles de prever, pero si funciona desde luego que me coronan. Y a Dios no le importará una brujita más o menos, no les lleva la cuenta.

-Eres un cursi, ¡pero te quiero! No se hable más, prepara un atuendo conveniente y nos vemos en la Plaza Vendôme, en frente del Ritz en menos de un periquete, no hay tiempo que perder.

-Bueno, quizá que los novios no hayan llegado todavía.

-Mejor, así tendremos más tiempo para preparar nuestra treta. Iremos de mujeres, ¿qué te parece?

-Me gusta mucho ir de fémina, con alto tacón y de pelirroja.

-Siempre has tenido tu aquél de ramera, científico loco.

-Te dejo que me voy a hacer la pedicura, la manicura y una depilación a láser.

-Pues yo con estos pelos como cerdas, más bien me pasaré la gillete y arreando. Seré una fémina con hormonas masculinas y bien velluda. Me encargo de la reserva y nos encontramos en la brasserie de Pierre a las siete en punto de la mañana. Au revoir mon ami. ¡No me falles!