El club de las brujas

El club de las brujas

lunes, 24 de mayo de 2010

DOS: EL BELLO GARCILASO



Garcilaso estaba profundamente dormido en los brazos de una bella dama, una de tantas en su azarosa y promiscua existencia, cuando le molestó un cosquilleo en la nariz. Se despertó apenas para estirarse los tres pelillos que le asomaban por encima del bigote y volvió a estirarse todo lo largo que era en el somier. Otra vez notó un siseo, como si un mosquito le rondara las barbas, y agitó una de sus delgadas manos para abatirlo de una tirada. Pero todo lo que consiguió fue que el mosquito saliera espantado de allí, para ir a parar a los dedos de los pies. Al ángel se le escapó una sonrisita socarrona, pensando esta vez, y ya medio despierto, que era la nenita, que quería guerra. Así que la achuchó delicadamente, pero ella ni moverse. Ahora el cosquilleo de los pies se había transformado en un tabanón del copote. Una mancha que empezó a enrojecer y escocerle entre el dedo gordo y el siguiente. ¡Así que el cabrito le había picado pero bien! ¡Y él creyendo que era un gesto sensual, vaya bicho más asqueroso!

De todos los insectos el mosquito era el que le daba más rabia. Una vez le picó en el trasero uno tan grande que, no sólo no pudo sentarse recto en una silla durante más de un mes sino, lo que es peor, no podía exhibirse desnudo en ninguna parte. ¡Él, ser perfectamente creado y moldeado donde los hubiera, con un bulto semejante en el pandero, de qué!

La picazón era tan fuerte que le desveló del todo y hubo de inclinarse a rascarse hasta que se sacó la sangre. Ya con los ojos bien abiertos, contempló en la corta distancia a la inmortal mujer con la que se hallaba. Arabella era tan bella que a él casi lo afeaba. Era verdad que cuando estaban juntos lo eclipsaba tímidamente, con sus contoneos y aleteando como una gacela, es que era irresistible. Por eso le tenía cierta manía, es que hasta durmiendo tenía que estar guapa, ¡qué barbaridad! En cambio, con Juanorra era otra cosa. Se le pusieron los ojos a hacer chiribitas y el vello erizado, ¡qué grima daba! Y cuanto más chirriaban los dientes y dañaba la vista su presencia, más se pavoneaba él a su lado. ¡Cómo se habían paseado por las fiestas mortales en sus buenos tiempos! Claro que tenía que ser así, entre humanoides y de incógnito, porque en sus reinos respectivos a uno de los dos le hubieran desorejado por cometer semejante fechoría. Pero los humanos eran otra historia, no se enteraban de la misa la media y se podía todo en sus dominios; eran casi casi tierra de nadie. Bueno, había sheriffs, policía secreta, efebeís, cias, contraespías, y demás subespecies, pero, ¿qué eran todos ellos contra los ejes del Mal y del Bien? ¿Acaso podían combatir armas lunares? ¿O fórmulas expansivas? ¡Pero si no tenían apenas cuatro ecuaciones mal analizadas! Se creían que sabían algo por haber llegado una vez a la luna, o haber descubierto vida en Marte. ¡Ay qué risa!

Ya se le había puesto otra vez la cabeza del revés. Si es que no se podía hacer nada antes de las doce del mediodía, pero aquel pesado mosquito voraz le había despertado antes de tiempo, ¡maldita sea! ¿Qué hacer ahora? Las nueve y pico. Las halagadoras ya estaban escribiendo fórmulas mágicas. Las recatadoras remendando sus vestidos. Los cupidos dormían plácidamente. Pero Garci no era de ninguno de esos colectivos de los cielos, sino que pertenecía al grupo de musas inspiradoras. Era el grupo de más nivel y sólo los más bellos tenían acceso a la profesión. Ahora estaba haciendo de musa de un poeta ruso, Vladislav Kiminski, pero no le tocaba bajar a verle hasta las cuatro o las cinco de la madrugada de varios días más tarde, cuando Kiminski librara de su trabajo en la mina y, después de haberse puesto hasta arriba de vodka, escribiera los versos más amargos que Garcilaso había inspirado. A veces lloraban juntos releyendo los últimos pareados, y después Kiminski, completamente exhausto y más que borracho, caía rendido encima de la mesa. Menos mal que el ruso era algo vago y se inspiraba más bien poco. Ahora, cuando le cogía el tranquillo, era capaz de componer sus tristes sonetos durante horas y horas. ¡Una vez hasta treinta y cuatro horas seguidas estuvo! Y a Garci es que le cogía dolor de espalda, de riñones, bostezo… y lo pasaba fatal, porque se supone que una musa es que está pluscuamperfecta de principio a fin, ¡para eso cobra una pasta!

Así que, entre guiño y guiño del poeta, la musa venga que bailar por los sitios de moda y ligarse a humanas calientes. Que las rusas y las checas para eso las mejores.

Abrió un orificio en la pared por donde visionó a Kiminski. Nada, estaba otra vez alcoholizado e inconsciente, y le habían dado una buena tunda, así que no llamaría a su inspiración lo más seguro que hasta dos o tres días después. ¿Qué hacer en el ínterin? Podía buscarse otros clientes suplementarios, pero es que luego se le complicaba mucho la vida a uno, que si vete corriendo todo el día de aquí para allá, que si sube para el Norte y hace frío, y luego para el Sur a pasar calor, y tres días aburrido y luego, ¡oye, que parecía que se pusieran de acuerdo los jodidos (con perdón) para inspirarse todos a la vez y no dabas abasto! Y todo para qué, para unas compras que es que no tenían ningún sentido. Si lo mejor era ir bien desnudo y pagarse un buen gimnasio, y para eso con Kiminski tenía más que de sobra. Hombre, y algún restaurante de vez en cuando, pero las musas tenían pelota en casi todos los locales chic de capital, así que solían salirle las veladas por cuatro duros.

Era lo bueno de ser ángel. Un poco de calderilla sí, pues para moverse por la Tierra cuando tocaba, pero nada más. Obviamente, en el cielo todo era un regalo divino, y en el infierno es que tenías que ir de estrangis sin remedio, a no ser que quisieras que te pillaran infiltrado y sufrir el castigo del fuego eterno. En cambio los mortales, ¡oye mira que se lo habían montado mal! No sólo disponían los pobres pringados de un tiempo limitadísimo, setenta años de bonanza en el mejor de los casos (después todo eran achaques y problemas de senectud), sino que se pasaban en el currendele más de la mitad. Ah, sin olvidar que antes tenían que aprender un montón de cosas absurdas en unos centros que llamaban ‘escuelas’ y que a lo único que les enseñaban era a trabajar. Garcilaso lo sabía bien porque en un momento dado, en que se quedó lo que se dice pilladísimo por una mortal francesita de pro, quiso apuntarse con ella a la Universidad, y pedían una serie de documentación tan extensa que si no llega a ser por las falsificaciones que le hizo De Angelis… ¡todavía está esperando la ficha de admisión! Y vaya, una vez lo consiguió, pensó que sería un sitio interesantísimo para aprender a pescar, a besar con propiedad, a pintar, a festejar con elegancia… pues nada de eso, sólo se podían aprender unas absurdas lecciones que, en definitiva, no servían más que para trabajar. Además, es que no cesaban de preguntarle qué quería ser él, en qué se quería especializar. Y cuando les dijo que lo suyo era ser musa profesional, profesores y alumnos comenzaron a reír pensando que era un cachondo. ¡Cachondo él, si era de lo más serio en su dedicación! No sabían cuán sacrificado podía resultar beber vino hasta las tantas con los artistas, y aguantarles sus perogrulladas, y soportar a inútiles que se creían genios. Bueno, aunque pensándolo bien, los peores eran los genios de verdad. Una vez tuvo que sustituir a la musa de Picasso, y Picasso, al no ver al de siempre se pilló un rebote que Garcilaso casi no lo cuenta. ¡Vaya tirano! ¡Sería muy bueno en la cama y con el pincel, a juzgar por el éxito, pero no había quien lo aguantara! Él prefería a los tipos como Kiminski, sin grandes pretensiones, pero que hacían de su vida un poema y vivían sin pedir nada a nadie, ni siquiera admiración. ¡Esos sí que eran unos tipos admirables!

Él, desde luego, no hubiera podido ser artista, de ser humano; requería un esfuerzo imposible según su modo de ver. De haber nacido mortal, e igual de guapo, se hubiera ganado la vida con su cuerpo, como modelo o cosas peores, que de todo había visto. Pero nada de estudios ni de gaitas, y menos aún de ingenio y creatividad, ¡con lo cansado que acababa sólo de mirarles!

Así que, después de su corta experiencia universitaria, sacó dos conclusiones. La primera, que la francesita ya se podía buscar a otro que la distrajera. Estaba muy buena, mejor hasta que algunas mujeres-musa. Ahora, que ni todo lo rica que resultaba era suficiente para paliar los inconvenientes de aguantar las parrafadas de política y filosofía que le tuvo que escuchar en las dos o tres ocasiones que cenaron juntos. Ella venga que darle al pico, que si el mundo esto, que si los árboles lo otro, que si los recursos naturales son escasos, que si la cumbre de la tierra… y él buscándole las bragas por debajo de la mesa y asintiendo con la cabeza. ¡Aquello es que no se podía soportar!

La segunda conclusión fue más de ámbito general, pero en la misma línea. Es que los humanos se habían dedicado a complicarse la corta existencia de una forma que se tenían que aburrir de lo lindo. Todo el día andaban con facturas por pagar, con recibos que cobrar, con números rojos que les agobiaban, contando los días para las vacaciones. Ah, eso también, es que encima resulta que no les gustaba nada trabajar. ¡Es que era la leche! ¿Pues no se habían impuesto unas obligaciones laborales y unos horarios y unos jefes que eran peor que mil demonios? Pues aún con todo y con eso, lo que les gustaba era contar los días de trabajo que necesitaban para tener uno de ocio. Y sin ocio no rodaba el mundo, porque era el fin de todo trabajo, unas ‘merecidas vacaciones’ como escuchó que lo llamaban. ¡Vaya, eran unos fenómenos! Es que además que no se habían propuesto, pongamos por caso, un día de trabajo por diez de ‘vacaciones’. ¡No señor, todo lo contrario, semanas y meses de aburrirse hasta que llegaban a un veraneo de cuatro diítas de nada! Recapitulando, que estudiaban para trabajar, y trabajaban para poderse divertir. ¿Será que el ocio les sabía a poco si no se lo ganaban antes de algún modo? Alguien le explicó que todo venía de un pecado que cometió una pareja que expulsaron del paraíso, y así se convirtieron en mortales y se tuvieron que ganar el pan con el sudor de su frente. Claro que sudar, se podía sudar de muchos modos. Garci sonrió maliciosamente; a él se le ocurrían cientos de maneras provechosas y nada desdeñables. Pero mejor no darle más vueltas, los humanos es que no tenían remedio. Además, bien mirado, mejor que no se dieran cuenta del invento y siguieran ensimismados en sus tareas del día a día, porque vaya jaleo que podían montar de descubrirse el pastel y ver que, en la noria de la vida, eran los únicos que tiraban de los hilos, mientras el resto retozaba indefinidamente en los balancines. ¡Nada, nada, que cuantos menos fueran a repartir a más tocaban por cabeza!

Estaba en estas diatribas cuando notó que le tiraban de los pies y de las orejas con un empuje que ya sabía él lo que quería decir. Kiminski se estaba despertando del letargo y cogía el lápiz con una mano y la botella con la otra. En realidad, hacía un buen rato que le llamaba, pero él nada, con tanta imaginación pues se le había ido el santo de paseo. ¡Entre esto y lo otro habían transcurrido tres días y medio desde que le picó el mosquito aquél! ¡Desde luego que el tiempo pasaba en balde! Emprendió un vuelo rápido en dirección al Cáucaso y el poeta le recibió con todos los honores. ¡Si es que no había nada como hacerse esperar un poco!

18 comentarios:

  1. Muy bonito. No sabía que escribias tan bien. Solo había visitado tu otro blog. Me alegro de haber llegado a este.

    Un beso

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  2. XDXDXD!, si es que los humanos somos de lo más complicado. Inventamos el trabajo, y encima más días de trabajo que de vacaciones!, a quién se le ocurre?.

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  3. LA YOLI: qué bueno que digas eso, espero que te sigas divirtiendo con Rosalinda Garcilaso y el resto de la tropa!!!

    NATI: ya te digo, mirados desde fuera somos de lo más absurdo, pero mientras no nos demos cuenta hay otros por ahí que disfrutan a nuestra costa!

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  4. Y seguro que es verdad, que suena tan ridículo lo que hacemos desde una mirada celestial...

    Yo pensaba que no iba a encontrar mejor explicación del trabajo de una musa que el que leí a Paul Auster. Pero la tuya es gloriosa. Me he reído muchísimo, también con el mosquito, también con la francesita... Y ya estoy esperando más, claro...

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  5. JUAN RODRÍGUEZ MILLAN: Auster es uno de mis favoritos, pero ahora no recuerdo dónde habla de la musa... es una de sus novelas??? me alegro de que resulte divertido este Garci con el que tan bien me lo paso!!!

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  6. Eres divina Manuela! Yo también, ahora que miro el mundo de lejos y no estando ya tan dentro del "rollo", veo que somos estúpidos.
    Un beso Lola

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  7. LOLA: divino es Garci, que le ponen las feotas para verse más guapo todavía... yo estoy hoy que cumplo cuarenta+1, quisiera ser como Dorian Gray y que las arrugas le fueran saliendo a la de la foto!!! esas tonterías de que envejecer es bello y la arruga también, uff no sé si me convencen, pero mi hijo me cantó esta mañana el 'cumpleanos filiz' y con eso está dicho todo! un abrazo

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  8. Pobre Garci, tener que bregar con mortales que se ponen bragas, (es que esa francesita no encontró mejor prenda por París? jajajaja) supongo que los inmortales, por serlo, nunca crecen ni maduran. pueden estar en un eterno recreo de deseo y fiesta. Cojonudo que suerte. Un saludo, yo mientras voy a buscar una de esas pocimas de inmortalidad, y luego otra para hacerme guapo (ufff me falta tiempo jajaja)

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  9. En 'El libro de las ilusiones' relata una película ficticia realizada por un actor del cine mudo, 'La vida secreta de Martin Frost', la historia de un escritor y su convivencia con su musa. Esa misma historia la dirigió como película el propio Auster. Pero no tienes nada que envidiar a su visión de las musas, je, je, je...

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  10. CARLOS: yo justo hoy que cumplo años no me vendría nada, pero que nada mal ser inmortal... de paso que eternamente joven claro!!! en cuanto a guapa también me daría unos toquecitos aquí y allá jejeje... pero te diré que conociendo a Garci se aburre como una ostra en la vida de virtud que llevan por ahí arriba, necesita trapichear para sobrellevar el paraíso!

    y la vida secreta de Martin Frost no es también uno de sus últimos libros??? el último que he leído es Invisible y es uno de los mejores narradores de historias que conozco... gracias por el piropo, compararme con Auster en el día de mi cumple es sin duda el mejor regalo jejeje!!!

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  11. MUCHISIMAS FELICIDADES MANUEL.MIS MEJORES DESEOS PARA TI , QUE LOS 40+1 (COMO TU LOS ESCRIBES) TE TRAIGAN MIL COSAS BUENAS ..PERO NO TANTAS COMO PARA QUE TE OLVIDES DE NOSOTROS Y DEJES DE ANIMARNOS LOS DIAS CON TUS REFLEXIONES Y TUS CUENTOS....AY!!!!QUIEN TUVIERA UN GARCI PARA ALGUNOS MOMENTOS DE DESANIMO!!!!

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  12. FELICIDADES. Tu no eres Garci, tu no te aburririas....

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  13. ANOUK: gracias guapa, no dudes que seguiré en la brecha!!! Garci es un golfo relamido pero también tiene su corazoncito y le ha llegado el momento de asentar la cabeza... aunque él no lo sabe...

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  14. CARLOS: efectivamente, yo no me aburriría para nada... nos vamos conociendo jajaja!

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  15. Manuela, qué podemos hacer para cambiar el mundo tan absurdo en el que vivimos?? Solo deberíamos trabajar cuando queremos.
    me encantan estas historis de Garci y su manchita... sigue sigue

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  16. Anónimo: bienvenido/a! me alegro que te gusten las historias de Garci and company, y sí, él piensa que somos rematadamente idiotas con este plan de vida que nos hemos montado, pero está tan contento de que no nos demos cuenta y sigamos la tendencia, porque alguien tenía que trabajar y no iba a ser él...

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  17. Este Garci es la bomba, jajaja ¿No podríamos usarlo como candidato a presidente? Bueno, y de paso felicidades por ese cumple aunque sea con retraso. Siempre me ha fascinado el asunto de las musas y los musos, pero como dice Juan, este relato contiene la mejor explicación.

    Requetebesos

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  18. hecho Jo, que se quiten los Obamas y Sarkos del mundo que aquí viene Garci el Bello, preocupado por su aspecto y por la vida de los artistas, quién mejor para aunar voluntades y crear la sociedad multicultural del hedonismo?

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venga venga dile algo a la bruja!